LECTURAS INTERESANTES
Nª 763
LIMA PERU 18 JUNIO
1971
AÑO NUEVO ANDINO
EL ECO HISTÓRICO QUE LOS POLÍTICOS NO OYEN
Escribe: Milcíades Ruiz
El día 21 de Junio tendremos la noche
más larga del año y por consiguiente el día más corto del mismo. Quizá usted no
lo sepa, pero hace más de 500 años ya lo sabían nuestros antepasados. Es el
solsticio con el que se inicia la estación de invierno en nuestro país y
marcaba el fin del año agrícola y el inicio del nuevo año. Había que festejar
por las cosechas obtenidas y agradecer al sol por su inmensa ayuda en la
obtención de alimentos y por el alumbramiento diario de la vida. Sin sol la
vida es imposible, el sol abriga, cura enfermedades, madura los frutos,
estimula reproducción y decide en todo.
Cómo no venerar al sol que nos trae la
vida. Esta era la lógica de entonces. En agradecimiento al padre sol había que
dedicarle honores y festividades. Pero también, pedirle que nunca los abandone.
Con el solsticio de invierno se alejaba y, había que pedirle que regrese. El
Inti Raymi o la fiesta del sol era como una celebración de año nuevo. En el
hemisferio norte del planeta (Europa. EE UU, Rusia, etc., el solsticio de
invierno ocurre el 21 de diciembre pero siendo nuestros dominadores de ese
hemisferio fuimos obligados a regirnos por el calendario de ellos.
Alienados por siglos de dominación
festejamos como año nuevo el fin de las cosechas europeas y el inicio de su año
nuevo que es distinto al nuestro. Ellos, entran al invierno cuando nosotros
entramos al verano. Sin embargo, festejamos el año nuevo con pinos y nieve
artificiales animados por la publicidad comercial más que por un sentimiento
social. Este ordenamiento mundial hace que nos olvidemos de lo nuestro y
sigamos costumbres extranjeras teniendo que adaptarnos a ese calendario como
patrón del tiempo para tener una sola medición. Así nos educan desde muy
temprano. Y aunque septiembre sea el séptimo tenemos que decir que es el noveno
mes.
Pero nada impide recordar la
grandiosidad de nuestra cultura ancestral y rescatar los valores enterrados por
la dominación. Nuestro planeta, se demora 365 días en dar una vuelta alrededor
del sol, cada vuelta es un año más. Pero su recorrido lo hace de manea
inclinada llagando a un máximo de inclinación el 21 de junio de cada año (23,5°
de inclinación). Por esa razón el sol lo alumbra menos, lo que equivale a más
horas a oscuras. Este hecho es lo que se conoce como solsticio de invierno ya
que a la vuelta de su recorrido se acerca nuevamente al sol y el 21 de
diciembre ocurre el solsticio de verano que es todo lo contrario.
Desde tiempos inmemoriales los pueblos
andinos identificaron los equinoccios (cuando el día dura igual que la noche) y
los solsticios, observando el entorno natural. Entonces elaboraron un
calendario de estaciones climáticas, 13 meses, semanas o lunas, días y horas
que les permitía una convivencia armónica con la naturaleza. Formaba parte de
la cosmovisión andina. Si ustedes no se han dado cuenta, estos días oscurece
más temprano. A las seis de la tarde ya está anocheciendo porque pronto
llegaremos al solsticio de invierno a partir del cual, la oscuridad irá
disminuyendo hasta igualarse con el día cuando llegue al equinoccio de
primavera.
Con el año nuevo andino, las labores
agrícolas entraban en descanso dejando que la tierra de cultivo recupere su
fertilidad. Había que planificar el siguiente año agrícola y en agosto tener
todo listo, esperando que la primavera traiga las primeras lluvias con las que
germinarán las semillas colocadas anticipadamente en los surcos. Si las lluvias
no llegan la producción agraria peligra porque a diferencia de otras
actividades el proceso productivo agrario es meteorológico y se trabaja con
seres vivientes, vegetales y animales, a los que hay que criar desde antes de
la infancia, alimentarlos, cuidarlos para que se desarrollen libres de todo mal
y den los frutos esperados. De esos frutos nos alimentamos todos, aunque
algunos solo los conozcan en el mercado.
La agricultura prosperó en el
Tahuantinsuyo más que en cualquier parte del mundo por la cosmovisión de
nuestros antepasados y la economía estaba centrada en este rubro siguiendo una
política de Estado en que los intereses comunitarios estaban por encima de los
particulares. Todavía no habíamos entrado a la etapa industrial por nuestros
propios medios cuando el proceso de desarrollo autónomo fue interrumpido por
los conquistadores europeos para servir a intereses extranjeros. Nunca más se
pudo recuperar la autonomía perdida.
En todo el territorio del incanato
había celebraciones al inicio del año nuevo andino, quedando hasta la
actualidad la festividad del Inti Raymi que se acostumbra hacerlo cada 24 de
junio. En Chile, se ha oficializado esta fecha como: “Día Nacional de los
Pueblos Indígenas”, en tanto que Bolivia ha decretado como feriado
inamovible al 21 de junio de cada año con suspensión de actividades públicas y
privadas, siguiendo el mandato constitucional.
Según la Carta Magna boliviana, la
diversidad cultural constituye la base esencial del Estado Plurinacional
Comunitario y la interculturalidad es el instrumento para la cohesión y la
convivencia armónica y equilibrada entre todos los pueblos y naciones, en el
marco del respeto a las diferencias y en igualdad de condiciones. “El Estado
asume como fortaleza la existencia de culturas indígena originario campesinas,
depositarias de saberes, conocimientos, valores, espiritualidades y
cosmovisiones, siendo su responsabilidad fundamental preservar, desarrollar,
proteger y difundir las culturas existentes en el país”.
Es verdad, el pueblo andino es uno
solo en su diversidad y la añoranza por el pasado esplendoroso comparado con lo
que sucede actualmente en los países de la cordillera de los andes revive el
fuego de un sentimiento patriótico ancestral anhelando restaurar y reivindicar
la cultura nativa sepultada como resto arqueológico por la cultura de nuestros
dominadores. Vayan donde vayan por los países del territorio andino encontrarán
ese sentimiento ancestral y la esperanza jamás perdida de recuperar el dominio
de nuestro destino que nos arrebató la dominación extranjera.
Muchos no estarán de acuerdo con esto,
ni con alentar utopías pretendiendo volver al pasado. Es verdad, pero allí está
ese sentimiento, anidado en el corazón de la población andina aunque a muchos
no les guste. No desaparece ni con los siglos. Todos saben lo mal que se
encuentra el país pero no quieren mirar atrás. Pero los peruanos ancestrales si
lo hacen y su presencia está
Si los políticos no entienden esto o,
no quieren saber nada sobre el resentimiento nacional anidado entre la masa
mayoritaria del pueblo, cometen un error al ignorarlo porque este embalsamiento
podría explotar en cualquier momento como revolución social incontrolable.
Prestarle atención a este fenómeno social es crucial. Es necesario abrir ya las
puertas para que los peruanos ancestrales tengan cada vez mayor acceso al
poder. Su participación en los destinos del país evitará desbordes sociales
impredecibles. No esperemos el derramamiento de sangre del Estado Incaico como
sucede actualmente en el Estado Islámico.
Por mi parte, creo que las
aspiraciones ancestrales son compatibles con nuestra perspectiva de un mundo
mejor, con un gobierno colectivo cada vez más representativo de las
aspiraciones populares y que tenga el coraje de reducir las bruscas
desigualdades sociales hasta alcanzar en el mediano plazo un sistema equitativo
de convivencia.
¡“Feliz Año Nuevo Andino” ¡llaqtamasikuna!
¡markamasinaca!
Junio, 2017
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