Revista digital https://altiplania.org/
C |
omo es sabido,
aquella actividad cuya finalidad es obtener medios de subsistencia para la vida
de nuestra especie, mediante el consumo de infinidad de productos obtenidos por
efecto intencional de la acción humana sobre la tierra en variadas formas, es
la agricultura. Su desarrollo ascendente desde los rudimentos más elementales
―y acaso casuales― iniciados hace ocho milenios o más, constituyó un salto
revolucionario de la humanidad.
Uno de los
cinco lugares del planeta en el que afloró la pionera práctica domesticadora de
plantas y animales, se ubicó en los Andes Centrales del continente americano;
y, dentro de éste, en ese gigantesco conglomerado físico conocido como Altiplano
o Meseta del Collao, ubicado en el medio del largo recorrido continental de la
gran cordillera.
Fue en este
alto y amplio espacio ―cuya diacrónica realidad es objeto de tratamiento
privilegiado por quienes editamos esta publicación― en la que se desarrollaron
notables y acrecentadas comunidades que forjaron sobresalientes status
económicos calificados por los cronistas de la historia peruana y continental
como de los más ricos en el nuevo mundo.
Los juicios de
valor vertidos por quienes en esos lejanos tiempos constataron in situ la
existencia de extensos cultivos de plantas alimenticias como la papa, quinua,
cañigua, oca, tarwi y otras, así como la comprobación directa de grandes hatos
de animales auquénidos domesticados como la alpaca y la llama, no hicieron sino
dejar constancia de la corroboración de esa gran riqueza y
transmitir sus
apreciaciones al mundo europeo de la época.
Es sabido
también que la codicia del invasor hispánico, venido hace más de quinientos
años a estas tierras con el fin de enriquecerse por cualquier medio, destrozó la
organización económica que encontró en funciones, esquilmó a las poblaciones
originarias, las redujo drásticamente en número vía el trabajo forzado en las
minas, las despojó de sus bienes, les impuso contribuciones leoninas,
trasplantó injustas instituciones propias del feudalismo europeo y sentó así
con todo ello, las funestas condiciones negativas para que se propague la
pobreza en el seno de las multitudes andinas y altiplánicas.
Pasada la época
del coloniaje español y creada la república de criollos dominantes,
discriminantes política y socialmente durante doscientos años, ¿qué queda de
esa antigua realidad en el altiplano puneño?, ¿cómo está el agro altiplánico en
el Puno de hoy? ¿qué hay que hacer para encarar su aguda problemática y
enrumbar la acción social hacia mejores situaciones?
Grandes
preguntas. Algunas respuestas, solo algunas, aparecen consignadas junto con
señaladas propuestas en los párrafos y renglones de los ensayos cortos y
artículos de las páginas que siguen. Esperamos que quienes comparten nuestras
preocupaciones por el destino de nuestros pueblos y quienes están interesados
por la suerte de la gente y la tierra collavina, nos van a dispensar su
generosa lectoría y sus comentarios. Apostamos por ello.
Los editores
C O N T E N I D O
- Nuestra palabra
- ¿ES POSIBLE UNA SEGUNDA REFORMA AGRARIA? Eduardo
Zegarra.
- PUNO ¿NECESITA UNA SEGUNDA REFORMA AGRARIA? Juan José
Vera.
- ACERCA DE LA REFORMA AGRARIA Y EL MINIFUNDIO. Guillermo
Vásquez Cuentas.
- LA TENENCIA DE LA TIERRA EN EL DEPARTAMENTO DE PUNO. Jaime
Ardiles Franco.
- APORTES PARA IMPLEMENTAR UNA SEGUNDA REFORMA AGRARIA CON
ROSTRO DE MUJER EN LA REGIÓN PUNO. Giovanna Vásquez Luque.
- MARIÁTEGUI Y CHURATA, UNA REUNIÓN FRUSTRADA, UN ENCUENTRO
EN EL PORVENIR. Carlos Portugal Mendoza.
- HISTORIA DE LAS BANDAS DE MÚSICA EN PUNO. Kála Chuymani
Ordoño.
- POESÍA PARA EL HOMBRE QUE LABRA LA TIERRA CON VERSOS. Liliana
Quinto Laguna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario