MAURO CASTILLO
Willard Díaz
Tomado de la revista cultural ALTO DE
LA LUNA, Arequipa 2012
Conversación con un notable pintor arequipeño (¿?)*
Lo veo después de varios años, de modo que considera
necesario mostrarme sus últimas obras. Disfruto de una exposición privada un
par de horas viendo óleos y acuarelas de Mauro Castillo comentada en los
detalles técnicos, en los lugares, horas de luz, personajes, nombres y señales
de cada cuadro. Veo sus fotos de viajes (una con las Torres Gemelas al fondo,
otra en la puerta del Museo Metropolitano donde se presenta una muestra de Van
Gogh en Arlés, otra en la cima del Misti). Mientras sale a atender una llamada
me quedo mirando una versión suya de la “Impresion solei levant” de Claude
Monet convertida en atardecer, más oscura pero más expresiva que la original,
una pequeña maravilla.
En su alta torre de la calle Puente Bolognesi Mauro Castillo
ha preservado el tiempo, conserva la memoria de cada día de cada año, cada
imagen y cada persona que ha visto y conocido. En sus ojos claros y
transparentes uno puede ver que se asoma el mundo limpio y puro de sus
acuarelas, un mundo sin mancha, sin penas, sin prisas.
Su voz pausada recita todo lo que uno quiera saber, menos
los detalles de su vida íntima. Cuando se desliza algo me avisa: No lo pongas.
No tiene importancia.
En el 2010 la Escuela de Bellas Artes le otorgó la Medalla
de Oro y le dio el título de Maestro de la acuarela y hace poco la Asociación
Española de Acuarelistas le concedió el Primer Premio de la II Bienal
Iberoamericana de Acuarela, en la Casa de la Moneda de Madrid. La semana
próxima va a exponer de nuevo en Arequipa, en la Galería del CCPNA, casi
cuarenta cuadros. Va a ser una ocasión privilegiada de ver la obra de un pintor
ante cuya madurez se ha rendido la belleza.
Aquí un trozo de nuestra conversación.
P.- ¿Y por fin, puneño o arequipeño?
R.- Arequipeño, aunque nacido en Puno. Nací
y viví en Puno hasta los trece años y me vine. Todo el resto de mi vida
lo he pasado aquí; mi formación, mi vida familiar ya me hacen un arequipeño
más. Por eso me consideran parte de la pintura arequipeña.
Hice secundaria en la Gran Unidad Mariano Melgar, terminé el
65. Ingresé a la Escuela de Artes “Carlos Baca Flor”, a la Normal que se
acababa de crear. Estudié luego en la sección artística, con Carlos Trujillo.
P.- ¿En la promoción de Alejandro Núñez Ureta?
R.- No. Alejandro ingresó después.
Sin embargo fuimos muy amigos, salíamos al campo a pintar
juntos, con Lucho Palao.
P.- ¿Cuáles fueron tus años de formación?
R.- Del 66 al 70. Yo estudié con Willy Galdos, Walther
Levin, Víctor Turpo. Fueron años de mucha pintura, día y noche, viajes al
campo, crítica. Mucha pasión por la pintura en todos nosotros, que nos unía en
una hermandad tremenda. Nos alentaba mucho, debo reconocerlo, Percy Hurtado;
fue un estímulo constante para mí.
P.- Percy no era muy buen pintor pero era un gran
maestro, ¿no?
R.- Él me dijo “Mauro, tú tienes condiciones, debes estudiar
y hacerte pintor. Tienes una responsabilidad con tu talento. No lo dejes”. Era
el año 66. Ese año fundamos el grupo de arte “Vinatea Reynoso”.
P.- Tú eres de los fundadores…
R.- Claro, con Percy Hurtado, Saúl Quispe, Víctor Turpo,
Abraham Monge; en la Escuela de Verano de la Universidad de San Agustín, en
enero del 66 empezamos. Justo acababa de llegar de Argentina Lucho Palao, se
vino por Bolivia y traía algunas obras que había pintado en algunos pueblitos.
Así empezamos.
…
P.- Medio siglo: tienes toda la historia de la pintura
arequipeña en tus ojos…
R.- Sí pues. He conocido la pintura de Molina, Casimiro
Cuadros, Málaga, Carlos Trujillo, Alzamora, Marcelo Martínez, Julio Morales
Velarde: todos los pintores que dieron origen a esto que se llama la pintura
arequipeña y de los que ya nadie se acuerda.
P.- ¿Y este señor que tiene aquí retratado?
R.- El pintor Guillermo Mansilla. Primero conocí a su padre,
Manuel Mansilla, que era acuarelista y fotógrafo: él es quien motivó al hijo.
Pero fue Guillermo quien me trajo a esta casa. Tenía su
taller en el segundo piso y yo lo venía a visitar, hasta que se presentó la
ocasión de alquilar un cuarto en el tercer piso, y aquí me quedé.
P.- Abajo estaba la Librería Cultura…
R.- Del señor José Barriga, que ya falleció.
P.- ¿Ya te has comprado este piso?
R.- Menos mal. En esta habitación estuvo mi primer taller y
luego me he pasado más arriba. Vivo aquí desde el 67, vecino de Guillermo
Mansilla. Al frente vivía Víctor Turpo.
Guillermo era una excelente compañía, un pintor muy lírico,
nadie ha podido superarlo. Hacía otro tipo de pintura, no era de salir al campo
y hacer paisaje, pero en lo suyo fue excelente.
P.- Admirable que te has mantenido tanto tiempo en lo
tuyo, sin concesiones.
R.- Lo mío es el realismo, digamos, un poco de impresionismo
quizás, pero no he coqueteado con escuelas ni modas. Me interesa la luz, el
color de las montañas, del campo, del cielo, y la gente más modesta. Lo mío es
la identidad de este pueblo. El Valle del Colca, la costa, los pueblos de la
sierra, la campiña de Arequipa, Camaná, el Valle de Tambo. Lugares que están
acá cerca pero que muchos arequipeños ya ni conocen ni les interesa conocer.
Creen que el mundo son estas calles y estos malles y estas plataformas de
cemento.
P.- Tú en cambio viajas mucho, ¿todavía?
R.- Sí, salgo los fines de semana, hago viajes cada que
puedo, agarro mis cartulinas, mis pinceles y me largo por ahí. Me siento muy
libre y me gusta así. Por eso no acepté ser profesor de arte.
P.- ¿Alguna vez te lo propusieron?
R.- Percy Hurtado insistía para que fuera profesor en la
Escuela de Artes en la UNSA, cuando recién la fundaron. Pero no acepté, pase
algunas semanas enseñando de forma muy libre, en un taller, pero dije esto no
es lo mío. Igual fue con Lucho Palao, estuvo un par de meses; pero Palao es una
cabra, no puede someterse a nada, igual que yo, nada que no sea pintura.
P.- Era el espíritu de los años sesenta, duró ¿unos
veinte años? En los ochenta se produce un cambio raro…
R.- Efectivamente. Se entronan en Arequipa las tendencias
más modernas, no figurativas.
P.- Pero curiosamente la pintura moderna y la posmoderna
están agotándose rápido. Luego de la aventura vanguardista viene “una vuelta al
orden”, según Guillermo de Torre. De modo que es probable que tu pintura vuelva
a conseguir un público. Y ya hay un “estilo Mauro Castillo”, ¿no? Ya se
puede reconocer tu pintura aunque uno no vea la firma.
R.- Te voy a contar. Cuando trabajaba con Élida Román una
vez le mandé toda una exposición de acuarelas, sin firmar. Me dijo “Te jalo las
orejas, te voy a matar ¡Cómo has podido hacer esto!”. Pero el público fue a
verlas y compró todas las acuarelas aunque estaban sin firma, porque sabía que
eran de Mauro Castillo, y hasta ahora están sin firmar.
P.- Aunque hay unos imitadorcitos por ahí…
R.- Sí, sí, los he visto. Se copian mis temas, tratan de
imitar el estilo, toman fotografías. Los he visto. Pero temas difíciles no
pueden, es lo bueno. El que conoce sabe distinguir; vienen de Lima o del
extranjero a buscarme y a ver mi obra y se llevan algo siempre. He podido vivir
de mi trabajo y no me quejo…
P.- Pero hemos tenido tiempos mejores, ¿no?
R.- Sí, los ochenta, hasta los noventa. Luego vino la crisis
y el mercado bajó bastante. El arte es muy sensible a la economía. Cuando Lima
cerró sus galerías empecé a mandar mi obra afuera, a Francia, Escocia,
Inglaterra principalmente. Casi toda mi obra última está en el extranjero.
P.- ¿Le debes algo a alguien?
R.- Anota: a Pilar Olivares, y a Michael Michell y su
familia.
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* P.- ¿Y por fin, puneño o arequipeño? R.-
Arequipeño, aunque nacido
en Puno.
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NOTA DEL DIRECTOR-EDITOR DE ESTE BLOG. Conocí a Mauro Castillo cuando era alumno del curso de Dibujo y Pintura que dictaba el gran pintor arequipeño de madre pomateña CARLOS DE LA RIVA, ya fallecido, en la Escuela de Verano 1966 de la que fui Director en mi condición de dirigente de la Federación Universitaria de Arequipa FUA. Desde entonces fuimos buenos y leales amigos. Alguna vez me visitó por algunos días en Puno y una tarde se le ocurrió pintar una acuarela (que aparece más abajo) de un torito de Pucará parado sobre una llijlla que mi madre había mandado a hacer y en la que aparecía mi nombre completo. . Mauro ha logrado muchos galardones en el Perú y el extranjero y su obra ha trascendido las fronteras. Está entre los primeros acuarelistas del Perú. Es hermano entero de Raúl Castillo Gamarra el gran músico autor del popularísimo huayño "Mamita Candelaria". GUILLERMO VÁSQUEZ CUENTAS.
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