BRISAS DEL TITICACA
Por Puno, en la Tradición y el Arte.
LA DANZA LOS CAPORALES
COREOGRAFÍA POPULAR DEL HERMANO PAÍS DE BOLIVIA
Escribe: Guillermo Vásquez Cuentas
Múltiples
expresiones del arte popular coreográfico nacieron en diversas épocas del largo
trajinar del homo altiplanicus. Unas vienen desde el brumoso tiempo preincaico,
otras desde el incario y la colonia. En cada una de esas épocas se fueron
creando y modificando durante sucesivos procesos de transculturación y aculturación,
múltiples estampas coreográficas o danzas.
En el marco de la
cultura popular puneña, en aquella parte que comprende a la danza y la música,
existe sorda polémica sobre la identidad de algunas expresiones coreográficas
que son constantemente cultivadas, ejecutadas, practicadas por los pueblos de
la región de Puno. En este campo, viene de la vecina y realmente hermana
República de Bolivia, el reclamo constante por la identidad boliviana de ellas,
con argumentos no siempre validados por la historia, junto con adjetivos
insultantes, que hacen aparecer a los puneños como perpetradores de plagio,
robo, estafa y otras cosas más.
Por desgracia, hay en nuestro medio hechos y fenómenos que dan pábulo a ese sostenido vituperio, debido a la grosera y consumada imitación de ciertas estampas coreográficas, pero sobre todo –y lo que es más grave- a causa de la apropiación de su identidad, cuando no al silencio culpable sobre el debido reconocimiento público de su bolivianidad.
El tema debe ser objeto de investigación científica; mientras tanto, caben aún algunas ideas, valiéndonos a manera de ejemplo de una de las danzas en cuestión: Los Caporales.
EL CONTEXTO
Como se sabe, la meseta del Collao, ese gran promontorio que se destaca por sus dimensiones en la cordillera sudamericana de Los Andes, ofreció históricamente a los primeros pobladores y a los que con el tiempo vinieron después, la base física caracterizada principalmente por un colosal cuerpo de agua –el Lago Titikaka y afluentes- en medio de tierras altas de orografía llana, llamadas por todo ello, Altiplano.
En ese retazo de planeta florecieron culturas que se turnaron en la ocupación, aprovechamiento y control del inmenso territorio o de alguno de sus confines. Es muy sabido el prolongado pasado común que antecede a la fundación de Perú y Bolivia. Sería ocioso repetir todo lo divulgado por muchos estudiosos al respecto y por nosotros mismos en algunos escritos[i], puesto que para el propósito de este breve trabajo interesa dejar sentado que, en ese mismo espacio geográfico convivieron gentes que produjeron logros culturales multifacéticos y sincréticos. Una de las dimensiones de ese multifacetismo es el arte popular coreográfico[ii], que como en cualquier parte del mundo nace del ensamble inteligente e indivisible de la música (ritmo y melodía) con la danza (el movimiento corporal).
Múltiples expresiones del arte popular coreográfico nacieron en diversas épocas del largo trajinar del homo altiplanicus. Unas vienen desde el brumoso tiempo preincaico, otras desde el incario y la colonia. En cada una de esas épocas se fueron creando y modificando durante sucesivos procesos de transculturación y aculturación, múltiples estampas coreográficas o danzas.
Desde una óptica puneña, clasificamos las danzas que se practican en nuestra realidad actual en Danzas autóctonas o aborígenes (que vienen desde lo precolombino y subsisten sin o con pocas adquisiciones foráneas) y en Danzas mestizas (ridícula y huachafamente llamadas de “trajes de luces”) y, a su vez éstas últimas en altiplánicas (comunes al espacio físico-social del altiplano y aparecidas antes de la fundación de Perù y Bolivia, como la diablada, morenada, wacawaca, kullawa, llamerada y otras) y bolivianas (que aparecieron en el ámbito de la ya conformada República de Bolivia como es el caso de los Caporales) .
Por desgracia, hay en nuestro medio hechos y fenómenos que dan pábulo a ese sostenido vituperio, debido a la grosera y consumada imitación de ciertas estampas coreográficas, pero sobre todo –y lo que es más grave- a causa de la apropiación de su identidad, cuando no al silencio culpable sobre el debido reconocimiento público de su bolivianidad.
El tema debe ser objeto de investigación científica; mientras tanto, caben aún algunas ideas, valiéndonos a manera de ejemplo de una de las danzas en cuestión: Los Caporales.
EL CONTEXTO
Como se sabe, la meseta del Collao, ese gran promontorio que se destaca por sus dimensiones en la cordillera sudamericana de Los Andes, ofreció históricamente a los primeros pobladores y a los que con el tiempo vinieron después, la base física caracterizada principalmente por un colosal cuerpo de agua –el Lago Titikaka y afluentes- en medio de tierras altas de orografía llana, llamadas por todo ello, Altiplano.
En ese retazo de planeta florecieron culturas que se turnaron en la ocupación, aprovechamiento y control del inmenso territorio o de alguno de sus confines. Es muy sabido el prolongado pasado común que antecede a la fundación de Perú y Bolivia. Sería ocioso repetir todo lo divulgado por muchos estudiosos al respecto y por nosotros mismos en algunos escritos[i], puesto que para el propósito de este breve trabajo interesa dejar sentado que, en ese mismo espacio geográfico convivieron gentes que produjeron logros culturales multifacéticos y sincréticos. Una de las dimensiones de ese multifacetismo es el arte popular coreográfico[ii], que como en cualquier parte del mundo nace del ensamble inteligente e indivisible de la música (ritmo y melodía) con la danza (el movimiento corporal).
Múltiples expresiones del arte popular coreográfico nacieron en diversas épocas del largo trajinar del homo altiplanicus. Unas vienen desde el brumoso tiempo preincaico, otras desde el incario y la colonia. En cada una de esas épocas se fueron creando y modificando durante sucesivos procesos de transculturación y aculturación, múltiples estampas coreográficas o danzas.
Desde una óptica puneña, clasificamos las danzas que se practican en nuestra realidad actual en Danzas autóctonas o aborígenes (que vienen desde lo precolombino y subsisten sin o con pocas adquisiciones foráneas) y en Danzas mestizas (ridícula y huachafamente llamadas de “trajes de luces”) y, a su vez éstas últimas en altiplánicas (comunes al espacio físico-social del altiplano y aparecidas antes de la fundación de Perù y Bolivia, como la diablada, morenada, wacawaca, kullawa, llamerada y otras) y bolivianas (que aparecieron en el ámbito de la ya conformada República de Bolivia como es el caso de los Caporales) .
LA DANZA DE LOS
CAPORALES
El término Saya (baile) alude a un género de danzas afrobolivianas que experimentó una serie de cambios en su proceso evolutivo. Empezó con los Tundiques, danza típica de la comunidad negra que vive en el ubérrimo valle de los Yungas, perteneciente a la circunscripción de La Paz, Bolivia, en donde están las localidades de Chicaloma, Coroico y otras.
En sus inicios el Tundique –según el investigador paceño Luis Machicao Avaroa – era danza ejecutada solo por hombres, quienes mientras se desplazaban iban cantando y tocando pequeños bombos. Arrastraban cadenas, bajo el severo mando de un negrero o “caporal”. No había pues mujeres en el grupo. Según Machicao la danza expresa “los sentimientos de los esclavos negros desarraigados en el siglo XVI para venir a trabajar como esclavos de los españoles en las minas de plata de Potosí”.
La Agrupación Puno de Arte Foklórico y Teatro APAFIT, institución puneña que durante varios años presentó danzas altiplánicas ante diversos públicos del Perú, tuvo en su repertorio la danza de los Tundiques, que la tomó de un conjunto de Yunguyo y este a su vez de Bolivia.
El Tundique derivó, con el correr de los años, en la Tuntuna gracias a la liberación de ataduras en el hombre –que además dejó el bombo- y la inserción de la mujer en el conjunto de danzantes. Los movimientos se tornaron más ágiles, la vestimenta se modernizó con el uso característico de blondas en los brazos de los danzarines, pero en todo caso, sin perder el ritmo propio de los tundiques que se mantiene hasta hoy: Dos golpes seguidos en sonido sordo de bombo, un breve espacio de silencio y otra vez dos golpes seguidos y así sucesivamente. En el siempre cambiante proceso, melodías y cantos fueron apareciendo con profusión en el vecino país, sin dejar ese marco rítmico.
Más tarde, en base a las experiencias anteriores vino la Saya propiamente dicha, de movimientos gráciles, elegantes, delicados de las mujeres y de briosos y varoniles desplazamientos de los hombres. Entre ellos estaba en primera línea el caporal (capataz elegido por los colonizadores españoles para supervisar el trabajo de los esclavos, que dirige la danza agitando un látigo). La Saya ganó gran difusión y aceptación en los países andinos.
Una de las figuras de danzante en esa Saya, esto es el Caporal, se reprodujo en número apreciable llegando a constituir un conjunto separado de danzarines, lo que dio como resultado la conformación de la Danza de los Caporales.
Confirmando ese proceso, el experto folklorista boliviano Jorge Godínez Quinteros[iii] señala que “El Caporal es una danza… cuyas raíces están en la SAYA, ritmo y baile que deviene a su vez del TUNDIQUI… La independencia del Caporal de la Saya o del Tundiqui o de la Tuntuna nació por 1971 en la entrada de la festividad del Gran Poder… nació mucho después de la creación de Bolivia”.
Ese desarrollo dancístico continuó con la introducción de nuevas figuras dancísticas como las “machinas” y caporales extraordinarios. El gusto de las juventudes por la danza se expandió no solo en Bolivia, sino también en el Perú y otros países vecinos.
En Puno ganó práctica masiva a cargo de numerosas agrupaciones, al punto que se ha integrado con fuerza a la coreografía popular puneña. Puneños y amigos de puneños de otras ciudades especialmente del sur y centro del Perú, han afirmado su impresionante propagación creando múltiples grupos y conjuntos de Caporales. Hasta instituciones de identidad puneña se han empeñado en su difusión y ejercicio. La Asociación Central Folklórica Puno con sede en Ate, asì como algunas otras entidades representativas de provincias y distritos de Puno en Lima y Callao organizan recurrentes concursos de Saya Caporal como si se tratara de una estampa puneña; el Club Departamental Puno en el Concurso Nacional de Música Puneña que se llevó a cabo en 2015 puso entre las formas musicales concursables al boliviano Caporales como si fuera puneño; en Brisas del Titicaca es una de las danzas de mayor vistosidad para beneplácito del público nacional y extranjero, aunque los presentadores ignoren sistemáticamente mencionar el origen de la danza; y para no abundar más, el primer puesto en el Concurso de Danzas mestizas en la Festividad de la Candelaria 2015, fue obtenido nada más ni nada menos por la Asociación Centralistas, bailando con belleza plástica y destreza… la Danza de los Caporales.
La trayectoria de la Asociación Centralistas es rica en hechos y logros. A ella dedicaremos un próximo artículo.
El término Saya (baile) alude a un género de danzas afrobolivianas que experimentó una serie de cambios en su proceso evolutivo. Empezó con los Tundiques, danza típica de la comunidad negra que vive en el ubérrimo valle de los Yungas, perteneciente a la circunscripción de La Paz, Bolivia, en donde están las localidades de Chicaloma, Coroico y otras.
En sus inicios el Tundique –según el investigador paceño Luis Machicao Avaroa – era danza ejecutada solo por hombres, quienes mientras se desplazaban iban cantando y tocando pequeños bombos. Arrastraban cadenas, bajo el severo mando de un negrero o “caporal”. No había pues mujeres en el grupo. Según Machicao la danza expresa “los sentimientos de los esclavos negros desarraigados en el siglo XVI para venir a trabajar como esclavos de los españoles en las minas de plata de Potosí”.
La Agrupación Puno de Arte Foklórico y Teatro APAFIT, institución puneña que durante varios años presentó danzas altiplánicas ante diversos públicos del Perú, tuvo en su repertorio la danza de los Tundiques, que la tomó de un conjunto de Yunguyo y este a su vez de Bolivia.
El Tundique derivó, con el correr de los años, en la Tuntuna gracias a la liberación de ataduras en el hombre –que además dejó el bombo- y la inserción de la mujer en el conjunto de danzantes. Los movimientos se tornaron más ágiles, la vestimenta se modernizó con el uso característico de blondas en los brazos de los danzarines, pero en todo caso, sin perder el ritmo propio de los tundiques que se mantiene hasta hoy: Dos golpes seguidos en sonido sordo de bombo, un breve espacio de silencio y otra vez dos golpes seguidos y así sucesivamente. En el siempre cambiante proceso, melodías y cantos fueron apareciendo con profusión en el vecino país, sin dejar ese marco rítmico.
Más tarde, en base a las experiencias anteriores vino la Saya propiamente dicha, de movimientos gráciles, elegantes, delicados de las mujeres y de briosos y varoniles desplazamientos de los hombres. Entre ellos estaba en primera línea el caporal (capataz elegido por los colonizadores españoles para supervisar el trabajo de los esclavos, que dirige la danza agitando un látigo). La Saya ganó gran difusión y aceptación en los países andinos.
Una de las figuras de danzante en esa Saya, esto es el Caporal, se reprodujo en número apreciable llegando a constituir un conjunto separado de danzarines, lo que dio como resultado la conformación de la Danza de los Caporales.
Confirmando ese proceso, el experto folklorista boliviano Jorge Godínez Quinteros[iii] señala que “El Caporal es una danza… cuyas raíces están en la SAYA, ritmo y baile que deviene a su vez del TUNDIQUI… La independencia del Caporal de la Saya o del Tundiqui o de la Tuntuna nació por 1971 en la entrada de la festividad del Gran Poder… nació mucho después de la creación de Bolivia”.
Ese desarrollo dancístico continuó con la introducción de nuevas figuras dancísticas como las “machinas” y caporales extraordinarios. El gusto de las juventudes por la danza se expandió no solo en Bolivia, sino también en el Perú y otros países vecinos.
En Puno ganó práctica masiva a cargo de numerosas agrupaciones, al punto que se ha integrado con fuerza a la coreografía popular puneña. Puneños y amigos de puneños de otras ciudades especialmente del sur y centro del Perú, han afirmado su impresionante propagación creando múltiples grupos y conjuntos de Caporales. Hasta instituciones de identidad puneña se han empeñado en su difusión y ejercicio. La Asociación Central Folklórica Puno con sede en Ate, asì como algunas otras entidades representativas de provincias y distritos de Puno en Lima y Callao organizan recurrentes concursos de Saya Caporal como si se tratara de una estampa puneña; el Club Departamental Puno en el Concurso Nacional de Música Puneña que se llevó a cabo en 2015 puso entre las formas musicales concursables al boliviano Caporales como si fuera puneño; en Brisas del Titicaca es una de las danzas de mayor vistosidad para beneplácito del público nacional y extranjero, aunque los presentadores ignoren sistemáticamente mencionar el origen de la danza; y para no abundar más, el primer puesto en el Concurso de Danzas mestizas en la Festividad de la Candelaria 2015, fue obtenido nada más ni nada menos por la Asociación Centralistas, bailando con belleza plástica y destreza… la Danza de los Caporales.
La trayectoria de la Asociación Centralistas es rica en hechos y logros. A ella dedicaremos un próximo artículo.
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[i] Guillermo Vásquez Cuentas: “AYER, HOY Y MAÑANA DE LA NACIÓN AYMARA”.
Revista PUKARA. Nº 91. La Paz, Bolivia. 2014. / “EL ARTE POPULAR COREOGRÁFICO
DE PUNO: PATRIMONIO CULTURAL DEL PERÚ” diario Los Andes, Puno, febrero 2005
[ii] Permítasenos señalar en este punto que nosotros no usamos el término “folklore” para referirnos a esos fenómenos, en razón a fundamentos teóricos a los que nos adscribimos y que no es el lugar ni el momento de explicitarlos.
[iii] http://www.educa.com.bo/danzas/caporales#sthash.unydEiV6.dpuf
[ii] Permítasenos señalar en este punto que nosotros no usamos el término “folklore” para referirnos a esos fenómenos, en razón a fundamentos teóricos a los que nos adscribimos y que no es el lugar ni el momento de explicitarlos.
[iii] http://www.educa.com.bo/danzas/caporales#sthash.unydEiV6.dpuf
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