GAMALIEL
CHURATA,
“EL
PEZ DE ORO” Y LA VANGUARDIA DE PUNO 1
Valioso artículo el de José Varallanos.
Lo sorprendente es el desconocimiento que se mantiene sobre Gamaliel Churata,
casi igual como hace 60 años cuando Varallanos escribió este esclarecedor
artículo. Algo ha mejorado la presencia de Churata en nuestra cultura pero no
lo suficiente. Se encuentra encapsulado en el nivel de los entendidos. Los
esfuerzos de Omar Aramayo y José Luís Ayala han contribuido a que esta vigencia
no se extinga.
Como dice Varallanos, hay que situar El
Pez de Oro en la onda sísmica cultural de Guaman Poma, Vallejo y Arguedas.
Impulso creador que brota del ocllo de nuestro pueblo. De su hondura mas
profunda.
A leer El Pez de oro y rescatar a
Churata
Vicente
Otta Rivera · 19MAR18
José Varallanos
La primera persona que nos habló de los hermanos Peralta que
escribían en Puno, fue mi hermano Adalberto. Debió haber sido por los años 1923
cuando Mariátegui regresaba de Europa y había gran interés por saber qué decía
acerca de su experiencia política y viajes. No sé cómo Adalberto llegó a
conocer la vanguardia literaria y política que se desarrollaba en Puno. Pero
concitó mi interés por saber quién era Gamaliel Churata. Magda Portal puso mucha
atención especialmente política, Churata defendía los derechos de los indios.
Que un intelectual asumiera la defensa de la gran mayoría de siervos de
haciendas y al mismo tiempo, de los indios de comunidades, era un desafío y un
delito grave.
Gamaliel Churata de hecho se convirtió en el adalid y
ejemplo de un escritor aguerrido y valiente. Su interés por revelar a un indio
insumiso y desafiante, seguramente le causó una serie de problemas en una aldea
llena de gamonales y autoridades al servicio de la explotación del indio. La
primera persona que me hizo saber quién era realmente Churata fue el Dr. José
Antonio Encinas, después Ernesto More y finalmente Ricardo Arbulú Vargas.
Mi hermano Adalberto había recibido algunos números de una
pequeña revista literaria que Churata publicaba en Puno. No recuerdo su nombre,
pero debe estar refundida en mis archivos como otras publicaciones raras e
importantes de la época. Los textos de Churata eran compartidos entre pocos
jóvenes ávidos por conocer lo que ocurría en Puno. De modo que uno de sus
relatos muy celebrado por Adalberto cayó finalmente en mis manos y lo leí. Era
un alegato de defensa los indios frente a los gamonales, curas y negociantes en
lanas, una historia que traducía el conocimiento de Churata respecto a una
realidad y lo digo con respeto, mejor que el de José Carlos Mariátegui.
Así supe que Churata no era un indio sino un mestizo, el Dr.
José Antonio Encinas, lo describió como un niño rebelde, incluso con él había
tenido un serio desencuentro en la escuela donde era docente. Encinas era
director y profesor de aula, Churata el líder de sus compañeros de generación.
Encinas comentó la forma como lo había tratado una sociedad feudal infestada de
dueños de haciendas, el obispo y autoridades ignorantes en materia de
educación. Sin embargo, se sentía orgulloso de haber hecho posible que en Puno
surgiera un importante movimiento político y literario.
Debido a los textos publicados por Churata, Valcárcel,
Guevara, Sánchez, etc., etc. Pero sobre todo por la intensa campaña de Dora
Mayer, Pedro Zulen y movimientos de indios hacia 1923, Mariátegui puso gran
interés sobre el tema. Más tarde, desarrolló su tesis marxista respecto a la
realidad del indio. Un indio inolvidable a quien conocí fue Ezequiel Urviola,
lo protegía especialmente el médico puneño Enrique Encinas, hermano de José
Antonio. Urviola no era un indio en el sentido pleno de la palabra, era un
mestizo que devino en indio debido a su identificación plena con el indio
explotado. Siempre estaba acompañado de indios, llevaba documentos, papeles y
se veía francamente desnutrido, hambriento, enfermo, pálido pero no cansado ni
agotado.
Más tarde, conocí a todos los escritores puneños radicados
en Lima, se reunían en torno a Ricardo Arbulú Vargas. Tuve gran amistad con
todos ellos y Churata varias veces era el centro de conversaciones como elogios
interminables. Hasta que decidí escribirle a La Paz (Bolivia) con dirección a
un diario en el que trabajaba y me hiciera llegar un ejemplar de su libro “El
pez de oro”. Dicho sea escrito en honor a la verdad, primero lo vi en manos de
Emilio Vásquez. ¿Cómo llegó a él? Por intermedio de su amigo Emilio Mamani.
Churata me contestó que le escribiera a Mamani a Puno y así lo hice, de esa
manera “El pez de oro” finalmente llegó a mis manos y me puse a leer.
De hecho es un libro parecido al de Huaman Poma de Ayala,
escrito con palabras provenientes del quechua, aymara y español andino, fue lo
primero que me llamó la atención. Empecé a leerlo y quedé maravillado,
deslumbrado, asombrado. Me pregunté varias veces si estaba frente a un texto de
vanguardia, incomprensible para espíritus cerrados, conservadores y
provincianos. “El pez de oro”, no es un libro de fácil lectura, hay que conocer
a filósofos que alude y refutaba Churata, a veces discute o rectifica la visión
del mundo. Estoy seguro que la palabra “indigenismo”, fue un lastre, una
diatriba, un membrete limeño para desdeñar y clasificar como de menor valor, a
quienes tratan los problemas básicos de la peruanidad.
Cuando estuve por la mitad del libro, salvando todas las
dificultades de desconocer quechua, aymara y lo que Churata llama “lengua
kuika”6 entendí que había escrito uno de los libros más
importantes del siglo. “El pez de oro”, entonces no es un solo libro, son varios
sumados pero con una unidad dialéctica andina. Viene a ser otra forma de
escribir, dejando de lado la lógica cartesiana que nos ha impuesto la llamada
cultura occidental y luego la modernidad. Creo francamente, que con “El pez de
oro”, empieza otra literatura. Una literatura que va más de cuanto hasta aquí
se ha escrito y es la piedra fundamental, sobre la cual se edificará la gran
literatura que viene enseguida.
Por eso, “El pez de oro” no tendrá la crítica que merece.
Habrá que esperar todavía muchos años para que sea debidamente entendido por
las nuevas generaciones. Ahora hay mucha ceguera y nuevamente lo digo, no es
indigenismo y ese vocablo debería ser excluido para siempre. Churata no es
indigenista es vanguardista. Solo los serviles y pongos de la literatura con
carácter centralista, pueden repetir hasta el cansancio esa denigrante palabra.
Habrá que esperar con paciencia a otros escritores que lean con otros
instrumentos de análisis literario a Churata. Es que es así, esta generación
tan contaminada por prejuicios raciales y pésimos juicios literarios, proviene
de los desacertados criterios de Luis Alberto Sánchez, quien asevera que
Churata escribió “El pez de oro” en estado alcohólico. Nada más falso y
agraviante.
“El pez de oro” es un libro comparable al manuscrito de
“Amadis de Gaula” y “Ulises” de James Yoyce. ¿Churata habrá leído estos libros?
Sin duda. Su gran cultura abarca casi todos los conocimientos humanos. En cada
página el lector se encuentra con pensamientos de filósofos de la antigüedad y
modernidad, prácticamente su cultura oceánica lo abarca todo. Entonces, no hay
que esperar nada de la academia, de los círculos de literatos ignorantes que
infestan con sus teorías extrañas la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Todos los catedráticos de literatura repiten año tras año lo mismo. Tienen
miedo a renovarse, al análisis y a la investigación. De ese modo, Churata nunca
será debidamente estudiado, pero ya vendrá la renovación y ocupará el lugar que
le corresponde.
“El pez de oro”, no está escrito pensando en un lector de
ahora sino de siglos venideros. Churata desarrolla varios temas, por eso
parecería que no hay unidad literaria, es que la lógica es otra. Todo indica
que es un libro contra cartesiano. Es que todos somos hijos literarios de
Descartes, escribimos pensando (con el subconsciente), así desde hace siglos.
En cambio Churata se ha rebelado, ha escrito un libro subversivo desde la
semántica hasta una reflexión literaria. Se refiere a América como destino.
Nuestros escritores son locales, sus libros no abarcan un contexto amplio. En
cambio Churata es muy distinto a todos.
¿Por qué la crítica literaria no se ha fijado el él? Porque
no lee y quienes son insurrectos están destinados al más grave silencio. No hay
ningún texto de secundaria que se refiera a Churata. La ceguera, flojera y
miopía de los “catedráticos” es tan grande que varios de ellos no tienen la
menor idea. “El pez de oro” debería concitar un seminario, un análisis, pero
no, los especialistas están ocupados en repetir lo mismo y siempre, más de lo
mismo. Ese caso también se dio con César Vallejo, solo cuando la crítica
europea empezó a valorar su poesía, recién los “catedráticos” empezaron a
repetir lo que leían. Con Churata ocurrirá lo mismo, ya vendrán escritores andinos
que expliquen el significado histórico de “El pez de oro”, entonces los
académicos, como loros amaestrados repetirán los mismos conceptos. Basta.
1. Publicado por primera vez en la revista Atusparia,
Huaraz, 1959
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