domingo, 24 de octubre de 2021

PERU Y BOLIVIA: UNIÓN SIEMPRE POSIBLE

 LA CONFEDERACIÓN

PERU BOLIVIANA,

DESMEMORIA Y LA PANDEMIA

José Luis Ayala

DIARIO UNO. 24OCT21.

U

no de los temas importantes que debió ser analizado con ocasión del Bicentenario, es la Confederación Perú–Boliviana. Se trata de un hecho que hasta ahora no ha merecido el análisis correspondiente. No solo para tener una versión fidedigna, sino sobre todo para conocer mejor el pasado y, aprender para que no se repitan los hechos.

El propósito político de Andrés de Santa Cruz, fue desarrollar un proyecto económico liberal. Pero tuvo una grave oposición. El general Agustín Gamarra, se opuso a un hecho que pudo haber cambiado el curso de la historia del Perú. Lo mismo sucedió con el general Orbegoso, afirmaba que Santa Cruz, le había traído al Perú más problema de los que ya tenía. La otra oposición tuvo el apoyo de peruanos que emigraron a Chile para aliarse contra el Perú. Hay una opinión compartida por muchos historiadores: Andrés de Santa Cruz cometió el grave error de haber firmado el Tratado de Paucarpata. Se equivocó gravemente.

El efímero triunfo de Paucarpata fue su derrota. “En ese entonces –dice Natalia Sobrevilla Perea– Chile estaba repleto de exiIados peruanos a quienes la Confederación no daba la bienvenida. Santa Cruz fue en parte culpable de ello. A diferencia de su política de excluir a los antiguos enemigos políticos, que lo habían ayudado a pacificar Bolivia, ahora se había rehusado a aceptar a sus enemigos peruanos en su gobierno”.

Para Diego Portales, el proyecto de Santa Cruz significaba una evidente hegemonía comercial, social y política del Perú en el Pacífico. Pero mucho por más el control de aduanas que eran muy rentables. La doctrina Portales resumió lo que vendría después: “El progreso del Perú es la ruina de Chile. Al progreso de Chile es la ruina del Perú”. Esa idea se proyectó hasta la guerra de agresión y conquista contra el Perú en 1879. Acción bélica financiada por Inglaterra.

Felipe Pardo y Aliaga, combatió con odio visceral a Santa Cruz, lo motejó de la manera más vil. Lo llamaba: Cholo, cholo jetón, Alejandro Huanaco, etc. Es verdad que Santa Cruz tenía mucho de andino. Pardo y Aliaga era un literato mediocre, criollo racista y enemigo de toda posibilidad de integración. Como bien señala Natalia Sobrevilla Perea: “(Diego) Portales apoyó a Pardo. Lo que lo hizo bastante poderoso. Parecía posible que el candidato preferido de este último acompañaría a la expedición chilena que se preparaba para luchar contra la Confederación. Pero al final Portales apoyó a la facción encabezada por La Fuente”. 1

Debido al Tratado de Paucarpata, Santa Cruz perdonó la vida de chilenos vencidos y a peruanos traidores. Proporcionó ropa, alimentos, acémilas y guías para que retornaran a Chile. Pero la oligarquía chilena no aceptó no solo la humillación y derrota vergonzosa, sino porque con ese hecho, no había posibilidades ni razones para armar otro ejército y derrotar a Santa Cruz. El ejército chileno-peruano, llamado Ejército Unido Restaurador enfrentó a Santa Cruz en la batalla de Yungay, el 20 de enero de 1839. Nunca fueron juzgados quienes siendo peruanos mataron a soldados peruanos en Yungay.


Natalia Sobrevilla Perea asevera: “La Confederación tuvo muchos enemigos, cuyo deseo era vencer tanto a Santa Cruz como a su proyecto político. Prosiguieron su lucha con la Confederación, a pesar de su fracaso en 1837 en la primera campaña, que terminó con el Tratado de Paucarpata, y finamente lograron ponerle fin en 1839. Aunque luego de su defunción se hicieron algunos intentos para revivirla estos jamás tuvieron éxito, y el sueño de la unión se hizo trizas con el destierro de Santa Cruz a Europa en 1846… Pero en Bolivia se le tenía tal temor y no se le permitió regresar a mediados del decenio de 1850, razón por la cual tuvo que llevar a cabo su campaña presidencial desde la vecina Argentina”.

Este tema debió haber sido debatido para que las nuevas generaciones tengan una visión crítica y a la vez constructiva de nuestro pasado. Por lo que es obvio pensar en la necesidad de reescribir la Historia del Perú. Es una tarea de las nuevas generaciones de historiadores, es una labor que tomará varios años, pero hay que hacerlo de todos modos.

“Aunque hoy en día nadie propone –dice Natalia Sobrevilla Perea– una unión política estrecha entre los Estados de Perú y Bolivia, y aunque la confederación, tal como la imaginaron Bolívar y Santa Cruz, es hoy aún menos viable que hace doscientos años, los pueblos que viven en la frontera sigue siendo los aymaras, quienes han ocupado durante siglos esas tierras por las cuales tanta sangre se ha derramado. Ellos viven tal como lo han hecho desde la Independencia, transitando constantemente entre los tres países sin importantes particularmente en cuál Estado-nación se encuentran”. 2

Sin embargo, la realidad humana, cultural, política y geográfica no es así. El trabajo de Natalia Sobrevilla Perea, es de orden académico en base a lecturas en archivos y bibliotecas especializadas. Los aymaras hoy día hablamos de Nación Aymara, diseminada en las Repúblicas de Perú, Chile, Bolivia y Argentina. Respetamos los tratados referentes al Derecho internacional público. Pero al mismo tiempo y más allá de nacionalismos, nos une la memoria social, la historia común, la geografía, la cultura, el idioma, nuestros héroes, sobre todo la necesidad de llegar al poder para establecer el retorno del Tunupa. Y ese día llegará.

Con razón Friedrich Hegel decía: “Historia es el progreso de la conciencia de la libertad”. (2021)

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1.- Natalia Sobrevilla Perea. Andrés de Santa Cruz. Caudillo de los Andes. Fondo Editorial de la PUCP. Página 205. Lima, 2015.

2.- Natalia Sobrevilla Perea. Andrés de Santa Cruz. Caudillo de los Andes. Fondo Editorial de la PUCP. Página 262. Lima, 2015.

 

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