“SOY JOSÉ MAMANI”
Por: Eland Vera
Es
parte de la rica tradición cultural puneña el surgimiento y desenvolvimiento de
agrupaciones o asociaciones que cultivan diferentes manifestaciones artísticas,
tradicionales y modernas. En los últimos años han surgido asociaciones
dedicadas al campo del audiovisual, el cine y las artes escénicas, dentro de
estas últimas destaca nítidamente la asociación cultural La Negra, liderada por
Julissa Paredes Ramirez.
Resulta
que La Negra ha puesto en escena una obra teatral desafiante e interpeladora,
ensamblada en una puesta en escena sutil, ordenada y de gran simbolismo. Se
trata de “Soy José Mamani”. Escrita por el ariqueño Fernando Montanares. La
obra ya ha sido montada previamente en Chile. La diferencia es que la versión
peruana o más precisamente puneña, tiene un aderezo especial, pues los grandes
temas y subtemas que subyacen logran encajar de manera acertada con nuestras
vicisitudes y enredos nacionales. La obra ha recorrido con gran acogida las
ciudades de Lima, Tacna, Puno y Cusco.
La pieza teatral nos presenta los diálogos de consultorio entre una psicóloga y José Mamani, un adolescente de origen aimara que rechaza el mundo cultural de sus ancestros, anhela ser lo más occidental posible y dejar de ser “eso” (leit motiv de su condición indígena que nos acompaña durante la obra).
La
crisis juvenil de identidad, razón por la cual la madre de José lo manda a
terapia, es la superficie visible de las fuerzas ocultas y contradictorias que
desgarran a no pocos peruanos. Por un lado, el mundo cultural indígena con su
potente carga expresiva. En la obra, las imágenes proyectadas de las danzas
autóctonas de los campesinos y el crecimiento acelerado del fruto de la papa
ofrecen un bello preciosismo audiovisual y lírico. Y de otro lado, la
aculturación de José expresada en monólogos que destilan su afán por ser un
joven urbano moderno sometido a los encantos de la cultura occidental.
Una
mirada cruda y plana nos diría que estamos frente a un joven alienado que
visita a la psicóloga. Pero hay algunos mensajes potentes que es importante
mencionar. Las sesiones de consultorio son el signo índice (pequeña parte de un
todo) que se halla conectada a los vestíbulos interiores y traumáticos de
nuestra historia nacional.
José
no quiere recordar de dónde proceden y dónde están enterrados sus abuelos. La
labor inquisidora de la psicóloga está dirigida a auscultar orígenes y develar
la matriz cultural de nuestro adolescente. Los peruanos somos hechura indígena,
procedemos de un mundo andino amazónico que ha soportado la imposición colonial,
la discriminación y el racismo. Producto de ello buscamos la salida del
blanqueamiento, operación perversa que se ve expresada en José. Se trata de la
colonialidad del ser que mueve los hilos de la aculturación. Lo extradiegético
(aquello que no aparece en el encuadre escénico), es decir, la migración, el
racismo, la madre, los abuelos o la hegemonía cultural tienen unos lazos de
acero con la diégesis minimalista organizada alrededor de la comunicación
interpersonal entre un paciente y su terapeuta.
“Soy
José Mamani” es una obra teatral de profundo sentido ético, pedagógico y
terapéutico. Es de esas obras que trascienden el análisis y el goce estético,
es una herramienta para sensibilizar al corazón, animar al espíritu y sanar la
identidad deteriorada que muchos peruanos cargamos.
Hay
un José Mamani instalado en la vida cotidiana de tantos peruanos que no han
logrado realizar un sano ajuste de cuentas con su pasado, tomar conciencia y
dar el salto personal que deseamos para nuestros conciudadanos. En esa línea,
es maravillosa la elección de la psicóloga como el puente que le permitirá a
José Mamani superar sus vicisitudes: se trata de una mujer y por tanto todo lo
que implica para un varón y para la cultura, la energía vital regeneradora de
la presencia sanadora de la mujer. Y también es crucial la decisión frontal de
elegir a la Psicología como la profesión bienhechora que nos acompañará en el
recorrido de la sanación y la terapia.
Finalmente,
la dirección de Julissa Paredes es disciplinada y soberbia, la actuación de
Gustavo Quispe (como José Mamani) y Romina Paredes (la psicóloga) cumplen el
objetivo de conmovernos. Sería largo mencionar a todo el equipo que ha
permitido la realización, así como los auspiciadores, pero deseo expresar mi
reconocimiento y aplauso. Hacer teatro de calidad en el Perú y más aún desde el
interior del país es una tarea de titanes que debemos respaldar y apoyar
efectivamente.
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Eland Vera es periodista y profesor de la UNA-Puno
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