LECTURAS INTERESANTES Nº 775
LIMA PERU
20 AGOSTO 2017
¿MESTIZOS, QUECHUAS O AYMARAS?
DUDAS Y REAFIRMACIONES PARA UNA AUTOIDENTIFICACIÓN ÉTNICO-CULTURAL (*)
DUDAS Y REAFIRMACIONES PARA UNA AUTOIDENTIFICACIÓN ÉTNICO-CULTURAL (*)
Por: Enrique Rivera Vela ,
Setiembre 2008
Difundido por La Casa del Corregidor. Puno
1. INTRODUCCIÓN
La presente
investigación está orientada hacia la presentación y análisis de las categorías
étnico-culturales que emplea la población de la ciudad de Puno-Perú para
autoidentificarse. Para ello, se
realizó una investigación en esta ciudad
donde, a diferencia con lo que ocurre en el resto del país, su población está
conformada por descendientes de las antiguas poblaciones de quechuas aymaras,
uros, además de la población citadina hispano hablante. Frente a esta realidad
con frecuencia los descendientes de las poblaciones originarias prefieren
emplear las categorías étnicas “quechua”, “aymara” o “uro” para
autoidentificarse, dejando de lado las categorías raciales “indígena” e “indio”
que los “otros” integrantes de la sociedad suele emplear para identificarlos,
por considerarlas una creación de los grupos de poder y sus descendientes que
gobiernan el Perú desde los años de la colonización, y por ser categorías
peyorativas; sin embargo, es común que los hijos de “quechuas” o “aymaras” que
viven en la ciudad prefieren considerarse como “mestizos”. Queda claro que las
categorías “indígena” e “indio” son empleadas de manera despectiva, aunque en
el discurso oficial del Estado Peruano, constantemente se hace uso de la
categoría “indígena” para referirse a las poblaciones de los pueblos
originarios del Perú.
Además de la
revisión bibliográfica y de la conversación con jóvenes y adultos residentes en la ciudad, para los fines de la
investigación se realizó una encuesta[1] a 130 personas cuyas edades fluctúan
entre 18 y 72 años, la mayoría de encuestados[2] manifestaron seguir estudios superiores o se
trataba de gente profesional.
2. CATEGORÍAS ÉTNICO-CULTURALES DE
AUTOIDENTIFICACIÓN
Desde hace unas décadas, la antropología ha
dejado de lado las discusiones sobre la clasificación racial de la población,
motivado por la carga discriminatoria que el tema conlleva y por considerar que las diferencias entre seres
humanos no está dada por cuestiones raciales, pero sí por cuestiones
culturales. Sin embargo, no se puede negar que el racismo es aún un fenómeno
latente en todo el mundo, y en Latinoamérica, tal vez el Perú es uno de los países donde existe mayor prejuicio
racial pese a ser un país donde predomina el mestizaje racial y cultural.
Puno es uno de los
departamentos del sur andino peruano con fuerte presencia de población
descendiente de los antiguos pobladores que habitaron estas tierras antes de
producirse la invasión española, por tanto se puede afirmar que la cultura que
se desarrolla en la localidad, está impregnada de elementos y valores
tradicionales provenientes de las culturas originarias quechua y aymara, sin
dejar de lado otros elementos culturales propios de occidente, que en un mundo
globalizado, se han extendido por todos los rincones del planeta.
DREYER Capachiqueñas en combi |
La población de la
ciudad de Puno está conformada, principalmente, por migrantes e hijos de
migrantes procedentes de las zonas rurales del departamento, que se instalan en
la ciudad con toda su familia y, en otros casos, envían a sus hijos para que
sigan estudios superiores en la ciudad, muchos de los cuales, una vez culminado
sus estudios, prefieren quedarse en la ciudad, migrar a otra ciudad, y pocas
veces regresar a sus lares de origen.
Pero a la vez un buen número de población puneña, según los datos de los dos
últimos censos realizados en el Perú (1981 y 1993), tiende a emigrar a otras
ciudades en busca de mejores oportunidades para su desarrollo personal y
familiar, de esta manera hacia 1993 los cinco
departamentos que han recibido mayor cantidad de migrantes puneños son:
Arequipa (27 511), Lima-Callao (18 011), Tacna (9 566), Moquegua (5 579) y
Cuzco (5 176).
Aunque la presente
investigación está referida solamente a la manera como se autoidentifica la
población de la ciudad de Puno en la actualidad, es necesario mencionar un
artículo escrito por Rodrigo Montoya (1986) en el que presenta un amplio
listado de categorías utilizadas por los campesinos y los terratenientes del
altiplano peruano y de los andes en general, con las que se perciben
recíprocamente; según dicho artículo “Cuando los aymaras del altiplano peruano
hablan de sí mismos se llaman qaqe (hombre, gente)” mientras que “Los quechuas se llaman a sí mismos runa,
natural”; de otro lado, las categorías utilizadas por los terratenientes para referirse a los campesinos cuando éstos
no están presentes son: “indio, cholo, unu qaqe (gente del perro), indígena,
aborigen”; y, cuando están frente a ellos los llaman: “hijo, hija, hombrecito,
mujercita”.
Con la finalidad de conocer la
autoidentificación étnico-cultural de la
población, se formularon dos preguntas: la primera de ella fue ¿con qué
categoría racial se autoidentifica?[3] Una vez elegida una de las alternativas,
el/la encuestado/a debía responder por qué se autoidentificaba con dicha
categoría, los resultados obtenidos son presentados en el siguiente cuadro.
CUADRO Nº 1
¿Con qué categoría racial se autoidentifica?
¿Con qué categoría racial se autoidentifica?
HOMBRES %
|
MUJERES %
|
TOTAL %
|
|
BLANCO
|
-
|
2.0
|
0.8
|
CRIOLLO
|
8.8
|
4.0
|
6.9
|
MESTIZO
|
47.5
|
56.0
|
50.8
|
INDIO
|
12.5
|
8.0
|
10.8
|
INDÍGENA
|
21.3
|
12.0
|
17.7
|
OTRA*
|
7.5
|
14.0
|
10.0
|
NINGUNA
|
2.5
|
4.0
|
3.1
|
TOTAL
|
100.0 %
|
100.0 %
|
100.0 %
|
Fuente: Elaborado por el investigador
* Categorías como: cholo, campesino, andino o nativo |
Los resultados del
cuadro, muestran que del total de encuestados/as, la mitad (50.8%) se
autoidentifica como mestizo/a, con el 17.7%
se encuentran quienes se autoidentifican como indígena, un 10.8% como
indio/a, el 6.9% como criollo/a, sólo el
0.8% como blanca[4]; de otro lado, el 10.0% no se identifica con ningunas de
las categorías propuestas, ellos/as prefieren autoidentificarse como cholo/a,
campesino/a, andino/a o nativo/a. También se observa que el
3.1%, no se identifica con categoría alguna, pues opinan que ya no se
debe hablar de cuestiones raciales “porque todos somos iguales”.
La segunda pregunta fue: De las siguientes categorías ¿con cuál de
ellas se identifica más? De igual modo que la anterior, también se debía responder el porqué de dicha
elección, los resultados se presentan en
el cuadro N° 2:
CUADRO N° 2
De las siguiente categorías ¿con cuál de ellas se identifica más?
De las siguiente categorías ¿con cuál de ellas se identifica más?
HOMBRES %
|
MUJERES %
|
TOTAL %
|
|
INDIO
|
6.3
|
-
|
3.8
|
INDIGENA
|
12.4
|
12.0
|
12.3
|
QUECHUA
|
48.8
|
54.0
|
50.8
|
AYMARA
|
26.2
|
24.0
|
25.4
|
NINGUNO
|
5.0
|
4.0
|
4.6
|
OTRA
|
1.3
|
6.0
|
3.1
|
TOTAL
|
100.0 %
|
100.0 %
|
100.0 %
|
Fuente: Elaborado por el investigador
|
Los resultados de
este cuadro, permiten sostener que al menos tres cuartas partes de los
entrevistados (76.2%), se autoidentifican con una categoría étnica: el 50.8%
como quechua y el 25.4% como aymara; los/las demás optaron por
autoidentificarse como indígena (12.3%), o como indio/a (3.8%). Con ninguna de las categorías antes
mencionadas el 4.6% y el 3.1% menciona otra categoría (puneño, andina).
Comparando ambos cuadros, se observa que la
mitad de encuestados se autoperciben
como mestizos/as[5]; así mismo se observa, también, que frente a las categorías
étnicas, la mayoría prefiere autoidentificarse o como quechua o como aymara, al
menos así se puede constatar en algunos de los testimonios recogidos:
“Por el decir de mi padre que sus papás fueron herederos de
mestizos españoles”, al responder la segunda pregunta, el encuestado muestra
identificación con lo aymara: “me
identifico porque sus usos y costumbres son similares con los mestizos (varón,
53, superior, Juli, castellano-aymara).[6]
“Considero que hay una mezcla de razas”, luego indica su identificación con lo quechua:
“Por el idioma y porque mi familia pertenece a la zona quechua de Puno” (mujer, 22, superior,
Capachica, quechua).
En otros testimonios
se observa que el mestizaje se da, también, porque uno de los padres es de procedencia aymara y el
otro de procedencia quechua; en este caso como en el que le sigue, además de mostrar
una autoidentificación como mestizo, lo hacen como indígena:
“Porque mis padres son de diferentes lugares uno es quechua
y mi madre aymara por eso me considero mestizo”, frente a la siguiente
pregunta escogió lo indígena: “porque
mis padres no son de la ciudad son de la
zona indígena” (varón 19, superior,
Puno, castellano).
“Porque con la conquista de los españoles pasamos a ser de
indios, quechua y aymaras a indígenas, uniéndonos a todos en una palabra que
marcó nuestra vida” (mujer, 40, superior, Puno, quechua).
Al parecer son las
mujeres quienes además de considerar la mezcla racial, atribuyen su condición
de mestizaje de acuerdo a sus apellidos de origen español, o por pertenecer a
familias dueñas de grandes propiedades en la localidad, no obstante, cuando se
les formuló la segunda pregunta, hicieron alusión a sus orígenes étnicos:
Ancianas aimaras. MONTUFAR |
“Porque mis padres proceden de grandes apellidos como son
Paniagua y Miranda”. Al responder la siguiente pregunta optó por identificarse
con lo quechua porque: “Mis padres proceden de los aymaras y quechuas” (mujer,
29, superior, Puno, castellano).
“Porque mis padres tienen propiedades (haciendas) y por eso
la gente nos dice que somos mistis, pero no solo por eso sino porque no encaja
la categoría indio o indígena en un aspecto racial”, luego indicó que se
autoidentificaba más como quechua por la
siguiente razón: “Bueno me identifico más con lo quechua porque hablo quechua
yo nací en la zona norte del departamento” (mujer, 28, superior, Azángaro,
quechua).
Recordemos que más de una cuarta parte de
encuestados (28.5%) se autoidentifica como
indígena (17.7%) o como indio/a (10.8%) en una primera instancia; sin
embargo, en la segunda pregunta disminuye al 16.1% quienes aún se
autoidentifican como indígena o como indio/a, analicemos las razones. La
mayoría de quienes se identifican como indígena hacen alusión a ser
descendientes de los habitantes del antiguo Perú: “porque soy descendiente de
los Incas” (varón, 35, secundaria, Puno, quechua), idea que varía al presentarle la categoría
quechua con la que también se identifica: “porque mis padres fueron quechuistas
y hablo quechua”. Un caso similar es el de una mujer de 26 años que se
autoidentifica como indígena “porque es en la categoría que han clasificado a
los peruanos que son de comunidades o que tienen esa condición”; pero, al
presentarle categorías étnicas se encuentra en una disyuntiva por ser hija
de padres quechuas y aymaras, por lo que
afirma sentirse andina: “Me identifico
como andina ya que soy aymara y quechua debido a que mis padres son aymara y
quechua, por lo tanto también yo lo soy, sumado a ello la procedencia de mi comunidad” (superior, Arica, castellano).
MEJIA. Quechuas en capacitación |
Entre quienes no se identifican con ninguna
de las categorías propuestas (blanco, criollo, mestizo, indio e indígena),
indican otra como nativo o campesino, y
al presentarle las categorías étnicas, la mayoría prefirió autoidentificarse
con una de ellas, este es el caso de un varón de 25 años que se autoidentifica
primero como nativo, para luego afirmar
ser aymara “porque nací, me crié, vivo y
pienso morir por mi nación aymara” (superior, Puno, aymara). En otro caso un
encuestado afirma ser campesino: “porque soy descendiente del hombre que vive
en el campo, que se dedica a la actividad agrícola, ganadería bajo las
diferentes costumbres y tradiciones andinas”, para luego mostrarse como aymara:
“porque soy hablante de la lengua aymara y cuasi conocedor de sus costumbres y
cultura tradicional “ (varón, 22, superior, Huacullani, aymara).
Mistis |
De los pocos casos
en el que el/la encuestado/a se autopercibe como criollo/a se debe al hecho de haber
vivido una temporada en alguna ciudad de
la costa y/o porque uno de sus padres no es natural del departamento de Puno,
este es el caso de un varón de 32 años
de edad, nacido en Juliaca, él sostiene ser criollo porque “he crecido en la costa“, por ello no se
identifica con ninguna categoría étnica, no obstante reconocer que su madre es
natural de Puno.
Con los
resultados de ambos cuadros, además de las conversaciones que se tuvo con personas
del lugar, es posible afirmar que desde épocas coloniales, las categorías que
ha empleado la sociedad mayor para identificar a las poblaciones del interior
del país, sobre todo de la zona de la sierra,
son “indio”, “indígena” o “serrano”, categorías que conllevan una
fuerte carga peyorativa y
discriminatoria; como respuesta de rechazo a dicha categorización, en la
actualidad la población de la ciudad de Puno, emplea con mayor frecuencia las categorías
étnico-culturales quechua o aymara para autoidentificarse, generándose, de esta
manera, un renacer y reafirmación étnico entre la población citadina puneña.
3. ¿MESTIZOS,
QUECHUAS O AYMARAS? Dudas y reafirmaciones para una autoidentificación
étnico-cultural
Los resultados de
ambos cuadros permiten afirmar que la mayoría de encuestados en una primera
instancia se autoidentifican con la categoría racial mestizo, mientras que
luego de mostrarles las categorías étnicas, prefirieron elegir una de ellas:
quechua o aymara. Frente a esta información valdría preguntarse ¿cómo se
perciben a sí mismos los habitantes de
la ciudad de Puno? ¿Cómo mestizos, quechuas o aymaras? Los
titubeos y dudas que mostraron algunos de los/las encuestados/as, permite
sostener que a pesar que se observa una fuerte autoidentificación como
integrantes de un grupo étnico, al menos el 50% se considera como mestizo/a,
expresando de esta manera, la carga discriminatoria que acarrean las categorías
“indio” e “indígena” que son las más
próximas a “quechua” y “aymara”. Recordemos
que el mestizaje no sólo se expresa por
el cruce racial de una población, en muchos casos lo
que está más presente es un mestizaje
cultural, este parece ser el caso de algunos encuestados que se consideran como
mestizos/as, tal vez por haber asumido las formas culturales de la población
citadina: idioma, estudios, vestido, alimentación, e inclusive algunas
costumbres, pues muchos/as reconocen tener un idioma nativo como su idioma
materno, y al señalar la procedencia de sus padres, hicieron referencia a zonas
rurales quechuas o aymaras del departamento.
Bandera aimara |
Pero qué es
“indio” y qué “indígena” en el Perú, si bien es cierto como señala Albó (1995)
“indio” es una categoría socio-étnica utilizada equívocamente por los europeos
para nombrar a las poblaciones de los nuevos territorios descubiertos, creyendo
que habían llegado a las Indias Orientales, con el pasar de los años se convirtió en una categoría que indicaba
inferioridad racial y cultural en relación a “ellos”, idea muy extendida hasta
nuestros días. De otro lado, la categoría “indígena” que sirve para referirse a
las poblaciones descendientes de los antiguos habitantes que vivían en los
territorios invadidos por los europeos, también está cargada de connotaciones
despectivas y peyorativas. Ambos categorías con la que los europeos y sus
descendientes identificaron a los descendientes de los antiguos pobladores de
las tierras que invadieron, fueron construidas bajo la idea de superioridad
racial y cultural europea occidental, y plasmadas a través del trato inhumano y
la explotación al que fueron sometidas las poblaciones indígenas, nativas u
originarias de estas tierras; estas ideas son las que se nos ha impuesto e
inculcado de manera oficial, informal y cotidiana, es la idea con la que los peruanos
hemos crecido y nos han socializado, de allí la poca identificación que la
población suele tener hacia las categorías que delaten ser originario de estas
tierras.
¿Y qué con lo
quechua y lo aymara? ¿Acaso no son categorías étnicas a las que también se les
suele considerar como inferiores? Es cierto que históricamente todos los grupos
étnicos minoritarios, luego de la invasión española, fueron considerados como
inferiores, idea muy difundida hasta épocas recientes; no obstante, lo que está
sucediendo en las últimas décadas es más alentador de lo que se esperaba, como
producto de la expansión indiscriminada del sistema capitalista occidental, la
globalización del mundo, así como la
universalización de nuevas ideas como el respeto a los derechos humanos y a las
minorías sociales, hoy en día muchos grupos étnicos, antes
invisibivilizados por la sociedad mayor, ahora están siendo visibilizados y,
reclaman por el respeto a sus particularidades y que les permitan desarrollarse
en este mundo globalizado sin necesidad de asimilarse del todo a las exigencias
del mundo capitalista occidental, de allí que en todo el mundo se observa un renacer de las identidades
étnicas y culturales de las poblaciones originarias, fenómeno que también
empieza a observarse en el Perú.
A pesar que las
minorías étnicas en el Perú aún no logran tener la representatividad ni la
fuerza que sí la tienen sus similares de Bolivia y Ecuador, los esfuerzos que realizan las instituciones
que buscan sus reivindicaciones, ya sean ONGs,
iglesias, asociaciones conformadas por ellos mismos, instituciones de
enseñanza y hasta instituciones estatales como gobiernos regionales, municipios
y otros, están permitiendo generar mayor autoestima a través del reconocimiento
y/o fortalecimiento de sus identidades culturales; de otro lado, fenómenos como
los medios de comunicación, las migraciones, el sistema educativo oficial, la tendencia globalizadora de la cultura
occidental, además de los compromisos
políticos e intereses particulares en los que se encuentran comprometidos
algunos de sus dirigentes, se presentan como perturbadores para el logro de una
mayor identificación étnica que les permita emprender proyectos reivindicativos
comunes, o la conformación de
movimientos étnicos sólidos.
Como ya se indicó, en la ciudad de Puno, a
pesar que un buen sector de la población se autoidentifica como “mestizo”, es
más fuerte la autoidentificación como “quechua” o “aymara”, tal vez por la
fuerte presencia de las mencionadas culturas en estos territorios o porque, así
lo esperamos, realmente se está generando un renacer y una reafirmación
étnico-cultural en su población. De otro lado, en entrevistas informales
sostenidas con pobladores de la
localidad, y al referirnos a la
identidad nacional, la mayoría respondía que más que peruanos se sentían
quechuas o aymaras, las razones que daban a tal afirmación, eran por el hecho
de haber nacido en estos territorios, por tener como idioma materno una lengua
nativa, por haberse criado en un hogar de padres de dicha procedencia y por no sentirse
representados por quienes deciden el destino del país.
Finalmente, lo que
aún no queda claro es si esta fuerte autoidentificación hacia los grupos
étnicos de procedencia, está motivado por una tendencia universal, por el
contexto en el que viven y porque se está generando un verdadero sentir étnico,
pues aunque me falta información para comprobar el siguiente supuesto, se tiene
conocimiento que algunos migrantes puneños una vez que logran establecerse en
otras ciudades, en el mejor de los casos suelen identificarse como puneños,
dejando de lado las categorías étnicas, si es que acaso, no optan por asumir
otras identidades regionales ocultando sus orígenes étnicos a través de un
blanqueamiento y/o mestizaje, social y cultural. Si ser quechua o aymara, es
percibido como algo natural en la ciudad y en el departamento de Puno, en la
percepción de muchos pobladores de la sociedad mayor, sobre todo en las
ciudades de la costa y en la capital de la república, ser puneño o de otra
región de la sierra peruana, así como ser quechua o aymara, es ser indio,
indígena o serrano con toda la carga discriminatoria que los términos
conllevan.
_________
BIBLIOGRAFÍA
ALBÓ,
Xavier
1995 El resurgir de la identidad étnica: desafío prácticos y teóricos.
En: “De Palabra y Obra en el nuevo Mundo”. España: Siglo XXI Editores S.A., p. 409-438.
1988 Introducción. En: Xavier Albó (compilador), “Raíces de América:
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editorial.
DEGREGORI,
Carlos Iván
1993 Identidad Étnica, Movimientos Sociales y Participación Política
en el Perú.
En: “Democracia, Etnicidad y
Violencia Política en los Países Andinos”:
Jornadas de Politología. Lima,
p.113 -133.
FUENZALIDA,
Fernando
1992 La cuestión del mestizaje cultural y la Educación en el Perú de nuestros
días. En: “Anthropologica” N° 10.
Lima: PUCP, p. 9-25.
JACOB,
Jean-Pierre
1986 Producción de la Identidad y Poder en el Perú. En:
“Identidades Andinas y
Lógicas del Campesinado”. Lima:
Mosca Azul Editores, p. 205-215.
GRANADOS,
Manuel
2000 Los Andinos y el Racismo en el Perú. 3ª edición. Lima: Byte
Ediciones.
MANRIQUE,
Nelson
2003 La Mayoría invisible. Los indios y la cuestión nacional. En: “El
Tema
Indígena en Debate. Apo rtes para
la reforma constitucional”. Lima:
Impresiones Fimart S.A.C., p.
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MONTOYA,
Rodrigo
1986 Identidad Étnica y luchas Agrarias en los Andes Peruanos. En:
“Identidades y Lógicas del Campesinado”. Lima: Mosca Azul Editores, p.247-277
________
NOTAS:
(*) Trabajo presentado en la XXI Reunión
Anual de Etnología - 2007. Museo Nacional de Etnología y Folklore (MUSEF) de
Bolivia. Agosto, 2007.
Publicado en: Antropología: Revista de
Investigación, Análisis y Debate. Puno, Perú: UNA- Escuela Profesional de
Antropología, 2007. Nº 4. Pp. 47-55.
[1] La encuesta se realizó en el mes de
marzo del 2005, con el apoyo de estudiantes del octavo semestre de la carrera
profesional de Antropología de la UNA-Puno, como parte del Seminario de
Etnicidad e Identidad impartido en dicho semestre.
[2] La encuesta se aplicó a 80 varones y
50 mujeres. Sobre el nivel educativo: 58 varones cuentan con estudios
superiores, 21 estudios secundarios y 1 con estudios primarios; entre las 50
mujeres, 37 cuentan con estudios superiores, 9 con estudios secundarios y 4 con
estudios primarios.
Aunque la encuesta, además de los datos
generales, sólo constaba de tres preguntas, causó ciertas incomodidades a
algunos/as de los/as encuestados/as, sobre todo a las mujeres, por lo que no se
pudo realizar igual número de entrevistas a ambos sexos. Todo hace suponer que
hablar de raza y/o de etnicidad en el
Perú de hoy, sigue manteniendo viejos prejuicios.
[3] A pesar que esta investigación
emplea la categoría étnico-cultural, fue necesario realizar la pregunta con el
término “racial”, el mismo que ya no es utilizado por la antropología por su
connotación discriminatoria. Si se hubiese empleado la categoría
“étnico-cultural”, de seguro hubiese existido mayores confusiones entre los/las
encuestados/as.
[4] El único caso de autoidentificación
como blanco, fue de una mujer de 19 años de edad natural de Puno, con padres de
Arequipa y Puno.
[5] En el Perú el mestizaje está
presente por doquier, no sólo el mestizaje por el cruce de los españoles con
los descendientes de los Incas, sino el mestizaje que se ha producido por el
cruce de poblaciones de diversos lugares, pues recordemos que además de los
descendientes de los pueblos originarios del Perú, la inmigración europea,
asiática y africana, ha motivado que en el Perú actual lo “mestizo” sea lo
predominante.
En el caso de la población puneña el mestizaje se ha producido
entre los descendientes de españoles con población de los pueblos originarios;
pero, también, existe un mestizaje producto de las uniones de población aymara con población quechua.
[6] Para todo los casos, cuando se
presentan los testimonio de los/las
entrevistados/as, serán identificados/as por género, edad, nivel
educativo e idioma materno.
________________________
Luis Enrique Rivera
Vela (Puno, 1966) es
Antropólogo, realizó sus estudios en la Universidad Nacional de San Agustín de
Arequipa, en el 2003 obtuvo el grado de Magíster en Antropología en la
Pontificia Universidad Católica del Perú. Actualmente es docente de Pre-grado y
de Maestría en la Universidad Nacional del Altiplano de Puno. Como especialista
en temas de antropología de la religión, identidad cultural e interculturalidad
ha participado como ponente en seminarios, congresos y foros nacionales e
internacionales. El trabajo con el que amablemente colabora permite
conocernos mejor y al hacerlo, interactuar con también mejores perspectivas de
futuro y desarrollo.
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