domingo, 14 de agosto de 2022

HISTORIA REPETIBLE EN EL SUR DEL PERU

 13 DE AGOSTO DE 1868:

TERREMOTO Y TSUNAMI EN LA COSTA SURPERUANA

JuLio Manuel Valdivia Ochoa

https://jvaldihistory.wordpress.com/.../1868-el-dia.../....

En el 2020 se conmemoraron los 152 años del peor cataclismo que sufrió el sur del Perú en su historia hispana, el fatídico terremoto del 13 de agosto de 1868, también conocido como el terremoto de San Hipólito, cuyo epicentro fue las costa peruanas de Arica, actual Chile, el cual libero una energía equivalente a un sismo de 9,0 M, fue a las 5:15 pm de esa fresca tarde de invierno que la tierra remeció fuertemente nuestro suelo trayendo abajo las construcciones y viviendas sin diferenciar entre ciudades o pequeños caseríos del sur peruano, respecto de su duración existe muchas referencia, las cuales oscilan entre cinco a quince eternos minutos.

Dentro de las abatidas poblaciones se encontraba el aun infante pueblo de La Punta que para 1861 contaba con una pequeña población de 336 habitantes mientras que sus actuales anexos contaba con mayor población, Bombón con 104 habitantes, el pago de Pacocha y Catas con 1772 habitantes; Caleta de Cocotea con 241 y Amoquinto con 727 habitantes.

Habían pasado pocas décadas de su formación y consolidación, mayoritariamente su población se dedicaba a la agricultura, pesca y comercio de supervivencia, salvo algunas excepciones, sus pequeñas y rusticas viviendas demostraban las carencias propias de una economía estancada por un estado inestable, aun el boom comercial del ají hacia Bolivia no alcanzaba al valle, fue en este escenario que el suelo sacudió por completo la población y los campos de cultivo, en primer momento fueron destruidas sus construcciones entre ellas casas, haciendas e iglesia, entre las primeras víctimas que se mencionan en las pocas referencias de este cataclismo se encuentran los que fueron tragados por las tierra, al abrirse grietas en el suelo, como los infortunados hijos de Luciano Rendón Valdivia, vecino principal de La Punta o del misterioso y lisiado dueño de Hacienda, a quien quiso salvará Juan de Dios Llosa Torres, dueño de la Hacienda de Bombón, que Manuel V. Valdivia, editor de la revista el Valle, mantuvo en anonimato, otros fenecieron bajo los escombros, entre abobes, maderas y calaminas, pero toda esta desgracia inicial fue el preludio de una catástrofe sinigual por venir.


Minutos después de la convulsión, el mar abandono su lecho y se arrojó sobre los campos de cultivo y caseríos de delta del valle de Tambo. Conocemos de este tsunami por las referencias en los libros de la vice parroquia de Nuestra Señora del Carmen de La Pampilla en Punta de Bombón entre 1865 y 1868 que se perdieron por la inundación del mar, así consta en el primer libro que se guarda en el archivo arzobispal de Arequipa y dice:

 “Libro de Bautismos desde el tiempo en que falleció ahogado el Teniente Cura de esta Viceparroquia de Nuestra Señora del Carmen de la Pampilla en el que se encuentran apuntes de algunas partidas que pertenecen a los libros que se perdieron en la inundación del mar, que sucedió el día 13 de agosto del año del señor de 1868”.

Es gracias a un informe del Cónsul Británico G. Wilthew Lord Stanley que podemos conocer que en el valle de Tambo murieron 500 personas, aproximadamente por acción del mar.

También en una carta que remitió Don Juan Manuel López de Romaña, dueño de la hacienda Chucarapi, a su hijo Eduardo López de Romaña, futuro presidente del Perú, de fecha del 16 de Agosto de 1868, donde le comunica que:

“…Tambo y todos los valles han sufrido mucho, el mar salió y se llevo a Catas”.


Catas, era a la sazón el pueblo más habitado y de un floreciente desarrollo, balneario que Raimondi visito pocos años antes de este cataclismo, del cual dice:

“(…) El pago de Catas también es bastante grande y tiene varias haciendas, entre ellas una perteneciente a don Timoteo Valdivia y otra a su hermano (Dámaso Valdivia). También se notan en Catas algunas casas de regular aspecto y unas tiendas de comercio. Catas se halla situado casi en la misma playa a unas 8 o 10 cuadras de la desembocadura del rio. (…) Catas es importante por ser un lugar frecuentado por las familias arequipeñas en tiempos de baños”.

El baño de Catas, por ser próximo al mar, fue destruido desde sus cimientos. En el libro de defunciones de la parroquia de Punta de Bombón se menciona varias personas que perecieron “ahogadas en la salida del mar”. Entre ellos Petronila Valdivia Zegarra, esposa de Bruno Calderón y sus dos hijas menores Honorata y Maccimiana Calderón Valdivia, el Cap. Del Ejército Felipe Clemente de Bedoya, natural de Islay; Mercedes Delgado Valdivia, hija de D. Diego Delgado y María Magdalena Valdivia Talavera, hija de Damaso Valdivia Zegarra; María Santos Valdivia Luza, hija de D. Gerónimo Valdivia Fernández Davila y María Luza, encontrada esta última entre las cangras.

Por el sur el puerto de Ilo, fue destruido y junto con el sus olivares aledaños, según el testimonio de uno de los herederos de Don Fernando Zegarra, dueños de la Caleta de Cocotea, que era el desembarcadero de productos de contratando y almacén del guano de isla que se extraída de las islotes y puntas guaneras circundantes, indican que la Caleta de Cocotea y Pacay, en el momento del terremoto sufrieron la caída de gran cantidad de piedras a la quebrada y barrancos del mar, luego del colapso de viviendas y bodegas el mar ingreso bañando los islotes guaneros y destruyendo en las caletas todo a su paso.

Por su parte los frailes franciscanos de la Recoleta de Arequipa, continuaron pidiendo limosnas en los valles arequipeños como lo venían haciendo desde hace mucho tiempo; el 27 de julio de 1869, a un año después del terremoto, visitaron el valle de Tambo y anotaron lo siguiente:

“Los pueblos de Bombón y Catas desaparecieron en el terremoto de 1868 envueltos en las aguas del mar que los destruyo por completo salvándose muy poco de sus habitantes…”.

Es en esta profunda oscuridad, impregnada de horror y llanto que según la tradición tubo la actuación milagrosa de un cristo crucificado, al que todo el vecindario de La Punta llamaba EL SEÑOR, según el Dr. Manuel V. Valdivia Talavera, sustentando la información sobre este milagro indico “Tal es lo que nos dice la tradición pacientemente recogida del testimonio de los más ancianos de la Punta, testigos de estos hechos.”

En La Revista La Punta del Centro de Caballeros Católicos de La Punta, bajo el título “Escenas del terremoto del 1868 lo que cuesta un acto caridad con su enemigo” relata como en el horrendo terremoto el campo

“…se removía en todo sentido, abría sus fauces por todas partes, vomitando brea, aguas sulfurosas y piedra pómez”.

En el siguiente numero de 1933 el editor Dr. Manuel M. Valdivia menciona que el 01 de Enero es dia memorable, pues se celebra la llegada de la Imagen del Señor de los Desamparados, su fundación como pueblo, (…) y su salvación en el cataclismo del 68, de las embravecidas olas del mar, posteriormente se detalla el programa de su festividad titulando al Cristo de los Desamparados como “Patrón, Fundador y Defensor de la Punta” esto último por su acción ante el desastre natural antes mencionado.

A lo largo de los varios números de la Revista La Punta, se informa varias historias del terremoto bajo el titulo “Escenas del Terremoto del 13 de agosto de 1868” entre ella la de los “Enredesillados”, al cual relata que días posteriores del cataclismo 2 niños fueron encontrados por acción milagrosa entre aracantos, como un redecilla, la cual los salvo la vida, a la sazón los niños vivían en la época y eran conocidos como los enredesillados, asimismo relata otra historia “ El sauce salvador” en el cual se menciona que un poblador de catas, pueblo destruido desde sus cimientos por el mar, y toda su familia se salvaron nadando entre las aguas y buscaron resguardo en un sauce.


En otro relato indican que

“… que el mar había invadido todo, casas y campiña; solo había salvado la Iglesia en donde estaba el Señor de los Desamparados; formándose un semicírculo, la había dejado en seco, pues las olas silenciosas, pasaban mansamente por sus costados unas, y otras venían a morir lentamente tras del altar mayor en que se veneraba: todo lo demás, era embravecido mar”

Y sigue:

“… este hecho milagroso, constatado por centenares de sobrevivientes que durante la noche se cobijaron en el cerro, que está frente a la iglesia, es un testimonio patente de que aquel que todo lo puede, le dijo al mar “aquí no pasaras”.

Otro testimonio de este desastre lo tenemos en las publicaciones de la antigua revista La Punta, que dirigió Lino Benavente Lazo y Manuel V. Valdivia; uno de esos testimonios es el de José Miguel Cáceres quien dice:

“El mar se había salido bifurcándose en dos brazos, solo llego a unos 190 metros de la población (de la Punta), un brazo arrasó catas y llego hasta Guardiola y el otro avanzo hacia el pasto con dirección a Cardones […] en esta incursión las aguas cogieron a dos pescadores Don Juan Corrales y Don Manuel Tejada, ahogándose este último y salvándose el primero milagrosamente al prenderse desesperadamente a las peñas del cerro (…). Catas, pueblo más poblado y de mejor aspecto urbano que La Punta fue arrasado por el mar en su salida. Mucha gente se ahogó en la inundación; también se salvó gran número aferrándose a los palos, restos de casas y cangras. Después del cataclismo la codicia empujaba a los hombres hacia Catas en busca de las monedas de oro y plata que habiéndose enterrado en abundancia por el mar”.

Indica que fue en el cerro donde se edificó un capilla con las imágenes de la virgen dolorosa y San Juan y el Señor de los Desamparados,

 “vi que varias personas sobrevivieron cogidos aferrándose a palos, restos de casas y cangras”

finaliza diciendo:

 “Nunca olvidaré el cuadro de terror y de pánico que el movimiento ocasionó y el suelo reptaba como una gigantesca serpiente. Creo que el sacudón duro 3 minutos, fue tal la intensidad, que la tierra se abrió en algunos sitios, lanzándo hacia arriba chorros de agua negra y cenicienta. Cerca de la cuesta del cero de la pampilla, se tragó a dos muchachos de Don Luciano Rendón. Fue el 13 de agosto de 1868, día jueves, a las cinco de la tarde”.

Según, Lino Benavente Lazo,

“cuando el terremoto y maremoto del 13 de agosto 1868, fue esta imagen la que salvó a La Punta de que fuera arrasada por la inmensa montaña de agua que se venía de frente contra el templo. El señor se dijo: “No es posible que esta buena gente, tan laboriosa y creyente sufra la devastación de las aguas del mar. Creen en mí, me rinden el culto más sincero y no es posible que sean castigados por la naturaleza. Yo los ampararé.”

La colosal altura de las olas del tsunami quedò marcada en el morro de Arica
Según el Doctor Oscar Bisbal Álvarez, escribió para la revista La Punta de 1984 un cuento titulado “La abuela Tomasa” El doctor Bisbal al final de su narración menciona el recuerdo que tuvo su abuela del terremoto y tsunami del 13 de agosto de 1868:

“…y se acordaba que cuando el terremoto del 68, (1868) sobre este mismo cerro (bandurrias), ella niña y sus familiares tuvieron que guarecerse. Grandes grietas se formaron en el suelo, y el mar invadió la campiña arrasando haciendas y poblados. De tenue polvo se cubrió la atmósfera al punto de impedir la radiación solar lluvias llegaron a aumentar la angustia de las gentes allí congestionadas en un inmenso grupo. El pueblo de Catas situado a la orilla del mar, sucumbió por entero y el impulso de aquel, tomò el cauce del rio hasta la Pampilla para retroceder en tremenda resaca lamiendo el cerro en busca de la gente. Al pueblo de la Punta lo protegió el Señor pues fuera de derrumbes causados por el sismo el mar no lo tocò. Su avance solamente llego hasta detrás de la iglesia, y fue entonces que el milagro llamo a este señor, señor de los desamparados


Existieron manifestaciones de fe, luego de ocurrido el cataclismo de 1868, en el libro de actas de la “Archicofradía de Nuestra Señora del Carmen de la Punta de Bombón” se registra entre sus actividades una procesión que realizaba en la Punta de Bombón el 13 de agosto de cada año en memoria del mencionado terremoto; así mismo en la antigua revista La Punta se recogen testimonios de los hechos de aquel fatídico terremoto, así como actividades en la fiesta del Señor de los Desamparados recordando la salvación del pueblo de La Punta por acción milagrosa del Señor, representada esta actividad por una catarata y castillos en las vísperas.

 

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