LECTURAS INTERESANTES N° 852
LIMA PERU 9NOV18
UN
HOMBRE COMÚN Y CORRIENTE
César Hildebrandt
Tomado de HILDEBRANDT EN SUS TRECE N° 420, 9NOV18
¿Quién sostiene al Fiscal de la Nación?
Respuesta: una junta de cinco fiscales supremos
contaminada por el hecho de que tres de sus miembros están incluidos en la
investigación de “Los cuellos blancos del Callao”, la banda de César Hinostroza
que asaltaba diligencias, secuestraba expedientes y era el terror de la
justicia.
Como lo recuerda Ronald Gamarra, esos tres votos,
considerando el del propio Chávarry, aseguran la permanencia en su cargo de
este perseguidor del delito cargado de sospechas.
La mayor autoridad del Ministerio Público es,
entonces, un hombre al que avalan dos compadres incursos en la misma
investigación. Y al que protegen la vieja mafia del fujimorismo y la rancia
pandilla de lo que queda del Apra.
Carlin en LA REPUBLICA 9NOV18 |
Eso es el Fiscal de la Nación, el amenazador
digital, el matón virtual, el chantajista tuitero. El hombre, en suma, que
tanto Fuerza Popular como lo que queda del Apra consideran “su hombre”, el que
garantizará la impunidad de sus cabecillas. En otros países los autócratas han
tomado el poder. En el Perú la mayor concentración del poder la tiene la
corrupción. Es un monstruo de muchos rostros, de apellidos mil veces oídos, de
impunidad garantizada. Reina en el Congreso, en dos tercios del Poder
Judicial, en el Ministerio Público. Los que hacen las leyes conviven con la
corrupción, los que defienden las leyes están infectados, los que persiguen el
delito tienen como jefe un notorio sospechoso. Parece un sueño de Tony
Soprano.
La verdad es que, por ahora, no hay salida.
El Perú no tiene remedio con el formato actual del
poder conservador dominándolo todo, mutilando mentes, arrebañando a las
gentes, adocenando peruanos y esterilizando el debate.
Nadie habla de tomar La Bastilla o el Palacio de
Invierno. De lo que se trataría, sencillamente, es de que la gente común y
corriente tome el poder a través de las próximas elecciones.
No necesitamos locos rabiosos ni extremistas
cuchilleros. Necesitamos a un hombre decente que ponga las cosas en su sitio,
que nos diga la verdad sobre nuestra fragilidad económica, que nos la cante
clara en relación a nuestras desigualdades insostenibles. Que nos diga, en
suma, la verdad esencial: que así como vamos seremos inviables, perteneceremos
a las sobras conflictivas de mediados del siglo XXL
Este país tiene que cambiar en orden, pero tiene que
cambiar. No hay cambio profundo si no le asignamos un 10% del presupuesto a la
educación pública.
Nos costará una generación ver algún resultado,
pero vale la pena empezar ya. Tampoco cambiaremos de rumbo sino separamos los
legítimos intereses de los grandes empresarios de lo que es estricta
jurisdicción del Estado. No es posible, por ejemplo, que una larga lista de
sinvergüenzas obtenga miles de millones de soles en privilegios tributarios que
los medianos y pequeños empresarios jamás podrían ni siquiera imaginar.
Favorecer razonablemente a la mediana y pequeña empresa es requisito
imprescindible para construir una economía sana.
Como lo es fomentar la agricultura de consumo
interno, no sólo la destinada a la exportación. Y como lo es compatibilizar el
potencial minero con los justos temores y las necesidades de las comunidades
comprendidas en cada proyecto.
Mechain en PERU21 9NOV18 |
Seremos un país tullido si no elevamos la presión
tributaria al promedio de la región, que está por encima del 22%. Nosotros
estamos apenas en 15%. Corregir esta situación pasa por reducir la elusión,
reprimir la evasión y suprimir el 80% de las exoneraciones tributarias que nos
han costado ciento veinte mil millones de soles en los últimos años.
El hombre decente y común que imagino liderando
este país decidido a cambiar deberá considerar que la salud es un derecho, no
una gracia dada a regañadientes en hospitales donde las ratas se pasean y los
tomógrafos averiados son parte del decorado. Los impuestos recuperados
servirán para eso.
Pero aquel ciudadano que gobierne desde la decencia
no puede olvidar que la lucha a muerte será contra la corrupción, ese cáncer
que nos mina por dentro. La corrupción no sólo cuesta billones de soles. La
corrupción disuade a los honestos, infla los presupuestos, construye telarañas
políticas y judiciales, degrada la infraestructura, enmierda la descentralización
e involucra inexorablemente a los políticos de todos los poderes. Cambiar el
Código Penal para hacerlo más severo es una urgencia nacional.
Sueño con ese
hombre sencillo que pueda convocar a muchos y que nos empiece a sacar de este
pozo en el que hemos caído. ¿Tendremos la capacidad de crear ese liderazgo de emergencia?
Pienso en Corea del Sur, en Singapur, en Taiwán. ¿Por qué ellos pudieron? ¿Qué
nos falta? ¿Qué necesitamos saber para tener conciencia de que ya no podemos
perder más tiempo? ▒▒
Perez cazando a AG |
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