Por Gustavo Espinoza M.
Diario
UNO / Domingo 21 de agosto 2022
Dice la
leyenda que antes de la tormenta, se suele oír el rugido de los dioses. En este
caso, hubo rugido, si; pero no tormenta. Los dioses del Olimpo Parlamentario
gritaron antes, pero no desataron su ira. La “Prensa Grande” dijo que hablaron
en voz baja. Sin embargo, no se puede negar que el enrarecido clima político
nacional, se ha agravado aún más.
En
realidad, han ocurrido tres fenómenos que han incidido significativamente para
que esto suceda: la conducta de los voceros de la ultra derecha que han
“calentado” el escenario con acusaciones violentas y cargos extremos; el papel
de los medios de comunicación empeñados en una guerra de demolición contra el
Jefe del Estado; y la ofensiva de la Fiscalía y otras estructura de ese corte,
que insisten en acumular denuncias contra todo lo que sea cercano al Presidente
en el cantado ánimo de desacreditarlo, hasta hacerlo caer.
Se ha
puesto de moda eso que algunos llaman un Lawfere; término que sirve para
describir un procedimiento perverso mediante el cual se diseña un conjunto de
presuntos delitos, se organiza un poder persecutorio y se precisa una víctima a
la que se busca destruir a cualquier precio.
Se trata
de una variante de la judicialización de la política, que comenzó en nuestro
continente cuando se acusó a Ignacio Lula Da Silva, en Brasil, y se le llegó a
condenar con penas infamantes, y sin ningún sustento real.
Cuando
pasó el vendaval y fue posible reconstruir los hechos, pudo establecerse la
falsedad de los cargos esgrimidos contra quien fuera el primer Presidente
Obrero de ese enorme país. Luego de algunos años en injusta carcelería, Lula
reivindicado, asoma hoy como el más popular de los políticos y el próximo Jefe
del Gobierno en la Patria de Prestes.
Es claro
que la ultra derecha fracasó ya en sus varios intentos por desestabilizar al
régimen de Pedro Castillo. En realidad no le faltaron nunca ganas de lograr ese
objetivo. Lo que le faltaron, fueron razones; y por ende, fuerza, entendida
ella como un resuelto apoyo cívico.
Durante
doce meses -pronto serán trece- sus voceros, dentro y fuera del Poder
Legislativo, se empeñaron a fondo por lograr ese propósito. Por eso, no se les
puede mezquinar reconocimientos ni adjetivos a congresistas y a políticos
desfasados que alzan la voz y usan imprecaciones violentas y agresivas no para
convencer a nadie sino para mostrar el odio y la impotencia que les carcome las
entrañas.
Ellos,
que acusan al Presidente del Consejo de Ministros de “incitar a la violencia” y
hacen discursos filisteos contra ella, no sólo incitaron a la violencia la
tarde y noche del 5 de abril del 2022; sino que, además, la llevaron a la
práctica sembrando el pánico, la zozobra y el caos en el centro de Lima como
una forma de expresar su “protesta” contra el Gobierno.
Como se
recuerda causaron daños cuantiosos incluso a centros comerciales a los que
nunca repararon. No obstante –y pese a que muchos de los autores de estos
latrocinios fueron identificados, ninguno fue detenido ni procesado, quedando
más bien en evidencia la parsimonia de un Gobierno que objetivamente no sabe
defenderse
Y es que
no sólo hicieron uso de ella en esa aciaga circunstancia, sino que la ejercen
constantemente a través de bandas Neo Nazis, como “La Resistencia” y otros
grupos sediciosos, que atacan viviendas, golpean personas y persiguen
adversarios por calles y avenidas; contando para ese efecto con una suerte de
impunidad garantizada por segmentos del Poder Judicial, que acaban de
desestimar denuncias presentadas contra ella arguyendo una increíble “falta de
pruebas”.
El papel
de la prensa en esa ofensiva, ha sido evidente. Las presentadoras de la Tele en
los Canales más asentados es por cierto indicativo. Milagros Leiva, Beto Ortiz,
Phillips Butters, Rosana Cueva, Mávila Huerta y otras; no cumplen su función
presentando noticias, sino que dedican los programas que tienen a su cargo para
“convencer” a los que pueden, de una “razón” que no les asiste.
Pero en
la mayoría de los casos, lo hacen, valiéndose de un lenguaje procaz,
simplemente obsceno, sin el menor respeto por la investidura presidencial.
Denigran al Jefe del Estado con injurias que no serían toleradas en ningún otro
país.
Y el
Ministerio Pública suma a todo ello, sin respeto alguno por los procedimientos
legales formalmente reconocidos. No sólo acusa por doquier, sino además,
pareciera entregar a los medios de comunicación información reservada -y sin
investigar- para que sea difundida y divulgada en forma escandalosa.
Por eso
los “dominicales” muestran “primicias” en torno a las que especulan
groseramente. Así se ha extendido la investigación a toda la familia del Jefe
del Estado, incluyendo a su esposa e hijos
Y a
todos, se busca usarlos como “colaboradores eficaces” bajo una única condición:
que acusen a Pedro Castillo de ser “el Jefe Supremo de una Organiza Criminal”.
De ese modo, los liberará de cualquier culpa o sentencia que se les pudiese
dictar.
En este
marco, lo único que falta –y seria la tapa de la bombonera- es que el llamado
“camarada José” se entregue en el VRAE, y se acoja a la “colaboración eficaz”
afirmando que “coordinaba acciones” con Castillo.
Claro que
el gobierno, “pone lo suyo” para desacreditarse. La negativa a ratificar el
Acuerdo de Escazú en defensa del Medio Ambiente y la ruptura con el Estado de
Saharahui y la designación de Rodríguez Mackey en la Cancillería, suman puntos
para la desconfianza y alienta el rugido que antecede a la tormenta.
No
obstante, todo ha servido para que se perfilen más nítidamente los campos. La
gente, las organizaciones sociales y las fuerzas más avanzadas, van tomando
finalmente conciencia de la imperiosa necesidad de cerrar paso al Golpismo. ▒▒
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