viernes, 1 de diciembre de 2023

PUEBLOS PUNEÑOS

 CHACAMARKA,

DESAGUADERO

Escribe.  Guillermo Vásquez Cuentas

E

n términos generales, un puente es el medio cuyo correlatiivo fin es posibilitar la conexión, la comunicación entre dos partes, sean personas o cosas; partes que están situadas en depresiones del terreno, cañones, valles, canales, lados de mares, lagunas, orillas de ríos, etc. Asi pues, los puentes acercan lugares, unen caminos o comunican dos espacios geográficos distantes o separados por algo.

Ese medio, para cumplir su finalidad, en lo físico puede estar hecho de diversos materiales duros o “nobles” como cemento, piedra, acero, madera, ladrillo, etc. o de materiales semi blandos o blandos, como el caso de pontones o flotadores tendidos sobre cuerpos de agua, sean de jebe, plástico, madera o vegetales, como fue el caso del puente flotante de totora sobre el Desaguadero, en el Alto Perú antiguo.

Un poco de historia

En un documento en el que se trata de historiar la continuidad de la trayectoria del puente[1], se dice: “Con el transcurrir del tiempo a principios de la Epoca Republicana en el mismo lugar se construye el primer puente a base de dos pirámides de piedra en los extremos del rio, que sostenía los rieles y los tablones por donde transitaban los pobladores y por debajo tenía una puerta levadiza que servía para el paso de las embarcaciones que llegaban de Bolivia y del Perú. Con el transcurrir del tiempo en el mismo lugar se construye el antiguo puente de rieles”.

En la actualidad podemos observar un soberbio puente en cuya cercanía se ha construido un Dique de Contención destinado a regular el fluyo de aguas del Titicaca, según convenga, en épocas de poca o mucha lluvia.

Marcoy

El puente sobre el rio Desaguadero (único rio efluente del Lago Titicaca) que nos ocupa, fue conocido como “Chacamarka” por los antiguos collavinos. Viene de las voces aimaras: Chaca que quiere decir lugar donde se cruzan ríos o arroyos empleando piedras previamente dispuestas en filas o hileras. El termino parafraseado se aplica al paso por encima de balsas de totora. Marka, quiere decir pueblo; por tanto, “Chacamarka quiere decir pueblo donde se cruza el rio”.

Los españoles lo denominaron Desaguadero por ser el único río efluente del Lago Titicaca. Hoy es río que en parte de su recorrido hacia el sur limita los territorios de dos Estados, Bolivia y Perú. Este río es parte del Sistema Hídrico endorreico conocido por las siglas TDPS (Titicaca - Desaguadero - Poopó - Salar de Coipasa) cuya promoción de su aprovechamiento y desarrollo corresponden a un organismo binacional: La Autoridad del Lago Titicaca, ALT.

Chacamarka ha tenido gran importancia en la historia peruana. Millones de personas de toda condición lo han cruzado en todas las épocas.

En la mitología aimara -conforme a lo que Joan Santa Cruz Pachacuti dejó escrito- los curacas de Carabuco tomaron preso a Tunupa después que éste trajo abajo ciertos ídolos que existían en inmediaciones del poblado. Logró librarse de la prisión entró al Lago y estuvo “encima de una peña llamada Titicaca…pasó por Chacamarka y encontró a Tiyaguanaco” en donde encontró a la gente en “borracheras y bailes”, siéndole imposible predicar, por lo que volvió y “pasó siguiendo al río de Chaca Marca hasta topar en la mar”.

La comprobación temprana de ese importante puente en la invasión hispana y la colonia, se acredita desde que Almagro fue en pos de la conquista de Chile. El conquistador lo cruzó el 23 de julio de 1535 con apreciable cantidad de hombres armados y acompañantes. Por su lado, Cristóbal Vaca de Castro, en las Ordenanzas de Tambos que expidió en 1543 lo alude después de describir el paso por Zepita para dirigirse a Chayanta. Así como ellos, no son pocos los que lo han visto y usado. Viajeros europeos que visitaron el altiplano han dejado gráficos y notas descriptivas.

Antonio Raymondi, por ejemplo, relata su paso por el legar diciendo[2]:

” Heme aquí en el pueblecito de Desaguadero, notable por hallarse en el límite del Perú con Bolivia y por estar situado en el punto por donde desagua el gran lago Titicaca, que era para mí de mucha importancia para la cuestión que me había propuesto resolver. En la época de mi tránsito por este lugar, el río Desaguadero tenía poca agua, viéndose el fondo por varios puntos y no ofrecía corriente visible, apareciendo el agua completamente estancada; por consiguiente, el agua que salía de la laguna debía ser muy poca comparada con la de los ríos que le tributan... Esta observación me probaba ya que hay épocas en que la laguna no tiene agua sobrante y se pone completamente de nivel con la del rio Desaguadero… Después de haber examinado el extraño y útil puente de balsas de totora sobre el río del Desaguadero, cuya construcción data del tiempo de los incas, continué mis viajes hacia el pueblo de Yunguyo…”.

El puente de balsas en tiempos incaicos

Garcilaso de la Vega, muy parco en datos biográficos se extiende en relatar las conquistas de Mayta Capac de quien dice que “se dirige al Collasuyo, y atraviesa el rio Desaguadero por un puente de balsas que él habría hecho construir. Describe este puente[3] con cierto detalle:

“Estaba hecho de una juncia o paja, larga, suave y correosa que los collas emplean para cubrir el techo de sus casas y para tejer canastos, cestas, petacas, sogas y maromas. La paja denominada ichu era el material con que preparaban cuatro maromas gruesas como la pierna, dos de las cuales eran echadas sobre el agua atravesando el río de una parte a otra y sobre las maromas echan muy grandes haces de enea (totora) y de juncia de grueso de un buey, las atan muy fuertemente unas con otras y con las maromas, y luego echan los haces de totora y juncia las otras dos maromas, atándolos a ellos para formar un solo entretejido. Sobre aquellas maromas echan nueva cantidad de enea en haces delgados como el brazo, los cuales por su orden van cosidos unos con otros y con las maromas. El puente tiene de 13 a 14 pies de ancho, más de una vara de alto y alrededor de 150 pasos de largo. Lo renuevan cada seis meses. Los cabos de las maromas [4]que son el fundamento del puente están enterrados porque no les hacen estribo de piedra a los que pudieran quedar amarrados. Suelen mudarlo de sitio, aunque no muy lejos ni con frecuencia”.

…y es de advertir que las renuevan cada seis meses, quiero decir que la hacen de nuevo porque los materiales que han servido, por ser cosas tan flacas como paja, enea o juncia, no quedan para servir de nuevo. Y porque haya seguridad en el puente, a renuevan antes que las maromas se acaben de podrir y se quiebren

Respecto a las balsas – a las que Garcilaso no nombra expresamente en la descripción anterior- dice:

“Otro género de balsas eran las fabricadas con rollos de to­tora o enea hasta el grueso de un buey, atados fuertemente, dándole forma ahusada del medio para adelante, levantándola hacia arriba como proa de barco para que desempeñara la mis­ma función que ésta; de los dos tercios para atrás, la balsa se va ensanchando y es en este espacio que echan la carga: algu­nas de estas barcas eran movidas valiéndose de los brazos y piernas en vez de remos, echando de bruces el conductor…”.

Algunos otros cronistas de la historia del Perú, que pasaron y visitaron personalmente han publicado sus observaciones del puente de Chacamarka.

Antonio Vásquez de Espinoza, veedor presencial del puente, menciona a los pueblos lupaccas: “Chucuito, llave, Jule, Pomata, Sepita, y Desaguadero, nom­bre este último que corresponde también al río caudaloso que sale del lago, cuyas riberas están pobladas de indios Uru, gente muy bárbara y de poca razón”.

Recuerda el puente que flota sobre las aguas y está formado de muchos haces de ichu, juncia, avena, y enea o totora. Atribuye la construcción de este puente a Capac Yupanquí que gobernó alrededor del 1160. Hace la descripción del puente del siguiente modo:

"Sus fundamentos son cuatro maromas, hechas de juncia, enea y de la otra paja, cada una tan gruesa como el muslo de un hombre, las dos se aferran y atan de la una banda del río y las echan sobre el agua; tendrá cada maroma más de 150 pasos... y de la otra banda las atan fuertemente, sobre las cuales pasan grandes y gruesos haces de la dicha juncia, enea e ichu, los cuales asen y atan con las maromas para que se junten e incorporen,, sobre este fundamento echan las otras dos maromas y las atan con los gruesos haces, y las otras maromas, y luego sobre ellas echan gran cantidad de manojos menudos de la dicha juncia e ichu, los cuales van cosidos unos con otros, de la suerte que de mu­chas empleitas se hace una estera, y de esta suerte queda muy segura; tiene de grueso más de una vara y media, de ancho de 12 a 14 pies y de largo  obra de 150 pasos, que es lo que tiene el rio de ancho. Esta la renuevan, en lo que hay necesidad, cada seis meses, los indios de las comarcas que lo tienen a cargo”.[5] Agrega: “… la enea, llamada en aquella tierra totora, por la qual pasan Cauallos, mulas, Carneros, y toda la gente, y cierto es cosa misteriosa, que sobre material tan libiano como la paja, y con tan poco fundamento pues esta sobre el agua, se pase con tanta seguridad”.

Joseph de Acosta[6], también observador directo del puente, dejó la siguiente descripción:

” Las puentes que usa­ban eran de bejucos o juncos tejidos, y con recias maromas asidos a las riberas, porque de piedra ni de madera no hacían puentes. La que hoy día hay en el desaguadero de la gran la­guna de Chycuito, en el Collao, pone admiración, porque es hondísimo aquel brazo, sin que se pueda echar en él, cimiento alguno; y es tan ancho, que no es posible haber arco que le tome, ni pasarse por un ojo, y así del todo era imposible hacer puente de piedra ni de madera. El ingenio e industria de los indios, halló cómo hacer puente muy firme y muy segura, siendo sólo de paja, que parece fábula y es verdad. Porque como sé dijo en otro libro, de unos juncos o espadañas que cría la laguna, que ellos llaman totora, hacen unos como manojos, atados, y como es materia muy liviana, no se hunden; encima de éstos echan mucha juncia, y teniendo aquellos manojos o balsas muy bien amarrados de una parte y de otra del río, pa­san hombres y bestias cargadas, muy a placer. Pasando algu­nas veces esta puente, me maravillé del artificio de los indios, pues con cosa tan fácil hacen mejor y más segura puente, que es la de barcos de Sevilla a Triana. Medí también el largo de la puente, y si bien me acuerdo, serán trescientos y tantos pies. La profundidad de aquel Desaguadero dicen que es inmensa; por encima no parece que se mueve el agua; por abajo, dicen que lleva furiosísima corriente”.

La gran cuenca

Reginaldo de Lizarraga[7] observador del Perú colonial, que recorrió casi todo el ámbito territorial del Virreinato del Perú, observó que los uros ocupaban Tiquina, encargándose del paso del estrecho del mismo nombre con sus embarcaciones. Igualmente controlaban el Desaguadero. Al efectuar una de sus descripciones expresó: “trataré lo que he visto…no hablaré de oídas sino muy poco”. Al examinar el puente de Chacamarka dejó dicho:

“… El Desaguadero tan ancho como un tiro de piedra, el agua parece como embalsada; oí decir que cayendo alguna cosa en el agua era imposible salir, y lancé un perro, el que luego salió á nado.  Tiene este Desaguadero una puente la mejor, más fácil y segura del mundo, es llana y totora asentada sobre tres ó cuatro maromas de ichu muy estiradas; hacen los indios unas balsas fuertemente atadas desta totora, á manera de media luna, cuando muestra después de la conjunción, el combejo [convexo] que es lomo asientan sobre las maromas muy bien atado, y luego junto á ésta otra, y así las multiplican desde el principio al fin, de suerte que son segurísimas tales maromas, y aún yo he pasado muchas veces dicha puente llevando la cabalgadura del diestro. Hay aquí indios con pescado, los cuales tienen cuidado á su tiempo de renovarla, y son tan diestros en ello y en saber por la experiencia que tienen cuando conviene hacerlo, que no pierden punto, porque ya saben cuando han de renovar las maromas y las balsas”.

Los puentes sobre el rio Desaguadero en sus diversas versiones históricas, han prestado importantes servicios no solo al Perú y Bolivia sino también a los pueblos latinoamericanos y del mundo. Es de esperar que los siga prestando, aun cuando los cambios climáticos globales que afectan al lago Titicaca, plantean un sombrío futuro a la totalidad del Sistema Hídrico autónomo de la meseta del Collao. <>

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[2] Antonio Raimondi: EL, PERU. Tomo I. Fondo Editorial de la Universidad Tecnológica del Perú. Lima, 2012, pág.   425-426

[3] En Luis E. Valcárcel: HISTORIA DEL PERU ANTIGUO, Ed. Juan Mejía Baca, Lima 1984; Tomo II p. 74

[4] Joan de Santa Cruz Pachacuti Salcamaygua: RELACION DE ANTIGUEDADES DE ESTE REYNO DEL PERU, Ed. Instituto Francés de Estudios Andinos y Estudios Regionales Andinos Bartolomé de las Casas; diciembre 1993, folio 5 vuelta y folio 6.

[5] Antonio Vásquez de Espinoza : COMPENDIO Y DESCRIPCIÓN DE LAS INDIAS OCCIDENTALES Smithsonian Miscellaneous Collections volumen 108, Item1620.

[6] Joseph de Acosta: HISTORIA NATURAL Y MORAL DE LAS INDIAS, LIBRO SEXTO, Ed. FCE México. Bs.As. Capitulo 14, p. 298

[7] Reginaldo de Lizárraga: DESCRIPCION Y POBLACION DE LAS INDIAS. Ed. Revista del Instituto Histórico del Perú. Lima 1908. CAPÍTULO LXIX. DEL PUEBLO DE ZEPTTA Y DESAGUADERO 

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