DON ANSELMO Y LA CHUNGA
César Hildebrandt
En
HILDEBRANDT EN SUS TRECE Nº 674, 23FEB24
E |
expresé hace unos días, en el podcast de esta
revista, mi comprensión por la situación médica de Alberto Fujimori. Me conmovió
que el hombre dijera que se podía morir en cualquier momento, que los médicos le
habían subrayado aquello de “la muerte súbita” y que la detención domiciliaria
era una condena a muerte implícita. Pensé que era bueno no terminar pareciéndote
a tus enemigos y di a entender perfectamente que Fujimori debía seguir libre a
pesar de los enredos y suciedades del indulto.
La bella y la B |
Ahora tengo que admitirlo: fui un cojudo. Por
enésima vez, fui un crédulo, un engañado crónico, un burlado.
Fujimori reaparece en olor (veraniego) de multitud
en aquel Jockey Plaza que él ayudó a levantar y sale como portavoz patriarcal
del fujimorismo, que es, como sabemos, su partido, su legado, su fluido
corporal.
El ego velozmente recuperado y el hecho de creer que
está más allá del bien y del mal hicieron que Fujimori dijera la verdad: “el
gobierno de Boluarte va hasta el 2026 porque así lo ha decidido Fuerza
Popular”.
La rabieta de Keiko, su traidora exprimera dama, su
hija calcada, ha sido mistiana. Debe haberlo maldecido en japonés y debe
haberse arrepentido de no haber vuelto a frustrar el indulto consentido por el
Tribunal Constitucional que la obedece.
-iKuso ttare!- (maldito) debe haber gritado Keiko Fujimori.
¿Pero qué esperaba madame K?
¿Que el viejito regara rosales y se dedicara a las
tareas de la melancolía?
Alberto Fujimori es el dueño de la marca, el patrón
de los cielos, el jardinero de esa burundanga que te vuelve medio zombi y te
hace hablar como Martha Chávez y pensar como Absalón Vásquez y matar como
Kerosene.
Keiko ha enviado a dos de sus criadas para que
contradigan al patriarca. Vano gesto. Las palabras del líder renacido son
literalmente virales y siguen propagándose.
De ese discurso renacentista se desprende una
obviedad: que Boluarte le debe la estabilidad en el puesto a la mafia fujimorista.
Que la autora intelectual de una matanza de 49 peruanos esté en manos de una
organización que premió a los asesinos del Grupo Colina, es de lo más
coherente. Es un canje en el banco de sangre. Pero admitir ese pacto de morgues
es algo que sólo podía hacer el hombre que sigue sintiéndose caudillo natural
del movimiento.
Fujimori no se quedó allí. Salió a reescribir la historia diciendo que Vladimiro Montesinos “cometió errores” y que fue una lástima que “se dejara tentar por el dinero”. ¡Y lo dice el hombre que fue su compinche en el encubrimiento de sus ingresos mañosos, en el Plan Siberia, en la indemnización de 15 millones de dólares que sacó en sacos del presupuesto de Defensa! ¡Lo dice el hombre que toleró que robara a manos llenas mientras seguía a su lado sosteniendo las tarjetas de crédito extranjeras de sus hijos!
Lo que nos ha querido decir el padre del fujimorismo supurado es que nada ha cambiado y que no podemos esperar otra cosa del partido que cambió de nombre ene veces para evocamos siempre lo mismo: el Perú es como “La casa verde”, de Vargas llosa. En esa novela, Don Anselmo, el patriarca, funda un burdel. El establecimiento es incendiado por la ira popular y el propietario cae en desgracia. Tiempo después, la hija de Don Anselmo, que se hace llamar La Chunga, refunda el prostíbulo con el mismo nombre. Hace 30 años estamos en eso: hablando de un antro que dicta la agenda en un país suicida.
Pero ahora resulta que Anselmo ha vuelto con el
vigor de un Fushía navegante. Ningún cáncer lo devora, la muerte súbita será de
otros, la fatiga acezante está olvidada, la mirada perdida es hoy la de un pícaro
que nos recuerda lo idiotas que podemos volver a ser. Y Willax es su canal,
como antes lo fueron el 2 de los Winter, el 4 de los Crousillat, el 5 de un
suizo trucho.
Todas las oscuras golondrinas están dispuestas a
volver. El patriarca nos ha recordado que nada ha cambiado y que si La Chunga
saliera presidenta, volveríamos a los tractores de hojalata, los aviones a
choro y los asesores de seguridad que se hacen millonarios en cuentas de
Zúrich. Como si Macera hubiera sido un profeta cuando dijo que el Perú era un burdel.
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Mechain en Peru21 |
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