Felipe
Sánchez Huanca
Revista IMPACTO
CULTURAL Año XII Nro 10
E |
n 1942 Salka Maywa escribió: "Este dicho se ha
generalizado, corriendo de "boca en boca para constituir una especie de
epíteto escarnecedor que califica mal al habitante Huancaneño. Sin embargo, el
dicho un tanto sangriento, no puede servir para abrir auto de fé contra el supuesto
"Mata Cura".
Tampoco el gran tradicionista se acordó de las
hazañas de los sublevados de Ayo Ayo y Chayanta que, a las ordenes de
Caríapaza, en 1780, avanzaron del Alto Perú sobre el Departamento de Puno, para
conectar el fuego de la insurrección con el que incendiaran losTúpacAmaru. Ha
de ser aquella época las referencia que diera don Manuel Ponce, antiguo vecino
de Puno, recordando lo que le dijeran de los "Mata Curas".
"El vocablo no viene a humo de paja, ni fue
porque debió llegarse a sacrificarse a un querubi del cielo. EL TATA de
entrañas realistas y pariente de Torquemada debió caminar por los alrededores
del Templo de Santiago Apóstol, con alma de inquisidor, para achicharrar a los
insurrectos, que al darse cuenta de las agalladas del Párroco, se dieron prisa
para darle "Quncampi". Desde entonces los insurrectos de Huancané,
por su amor a la Libertad de América, antes de tiempo enviaron al cielo a un
alma que allí hacía mucha falta.
Como fueran los datos no se puede dudar de su
verosimilitud, si se tiene en cuenta que, en aquel movimiento libertario fueron
varios los frailes que en la plaza de Pomata, después de una misa solamente,
fueron pasados a cuchillo por los insurgentes.
En 1971 el Dr. Leónidas Cuentas escribía:
Muy religioso, pero mata cura |
A esto se viene a sumar la conducta insólita de un
señor "Cacique" de la época de antaño que tenía tan dominados a los
Huancaneños que resultaba costumbre hacerse presente ante su persona
obligatoriamente después de retornar de todo viaje fuera de la capital de la
provincia, llegándose al colmo de que aún las personas extrañas debían acatar
tal costumbre bajo pena de azotes. Así se dice que había llegado un sacerdote
cuyo nombre se ignora, que se negó a presentarse ante el cacique del pueblo,
revelándose a dicho abuso y que como respuesta a su contumacia le mandó azotar
hasta desgarrarle la sotana en plena vía pública. Tal hecho sirvió de incentivo
para reafirmar la tradición del "mata cura". ▒▒
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