ESPERPENTOS
César Hildebrandt
En “HILDEBRANDT EN SUS TRECE” N° 649, 18AGO
M |
e gustan los esperpentos
que la derecha produce para encanto de las muchedumbres vueltas plebes y de
los líderes de opinión salidos de Altamira.
Allí está Bukele, el
gran carcelero, el alcaide colosal, el hombre de las llaves del penal. En el
futuro, su gobierno será descrito en las páginas de sucesos y El Salvador
seguirá siendo un país inverosímil.
Allí estuvo Lenín Moreno, el viscoso traidor que le abrió la puerta de la embajada ecuatoriana a la policía londinense para que capturara a Julián Assange y que hizo todo lo posible para que su país volviera a ser el cachorro tímido del jardín de atrás. Nadie recuerda ni siquiera su silla de ruedas de lisiado rencoroso.
Allí está Javier Milei,
que produce excitación rupestre en los líderes de la derecha peruana y
continental. El señor quiere armas a discreción, dólar sustitutorio, machos al
mando y ningún banco central que les joda el festival de la recuperación. Sólo
el peronismo, que es el fujimorismo del río de la Plata, podía producir un
payaso de ese tamaño.
Yo espero que gane
porque los argentinos se lo merecen.
Y es que esta gente o se
entremata con gran euforia, como en la época de los montoneros y los Videla, o
acepta el empate vitalicio con la mediocridad. El peronismo, que es un dolor en
la ingle y una inflamación en los presupuestos, ha dominado a la Argentina
durante décadas. ¿Alguien puede explicar cómo es que un borroso puñado de ideas
imaginadas por una actriz de segunda y un coronel de cuarta prevaleció en un
país que alguna vez se sintió europeo y especial? Pues allí tienen. No eran ni
tan europeos ni tan especiales. Si el matrimonio Kirchner fue la pareja real de
la esquina rosada, eso quiere decir que el país que había enamorado a Gonzalo
Losada estaba muerto.
Y de un país así, entre
estertores, sale un Milei.
Me produce curiosidad
comprobar cómo es que la derecha mundial ya no se satisface con controlar la
economía y el poder mediático. Lo que quiere es devolvemos a un siglo del
pasado en el que sea posible la indefensión absoluta de los trabajadores, la
hegemonía brutal del dinero, la brutalización de la política. Cuando Milei
habla de que todos los argentinos se armen no sólo está planteando privatizar
mortalmente la seguridad sino que está evocando al viejo ganadero del gauchismo
hernandiano. La derecha nos propone un viaje inverso, un tour por
la máquina del tiempo.
En España, el brote de
VOX, ahora en episódica crisis, es una señal de que hay un sector de la derecha
que está harto de la supuesta moderación del PP, que es el pactismo conservador
y con algunos filtros. Lo que quieren las nuevas tribus de la restauración es
que en España vuelvan a matar, por maricón, a García Lorca. No sólo quieren tu
bolsillo: quieren eviscerarte, robarte el alma, borrarte la memoria. Es como si
el mismo Dios que le ordenó a Abraham matar a su hijo, volviera ahora con una
Colt 45 en la mano. Si hay sangre y violencia en la Biblia, ¿por qué no aceptar
sangre y violencia en la reconstrucción del medioevo que es el sueño de
algunos? Y a propósito: Milei ya ha dicho que si sale elegido, sus aliados más
íntimos serán Estados Unidos e Israel.
El comunismo ha sido
aplastado. Pero eso no quiere decir que sus enemigos hayan tenido la razón. El
mundo es una tragedia de la desigualdad, un antro de injusticia, una obscena
exhibición de poder por parte de quienes lo han acaparado. Es, además, un mundo
que marcha aceleradamente hacia un final de pesadilla. Cuando el calor nos
asfixie y el agua dulce sea causa de guerras, quizás lleguemos a saber qué
maldito cúmulo de errores cometimos. Entre ellos, a la hora del balance, estará
haber creído que la solución era saquear el planeta para que el PBI no cesara
de crecer. Estará también haber sido pasivos ante la estupidez. No habernos
rebelado. Haber encendido un celular para ver qué decía la BBC. Haber hecho del
silencio una virtud. ■
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