MUERTES QUE NO SE DEBEN OLVIDAR
Christian
Reynoso
Hoy
se cumplen cuatro meses de aquel 9 de enero en que ocurrió en la ciudad de
Juliaca el asesinato de 17 civiles, en su mayoría jóvenes, en manos de las
Fuerzas Armadas, además de la muerte de un suboficial de la PNP, en medio de
las protestas que pedían la renuncia de la presidenta Dina Boluarte y el
adelanto de elecciones. Hoy, los muertos, muertos están, y sus familiares
siguen esperando investigaciones y sanciones para los responsables, o por lo
menos gestos de solidaridad y autocritica por parte del gobierno, pero de eso,
ni asomo. Mientras tanto, Boluarte sigue en el sillón presidencial.
Para la antología de las mentiras de políticos peruanos para salvarse de sanciones futuras (Portada del diario EL COMERCIO 7MAY239 |
El
informe de la CIDH, aunque no sea vinculante, viene a cambiar un poco el
escenario de impunidad y minimización que el gobierno ha demostrado ante estos
hechos graves, al igual que el Congreso de la República, ocupado más en sus
prebendas, robos sistemáticos y en mantener un clima de paz con el Ejecutivo
bajo la premisa de conservar los puestos; pero, es evidente que las muertes no
se pueden olvidar y que se mantienen frescas en el imaginario. La presidenta,
por su parte, ha entrado en declaraciones laberínticas tal vez abrumada por la
contundencia de la realidad. Lo cierto es que su patético fantochismo y
servilismo la delatan.
En
Puno anuncian el reinicio de las protestas contra el gobierno para fines de
mayo, y para julio próximo una nueva “toma de Lima”. Hay que ver hasta qué
punto estas medidas son convenientes, pues si bien son legítimas, solo han
traído calamidad y atraso a la región y eso no se puede ocultar. La renuncia de
Boluarte, en tanto que su permanencia alienta la indignación de un sector del
país, en especial en el sur, es determinante, pero en realidad impracticable,
al menos por ahora, en que las alianzas de las fuerzas políticas están llanas y
no existe oposición. Solo un quiebre en esta correlación podría plantear un escenario
nuevo, ojalá sin más muertes.
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