sábado, 6 de noviembre de 2021
200 PUNEÑOS DEL BICENTENARIO
AGRADECIDO A LA MUNICIPALIDAD PROVINCIAL DE PUNO Y A FORO TV PUNO, POR LA DISTINCIÓN QUE HAN TENIDO A BIEN CONFERIRME, JUNTO A DESTACADOS PUNEÑOS QUE HAN CUMPLIDO DISTINTAS ACTIVIDADES EN PRO DE LA CULTURA Y EL PROGRESO DE PUNO
miércoles, 3 de noviembre de 2021
JOSE GABRIEL CONDORCANQUI
NEGACIÓN Y VIGENCIA DE TÚPAC AMARU II
José Luis Ayala
DIARIO UNO 31OCT21.
Todo
parece indicar que hasta aquí, en vano hemos esperamos nuevos y novedosos
trabajos de investigación acerca del Perú y, de modo especial, en referencia al
Bicentenario de la Independencia. Sucede que no es posible leer novedosas
propuestas para saber qué significan 200 años de vida republicana. No hay nada
nuevo, es como si el tiempo histórico se hubiera detenido. ¿Qué ocurre
realmente? ¿Qué pasa? Lo que sucede es que a los científicos sociales no les
interesa el análisis, la reflexión y, sobre todo la búsqueda de la verdad
histórica. La gran pregunta que aún no tiene respuesta es: ¿Cómo es el Perú en
el siglo XXI? Se trata de un desafío que causa mucho temor, es preferible
callar y “dejar hacer, dejar pasar”.
Heraclio
Bonilla, planteó la tesis que la independencia del Perú fue “concedida”, debido
a la presencia de ejércitos de Argentina y Chile, que “la ruptura fue impuesta
por las armas de San Martín y Bolívar”. De ese modo trató de demostrar que nada
le había costado al Perú un hecho trascendental. Por tanto, tampoco se
esforzaría por construir una sociedad distinta en beneficio de las grandes
mayorías maltratadas durante la colonia.
Sin
embargo, Heraclio Bonilla se equivoca cuando afirma: “Más increíble resulta el
papel de ‘precursor’ de la independencia que algunos textos le otorgan a Túpac
Amaru II a raíz de la rebelión de 1780, pues si tuvo algún significado en los
acontecimientos que se desarrollaron tres décadas más tarde, fue justamente el
opuesto al que se le asigna, en la medida que permitió la consolidación del
orden colonial como consecuencia del terror que inspiraba la movilización
indígena y, con relación a la articulación entre la crisis de la metrópoli y el
orden colonial ultramarino, libros como el de Francis-Xavier Guerra,
‘Modernidad e independencia sobre la revoluciones hispánicas (1992)’, han
demostrado más allá de toda duda la existencia de tal vínculo”. 1
Heraclio
Bonilla afirma sin embargo: “Todo lo anterior no quiere decir que no queda nada
por hacer. Por ello, el resultado más deplorable de aquella polémica desmedida
fue la eliminación de la agenda de las investigaciones de un problema crucial
para la explicación no solo de la crisis de 1821, sino sobre el papel
específico de esos acontecimientos en la trayectoria que después transitara el
Perú. Sería necesario seguir conociendo las variantes regionales y especiales
de las movilizaciones en el entorno de 1821, a fin de encontrar la
correspondencia de las estructuras específicas a partir de las cuales
emergieron”.
Sin
embargo, todavía hay tiempo para una convocatoria y así los jóvenes
historiadores, puedan ocuparse de un personaje cuya presencia es cada vez más
nítida. José Gabriel Túpac Amaru II el 4 de noviembre de 1780, inició un
movimiento libertario que no se ha cumplido. Es cierto que las condiciones
históricas ahora son distintas; sin embargo, las razones sobre todo humanas no
han variado. Una pregunta ineludible: ¿Cuándo dejarán de llamar algunos
historiadores (as) indios, indígenas, nativos, a las grandes mayorías de seres
humanos nacidos en el Perú, desterrados, invisibilizados por la cultura
oficial?
Charles
F. Walker, en su libro: De Túpac Amaru a Gamarra. Cusco y la formación del Perú
Republicano dice: “La incertidumbre sobre la naturaleza del movimiento de Túpac
Amaru se refleja en el estilo altamente ideológico con el cual ha sido tratado
por los historiadores. El levantamiento ha estado en el primer plano de
diversas interpretaciones y debates sobre el pasado, el presente y futuro del
Perú. Por otro lado, ningún período ha sido tan determinante en las discusiones
sobre lo que es el Perú y razones por las cuales está tan fuertemente dividido,
como ha sido la Guerra de la Independencia”. 2
Bartolina Sisa |
___________________________
1.-
Heraclio Bonilla. Metáfora y realidad de la independencia en el Perú. IEP. Pág.
26. 2001. Lima.
2.-
Charles F. Walker. De Túpac Amaru a Gamarra. Cusco y la formación del Perú
Republicano. 1780-1840. Centro Bartolomé de Las Casas. Pág. 37. 2013. Cusco.
CERRITO DE HUAJJSAPATA: VIGÍA DE LA CIUDAD DE PUNO
TESTIGO DE MIS AMORES
Omar Aramayo
D |
e niño vivía absolutamente sugestionado con la leyenda del
Cerrito de Huajzapata. Creía, que un monstruo inmenso se había desprendido de
la cordillera para venir a beberse el agua del Titicaca, y que Wirakhocha,
consternado, había arrojado desde el cielo un rayo para decapitarlo y luego
petrificarlo. No lo había pulverizado para que otros vieran lo que les pasa a
los osados. Podía verlo en sueños, temeroso que despertara y al fin diera
rienda suelta a su sed atroz, beberse el Titicaca. Muchas veces fui a
contemplar su cabeza decapitada, allí arrojada como un dado borracho.
Cuando lo recuerdo sonrío de mi inocencia y de mi feraz
imaginación, pero así son los niños. Claro que ahora, no hay modo de contar esa
leyenda a un niño, porque el cerrito, testigo de mis amores, ha sido lotizado a
gusto de los notarios y sus clientes. Casitas variopintas han invadido sus
faldas y solamente es posible contemplar la crestería superior, donde los
sicuris del barrio Mañazo y Altiplano, cada febrero en las vísperas de la
fiesta de la Virgen de la Candelaria, conciertan para dar inicio a la gran
festividad, y celebran litúrgicamente el alba.
Otra leyenda que me tenía en vilo, era la de las chinkanas
que parten de las bases del cerrito, de su pared lateral, al norte. Yo la
repetía como un docto, la había escuchado de los labios de mis tíos, le ponía
puntos suspensivo cuando la repetía a mis compañeros con los cuales faltábamos
a clases para ascender su escarpada cima y cumplir con los ritos del vaquero.
Un grupo de estudiantes carolinos, de quinto de secundaria, un día se
convirtieron, temerarios, en espeleólogos improvisados y se hicieron al fondo
de la tierra. Realmente no se sabe cuántos fueron, tal vez diez, uno de ellos
salió por la puerta del templo de Santo Domingo en el Cusco, los otros murieron
de hambre en las profundidades. El muchacho que libró de morir, salió con un
choclo de oro en las manos, medio loco, hablaba de una ciudad encantada allá en
la honduras.
Fue entonces que un alcalde medio loco mandó a tapiar ese
ingreso a la roca, fácil solución para que ningún otro insensato de nuevo se
atreviera. Eran dos o tres ingresos, uno bastante grande; visitarlos era
obligatorio para los vaqueros, nos descolgábamos desde la cima casi hasta la
base. Ahora es imposible, esas chinkanas han sido legalizadas por los notarios
de entonces y tienen fichas registrales. Lo que pertenecía a la imaginación y
al imaginario, pasó a la caja de los notarios. A nadie, absolutamente a nadie,
se le ocurrió ni se le ocurre, aun cuando el Cerrito de Wajzapata es patrimonio
de la ciudad, patrimonio colectivo, que podría ser un gran atractivo turístico.
En otro país luciría hermoso y brillante como la estatuilla del Oscar sobre la
mesa, para ser vista por todos, porque todos tienen derecho de verla. Es una
gran Huaca . Pero, en Puno donde se suele festinar la propiedad pública con
gran facilidad, no le tienen respeto ni siquiera al lago que intentaron
lotizarlo, ni pensarlo, parece que siempre hubiese sido así, terreno de nadie,
de los vivos, de los bravos, donde cualquiera que tenga unos centavos puede
mandarse.
Hace mucho tiempo, en esa cueva se alojaba un ladrón de
arrieros, ladrón redomado, que luego de asaltar a sus víctimas repartía el
producto mal habido entre los humildes de la zona, que debieron haber sido
muchos si pensamos en la pobreza endémica de los puneños. No se sabe realmente,
si fue en el siglo 18 ó 19. Eran los tiempos de Zapata, un Robín Hood del
Altiplano, temido por los comerciantes viajeros de entonces, que un día
decidieron acabar con él. Le tendieron una celada, recibió una herida grave,
pero salvó de morir de inmediato y cabalgó hasta la cueva que lo alojaba. Los
pobres del campo se arremolinaron a verlo al saber que se desangraba, para
preguntarle qué harían luego que él se marchara. Qué pasará con nosotros, señor
Zapata. Él en su último aliento, señalando a la hermosa y profunda chinkana,
les dijo, Wajh Zapata, he ahí otro Zapata, en alusión que era aquí donde
podrían guarecerse cuando fuesen perseguidos. Es la leyenda que le da nombre al
cerrito. He ahí otro Zapata, un bandolero generoso, un protector.
El cerrito de blanquecina tez, cenicienta, que en su estructura pétrea guarda la evidencia de fauna marina menor, conchas por ejemplo, como recuerdo de otras épocas cuando estuvo sumergido bajo las aguas, cuando el Titicaca era parte del viejo y extinto lago Ballivián, el Tariptatatkhota o lago del diluvio, tanto como el Desaguadero, el Popó y el Salar de Uyuni. Es el ombligo sentimental de Puno, no solo por sus leyendas sino porque aquí se celebra parte de los carnavales puneños y otras festividades.
En este espacio, que además es un gran mirador del Lago y su
horizonte, los puneños de fino gusto han visto cuajados sus amoríos más
nostálgicos, cuando se hace la tarde. A ello, precisamente, se debe ese wayño
que por título lleva, Cerrito de Wajzapata, que para los puneños de otra época
es un himno. José Gonzáles hizo un libro que reúne y estudia las cuarenta y
cuatro estrofas de la canción. Son letras de gran belleza literaria, de las
cuales se cantan solamente dos o tres.
Hace muchos años atrás me fui detrás de las pandillas, bien
acompañado, era un febrero verde, precioso; la música como la danza y el azul
del lago tuvieron su mejor performance. Más no se podía pedir. Sin embargo,
cuando uno de los grupos bajó y se fue directo al Kuntur para rematar, yo y mi
pareja aprovechamos para replegarnos entre las sombras de la noche que llegaba
caudalosa y se abrió el roquedal cómplice, gran protector del viento.
Distendidos del fuego de la pasión, descendimos hasta llegar
a la calle, cruzar la plaza e ingresar al club Kuntur. La gran serpiente de la
danza se desenrollaba entre sedas, panas, terciopelos, astracanes, éter,
mistura y perfume; en eso nos topamos con un viejo periodista abogadil que me
atacó en primera: ¿estás enfermo? Te veo pálido, me dijo. El pobre hombre no
podía adivinar lo difícil que había sido para mí, descender del cerro y sus
encantos.
EN EL DIA JUBILAR DE PUNO
Puno en cuestión: Aniversario sin luces
Christian Reynoso
El panorama de estos días no es para menos. Las irregularidades en la licitación para la construcción del nuevo hospital Manuel Núñez Butrón han terminado con la detención del presidente regional Agustín Luque y de otros funcionarios de la cúpula regional, mientras las investigaciones continúan. El hospital se inauguró en 1964, pero empezó a funcionar en 1965, y ha sido desde entonces el único centro hospitalario de mayor envergadura de la región. Tras más de cincuenta años era necesario construir una nueva sede, que cuente con equipos modernos y personal ultra calificado.
La mala gestión se puede extender a otros ámbitos de la región, en el sector urbano como rural, en la agricultura, la ganadería, el comercio, la industria. En tanto, la informalidad no se detiene, las universidades locales siguen siendo islas, el turismo no se potencia como eje transversal para el desarrollo puneño y los puneños parecen más preocupados en bailar la Diablada que en exigir un desarrollo en concordancia con los tiempos de hoy. A David Jiménez, Hernán Fuentes, Mauricio Rodríguez, Juan Luque, Walter Aduviri y Agustín Luque, los presidentes regionales, muy bien se les puede reclamar la falta de visión y acción. Ni se diga de los congresistas puneños.
¿Qué dice la ciudad letrada y la clase intelectual puneña frente a esto. La ciudad letrada que tanto se precia de ser heredera del bagaje cultural de intelectuales críticos y de gran valía que brillaron entre los años treinta y cincuenta? Nada. Una sola palabra. Más bien, agachan la cabeza o prefieren posar para los flashes mientras reciben diplomitas y reconocimientos justamente por parte de esas autoridades regionales, municipales y congresales ineptas, legitimando así la inutilidad, prestándose así a la farsa y traicionando a Puno, en vez de gritar. Un triste aniversario más.