SANTIAGO GIRALDO.
UN TRIBUNO OLVIDADO
José
Luis Ayala
Tomado de diario UNO 13NOV22
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olítico, sindicalista, periodista, defensor de
campesinos pobres, fecundo historiador, honrado funcionario. Sobre todo,
abogado y socialista. Nadie como Santiago Giraldo Sueldo para defender a
dirigentes campesinos presos, por dirigir acciones justas frente a los abusos
de gamonales. Lamentablemente hasta ahora no se ha escrito su biografía y
menos reeditado en facsimilares las revistas ni diarios que dirigió.
Santiago Giraldo nació en Putina el 27 de julio de
1850 y falleció en Lima el 6 de octubre de 1919. Fue hijo de José Aniceto Giraldo
y de Tadea Sueldo. Cursó primaria en Putina, secundaria en el Seminario de San
Ambrosio de Puno. Estudió jurisprudencia en la Universidad de Arequipa, se
recibió como abogado en 1877.
Debido a sus artículos políticos y doctrinarios, fue
uno de los primeros defensores de obreros y trabajadores en la conquista de
las ocho horas de trabajo. Un hecho que alguna vez se le reconocerá, es que
haya defendido el derecho a la huelga de trabajadores como medida legal para
reclamar sus derechos.
"El Tribuno", fue un diario doctrinario de
carácter socialista, era para Santiago Giraldo, un medio de discusión
doctrinaria y acción política- pedagógica. En julio de 1880 fue nombrado
secretario de la Prefectura de Puno, luego pasó a trabajar a Moquegua. Regresó
a Puno y con sus ganancias profesionales, viajó a Europa y Estados Unidos.
Fue diputado por la provincia de Huancané en el
periodo de 1895 -1900.
Su acción parlamentaria no solo fue de orden
doctrinaria, sino que defendió los derechos de campesinos y trabajadores.
Ojalá alguna vez se publicaran sus intervenciones doctrinarias en defensa de
los seres más vulnerables y mal tratados por el Estado Peruano.
Sin embargo, para conocer y estudiar adecuadamente
la ideología de un abogado comprometido con su tiempo histórico como Santiago
Giraldo, es necesario leer y analizar una revista que dirigió entre 1903 y
1909. "El indio" fue una publicación nada puntual pero sí doctrinaria,
sustantiva y valiente.
En el primer número del 18 de diciembre de 1903, aparecieron
los Mensajeros de Chucuito en la sala de Palacio de Gobierno, citados por el
presidente Manuel Candamo, a fín de presentar documentos y quejas respecto a
los constantes abusos de gamonales y autoridades locales.
Desde el primer número "El indio" se
convirtió en una tribuna política de campesinos expoliados por el sistema. Es
posible aseverar que Santiago Giraldo, logró demostrar que el ordenamiento judicial,
político y administrativo del Estado Peruano, estaba al servicio de una casta
feudal letal. Así, la República permanecía secuestrada por unas cuantas
familias de gamonales, tal como aseveró Jorge Basadre.
El 1 de mayo de 1889, con ocasión de la instalación
del Colegio San Carlos de Puno, Santiago Giraldo dijo: "Las universidades
desde la mayor hasta la menor llamadas a presidir el movimiento intelectual de
la Nación y ejercer en consecuencia su novísima soberanía con legítimo y
perfecto derecho de los grandes cuerpos docentes, se ha convertido, triste
pero necesario es decirlo: en fósiles reaccionarios, sin ideal propio, ni ciencia
trascendental, no quisierais que todo un señor rector universitario, se ha
permitido, no hace mucho, proclamar en pleno discurso oficial, la urgente e
inaplazable necesidad de la íntegra restauración de la filosofía escolástica de
Santo Tomás del siglo XIII, como único e inaplazable recurso, para salvar a la
patria agonizante.
“¡Qué hombres! ¡Qué hombres! De ellos se puede decir,
con sobrada razón que se quedaron dormidos aquel memorable año en que Copérnico
moribundo recibía el primer ejemplar de su inmortal obra Revolutiónibusy que
recién se despiertan"[1].
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[1].-Santiago Giraldo. Colegio Nacional San Carlos
de Puno. Editorial Los Andes. Pág. 19.1977. Puno.
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DENUNCIANDO REGLAJE:
Un día antes me llamó un amigo y dijo: "He
leído tu texto, ten mucha cautela, tres obispos progresistas del Sur que
defendían los derechos humanos, tuvieron "accidentes". El cura Gutiérrez
se calló y no lo tocaron. Ten cuidado”.
En efecto, el martes 15 a las 10.00 de la mañana una
mujer y un joven tocaron el timbre de mi departamento, dijeron que querían
hablar conmigo. Tenían la vestimenta de un ministerio. Cada uno portaba un fotochek.
Todo empezó preguntándome si había una persona "enferma mental" o si
conocía a alguien con algún desequilibrio mental.
De hecho preguntaron por mi nombre. Respondí que no
había ningún enfermo mental. Entonces las preguntas se centraron para saber si
vivía solo, de dónde era, si tenía familia, cuántos años tenía, en qué había
trabajado. Es decir, tenía que rebelar mínimos detalles de mi biografía.
ENTONCES DIJE: ¡BASTA!
El domingo pasado publiqué el texto: "Evangélicos,
el fascismo y política". No hay otra razón para merecer esa extraña visita
y seria advertencia. He meditado lo suficiente para escribir este texto. Así,
cumplo con mi deber al denunciar este hecho, con mi conciencia ciudadana,
oficio de escritor y periodista con un ejercicio de más de 40 años. (José Luis Ayala)
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