TRAS EL NOMBRE DEL
CHARANGO
Carlos Chávez
Lencinas
Tomado de JULI ETERNO N° 2
Tuve la suerte de crecer entre las notas alegres y, a la vez
nostálgicas, de las cuerdas de un charango, en las que mi abuelo Manuel tocaba
y, para privilegio y orgullo de nuestra familia, aun toca en esas reuniones
familiares tan fraternas y que desde la distancia añoro. O cuando en alguna
radio local en nuestro pequeño Juli lo invitan para que interprete algunas
melodías, cosa frecuente cuando se aproxima el 14 de setiembre.
Esos huayñitos resuenan en mi memoria cada vez que pienso en
esa fiesta que, casi como en todas, en nuestra tierra, mezclan lo pagano y lo
católico. Para nosotros los paganos es la Kusillada en la que el Sajra Kusillo
hace de las suyas charango en mano, deleitando a
propios y extraños en la plaza
de armas, que seguramente será bien correspondida con una bebida para refrescar
la garganta, ya que (para los que no han disfrutado de la fiesta) debe fingirse
la voz para que no lo reconozcan y eso, cansa. Y para los católicos, es la
fiesta del Señor de la Exaltación.
El maestro pomateño Felix Paniagua, viruoso del charango. Tiene varios escritos sobre este instrumento |
Hay mucha controversia sobre el origen exacto del charango,
básicamente porque las fuentes escritas que la documenten fehacientemente
sencillamente no existen y, aunque podrían trazarse rutas históricas, siempre
habrá interpretaciones subjetivas que, por otra parte, no están mal. No debemos
renegar de ello porque, como manifestaba Niestche: vemos las cosas como somos
no como son.
No pretendo hacer un análisis completo del tema, solo
quisiera citar algunos puntos en los que sí hay acuerdos, que bien nos los hace
notar el charanguista Héctor Soto. Primero: El charango, tal cual lo definimos,
es un instrumento musical que ha supervivido esencialmente en las zonas andinas
de mayor influencia cultural quechua y aymara.
Eso es innegable y que debe ser un producto del mestizaje hispano y los
pueblos originarios de la gran meseta altiplánica. Segundo: El charango es un
instrumento musical de origen post hispánico, ya que en la época prehispánica,
los instrumentos de los aborígenes eras fundamentalmente los de percusión y
algo los de viento. Los documentos históricos más antiguos que testimonian su
existencia sólo datan de principios del
siglo XIX. Tercero: El charango es una “adaptación” de algunos cordófonos
europeos.
Este predecesor pudiera ser el mandolín, la bandurria, la
mandola, la vihuela, la guitarra, el timple, etc. Aunque lo más probable es que
éste, tenga un poquito de todos ellos, que fueron copiados, imitados o
simplemente reconstruidos o reinventados por los nativos y los propios
españoles que se quedaron en el continente. Esto explicaría la diversidad de
expresiones y variantes del charango que podemos encontrar hoy en día.
Sin embargo, en esta oportunidad, lo que intento explorar es
la etimología de la palabra misma: CHARANGO. Y, nuevamente, me remito a la
recopilación que al respecto hizo Héctor Soto, que nos muestra cosas
interesantes al respecto. Su análisis se basa en las definiciones del
Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. En su edición de 1734,
aun no aparece citada la palabra charango; sin embargo, hace referencia a la
GUITARRILLA (como guitarra pequeña, pero no hace mayores acepciones de esta,
como cuántas cuerdas llevaba).
En la Edición de 1780, aparece la definición de CHARANGUERO,
que al parecer no tendría relación con el charango, haciendo alusión a la
expresión usada en Andalucia para los buhoneros (que serían los vendedores
ambulantes de la actualidad). En 1852 aparece la acepción CHARANGA como música
militar más sencilla y económica que otras de su clase. Y la de CHARANGUERO, amplía su definición
como adjetivo de aquello hecho de manera tosca y grosera o el que trabaja así.
Recién sería, en la edición de 1899, que la Real Academia Española incluye el
término CHARANGO, haciendo alusión a una
especie de bandurria pequeña de cinco cuerdas y sonidos muy agudos que usan los
indios del Perú.
Es desde el año 1989 que la definición de CHARANGO sufre
algunas modificaciones, haciendo alusión a un instrumento, especie de bandurria
de cinco cuerdas cuya caja se construye generalmente con un caparazón de
armadillo o quirquincho, usado para sus danzas por los indios de América. Para el 2006, ya hace un deslinde de la bandurria, definiéndola como un
instrumento musical de cuerda, usado especialmente en la zona andina, parecido
a una pequeña guitarra de cinco cuerdas dobles y cuya caja de resonancia está
hecha de caparazón de armadillo. Aunque esta definición es más aproximada; sin
embargo, la circunscribe a que la caja deba ser de la caparazón del
quirquincho, lo que no es exacto. Para
la última edición que es la del 2014, hace la aclaración correspondiente: Instrumento musical de cuerda, usado
especialmente en la zona andina, parecido a una pequeña guitarra de cinco
cuerdas dobles y cuya caja de resonancia, hoy de madera, estaba hecha con
caparazón de armadillo.
En otras explicaciones, tal vez menos académicas sobre el
origen de este vocablo, están las que manifiestan que se debía al sonido que
emiten sus cuerdas al rasgarlas: CHAR, CHAR o CHARAN, a la que le agregan un
sufijo americano de connotación despectiva – ANGO, ya que en el arraigo popular
se cree que este instrumento era para ridiculizar la guitarra y, por lo tanto,
los españoles la despreciaban. Otras
quieren darle una etimología aborigen, así,
asocian la expresión quechua de CHARAN: empapado en agua de cieno y ANCU
nervio. CHARAN-ANCU (nervio empapado), o las voces Aymaras: CHARA: pierna o pie
y ANCU: nervio. CHARA-ANCU (nervio de pierna). Los que plantean estas
acepciones como su etimología, refieren que haría referencia a la forma antigua
de elaborar sus cuerdas con tripas o nervios de animales.
Como vemos, no cabe duda que lo esquivo de sus orígenes, se
traslada como no también, a su etimología. Así nos lo hace notar el musicólogo
Julio Mendívil en su trabajo “La construcción de la historia”: el charango en
la memoria colectiva mestiza ayacuchana. La historia del charango no puede ser
sino lo que siempre ha sido: un jardín de senderos que se bifurcan.
Kirkincho |
Finalmente, lo que podemos concluir de este periplo sucinto,
es que el vocablo es relativamente joven y que, si bien en un principio la
expresión misma y por ende del instrumento fuese privilegio del altiplano
andino, este se fue expandiéndose rápidamente hacia muchas zonas aledañas en
Sudamerica primeramente y, posteriormente, a otros continentes y que esta
difusión aún está en expansión.
Esto es de esperarse dada la
versatilidad del instrumento,
pudiendo acompañar casi cualquier tipo de música en el este noble aunque esquivo instrumento, me
parece prudente terminar con la expresión del reconocido charanguista Ernesto
Cavour: el charango es de quien lo sepa tocar, porque solo aquel que pueda
arrancarle a las cuerdas del charango esas melodías que emocionan el alma,
habrá podido capturar su esencia ancestral y traerla a nuestro días hecha
canción.
Quiero más instrumentos
ResponderEliminar