CUBA, EL CENTENARIO DE FIDEL Y NOSOTROS
Por Gustavo Espinoza M.
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www.nuestrabandera.pe / 30 Nov. 2025
ara
evocar la vigencia de Fidel hay que recurrir también a la anécdota. Se cuenta
que en 1961, cuando Playa Girón, un entusiasta informante de la CIA desde La
Habana, envió un reporte confidencial y urgente a su matriz: Castro no pasa de
esta semana. Diez años más tarde, en 1971, luego de la guerrilla
latinoamericana, la oficina de Langley en Virginia recibió otra nota desde la
capital cubana: Castro no pasa de este mes.
Una
década después, en 1981, cuando la crisis de Mariel los agentes
camuflados de la CIA en Cuba aseguraron a su agencia: Castro no pasa de esta
década. En 1991, después de la quiebra de la URSS y cuando Fukuyama proclamó la
victoria mundial del capitalismo, el mismo servicio informó: Castro no pasa de
este siglo. Y el 2001, el documento remitido a la CIA, aseguró categóricamente:
Castro no pasa de este milenio.
También
en nuestro país ha habido quienes han augurado entusiastas “el inminente
colapso del modelo cubano” y la “caída inmediata” del socialismo en Cuba”.
Todos ellos se han situado a la cola de los medios de información que tienen
reporteros en La Habana, esperando que la desaparición física de Fidel marque
la caída del régimen en la Mayor de las Antillas.
En
cuanto al socialismo en Cuba, ya cumplió 66 años resistiendo vigorosamente el
bloqueo yanqui, sin moverse en función de intereses imperiales, ni a la espera
de las elucubraciones de analistas de pacotilla que lucen de augures de la
desdicha.
En
las condiciones más adversas, Cuba ha sabido diseñar el perfil de una sociedad
más justa en la que no existen las miserias, iniquidades y abismos sociales del
capitalismo, que agobian a pueblos como el nuestro.
El
Perú, como se sabe, está sumido en una profunda crisis. Aquí se han aplicado
las recetas neoliberales. Los gobernantes de turno –con la excepción de Juan
Velasco- han recibido, envueltas en papel de dólar las indicaciones para su
comportamiento en el área económica. La línea estratégica principal ha sido
formulada en negro sobre blanco por el FMI y ha consistido en una simple
máxima: otorgar las máximas facilidades a la inversión privada, y sobre todo
extranjera.
Así,
los gobiernos han tenido en sus manos la receta: pagar la deuda externa,
privatizar las empresas, desregular las relaciones de trabajo, eliminar los
controles, entregar en concesión las materias primas, permitir a los monopolios
asumir el manejo de los recursos energéticos, colocar topes a los salarios,
bloquear las pensiones, desarticular la capacidad productiva del Estado; y
muchas otras indicaciones para el tratamiento de la crisis de un sistema que ha
resuelto, quizá los problemas del 20% de los ciudadanos del país a costa de la
opresión y explotación del 80% restante.
La
población peruana, por eso, siente hoy en forma directa y dramática, los
efectos de una crisis que los cubanos no conocen. Allí, el país no está
sometido a las presiones del exterior para el pago de deuda alguna, las
empresas trabajan al máximo de su capacidad posible en las condiciones del
bloqueo impuesto por los Estados Unidos, las relaciones de trabajo están
pactadas entre el gobierno y los trabajadores y se basan en una lucha
concertada contra la miseria y el subdesarrollo; los recursos nacionales sirven
a Cuba, los salarios y las pensiones, modestas pero efectivas, se pagan;
la capacidad productiva del estado cubano está asegurada, y el país marcha sin
opresión y sin explotación desde que fuera proclamado como el Primer Territorio
Libre de América.
Hay
quienes aseguran que en Cuba hay gente descontenta. ¿Puede haber más
descontento allá que acá, donde el promedio de la población reconoce más de un
50% de rechazo al “modelo neo liberal” y de condena a las prácticas de la mafia
que acosa a la sociedad entera? .
Otros
aseguran que de Cuba se han ido más de 2 millones de cubanos que prefieren
marcharse en busca de una “libertad”, que no tienen en la isla. ¿Pero acaso del
Perú no se han ido más de 4 millones de peruanos sólo en últimos 20 años,
agobiados por la falta de trabajo, la miseria impuesta y la violencia
exasperante que carcome las raíces de nuestra sociedad? ¿No viven en los
Estados Unidos, Japón, o más cerca, en Chile o Argentina centenares, y aun
millones, de peruanos que huyeron de la crisis y abandono secular que los
oprime?
Aquí
-y esto lo ha reconocido la UNICEF- un tercio de los niños que nacen provienen
de vientres enfermos, atacados por el SIDA, la TBC, la hepatitis o simplemente
la desnutrición y la miseria. Estos niños no tendrán capacidad de
desarrollarse, de estudiar, de trabajar, de valerse por sí mismos. Vivirán en
condición de minusválidos. Y morirán pronto, porque están condenados por
nuestra “sociedad enteramente democrática” a perecer irremediablemente, ¡y sin
siquiera haber leído los sesudos artículos publicados acá por los enemigos de
Cuba!
.En
Cuba -después de más de 6 décadas de “oprobiosa dictadura comunista” ¿ocurre
esto?. Claro que no. La Organización Mundial de la Salud, la UNESCO, los
programas de Naciones Unidas ligados al empleo, al desarrollo y al combate a la
pobreza lo acreditan de modo fehaciente. Y lo ha subrayado recientemente cada
uno de los secretarios generales de Naciones Unidas en los últimos 20 años; y
aún cada uno de los Pontífices de la Iglesia, los Papas que visitaron Cuba
invitados por “el régimen rojo” de la Isla.
Que
Cuba afronta problemas serios, no cabe ninguna duda. Es un país que está
bloqueado desde 1960. Allí no llegan los medicamentos producidos en USA: y
cuando necesita para su pueblo medicamentos producidos en el mercado mundial.
tampoco puede obtenerlos, sino excepcionalmente y a costa del pago
de onerosas sumas de dinero en divisas ¿Lo saben los articulistas que atacan al
socialismo en Cuba?
¿Qué
ocurriría si el Perú sufriera no 66 años, sino apenas uno, un bloqueo como el
impuesto contra Cuba para escarnio del mundo? Los que se llenan la boca
atacando al socialismo, ¿resistirían sus efectos, o simplemente emigrarían
buscando confort
Hay “expertos” que aseguran -doctos y sabios, ellos- que la economía cubana “está deformada”. Y claro que lo está: los efectos del bloqueo y la quiebra de la URSS obligaron a Cuba a cambios dramáticos en su modelo productivo. Pero ¿acaso no está absolutamente deformada la economía peruana, un país sin bloqueo alguno que debe, sin embargo, reservar el 26% de su presupuesto al pago de la deuda externa y otro 26% a los gastos de defensa, y que sólo puede emplear el 13% de sus recursos para la inversión?. La diferencia estriba en que, pese a las deformaciones, en Cuba nadie se muere de hambre, los niños no piden limosna en la calle, no hay un millón de mendigos, ni crece la delincuencia como ocurre aquí.
Recientemente
el Perú se ha visto estremecido por dos fenómenos deplorables: una ola
delictiva que pone en grave riesgo la seguridad ciudadana, y un conjunto de
feminicidios, a cual más repudiable. En Cuba ¿habría sido posible algo similar?
¿Alguna vez en los más de 60 años de Revolución ha sucedido algo que pudiera
suponerse del mismo corte?
No, por cierto. En Cuba, la revolución continúa venciendo enormes obstáculos, en tanto que el mundo aprecia con horror cómo el Imperio somete, doblega y humilla a los pueblos y convierte a los gobiernos en dóciles instrumentos de sus políticas. Así ocurrió en Afganistán, Irak, o Siria ¿Alguien puede refutar esta realidad?
Todos
fuimos conscientes que un día la Revolución Cubana debería marchar sin la
presencia física de Fidel. Pero eso no significará que Fidel haya muerto.
¿O es que alguien cree que Simón Bolívar está muerto porque su cuerpo quedó
exánime en 1830 en Santa Marta; que San Martín no existe más porque su corazón
dejó de latir en 1850; ¿que Tupac Amaru, o Miguel Grau, o Francisco Bolognesi
pertenecen al pasado, porque perecieron en distintos avatares de la historia?.
Sin duda, no.
Los
hombres, viven en sus pueblos en la medida que interpretan sus inquietudes, sus
necesidades y sus rebeldías. Y Fidel, que vive hoy sus cien primeros años,
vivirá no sólo en el pueblo de Cuba sino en todos los pueblos del mundo después
que en este Milenio haya desaparecido de la vida material. De lo que ocurra con
Cuba, no hay razón para preocuparse: los cubanos sabrán cómo resolver sus
problemas. <+>


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