CARTA A UN AMIGO DE DERECHA
Por Rafael Roncagliolo
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ntiendo
tus temores frente a la izquierda, los rojos, los caviares. Tu pavor, ante
la posibilidad de que terminemos como en Venezuela. O de volver a los tiempos
nefastos de Alan García, la hiperinflación y el terrorismo galopante.
Pero
hay aspectos de la actualidad que no podemos ni debemos prolongar. Tú mismo me
has contado, con indignación, tu experiencia con los abusos de clínicas y
laboratorios privados y cómo determinados medicamentos se retiran del mercado,
porque los negocios requieren que haya enfermos y no sanos.
Me
has recordado los tiempos en que existía el “derecho de pernada” para los
hacendados, el rechazo que te producía y el alivio por su extinción. Me has
narrado tu rebeldía frente a una pobreza que disminuye, sí, pero a ritmo de
tortuga, mientras la desigualdad avanza con velocidad de liebre. Me has
expresado tu entusiasmo con los mensajes del Papa Francisco y el Cardenal
Barreto.
Quiero
decirte que, más que entre izquierda y derecha, las elecciones peruanas
del domingo once de abril se juegan entre conservación y cambio. Es claro
que hay cosas que conservar. En primer lugar, el crecimiento económico, aunque,
seamos francos, éste se ha debido más a las demandas del comercio internacional
que a la compulsión privatizadora.
Igual,
es muy importante. Pero el crecimiento económico también se puede alcanzar sin
la política del “cholo barato” que empuja a los despidos; y sin regalar las
riquezas naturales, sacrificar a las poblaciones nativas y degradar el medio
ambiente.
Así
que hay cosas que conservar, pero también muchas cosas que cambiar. Basta con
leer las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional, la CEPAL, la OCDE o
del Foro Económico Mundial de Davos. Todos proponen cambios urgentes e
importantes. Y concordarás conmigo en que ni el FMI ni la CEPAL ni la OCDE ni
el Foro de Davos son comunistas, caviares o terrucos. He estado en el Foro de
Davos y me consta que es, sobre todo, un encuentro mundial de grandes
empresarios lúcidos.
Un
gran problema del Perú es que hemos carecido de una élite
dirigente que fuera, por pedir lo menos, informada. Esta evidencia se ha
repetido en los debates de candidatos presidenciales, en los que muchos
brillaron por su autoidolatría, pero muy pocos por su conocimiento o por su
creatividad.
La
verdad es que los políticos de la derecha peruana ni siquiera están al día. No
conocen, ni de lejos, los informes y recomendaciones del ayer sagrado Fondo
Monetario Internacional. No saben que existe la CEPAL ni la OCDE. Creen que el
Foro Mundial de Davos es un santuario de sabelotodos ininteligibles. No leen.
Pero
existe mucha gente de derecha que sí está al día y podría enriquecer la
política peruana. Sólo que le han cedido su lugar a personajes cantinflescos,
ególatras o autoritarios. ¡Qué valioso sería para el Perú que gente honesta y
cultivada entrara a la brega política para defender los valores de una derecha
moderna! Como la que existe en otros países.
Qué
pena da que ustedes tengan que elegir entre: (1) un combatiente contra la
igualdad entre hombres y mujeres, que, mirando siempre el suelo, perdía los
papeles y ni siquiera sabía leer en el último debate; (2) un megalómano que
está convencido de que él mató al Mar Muerto; y (3) una candidata voluble y
enjuiciada, que prolonga el autoritarismo corrupto de su padre.
El
pensamiento conservador peruano, heredero de Bartolomé Herrera, se merece algo
mejor que estas imágenes jurásicas. Por lo menos, no alimentarse de prejuicios
y falsas noticias. A propósito, acabo de ver un tweet que inventa que una
Verónika Mendoza, de unos siete años y armada hasta los dientes, era una
senderista empedernida. El autor de tamaña falsificación ya se retractó. Pero
hay gente educada que se lo ha creído. Por favor…
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