PROTESTA LEGÍTIMA
Escribe: Milciades Ruiz
Hemos emitido juicios sobre el movimiento social de
protesta que aqueja al país en estos días, interpretándola desde nuestra
perspectiva política, toda vez que las características del suceso son atípicas.
No tiene orientación ideológica común, ni plataforma política. Pero entonces,
¿Qué, es lo que mueve a actuar de la misma manera en diversas regiones a la
vez? Al respecto, va la siguiente nota.
La explosión social, es un producto del sistema, como hay
otros, generados por las condiciones del modelo republicano vigente. Es la
respuesta a la presión de la maquinaria del neoliberalismo. Su estallido puede
haber sido circunstancial, pero su fermentación viene desde muy atrás. Por
ello, juzgar los hechos por sus resultados y no por las causas, quizá no sea lo
más apropiado.
Tenemos hábitos de raciocinio muy esquemáticos. En la
izquierda se piensa que todo es culpa de la extrema derecha, y en el campo
opuesto se piensa que todo es culpa de la extrema izquierda. De este esquema no
salen, porque no tienen otra manera de pensar. Lo mismo sucede con quienes solo
piensan en términos de burguesía y proletariado, que, en este caso, no encaja.
Pero el materialismo dialéctico, que es el eje de todas las ciencias, nos provee de muchos instrumentos de análisis. Sabemos que todo en la vida y en el universo, se desarrolla por antagonismo bipolar, como la electricidad, el bien y el mal, la vida y la muerte, etc. La sabiduría popular advierte: “Siembra vientos y cosecharás tempestades”
Nuestra historia es una larga sucesión de antagonismos
bipolares, pues cada situación genera su contrario que finalmente lo supera,
como lo viejo y lo nuevo. La conquista española generó el sentimiento
antiespañol entre los dominados. El bloqueo contra Cuba genera un rechazo anti
norteamericano y la expoliación a países pobres causa migración hacia los
países depredadores.
Porque no hay acción sin reacción, la bipolaridad está en nuestro organismo. También en la mentalidad que procesa nuestro cerebro. Los impactos que recibimos, nos hacen reaccionar de distinta manera según nuestra predisposición. Si no conseguimos nuestras aspiraciones legítimas, nos invade un sentimiento de frustración que puede tornarse hostil.
Por ello, pienso que en esta protesta masiva hay un
componente neurológico que deberíamos tomar en cuenta. La frustración es una
respuesta del organismo, desencadenada por una decepción. En el caso
de personas socialmente excluidas presentan reacciones de depresión,
ansiedad, desamparo como lo señalan numerosos estudios. (Williams, Cheung &
Choi, 2000; Eisemberger, Jarcho, Lieberman & Nalebuff, 2006). Pero si se
agrupan en grandes colectividades dan rienda suelta a sus iras.
Es frecuente ver la frustración grupal entre quienes
comparten las barras deportivas cuya disconformidad llega a ser
violenta. Para el psicoanálisis, la conducta agresiva es resultado de un
impulso interno del organismo, que se activa cuando a este, se le impide
conseguir la meta que pretende alcanzar. Si el estado emocional es intenso en
estos colectivos, lo más probable es que lleguen a la violencia.
La colectividad peruana se siente traicionada por una falsa
democracia y ha perdido la fe en los mecanismos republicanos. Repudia el
sistema electoral, a los partidos políticos, a los organismos públicos y culpa
al estado de todas sus frustraciones. Las mayorías no se sienten representados
por los parlamentarios ni por los políticos. No ven al estado no como un
amparo, sino como una negación a sus aspiraciones legítimas. Por eso, los insurrectos
apedrean todo lo que signifique estado.
La pérdida de fe en el sistema político lo podemos ver en
las cifras electorales oficiales. La gran mayoría de electores no ha podido
pasar del nivel de educación secundaria. Eso no es justo. No es lo que se
aspira, pero al régimen, eso no le importa. Entonces, la frustración genera
descontento que se acumula con otros de la misma causa.
En las elecciones parlamentarias de 1980, hubo 712,796 votos nulos, 403,248 votos en blanco y un ausentismo de 1´173,404 electores. En el 2021, los votos nulos subieron a 2´737 099 nulos, 2´126,712 en blanco y un ausentismo de 7´565,223. El total, de estos tres rubros en las elecciones del 2921, suman 12´429,034, cifra casi igual al número de votos válidos 12´858,829. ¿No es esto, una señal clara de disconformidad con el régimen electoral vigente?
Los más perjudicados por el deterioro del sistema son los
jóvenes que constituyen la mayoría nacional. Los hemos visto que no reparan en
los riesgos de la violencia y muchos de ellos terminan perdiendo la vida. Son
jóvenes sin un futuro satisfactorio, como también, gran cantidad de peruanos
frustrados por un sistema que los anula. El denominador común de las protestas
en zonas distantes tiene este componente generacional en gran parte.
Pero es toda la población la que se siente decepcionada por
el sistema republicano vigente, pues no responde a lo que uno espera de su
país. Veamos otra respuesta social en el siguiente cuadro oficial.
En las encuestas nacionales de hogares que ejecuta el INEI cada año, solo un tercio de la población está conforme con el sistema político, en tanto que dos tercios no.
Fuente: Instituto Nacional de Estadística e Informática-Encuesta Nacional de Hogares.
Si el pueblo se manifiesta de esta manera y nunca se le toma
en cuenta; si gasta tiempo, dinero y energías reclamando de manera formal e
informal, pero es ignorado, ¿Qué le queda? Ahora mismo, hipócritamente dicen
los políticos: Sí, está bien, ¡Que renuncie la presidenta!, ¡Elecciones
adelantadas! ¡Dialoguemos! Pero solo es un caramelo para contentar a los
enojados.
El problema no es de personas. El meollo está en el sistema
político y mientras eso no se cambie, el problema se mantendrá latente, sin
resolver. Con el sistema vigente, tampoco es viable una nueva constitución
creyendo que allí, está la solución. Una constitución popular solo es factible
si se cuenta en su aprobación con una representación mayoritaria que la
garantice.
Finalmente debo decir que, si las causas de este estallido
social son estructurales, lo que corresponde entonces es reformar la estructura
republicana. Siendo así, habría que pensar en las alternativas para la
refundación de una nueva república, acorde con las exigencias de nuestra época.
Salvo mejor parecer.
31/01/2023
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