EL GOLPE
DE MORALES
BERMÚDEZ
Fragmentos del libro de Héctor
Béjar HISTORIA DEL PERÚ PARA DESCONTENTOS. VIEJA CRÓNICA Y MAL GOBIERNO. aCHeBe
Ediciones, Lima diciembre 2019
…
El 28
de agosto de 1975 se celebraba en Tacna un aniversario más de la
reincorporación de ese departamento al Perú con la presencia del comandante
general del Ejército, presidente del Consejo de Ministros y ministro de Guerra
Francisco Morales Bermúdez, el comandante general de la III región militar,
general Luis La Vera Velarde y el jefe de la guarnición militar de Tacna,
general Artemio García Vargas. El presidente Velasco no podía ir, su enfermedad
se lo impedía. Morales asistió en representación del presidente. Después de los
sucesos de febrero había descontento en algunos medios militares. Una comisión
de las Fuerzas Armadas había hecho un informe negativo sobre la reforma
agraria. Los servicios de inteligencia informaban que había infiltración
comunista. El general Aníbal Meza Cuadra había informado a Velasco que un grupo
conspiraba contra él. “Tienes que tomar la decisión ahora, porque en caso
contrario, Dios sabe lo que puede ocurrir en cualquier momento”, le dijeron La
Vera y García a Morales1, porque suponían que Meza Cuadra los había
denunciado ante Velasco. Luego de los festejos, los tres, Morales, La Vera y
García, acordaron encabezar el movimiento contra Velasco. Llamaron al resto de
las regiones y a la mañana siguiente, los jefes de las once regiones se unieron
al golpe o lo aceptaron. (Introducción al Cap. 30 La
Contrarevolución Militar)
…
Cap. 29. Alta Traición
El golpe (pág. 620 y ss.)
La
suerte estaba echada.
Según
la versión de José Rodríguez Elizondo, a las cinco de la mañana el general
Artemio García, el jefe de la guarnición de Tacna, despertó al jefe de la
guarnición chilena de Arica, de quien era amigo, para informarle que Morales
sería el nuevo presidente del Perú. También se comunicó con el coronel Orlanier
Mena de la Dirección de Inteligencia del Ejército chileno en Santiago. Otras
versiones aseguran que la noche del 28, luego de un almuerzo y una cena regada
con alcohol, Morales estaba ebrio y seguía tomando en la casa de García.
Le quitó
el teléfono a García y él mismo habló con Mena diciendo qu estaba todo listo
para actuar. Les estaba dando cuenta a los chilenos de sus próximas acciones.
Tomándolo
de Contrahistoria del Perú, transcribo el siguiente diálogo que, aunque
de ficción, es muy parecido a las versiones que recibí de diversos amigos
civiles y militares2.
A la
una, mareado, Morales salió de la fiesta junto a La Vera y Artemió García
Vargas, jefe del Destacamento Tacna. Fueron a casa de este último, siguieron
conversando, con whisky.
--Meza
Cuadra nos cagó. La cosa continúa bastante tensa en Lima ¿Quién habrá ido con
el chisme? Velasco ya no responde, había dicho Morales Bermúdez señalándose la
cabeza. ¿Y si lo derrocamos?, propuso La Vera. Entre los dos tenemos todo el
armamento que es para la guerra con Chile, secundó García Vargas.
Llamaron
entonces al general Leónidas Rodríguez que estaba en Lima -¿Es Morales? dijo
Rodríguez en el teléfono-. Son las cinco de la mañana: qué milagro tan
temprano.
--La
Revolución, cholo, hay que acelerar la Revolución. Hay que profundizarla. Tú
sabes que el general Velasco está fallando mucho. Tenemos que ejecutar lo
conversado ahora mismo.
Leónidas
habría llamado de inmediato a Graham.
-¿Aló,
Pepe? Sí, soy Leónidas. Oye, despierta y vente corriendo al edificio de la
Segunda Región.
-Pancho
Morales me acaba de llamar desde Tacna, parece que está borracho.
El
general José Graham acababa de llegar al edificio, miró incrédulo a Leónidas
Rodríguez, que prosiguió.
--Está
allá con La Vera, que se ha plegado a nombre de la Tercera Región. A ver si lo
haces entrar en razón antes de que acabe con un balazo en la oreja.
Pero
Morales llamó también a Graham.
-¡Colorao!
Aquí Francisco Morales Bermúdez. Estoy con el encargado de la Tercera Región
Militar, general La Vera Velarde. Estamos por...
-Oye
Pancho -interrumpió Graham-. Ya ese plan se acabó, el general Velasco designó
un sucesor. Carajo, Morales, ¿con qué apoyo vas a dar un golpe? La Primera
Región acaba de ser comandada por Meza Cuadra, ¿tú crees que se van a plegar?
¿Vas a hacer un golpe con Tacna e Iquitos? ¿Quién te va a reconocer, la
embajada de Cuba? Esto es un disparate. Tú llamas a una persona más y se va
enterar Meza Cuadra. No tendrá mando de tropa, pero es el sucesor.
-Anda,
llama a la Marina.
-¿Qué
quieres, que mandemos los tanques a La Punta? ¿Quieres una guerra dentro de la
Fuerza Armada? Mira Pancho, no seas cojudo, ándate a dormir que nos estás
poniendo a todos en aprietos. Con lo de las reuniones ya tenemos la soga al
cuello.
--Solo
necesito que se pliegue Leónidas como Segunda Región, insistió Morales
Bermúdez. Con eso tenemos Lima, metemos los blindados, y...
—Entiende:
ya hay un camino trazado, Pancho, ya hay un orden. La sucesión ya está armada.
Tranquilo, no pierdas de vista que tú sigues siendo Primer Ministro.
—Tengo
un avión por si esto sale mal.
—Carajo,
Morales, ¿en serio tienes un avión? Mira, anda, descansa, dile a La Vera que
haga lo mismo. Una llamada más y vamos a tener que organizar tu velorio.
--¿Qué
le dijiste? -preguntó Rodríguez Figueroa a Graham.
--Eso
mismo, que es un animal. Está dolido. Y borracho. De ser la nueva cabeza de la
Revolución ha pasado a ser otro Mercado Jarrín.
--¿En
serio tiene un avión?
--“Por
si todo sale mal”, me dijo. Con destino a Argentina.
--Oye,
Pepe, yo estoy jodido si alguien se entera que habló conmigo.
-¿Habrá
llamado a otra Región Militar antes?
—Voy a
averiguar ahora mismo. Si la respuesta es positiva, ni modo, habrá que echarlo
a los leones.
—Pepe,
ya está -le dijo Rodríguez Figueroa, media hora después a Graham. Todo normal.
Al parecer fui yo el primero al que llamó Morales. Las otras regiones no saben
nada. Llamé también a Parodi. La Marina ni enterada, al menos formalmente.
—La
Marina es lo de menos: ellos jamás van a contarle nada al presidente. Son
capaces de cubrir a Morales, más bien. El problema es la Aviación. Si se entera
Gilardi, se entera también Velasco.
—Ya
hablé con Podestá. Le tuve que inventar una excusa, le pregunté por el
cumpleaños de Gilardi, que es pasado mañana. Lo mismo que el resto: no sabe
nada.
—¿Y
Vargas Prieto?
—Ese
está en su casa de Chosica, mirando los cerros.
—De
todas maneras hay que estar atentos.
--¿Te
imaginas qué pasaría si se entera Meza Cuadra? -finalizó Rodríguez, pálido.
En
Lima, el general Rudecindo Zavaleta que era jefe del Servicio de Inteligencia
Nacional y había sido jefe del Sinamos, llegó a Palacio esa madrugada del 29 de
agosto, como todos los días, con su informe bajo el brazo. No sabía que el
golpe se había producido y ya había un nuevo gobierno.
Los
conjurados emitieron un pronunciamiento afirmando que trataban de eliminar los
personalismos y las desviaciones del proceso. Mencionaban por primera vez a las
fuerzas policiales del Perú que se habían levantado en febrero de ese año. Era
una reivindicación para los policías se habían sublevado contra Velasco el 5 de
febrero y un saludo indirecto al Apra.
Los
peruanos que deseamos una patria libre en la que se realicen tanto los
individuos como las personas, así como la sociedad peruana en pleno, nos
pronunciamos revolucionariamente para evitar los personalismos y desviaciones
que nuestro gobierno viene sufriendo...
Velasco
se reunió con algunos miembros de su gabinete y pidió que el pueblo apoye la
continuidad del proceso. Se retiró de Palacio de Gobierno a su casa de
Chaclacayo junto a su esposa y médico personal.
Al
alejarme de la conducción del proceso revolucionario...lo hago con la íntima
satisfacción de haber cumplido haber sentado las bases para un nuevo Perú...
pido a todos los hombres y mujeres del Perú, con uniforme o sin él, mantenerse
unidos y dar todo el apoyo que requiere la continuidad del proceso revolucionario.
El 30
de agosto Morales llegó a Lima con algunos ministros de Estado. La Junta
Revolucionaria lo designó presidente. Prestó juramento ante el general Oscar
Vargas Prieto, comandante general del Ejército.
En el
gabinete que fue presidido por Vargas Prieto, una parte de los ministros de
Velasco continuaron con sus carteras anteriores. Pero Pedro Sala Orozco, Javier
Tantaleán, y Aníbal Meza Cuadra se negaron a participar. El ministro de
Aeronáutica Rolando Gilardi pasó al retiro. El núcleo velasquista se retiraba.
Carlos Delgado, asesor de Velasco, renunció. Lo mismo hizo Augusto Zimermann,
secretario de prensa de la presidencia. Fueron los únicos leales.
La
izquierda próxima al proceso pensó que ahora sí venía el socialismo y se dejó
engañar por los primeros discursos que hablaban de “profundizar” la revolución.
La presencia de Leónidas Rodríguez y Fernández Maldonado contribuía a la confusión.
Se decía que Morales había prometido en Cuba, entre lágrimas, llevar el
Perú al socialismo. Todos felices. Después vinieron las aclaraciones.
Nuestro Director Editor Guillermo Vásquez Cuentas rememorando viejos tiempos con Héctor Béjar |
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En los
medios de izquierda, se creía que Morales profundizaría la revolución. Era el
único de los militares que había hablado de socialismo. Había un clima de
entusiasmo entre los civiles que habían criticado al Sinamos como una
organización burocrática fascista y que sospechaban que, detrás de la tesis
antipartido, se escondía una posición anticomunista.
Los
hechos parecían apoyar esta visión. Tantaleán y Sala, miembros de la “Misión”,
eran las bestias negras de la gente de izquierda. Carlos Delgado era señalado
como aprista y macartista. Fernández Maldonado y Leónidas eran los ídolos,
socialistas y próximos a la revolución cubana. El primer gabinete del nuevo
gobierno era de “izquierda”…Todos los coroneles del golpe del 68, discípulos
de Velasco, llegaban al fin al poder político.
Contrariamente
a lo esperado, el gobierno de Morales actuó en varias líneas simultáneas:
paralización de las nacionalizaciones y las medidas revolucionarias;
enfrentamiento de la crisis económica mediante las tradicionales medidas de
ajuste exigidas por el FMI, con las que no logró superarla; rápida eliminación
de la izquierda militar; apertura a la tradicional derecha empresarial y
política; dura represión del movimiento popular.
_____________
1. MORALES BERMÚDEZ Francisco: MI ULTIMA PALABRA.
Ediciones B LIMA. Penguin Random House Grupo Editorial S.A. 2018, pag.19
2. Diálogo tomado de: Contrahistoria del Perú. https://www.facebook.com/KausachumVe lasquista. Capítulo sobre Velasco./ Si Velasco hubiese evitado el
golpe de Morales Bermúdez. 17 de julio 2015.
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