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a generosidad de José Luis Ayala explica mi presencia en esta mesa. Considero que mi único mérito para esta distinción es, quizá, haber conformado el Comité Peruano del Centenario del Nacimiento de Gamaliel Churata establecido en Lima en noviembre de 1996.
Es seguro
que a ninguno de los aquí reunidos nos es ajena la figura del extraordinario
escritor Gamaliel Churata, hombre representativo de su tiempo. Digo esto no
porque Arturo Pablo Peralta Miranda, el hombre llamado así tras el seudónimo
enunciado, sea el ejemplo de lo que fueron todos los que compartieron con él
las mismas circunstancias en tanto productos de la historia, sino en cuanto él
hizo todo lo que le fue posible hacer para conquistar su libertad y asumir su
potencial papel de creador de la historia. Es decir, Gamaliel Churata no ha
pasado a la historia, ya estaba como todos nosotros en la historia, pero pocos
ejercitamos como lo hizo él la capacidad de trascender a las contingencias,
mantenerse en pie, exponer el rostro propio, actuar distinguiendo lo particular
de lo general, lo contingente de lo real, lo inhumano de lo humano, lo
auténtico de lo inauténtico. Eso es lo que hizo Gamaliel Churata, por eso lo
reconocemos como un gran hombre, como un hombre descollante y creador de la
historia.
La
magnitud de su obra creadora
Por lo
escrito hasta ahora sobre Churata y, particularmente, gracias a contribuciones
invalorables como el libro que se presenta esta noche: Innata vocación
del escritor GAMALIEL CHURATA que tiene como editor al ilustre
intelectual José Luis Ayala, sabemos que Churata empezó a escribir desde los
años treinta del siglo pasado, siendo autor de El pez de oro, una
obra considerada medular del Perú y aún de América, y -en palabras de
Ricardo González Vigil- “probablemente la creación literaria más compleja
y ambiciosa llevada a cabo por puneño alguno” (Cit. Ayala 2017: 312).
La colosal
producción de Churata se extiende a muchos otros trabajos, entre los cuales el
volumen que hoy se presenta nos brinda información sobre El pez de oro, libro
de libros, que involucra otros como Españoladas, Pueblos de piedra, Mama kuka,
Puro andar, Morir de América, pero también nos ilustra sobre textos a los que
solo recientemente hemos podido acceder como es el caso de Resurrección de los
muertos. Ahora bien, todo este esfuerzo creador configura una anticipación
vanguardista, indigenista y filosofante (R.G.V). Es claro que el carácter de
tales atributos vino siendo todavía general y apenas indiciario. José Luis
Ayala nos ayuda a palpar más de cerca esta obra, al puntualizar que: a) La
escritura de Churata sigue una tradición andina distanciada con claridad de la
colonial imperante, b) Su vanguardismo conlleva una expresión de creatividad
cosmogónica, c) Se inscribe en la corriente de la escritura híbrida, d) Propone
una reconceptualización radical del deber ser de la literatura americana y de
las estructuras cognitivas de nuestro pensamiento crítico. Cada uno de estos
rasgos es tratado con seriedad y convicción por José Luis Ayala; de ahí que,
luego de una lectura detenida de su análisis, sea difícil desconocer el
carácter amplio, emergente, insólito, de la propuesta magistral de Churata.
El joven Gamaliel |
El
reconocimiento a la estatura intelectual de Churata
Año 2017,
la obra de Gamaliel Churata empieza a ser estudiada por importantes críticos y
académicos del siglo XXI. Tuvieron que transcurrir sesenta años desde la
publicación de El pez de oro (1957) para que pasara a ser
leído con avidez por un sector importante de lectores en nuestro medio y en
otras latitudes del mundo.
El lenguaje
rupturista empleado por Churata, la mezcla de lenguas o hibridismo lingüístico,
la estructura divorciada de la linealidad en sus libros y un supuesto carácter
onírico, habrían incidido en la limitada difusión de la obra churatiana hasta
años recientes.
Esto es
justamente, lo que se desprende de unas notas compartidas por Eloy Jáuregui,
para quien, en sus primeros encuentros, El pez de oro era un
constructo polisémico y polifónico que en las postrimerías de los años setenta
gozaba de una inexplicable oscuridad y complejidad. Centro de un debate
inaugurado en Puno en 1979 por Omar Aramayo en su tesis “El Pez de Oro, la
biblia del indigenismo”, a la que siguieron “Historia social e Indigenismo en
el Altiplano” de José Tamayo Herrera, y otros trabajos como “Las fronteras de
la escritura. Discurso y utopía en Churata” de Miguel Ángel Huamán escrito en
1994.
El conocido
crítico literario Ricardo González Vigil escribió en 1983 “en el Perú casi
nadie ha escuchado hablar de El pez de oro (¿cuándo será
reeditado? ¿quién publicará los numerosos inéditos de Churata, y recopilará los
seis mil artículos que dejó dispersos?)”.
Para hacer
breve el recuento, responderemos directamente que, sin duda, ha sido José Luis
Ayala el protagonista principal en la ardua tarea de editar, difundir e
investigar la obra de Gamaliel Churata. No solo ha jugado un papel decisivo en
sucesivas reediciones de El pez de oro (1987, 2011), sino que
ha promovido la reconstrucción del trayecto vital de Churata hasta convertirse
en uno de los mejores conocedores de su biografía; aquí en Innata
vocación de escritor están los testimonios que así lo demuestran: La
mesa redonda sobre la vida y obra de Gamaliel Churata (1991), la celebración
peruana del Centenario del Nacimiento de Churata (1997), la larga jornada por
la recuperación de textos inéditos de Churata, su participación en el Simposio
Internacional sobre Churata y el desarrollo de las epistemias en la era de la
globalización (Pittsburgh, 2016), y ahora, abreviando, la publicación de Innata
vocación del escritor Gamaliel Churata (2017) que así como en sus
empeños anteriores ha implicado la movilización de muchísimas personas con sus
testimonios, rescate epistolar, pesquisa documental, sensibilización
institucional y gestión cultural a diversos niveles. José Luis Ayala no solo es
un biógrafo de Churata sino que es un difusor informado de su pensamiento.
Diría que ha hecho más que contribuir al retorno de Churata desde el fondo del
tiempo, ha logrado que el autor de El pez de oro nos transmita
la energía vital que conservan sus escritos, un kamay primordial
que tanta falta nos hace a los habitantes de akapacha. Ya lo
había anticipado Churata, al afirmar que los muertos no solo hablan y viven a
través de los vivos, sino en el caso de los escritores ya sean poetas o
novelistas, hablan y viven (y fecundan, agrego) en los textos que dejan
escritos.
Debo
también señalar, sin embargo, que el papel de José Luis Ayala no se ha limitado
al de un ayudante de cámara -en el sentido asignado a este rol por el
filósofo Karel Kosic-, es decir su propósito no ha sido ni es, según creo,
mostrar la imagen de un héroe, el del gran Churata, en sus facetas visibles y
sus más humanas dimensiones, privadas éstas de sentido crítico por lo que
podríamos considerar un desborde de admiración. No, lo que debemos elogiar en
el andar, en el peregrinaje indesmayable de José Luis, es el deseo de motivar y
avivar el interés social por un pensamiento con fuerza suficiente como para
irrigar los predios de la libertad y la construcción de identidad desde el
mundo andino. Fruto de esa encomiable entrega, apoyada por otras mentes y corazones
igualmente comprometidos, es perceptible que el reconocimiento a Churata se ha
incrementado de manera exponencial y cualitativa, aunque sus lectores todavía
no sean lo numerosos que sería deseable.
La
universalidad de Churata
¿Cómo es
que Churata siendo un pensador muy particular, incluso sui géneris,
alcanza universalidad? El concepto de universalidad se aplica a elementos o
situaciones conocidas y/o utilizadas mundialmente. Con este adjetivo solemos
referirnos también a ideas o creencias que se basan en unas verdades válidas
para una mayoría o totalidad social determinada. En consecuencia, es posible
que existan y, de hecho, existen ideologías con pretensiones de universalidad
que se contradicen entre sí.
En la plenitud de su obra creativa |
Para
Churata lo andino está vivo, vigente, por lo tanto, en constante cambio y
construcción a partir y sobre sus propias bases de pensamiento. Eso explica su
decisión de escribir en español andino híbrido, esto es en español americano
que contiene palabras, conceptos de orden cosmogónico y metafísico, así como
una estructura de pensamiento, que provienen de la cultura andina y los
distintos idiomas originarios de los Andes.
La
universalidad de Churata, en términos de su presencia en la comunidad académica
global, es algo que ya se viene produciendo y sus alcances serán seguramente
mayores en los próximos años, pues cautivan su estética, su metafísica e
incluso su proyecto social libertario. La universalidad de su pensamiento,
considerando el valor que posee para orientar el desenvolvimiento de la
sociedad a construir desde los pueblos andinos, si bien relativa, es claramente
pertinente a las circunstancias y proceso histórico continental.
Dicho esto,
hermanas y hermanos en el seno de los Andes, solo resta agradecer a José Luis
Ayala su desprendimiento, que a la vez constituye una afirmación de sí mismo,
demostrada muy concretamente en su decisión de ya no ejercer el periodismo
cultural para dedicarse por completo a Churata, y seguir trabajando para que se
le conozca mejor. Churata ha pasado a ser raíz en el árbol milenario de la
cultura andina y José Luis es, hoy por hoy, uno de los mejores frutos de ese
árbol viviente, un fruto sazonado, de esos que aseguran el vigoroso futuro de
nuestros pueblos.
Lima, 18 de
julio de 2017.
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** Comentario expuesto en la
presentación del libro Innata vocación del escritor Gamaliel Churata publicado
por José Luis Ayala (Casa Museo José Carlos Mariátegui, Lima
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