CHOLOFOBIA
Por Carlos León Moya
En HILDEBRANDT EN SUS TRECE Nº 691, 21JUN24
Los grandes empresarios
del Perú suelen tener una enorme complacencia con cualquier gobierno que les
asegure más ingresos. Aplaudieron a Alan García a pesar de lo poco que construyó
institucionalmente, miraron con eterna desconfianza a Ollanta Humala a pesar
de que los trató con más cariño del que merecían, y le repitieron a Pedro Pablo
Kuczynski una y otra vez que debía hacerle caso a Keiko Fujimori, a pesar de
que ella venía desmontando de a poquitos lo que había de país.
Rodríguez Pastor |
Por supuesto, durante
las protestas del año pasado, los empresarios apoyaron como barra brava a Dina
Boluarte. Cómo olvidar a Cayetana Aljovín, de la Sociedad Nacional de
Pesquería, regalándole atún a la policía cuando llevaban medio centenar de
manifestantes muertos y una masacre que incluyó entre sus víctimas a menores
de edad. Solo faltaba un sticker que dijese “les regalamos atún porque
hicieron grated a la gente”.
Nuestros empresarios se
mueven por el miedo, por supuesto. Pero hay un miedo que es entendible: el de
las pérdidas económicas. Finalmente, la obtención de utilidades es el motor de
un empresario. Pero que ese sea el único motor que tienen en mente a la hora de
dirigirse públicamente al país para hablar de política en
situaciones límite es otra cosa.
Pero le temen a algo
más. Para decirlo en triste: les temen a los cholos. Cholo que protesta:
miedo. Cholo que vota: miedo. Cholo que es votado: miedo. Durante el segundo
gobierno de Alan García, el director de un medio le dijo a un amigo que debía
poner una consultora, porque sus amigos, que eran grandes empresarios, “no
entendían a los cholos”. Y ese debía ser el objetivo de la consultora,
ayudarlos a “entender a los cholos”, textualmente. Puede que este amigo -algo
fanfarrón- haya exagerado la cita, pero coincide con todo lo que he visto,
incluso en el Estado. ¿Cómo piensa la gente en Cusco, ah? No lo sé. ¿Pero qué quieren?
No entendemos. Nada Quieren. Son impredecibles. Y de esa incomprensión surge
también el temor, por supuesto.
Por todo eso, es notorio
el cambio de postura de los empresarios hacia Dina Boluarte.
Hace un año, la única
encuesta donde Boluarte tuvo algún respaldo fue en la Encuesta de Gerentes
Generales de “Semana Económica”. En ella, el 71% de los gerentes encuestados
aprobaba su gestión, cuando en el país su aprobación era de apenas 14%.
Finalmente, ya no estaba
Pedro Castillo, y era lo que más les preocupaba a los empresarios. Además,
para decirlo en triste, les controló a los cholos del sur que no entendían. De
hecho, el 57% de encuestados dijo que lo que más les preocupaba a futuro era la
reactivación de los conflictos sociales.
En los siguientes doce
meses, el gobierno siguió durmiendo al interior de una joyería, y el Congreso
ha seguido manejando el país como si fuesen Mobutu Sese Seko (para no decir
“dictador africano”) porque, en verdad, hace tiempo que el África subsahariana se
parece bastante a nosotros ¿A quién nos podíamos parecer entonces? ¿A Europa?.
Y ahora, la aprobación a
Boluarte entre esos mismos gerentes bajó a un ridículo 12%. Sí, doce por
ciento, mientras que en el país está en 6%. La diferencia en la aprobación a
Boluarte que había entre empresarios y ciudadanos comunes pasó de 57% el año
pasado a solo 6% este año. Puneños y empresarios, unidos en la lucha.
Las razones pueden ser varias. Aunque “Semana Económica” lanza algunas suposiciones, su encuesta misma no muestra que los empresarios hayan adquirido algún interés en la construcción de instituciones. En realidad, todo sigue igual que el año pasado, salvo porque ahora no les preocupa tanto la reactivación de conflictos sociales (pasó de 57% el 2023 a 31% el 2024). Su principal preocupación es ahora el incremento de la inseguridad, pero el porcentaje es el mismo que el año pasado: 34%. Más bien, las preocupaciones institucionales bajaron ligeramente. La preocupación por la inestabilidad del sistema democrático pasó de 28% en 2023 a 24% en 2024, y el deterioro de las instituciones pasó de 24% a 22%. Lo que sí aparece ahora, y es interesante, es la preocupación por la corrupción y delincuencia en regiones, con 20%.
Es decir, los
empresarios pierden esperanza porque algunas cosas no avanzan, no tanto por el
deterioro del sistema democrático. Sin embargo, sí debe andar rondando una
idea. Desde que este gobierno no tiene manifestantes que matar, ha andado sin
rumbo como un pollo sin cabeza.
Empresarios y Boluarte
se unieron en un pacto de sangre que duró solo un verano. Ahora queda el
deterioro y la inoperancia. El congreso cogoteando la caja fiscal, el gobierno
entregando todo para que no lo vaquen, y los empresarios aguantando inversiones
por temor a que en las próximas elecciones gane un candidato antisistema que
ellos deploran, pero que ayudaron a crear. <>
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