BOLIVIA:
REFLEXIÓN
GEOPOLÍTICA
POR José
Rodríguez Elizondo
"Si
AGL volviera a tener poder, chilenos y peruanos tendríamos que estar atentos.
Él tiene y mantiene tesis geopolíticas que nos afectan estratégicamente”.
Me
sorprendió leer que solo la semana pasada el expresidente boliviano Evo
Morales declaró “nuevo enemigo” a su exvicepresidente e ideólogo Álvaro García Linera (AGL).
La
insoportable levedad de la memoria humana está contagiando a la memoria
electrónica. Ese tema lo comentamos en esta columna el 10.4.2023, bajo el
título ‘Historia de dos binomios’. La noticia-noticia fue que AGL, influencer
de chilenos y peruanos refundacionales, requintó a Morales y
al presidente Luis Arce por estar disputándose el poder futuro y
desangrando a su partido MAS en el presente. La réplica de
Morales fue fulminante. Recordando que “el hermano Álvaro” fue su segundo por
14 años y tratándolo implícitamente de desleal, sintetizó su nueva relación en
una frase: “Tengo un enemigo más”.
Enemistados |
Lo
nuevo es que ahorita Morales está profundizando en su rencor. Hace poco dijo (o
reveló) que AGL no tiene título académico alguno y que manipuló a la justicia
para bloquear un proceso por falsedad ideológica al respecto.
Al
margen de esa estocada y de la olvidadera sobre la enemistad nueva, mi
pronóstico fue que, tras ese divorcio entre “Toro Negro” y “Toro Blanco” —según
chapas amistosas antes asignadas por el propio Morales— vendría la mutación de
AGL en actor político autónomo. Liberado de su dependencia como asesor (con o
sin diploma), trataría de convertirse en el tercer hombre efectivo del MAS y,
eventualmente, en su ideólogo gobernante.
Puede
que eso ya esté sucediendo. Perdida la esperanza de abuenar a su exjefe con el
actual presidente (si alguna vez la tuvo), “Toro Blanco” está promoviendo
como candidato presidencial a otro tercer hombre: Andrónico Rodríguez (35),
joven dirigente cocalero y presidente del Senado. Dice que este podría jalar
una nueva votación, “más allá de la que tienen Evo y Luis”.
En
apariencia, sería una nueva muestra de su vocación de Gran Elector o poder
detrás del trono. Pero, visto que la querella Morales-Arce podría
llevar al MAS a la derrota y que Rodríguez sería un volador de luces, también
puede ser una encuesta camuflada o una autopromoción inteligente. ¡Qué mejor
presidente que quien saca presidentes del sombrero!
Si
a fuer de plausible tal sospecha llegara a cuajar y AGL volviera a tener poder,
chilenos y peruanos tendríamos que estar atentos. Él tiene y mantiene tesis
geopolíticas que nos afectan estratégicamente. Pese a nuestra flaca memoria, no
cabe olvidar que fue el ideólogo de una América Latina plurinacional,
de una salida soberana al mar para Bolivia vía plurinacionalidad y de las
constituciones sin consenso que legitiman “una guerra social total”. En esa línea
apoyó, por interpósito Morales, una Constitución boliviana que
desconoce de manera unilateral —directa e indirectamente— los tratados de 1904
(chileno-boliviano) y de 1929 (chileno-peruano).
Encabalgados
sobre esos constructos, Morales y el presidente Arce se manifestaron felices
cuando una mayoría circunstancial de constituyentes aprobó la fragmentación de
Chile en 11 naciones. Luego, tras el contundente rechazo plebiscitario de la
única nación chilena, Morales se fue al Perú de Pedro Castillo para endosarle
su proyecto Runasur y, de paso, apoyar estallidos en Puno denunciados como
separatistas. Aquí en mi sur pasó colado, pero en el Perú fue denunciado por 10
diplomáticos top y el Congreso lo declaró “persona no grata”.
Hipótesis
para un dilema
Con
base en ese doble fracaso, es importante prever si, dependiendo solo de sí
mismo, AGL se renovará o mantendrá sus tesis injerencistas. Esas que llevaron a
algunos de sus lectores a calificarlo como “uno de los más importantes
intelectuales de América Latina”.
Tal
prospectiva es teóricamente importante, pues plantea un dilema filosófico:
hasta dónde es irreversible el ideologismo de los intelectuales y en qué medida
puede esperarse que la realidad les caiga en la cabeza. Ejemplificando, todavía
hay creyentes del marxismo-leninismo soviético, pero también están los que
asumieron su fracaso tras la extinción de la Unión Soviética.
Pero
más importante es el tema desde la contingencia política pura y dura, dado el
catastrófico momento que vive el mundo, América Latina incluida. Es que, ante
el silencio, temor o simpatía ideológica de los pocos gobernantes que califican
como democráticos, Cuba lleva 65 años de dictadura, la venezolana expele
millones de emigrantes y en Nicaragua se encarcela a cualquiera que disienta
del matrimonio Ortega-Murillo.
Más
grave aún, hay sospechas fundadas sobre redes entre dictaduras y organizaciones
criminales que permitirían eliminar opositores de manera expedita. Es un tema
candente aquí en mi sur, a propósito del espeluznante secuestro y asesinato del
teniente Ronald Ojeda, un militar venezolano disidente, fugado de la cárcel y
asilado en Chile.
La
cuestión de nuestro tiempo
Por
lo dicho, la cuestión de nuestro tiempo regional ya no es solo la necesidad de
fortalecer las debilitadas democracias. Ahora insurge una necesidad
complementaria: mejorar la correlación de fuerzas democráticas, frente al
triunvirato dictatorial y sus aliados transnacionales, con o sin prontuario.Ponchos rojos
Grave
sería que, en este momento del hemisferio, un país geopolíticamente central
como Bolivia siga favoreciendo tesis incompatibles con la
autodeterminación. La inminencia de un retorno de Donald Trump a la Casa
Blanca no es aliciente para las democracias que sobreviven y el
triunvirato quedaría mejor posicionado para nuevos fichajes. Además, se
ampliaría la plataforma para que potencias extrarregionales exportadoras de
armas —como Rusia e Irán— amplíen actividades poco medicinales en la región.
En
malas cuentas, con un Morales agitando el cotarro en su país,
en el Foro de Sao Paulo y en el Grupo de Puebla, Bolivia hoy está en
condiciones de cargar la balanza hacia las dictaduras duras o hacia las democracias
blandas.
A
estas alturas del peligro regional, cualquier prospectiva nos dice que la
segunda opción está lejos de ser poca cosa.
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Elizondo.
Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República.
Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy
en Perú y el mundo. <>
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