LECTURAS INTERESANTES Nº 695
LIMA PERU
8 ABRIL 2016
VOTAR POR LA DERECHA
ES UN SUICIDIO
César Hildebrandt
Tomado de “HILDEBRANDT EN SUS TRECE”
Nº 294, 8abr16 p. 10
Están
asustados. Ahora quieren el triunfo en primera vuelta. No vaya a ser que la
roja, la chola igualada, la comunista le gane a su representante en el ballottage.
Si
la derecha peruana fuera letrada y simpática, qué país sofisticado tendríamos.
Pero es un hecho que tenemos la derecha más hirsuta de Sudamérica, la menos
dispuesta a hacer concesiones, la menos hábil para releer el mundo que se ha
creado en estas últimas décadas.
Cuando
la Unión Soviética y el imperio del Pacto de Varsovia implosionaron, la derecha
peruana, que había leído las solapas de los libros de Fukuyama y había hecho su
"culturita" en las charlas de Enrique Chirinos Soto, creyó que el mundo
se detenía, que el debate había terminado y que un solo libreto se impondría en
el gran teatro del mundo.
Pero
después han sucedido cosas importantes. Una de ellas, la de mayor relevancia,
es el reconocimiento científico y mundial de que el planeta se está muriendo y
que la era antropocénica en la que entramos nos pone ante el desafío de la
sobrevivencia.
No
hay posibilidad alguna, desde un punto de vista racional, de continuar con este
modelo devastador de desarrollo mundial depredador y bestial. No hay posibilidad
alguna, desde la ética social, de seguir alentando el consumismo que nos hace
cada día más ansiosos por las naderías. No hay posibilidad alguna, desde la prospectiva
estadística, de continuar con esta dependencia de los hidrocarburos.
No
hay posibilidad alguna de seguir teniendo como paradigma sacro el modelo que
nos obliga a crecer tanto por ciento al año a costa de contaminarlo todo con el
miasma del llamado progreso. No hay, en suma, modo alguno de seguir creyendo
que el capitalismo salvaje nos sacará del abismo al que nos ha arrastrado. No habrá
solución planetaria sin consensos próximos al socialismo, entendido este, precisamente,
como la primacía de lo comunitario.
El
mundo, tarde o temprano, se dirigirá a nuevos rumbos. Hay ya pequeñas ciudades
en Europa que tienen su propia moneda comunitaria y que están logrando
contratos sociales novedosos basados en la conservación del ambiente y en la
reivindicación de aquella utopía olvidada por las hienas: la paz social, la concurrencia
libre de intereses, la búsqueda de la felicidad. Hay economistas, cada día más
importantes, que pregonan el "no crecimiento" como una solución futurista
que tendría que haber empezado ya. Y hay
en todo ei mundo una ola de desasosiego y rabia causada por la creciente
desigualdad que el liberalismo sin conciencia no ha hecho sino acrecentar.
El
mundo, en suma, no puede seguir estando en manos de banqueros ladrones, corporaciones
sin ley, jefes de gobierno al servicio del crimen y de las guerras.
En
medio de todo este debate que atañe a lo que pasará con nuestros nietos, la derecha
peruana aparece como un personaje de Bryce, una señora huachafa y aterrorizada
porque alguien habla de cambiarla Constitución que se armó tras el golpe de
Estado. Sí, esa Constitución que dice que lo privado es absoluto y que el
Estado minimalista debe abandonar sus obligaciones nacionales de arbitraje y
tuición social. EI imperio del hampa empresarial se construyó también bajo su
sombra.
La
derecha peruana lee “Perú21" y cree que allí están todas las respuestas.
Lee 'El Comercio" y cree que Roberto Abusada es un experto desinteresado.
Lee a Carlitos Adrianzén y suspira de alivio. Lee a Arturo Salazar Larrain y ya
no necesita visitar museos. Está loca la derecha peruana. Ignora lo que se cocina en el sur, no
tiene la menor idea de la indignación que producen sus medios concentrados, su
terquedad ignara, su desprecio, el egoísmo de clan de sus propósitos, su fujimorismo
manchado de sanguaza, la espesa niebla con la que pretende cancelar todo debate
y llamar "populista" o “rojo" a todo aquel que no toque ese
mismo vinilo que no cesa de sonar.
Fue
la derecha peruana la que produjo a Sendero Luminoso. Y si Velasco Alvarado no
hubiese hecho la reforma agraria, Sendero Luminoso habría tenido el apoyo de
grandes masas resentidas por el gamonalismo serrano. Fueron esos campesinos
favorecidos por Velasco los que, a la postre, decidieron la derrota de Guzmán y
sus huestes asesinas. Es tan ciega y tan torpe la derecha peruana que ni
siquiera pudo darse cuenta de eso.
Votar
por la derecha es votar por lo que nos ha postrado y desintegrado como nación.
Votar por la derecha es votar por el Perú de las derrotas, del aire viciado,
del conformismo que oxida. La derecha es el pasado que se niega a morir. Es la
vieja actriz que luchará con todos sus trucos y todos sus escotes para no salir
de escena. Y si la izquierda ha aprendido la lección y ya no postula que Cuba
es el paraíso, si ya no dice que la Venezuela de hoy es un ejemplo, si ya no cree
que la responsabilidad fiscal es una tontería ni sostiene que la inversión privada
es prescindible, entonces es que el tablero está definido.<>
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