HOMBRE ACUDE A FIESTA DE LA PACHAMAMA Y TERMINA ENTERRADO VIVO
Julio Sánchez | EL SOL DE PUEBLA 9AGO22
Durante todo agosto se
considera como el mes de agradecimiento a la madre tierra o la
Pachamama en las tierras andinas, por lo que las calles en la capital La Paz
suelen llenarse de ofrendas, rituales y mucho más para celebrar.
FOTO: https://twitter.com/GoComBolivia/
Es en las zonas rurales,
los ritos y las ofrendas suelen presentarse con mayor frecuencia ya
que, de acuerdo con la mitología andina, la Pachamama suele “despertar con
hambre”, por lo que debe ser alimentada antes de que comience la época
de cultivos y el ciclo agrícola.
“Lo
único que recuerdo es que pensé que estaba en mi cama y me he levantado para ir
a orinar y ya no he podido moverme más”, aseguró el hombre entrevistado por
diversos medios locales. “Con un movimiento rompí el vidrio del cajón, empezó a
entrar tierra y así pude salir. Me habían enterrado”.
Después
de lograr escapar, Víctor aseguró que todo formó parte de un ritual y
que posiblemente lo ofrecieron a él como sacrificio para la Pachamama,
en específico que fue utilizado como un sullu, un artículo presente
en las ofrendas.
Sobre
su explicación para esto, afirmó que al salir del ataúd encontró una
especie de ofrenda para la madre tierra junto a una infraestructura
que era parte de la ofrenda, pero que no se llegó a completar.
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OPINION SOBRE EL HECHO
SACRIFICIOS, DE
LLAMAS Y...
Agustín Echalar Ascarrunz, en su columna LA CURVA RECTA; diario PAGINA
7, La Paz, Bolivia, domingo 14 de agosto de 2022
La semana pasada se ha escuchado una denuncia muy sui
géneris, un hombre joven, que ciertamente no inspira simpatía, ha querido decir
a la policía y a los medios que luego de una borrachera amaneció en un ataúd y
enterrado, digamos semienterrado, porque pudo salir del féretro de seguramente
pésima factura, y de una tumba que no estaba muy cubierta.
El hombre ha dicho que lo quisieron usar como “sullo”,
aduciendo que lo hubieran querido enterrar vivo en una construcción, en una
especie de acto religioso, de sacrificio para la Pachamama.
Aunque lo que le ocurrió al hombre puede tener explicaciones
más pedestres, como una simple broma de pésimo gusto, y de gran peligrosidad,
cometida por unos mal entretenidos, lo cierto es que existen algunos detalles
que merecen ser tomados en cuenta antes de descartar un intento de sacrificio
humano.
Empecemos recordando que estamos en el mes de agosto, mes en
el que se hacen ofrendas a la Pachamama en La Paz y sus alrededores, y
posiblemente en otros confines de las tierras altas bolivianas también.
Recordemos también que de un tiempo a esta parte las
ofrendas a la Madre Tierra andina han ido convirtiéndose en actos cada vez más
escabrosos. Recuerdo que hace cuarenta años, en el famoso mercado de brujas de
La Paz, se podían ver fetos y embriones de llama a la venta, los cuales eran
utilizados para hacer ciertos rituales, incluidos el de enterrar uno de esos en
los cimientos de una construcción. Hoy ese comercio está multiplicado, y se
pueden ver también cadáveres de llamitas recién nacidas.
Hace unos 25 años presencié por casualidad una ofrenda mayor
en el mes de agosto, no era uno sino una docena de fetos los que estaban siendo
ofrendados en un recinto a orillas del lago Titicaca. En esa misma época vi el
sacrificio de una llama blanca que fue descogotada sin la menor compasión en
otra ceremonia. Pero ya hace casi 20 años, vi por televisión el horroroso
enterramiento en vida de unas llamas, todo para garantizar la buena suerte de
quienes habían contratado al imaginativo Yatiri.
Fue en ese momento que me pregunté cuánto tiempo tardaría
esta nueva religiosidad andina en saltar a algún sacrificio humano.
El problema con un manejo incontrolado de la religiosidad
está en la creatividad de los sacerdotes, yatiris o chamanes, y en la competencia
entre ellos, cada uno tiene que ofrecer a su clientela algo más novedoso y más
efectivo.
El cristianismo, con todos sus bemoles, fue un proceso de
modernización para esta parte del mundo y tuvo una oferta atractiva para la
población local. La antigua religión andina desapareció con su clase
sacerdotal, y lo que hoy tenemos, no son sobrevivientes de esa cosmovisión,
sino sobrevivientes de la realidad actual, gente que se inventa ritos para
poder venderlos y poder comer.
La denuncia del joven en cuestión debe ser tomada muy en
serio, inclusive para poder desechar el extremo de que se hubiese tratado de un
sacrificio humano. Y aunque no necesariamente combatido, el yatirismo no debe ser ensalzado, y debe
ser frenado con la razón.
El problema
un manejo incontrolado de la religiosidad está en la creatividad de los
sacerdotes, yatiris o chamanes
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