LA TERCERA DIMENSIÓN DE
LIZANDRO LUNA
LIZANDRO LUNA
Escribe: Guillermo Vásquez Cuentas
Tomado de la revista
BRISAS N° 2 setiembre 2016
LIZANDRO LUNA LA
ROSA, notable escritor puneño nació en Azángaro el 16 de marzo de 1894, sus
padres fueron don Luis Felipe Luna, natural de Cuzco, y doña María Dolores La
Rosa Lizares.
Su padre Luis
Felipe Luna Tamayo nació en Urubamba (Cusco) en 1872. Años después, en 1896,
llegó al altiplano para desempeñarse como profesor en la Escuela Municipal de
Azángaro, ciudad en la que contrajo nupcias con María Dolores La Rosa Lizares. Como gran latifundista, se convirtió en
tenaz adversario de Angelino Lizares Quiñonez y Bernardino Arias Echenique, a
quienes les disputó la preponderancia económica y política en la región. Tuvo intenso protagonismo político a nivel nacional y regional;
varias veces representante a Congreso como diputado y senador y prefecto en
varios departamentos.
Su madre desciende por línea materna del capitán español
Francisco De Lizares que vino de su país natal buscando fortuna mediante la
actividad minera, se avecindó originalmente en Abancay. Casó en esa ciudad con
Juliana Montesinos y pasó a residir en Azángaro en 1823. Aquí nacieron sus tres
hijas; una de ellas, la mayor, Antonina Lizares Montesinos, casó con el Coronel
Domingo Antonio La Rosa, matrimonio que tuvo solo una hija: Maria Dolores La
Rosa Lizares.
Lizandro Luna estará
siempre en la relación cimera de los puneños que han contribuido con su sangre
intelectual a las notabilidades ganadas por la fructuosa cultura puneña, tanto
en el país y el extranjero. Son muchos los juicios de valor de carácter encomiástico,
que los críticos especialistas en las artes de las letras, los historiógrafos y
las comunidades intelectuales de distinto lugar y tiempo, han vertido sobre la
crecida obra escrita que dejó.
No resulta ocioso
recordar lo que serían sus mejores libros, empezando por “El Puma Indomable”
(1944), pasando por "Choquehuanca el Amauta" (1946),
"Bronce Conmemorativo" (1952), "templo de Oro" (1953),
"Tierra Prócer" (1961), "Morgue" (1961), "Aya- Ruphay".
Ha dejado sin publicar varios libros sobre Azángaro, su historia, su
gente y sus valores. Uno de ellos es el poemario “TERCERA DIMENSIÓN”. Ahora que
se han puesto de toda moda las Ferias y exposiciones de Libros tanto en Puno
como en Lima y otras ciudades, resulta propicio hablar de ese volumen aún
inédito, tal vez con el propósito de promover su injustamente postergada
aparición.
Los familiares de nuestro escritor no han logrado su salida a la luz
pública pese a haber tocado -con la insistencia que el alto propósito amerita-
las puertas de instituciones públicas y privadas que tienen que ver con el
quehacer cultural, cuyas negativas se ampararon en el casi siempre recurrido
argumento de falta de presupuesto.
Por añadidura, algún burócrata esgrimió como disculpa que el contenido de
la obra está marcado por su excesivo localismo, porque –en efecto- el conjunto
de la poetización aborda con sentido crítico-descriptivo a veces fustigante y a
veces laudatorio, la imagen, el retrato, la vida pública de instituciones-persona,
tanto de vecinos destacados o pobladores de cierta notabilidad, como de gente
humilde y hasta de lumpen, que vivían en la ciudad de Azángaro a mediados del
siglo pasado. Sin embargo, tal burócrata nunca comprendió que el tratamiento artístico
literario a los aconteceres pueblerinos o aldeanos, una vez exteriorizados,
cobran universalidad.
Según el prologuista Mauro Paredes, destacado intelectual azangarino, los
escritos en prosa poética que presiden el contenido del libro, “Azángaro,
pueblo de Tres Atalayas”, “Tierra Prócer” y “Guion del Altiplano” ,constituyen
“la esencia espiritual de la obra”, en cuanto en ellos se resalta las bondades
de la tierra azangarina y los valores intelectuales de sus hijos.
Por nuestra parte, diremos que las poetizaciones con sus debidos títulos (apodos
o sobrenombres de los personajes) llegan a 55. Cada una se refiere a un
individuo determinado que a veces es identificado por su nombre durante el
desarrollo del texto, pero que en otras la identificación solo sería posible
por quienes vivieron en Azángaro alrededor de los años 50 del signo pasado o
tengan informaciones al respecto.
Son prácticamente extensas las descripciones de “El Korilazo” (Eleodoro
Castillo Murgia), de “El Patibulario” (Luis Mamani Quiñones), de “Blasón de
Choquehuanca” (Pedro Choquehuanca Cabrera, policía) de “Urviola el Visionario”
(Ezequiel Urviola Riveros), y de “El Necrófago” (¿?)
Tinterillos y rábulas tienen su tratamiento aunque sin identificación
expresa, pero con pequeñas fotografías de los supuestos rostros, en los poemas
“Carroña del Pleito”, “Tinterillo Letrado”, “Carne de Tinterillo”, “Fauno”.
En sentido crítico encomiástico, Lizandro Luna describe al “Campeón de la
Voluntad” (Francisco Reyes Prieto, minero emprendedor), “Sangre de Puma (Juan
Zumerinde, descendiente de luchadores independentistas); “Bello Serafín” (no
indica apellido); “Cóndor Andino” (Samuel Perea Bouroncle); “El Cojo Zenobio”
(Zenobio Paredes, músico del Ejército); “El Místico” ( sin nombre aunque se
explicita su origen arábigo); “El Sufrido” (Alberto Atanasio); “Boceto de
Fuego” (José Luis Abarca, in memoriam); “Antonio Romero” (mollendino que fue a
vivir a Azángaro); “Sangre Azul” (Lucas Palza Vidaurre, carpintero); “Blasón”
(Alberto Rosello, pintor); “Sombra Errante” (¿?); “!El Gaucho” (Luis Carlos
Luna Abuhadba); “El Chacal” (Luis Enrique Cáceres Lizares); “Brochazo Proletario (Daniel Quiñones, vecino de origen
ecuatoriano).
Entre los personajes de poca fortuna, minusválidos o gente humilde que cumple
tareas simples, aparecen: “El Gerente” (Eduardo A. Pérez); “Kolinos” (sin nombre, con
sonrisa permanente); “Cadáver ambulante”; “Fuegos Inmóviles”; “Sargento
Mamani”; “Hombre Milenario”; “El
Colchonero”; “El Inválido”; “Huayra Rumuy Rimachi” (Leandro Tapia); “Espectro
Colonial”; “Mitayo Moderno”; “Sapo Macho”; “Sapo Verde”; “La Esfinge”; “Mendigo
Caminante”; “El Orate”; “Jalisco”; “El Condenado”; “Antico el Rezador”; “El
Cargador Huaylaca”; “Harapos”; “El Yatire”,; “El Mujo”; “Quilko Mayta”; “Fauna de Cacaseno”;
“Chaplin”, y algunas más.
Interesa citar lo que Lizandro Luna dice sobre “Tercera Dimensión” en sus
palabras iniciales:
“Los personajes de
este libro, no solo se les ve en su relieve natural, también se les puede
palpar. Tal es su presencia real en el papel. Algunos salieron con relieves tan
marcados que se acercan a los misterios de la cuarta dimensión. Aparecen
desnudos, llenos de calor. Pletóricos de vida. Se mueven en el ecran con ese
verismo desconcertante…”
“Este libro no es uno
más en mi trayectoria iluminada. Es síntesis y cúspide… Se fue produciendo
espontáneamente en la generosidad de la lluvia sobre la tierra fértil. Los
fanales de la inspiración y de la imaginación creadora fueron proyectando sus
haces de luz como en los fuegos de artificio. Ahora, ya terminado, se eleva en
el ámbito de mi mundo ideológico con su extraña trayectoria de cometa. <>
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