LOS K’USILLUS
Escribe: Juan Sosa LeónTomado de JULI ETERNO
Sería una impertinencia querer describir su
indumentaria y los objetos que porta. Sin embargo, el k’usillu juleño difiere
de cabo a rabo con los de otras latitudes (Bolivia y Acora). Mientras aquellos
visten abrigos y pantalones anchos, el juleño, lleva una levita o frak de jerga
tejida en telares caseros y trusa blanca, lo cual los hace más agiles y
vivaces, como un verdadero mono.
MOSHO |
Los K’usillus se desplazan en grupos, haciendo
monadas, bailando a los acordes del charango que uno de ellos pulsa. Cortejan a
las señoritas hasta hacerlas sonrojar. Al mismo tiempo hablan en aimara
fingiendo una voz muy aguda: –¿Khititsa? (¡Quién soy?) huy, huy, huy.
En efecto, no se les podía reconocer, cuentan que
solo un amiguito era fácil de reconocer, pues al momento de hacer sonar su
chicote lo hacía con la mano izquierda. Mi compañero de trabajo, un señor de
unos 45 o 70 años de edad, me contó que, en una oportunidad, un grupo de
nuestros personajes motivo de esta narración, ingresaron al templo San Pedro y
al salir encontraron una manada de 12 a 15 llamas. Uno de ellos, se atrevió a
montar a uno de estos camélidos, el animal, dio un salto que hizo volar por los
aires al atrevido que quería realizar sus monadas en el lomo de la bestia. El
improvisado jinete, no se levantó. Sus compañeros, siempre en son de broma
decían:
– Huy, huy, huy Jiwatawa huy, huy, huy jiwatawa
(está muerto, esta muerto) Lo levantaron entre cuatro, cada uno jalaba una
extremidad, lo llevaron hasta la pileta de la plaza con el fin de reanimarlo.
Al llegar al lugar, hacían el ademan de echarle agua, cuando quisieron que se
incorporara le decían: – ¡Sartum! (levántate) –pero el susodicho no se
levantaba y pensaron que seguía fingiendo el desmayo. Y seguían la monada,
bailando y haciendo piruetas alrededor del compañero.
Alcides Catacora Pinazo |
Al día siguiente, todos tuvieron que desfilar por la policía. Desprovistos de sus caretas y su anonimato, esclarecieron a la autoridad su presunta participación en un delito, pues para la ley no hay K’usillu ni huy, huy, huy que los ampare. También me contaron que muchas damitas se disfrazaban de K’usillus, demostrando la paridad de género. Yo era incrédulo al respecto, hasta que una señora que tenía su tienda me contó que muy sigilosamente se le acercó un K’usillu y al oído le dijo:
– Señora, por favor, facilíteme su baño para hacer mis necesidades, soy fulanita de tal y no puedo hacerlo como los demás, en la calle. Después de muchos años estuve de pasada por Juli en la fecha indicada.
Juan de la Cruz Machicado |
–“Juliñunakax
K’usillut Isthapisisax imillanakar arkanaqasinxa, imillanakan Ch’inap
mukhisipki” (los juleños vistiéndose de k’usillus persiguen a las chicas y
están oliéndoles el trasero).
Max Casillo |
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