lunes, 27 de marzo de 2023

PUEBLOS PUNEÑOS: HUANCANE

HUANCANEÑO MATA CURA

CUASI TRADICION

Felipe Sánchez Huanca

Revista IMPACTO CULTURAL Año XII Nro 10

E

n 1942 Salka Maywa escribió: "Este dicho se ha generalizado, corriendo de "boca en boca para constituir una especie de epíteto escarnecedor que califica mal al habitante Huancaneño. Sin embargo, el dicho un tanto sangriento, no puede servir para abrir auto de fé contra el supuesto "Mata Cura".


En primer lugar un "Cura es un CURA" y el quinto mandamiento es preciso "MATAR", este término debe rezar para no sacrificar los mismo animales, Don Ricardo Palma, en sus hermosas tradiciones, dejó olvidado al "Huancaneño mata cura", no obstante lo acucioso que fue el, para presentarnos interesantes datos sobre el Gobernador de Paucarcolla, en cuya circunspecta persona se había encarnado el Demonio, para llevar los días domingos a la Santa Misa a meditar en el sacrificio del altar, mientras el Diablo con pata de gallo dejaba huellas mefistofélicas en el suelo, a las puertas del templo.

Tampoco el gran tradicionista se acordó de las hazañas de los sublevados de Ayo Ayo y Chayanta que, a las ordenes de Caríapaza, en 1780, avanzaron del Alto Perú sobre el Departamento de Puno, para conectar el fuego de la insurrección con el que incendiaran losTúpacAmaru. Ha de ser aquella época las referencia que diera don Manuel Ponce, antiguo vecino de Puno, recordando lo que le dijeran de los "Mata Curas".

"El vocablo no viene a humo de paja, ni fue porque debió llegarse a sacrificarse a un querubi del cielo. EL TATA de entrañas realistas y pariente de Torquemada debió caminar por los alrededores del Templo de Santiago Apóstol, con alma de inquisidor, para achicharrar a los insurrectos, que al darse cuenta de las agalladas del Párroco, se dieron prisa para darle "Quncampi". Desde entonces los insurrectos de Huancané, por su amor a la Libertad de América, antes de tiempo enviaron al cielo a un alma que allí hacía mucha falta.

Como fueran los datos no se puede dudar de su verosimilitud, si se tiene en cuenta que, en aquel movimiento libertario fueron varios los frailes que en la plaza de Pomata, después de una misa solamente, fueron pasados a cuchillo por los insurgentes.

En 1971 el Dr. Leónidas Cuentas escribía:

Muy religioso, pero mata cura
"Sin que exista razón alguna, a todo Huancaneño se le moteja con el tradicional apelativo de "MATACURA". Sin embargo la fama ha corrido de boca en boca que ha pasado los límites del departamento y de la patria. Justifican quizás la "chapa" el hecho de que por los años de 1780 se había encomendado el culto católico a un "Tata Cura" con alma de inquisidor, quién castigaba cruelmente a todo feligrés indisciplinado que no cumplía con los dogmas de nuestra Santa Religión. Muy sádico debió ser el Sacerdote de marras, cuando un grupo de vecinos insurrectos decidieron enviarlo a mejor vida dándole muerte, aprovechando de los movimientos levantiscos que se iniciaron por entonces, encabezados por Túpac Amaru. Indudablemente se trataba de un Sacerdote Español, ya que resultaba casi corriente el hacerlos victimas de la insurrección.

A esto se viene a sumar la conducta insólita de un señor "Cacique" de la época de antaño que tenía tan dominados a los Huancaneños que resultaba costumbre hacerse presente ante su persona obligatoriamente después de retornar de todo viaje fuera de la capital de la provincia, llegándose al colmo de que aún las personas extrañas debían acatar tal costumbre bajo pena de azotes. Así se dice que había llegado un sacerdote cuyo nombre se ignora, que se negó a presentarse ante el cacique del pueblo, revelándose a dicho abuso y que como respuesta a su contumacia le mandó azotar hasta desgarrarle la sotana en plena vía pública. Tal hecho sirvió de incentivo para reafirmar la tradición del "mata cura". ▒▒




  

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