ESTADO SURPERUANO:
¿UTOPÍA O TÁCTICA
PERVERSA?
Por Carlos F. Garaycochea
Economista
e historiador
2023-01-13
L |
a
idea de promover un «estado surperuano» independiente del resto del país,
aunque es una utopía fuera de todo realismo político e histórico, merece una
reflexión crítica, para saber qué tiene de fondo. Habría que comenzar por
recordar que esta idea ya existía desde que Pizarro fundó el Cuzco sobre las
ruinas de la capital incaica, en disputa con Lima por la hegemonía del poder.
Pero, asimismo, que, desde esa colonia temprana, junto al derrumbe de los Incas
resurgen las tendencias autónomas de las etnias andinas. Los collas, lupacas,
lucanas, aymaraes, canas, charcas y otros, comenzaron a reencontrarse en sus
raíces, sus bailes, idiomas y ritos sincretizados, para formar durante casi 500
años ese mosaico étnico tan diverso que es el sur andino hoy.
Aunque
en la colonia la idea de que alguna vez pudiera haber un nuevo Inca aparecía de
vez en cuando en algunos lugares aislados, no era un sentimiento general,
masivo, capaz de amalgamar una tendencia política viable. Era sólo una utopía,
como algunos investigadores han precisado (Flores Galindo, Burga). Incluso, la
más intensa y sangrienta rebelión indígena, ocurrida en 1780-1782 y liderada
inicialmente por José Gabriel Túpac Amaru, muestra esta diversidad de
perspectivas de las poblaciones indígenas, muchas aún atadas a sus propios
espacios e incapaces de generar entidades políticas mayores más allá de sus
territorios étnicos (O’Phelan, Cahill).
Eso es lo que heredó la naciente república peruana, Estado-nación en formación casi hasta nuestros días. Heredó en 1825 una gran población india que, de los antiguos corregimientos e intendencias pasó a las provincias y departamentos, residiendo en comunidades y haciendas con un mínimo de articulación social o política. Así, el intento de la Confederación Perú-Boliviana (1836-1839), fue solo un esfuerzo y conflicto entre caudillos criollo-mestizos (Santa Cruz, Gamarra), ávidos de arrancharse el poder que dejaron los administradores coloniales españoles. No hubo una articulación que abracara a todos los estamentos sociales de ese breve e inestable “estado sur peruano” (Cuzco, Arequipa, Puno y Ayacucho).
Regionalismos
políticos ha habido en el sur a lo largo de los siglos XIX y XX, pero sólo como
reacciones casi meramente filosóficas de algunas elites provinciales en Cuzco,
Puno y Arequipa frente al poder de Lima. Pero, al mismo tiempo, sin
participación popular compartida y, al final, sin éxito ninguno.
Hay
que recordar que la Constitución de 1979, redactada principalmente por Bedoya
(PPC) y Haya (Apra), estableció una regionalización y descentralización del
país. Lo esencial es recordar que, luego de discusiones a todo nivel, se
llegaron a crear doce regiones para 1990, pero fueron anuladas tras el
“Fuji-golpe” del 5 de abril de 1992. Lo estipulado por la Constitución de 1993 recién
en el siglo XXI, en el año 2002, se concretó en la creación de “regiones” con
poder administrativo, aunque manteniendo los antiguos límites departamentales.
Poco después, la conclusión contundente del referéndum regional del año 2005
fue que nadie de un departamento quiso ser parte de otro.
Así
es que, en la historia del sur del Perú, tenemos una fuerte raigambre social e
histórica de ser «departamentos», e inclusive de ser «provincias», y de no
querer ser parte de otras entidades supraregionales. Pero peor aún, ningún
departamento quiere que haya una «ciudad capital» en otro departamento. Esto se
ha estado discutiendo desde 1980 y el resultado es el mismo. Así es que, no
bien se comience a discutir esta propuesta surgirá --inevitablemente y sin solución--,
la discusión sobre qué ciudad será la capital. Nadie cederá y la propuesta de
un estado separado, a nuestro parecer, morirá en medio de tales disputas.
Sin
embargo, en el territorio sur peruano hay que destacar que en el último medio
siglo ha habido un gran movimiento migratorio, desde las pequeñas aldeas y
comunidades andinas hacia las ciudades. Pero además ha ocurrido un intenso
proceso de aglutinación de la población migrante en la dinámica de las
actividades económicas como el comercio, turismo, minería y agricultura
moderna. Así, los grandes núcleos urbanos surperuanos han crecido, tanto en su
población y en su economía, a tasas superiores al resto del país.
Esta
enorme dinámica económica entre Cusco, Puno, Arequipa, Moquegua, Tacna y
provincias como Quillabamba, Ilo, Juliaca, Majes y otras, combinada con la
minería y con el agro de exportación, ocurre sobre una enorme infraestructura
de caminos transversales y longitudinales, así como de conexiones con países
vecinos (Brasil, Bolivia, Chile). Sin embargo, la interconexión vial no ha
generado una cohesión política y cada región tiene sus propios objetivos, a
veces en conflicto con otras regiones.
Además
hay que resaltar algunos problemas serios. Camisea significó un gran aporte a
la matriz energética nacional, sin embargo, para el sur, sigue estando
pendiente el gasoducto superuano, que no se concesionó ni construyó. Fracaso
estrepitoso y no exento de corrupción, en los gobiernos de García (2006-2011) y
Humala (2011-2016), que el gas natural domiciliario e industrial no llegue a
las ciudades surperuanas. Un nuevo proyecto, quizá con una inversión de 1000
millones de dólares, significaría al menos cinco años más. Este fracaso se hace
más grave cuando se compara con el gas licuado que en Bolivia --gobernada por
Evo Morales (2006-2019) y Luis Arce (desde 2020)--, se vende barato a precios
subsidiados.
Con lagrimas y con sangre |
Entonces,
si esta propuesta es irreal y utópica, ¿por qué se la propone? Quienes
conocemos en las últimas décadas los pliegos de reclamos sindicales, o de los
frentes de defensa regionales o provinciales, sabemos que el objetivo de elaborar
dichos pliegos de reclamos, con una numerosa lista de exigencias, es una
táctica de negociación que permite generar procesos de gran duración e intensa
conflictividad. Aun cuando se llegue a algún arreglo dialogado, siempre
quedarán temas pendientes. O sea que esta propuesta no nos parece seria.
Creemos que solo es un relleno más en una táctica perversa de plantear reclamos
imposibles de atender.
Escrito
el 30 de diciembre del 2022
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