LECTURAS
INTERESANTES Nº 806
LIMA
PERU 2 FEBRERO 2018
CARTA
ABIERTA AL PRESIDENTE
César Hildebrandt
Tomado de “HILDEBRANDT EN SUS TRECE” N° 382, 2FEB18
p 12
Lima, 2 de febrero del 2018
Señor Presidente Constitucional de la República
Don Pedro Pablo Kuczynski:
Usted, señor Presidente, impidió, con su angustioso
triunfo electoral, que el Perú cayese en manos de la organización que, más allá
de matices y escaramuzas consanguíneas, es heredera de Alberto Fujimori y sus
métodos. Usted fue la trémula opción que el país se inventó como una urgencia
con tal de no ver al fujimorismo, otra vez, secuestrando a las instituciones y
ejerciendo la infamia desde el poder.
Usted, en suma, señor Presidente, nos salvó. Eso
merece nuestra gratitud.
Es cierto que la organización de vocación criminal
que preside Keiko Fujimori se hizo con el Congreso, pero eso fue consecuencia
de una tarada ley electoral que convierte a las minorías relativas en mayorías
absolutas y que, al desfasar la primera de la segunda vuelta, produce
situaciones como las que hemos vivido durante estos últimos meses.
Lo cierto, señor Presidente, es que usted recibió un
impecable mandato popular que lo obligaba a enfrentar a la mafia fujimorista
que había derrotado con los votos de la gente (¿recuerda los votos del sur,
Excelencia?).
Pero usted tomó otro camino. Usted se entregó, sin
que nadie se lo exigiera, sin que las circunstancias lo demandaran, a la
indigna tarea de congraciarse con el partido que ni siquiera había reconocido
su triunfo y que mostró, desde un principio, la voluntad de sabotear su gobierno
sin medir consecuencias.
Mechain, El OTORONGO, Peru21 |
Entregó usted la SUNAT al partido cuyo fundador y
líder vitalicio llevaba millones de dólares en costales a Palacio de Gobierno.
Nombró usted como directores del Banco Central de Reserva a José Chlimper, el
ministro de Fujimori que dictó una ley para favorecerse a sí mismo y que años
más tarde falsificó un audio para limpiar a su jefa, y a Rafael Rey, el
todoterreno del oportunismo con denominación de origen fujimorista. Desde esa
misma pusilanimidad, usted, señor Presidente, cedió en el asunto del Defensor
del Pueblo.
Es tiempo de que alguien le diga, señor Presidente,
lo que sentimos muchos cuando lo vimos arrastrarse ante el fujimorismo.
Sentimos vergüenza. Y la sentimos doblemente cuando el señor Zavala hacía
malabares para sonreír cada vez que la bancada de los Marcenaro y los Siura
reencarnados bloqueaba proyectos que el Ejecutivo, y el país, consideraban
importantes.
El Congreso mandaba. El Congreso gobernaba. El
Congreso dictaba la agenda política. Y usted, señor Presidente, quería hacemos
creer que su debilidad era señal de tolerancia y de afán negociador.
Usted no negociaba nada. Se dejaba arrasar por la
maquinaria fujimorista. Y eso se vio agudamente cuando usted dejó solo al
ministro de Educación censurado y cuando tramó la renuncia del ministro
Vizcarra, a punto de ser censurado por insistir en un proyecto en el que usted,
internamente, había insistido.
Fingía usted gobernar rodeado de una tecnocracia
salida de las revistas de páginas sociales. Y lo hacía dándole la espalda a la
gente que lo llevó al poder y al partido del que se sirvió cuando de hacer la
campaña se trataba.
Ahora es usted aliado de una facción fujimorista que
propone la gobernabilidad a partir de diez asientos en el Congreso. Frente a
esa bancada, en la que las luces no abundan, están las que están preparando la
segunda ola por la vacancia presidencial.
La verdad es que esa opción, que parecía descartada
con la votación de diciembre, parece ahora más creíble que nunca. Y no porque
el fujimorismo rencoroso esté detrás de ella sino porque se ha extendido una
conciencia nacional, señor Presidente, que lo descalifica para continuar al
mando del país.
La mayor parte de los peruanos -un 80% según la
interpretación que hagamos de las últimas encuestas- desaprueba lo que usted
hace, señor Presidente. Mejor digámoslo así: un 80% de peruanos es consciente
de que usted no hace nada relevante. Para ese amplio sector, señor Presidente,
usted es una nulidad.
Y es cierto que usted es una nulidad. Secuestrado
por la frivolidad, sin rumbo, sin programa, sin carácter, sin metas ni sueños
que cumplir, es usted un Presidente superfluo, un mandatario de oropel, un
líder de cartón prensado.
Carlincatura en LA REPUBLICA 2feb18 |
Y es usted, fundamentalmente, un obstáculo para que
lleguemos al 2021 en democracia. ¿O alguien puede imaginar que el desborde
social que nos amenaza podrá ser enfrentado por usted y el equipo de vagos y
aprendices de políticos que lo rodea? ¿Queremos un país en anarquía llegando
a su bicentenario?
Por todas estas razones le pido a usted, señor
Presidente, con la más absoluta humildad, que renuncie al cargo. Hágalo antes
de que el cúmulo de revelaciones sobre sus turbios negocios le permita al
fujimorismo tramar una nueva vacancia y salir, esta vez, triunfante.
Nos salvó usted del fujimorismo. Sálvenos ahora de
usted mismo, señor. Que Martín Vizcarra asuma su cargo, tal como la
Constitución ordena. Ningún gobierno, a excepción de uno en manos de los Becerril
y los Salaverry, podrá ser peor que el suyo.
Renuncie de una vez, señor Presidente. Hágalo por el
país que dice amar.
Muy atentamente,
César Hildebrandt
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