SE DEBE DESMANTELAR EL ESTADO MAFIOSO
Carlos Angulo Rivas
Antes de entrar de lleno en el tema debo aclarar a quienes
fuera de lugar repiten la monserga de “Congreso Primer del Estado” cuando en un
sistema presidencialista (no parlamentarista) esa categoría no existe. Ese
galimatías de “primer poder” proviene de una infeliz frase de Haya de la Torre
cuando en el primer gobierno de Fernando Belaúnde la mayoría apro-odriísta
censuraba gabinetes y ministros a granel hasta que sobrevino el golpe militar
del general Juan Velasco Alvarado. Y es que cuando se anuncian diferencias
estamos estableciendo el concepto de Superior e Inferior lo cual no existe ni
en la Constitución ni entre los Poderes del Estado Peruano porque lo
establecido es el EQUILIBRIO y la SEPARACIÓN de los mismos. Y si uno de esos
poderes pesa más que otro se rompe el equilibrio y la separación o
independencia. La señora María del Carmen Alva, prepotencia incluida, piensa
que ella preside el primer poder de Estado, probablemente en sus sueños y en
los de sus fanáticos dirigidos por Keiko Fujimori.
El Perú vive una grave crisis que no se inicia con Pedro
Castillo sino que se acrecienta con él, a pesar suyo. Cinco presidentes y tres
Congresos en apenas cinco años, es un record de fragmentación social jamás
imaginado. Castillo es producto de esa gran crisis política e institucional y,
peor aún, por ser el escogido para resolverla con la apuesta por el CAMBIO y el
NO a la continuidad. Durante las elecciones hubo un deslinde monumental de
pugna entre la mayoría ciudadana que ungió presidente de la república a
Castillo y la candidata derrotada por tercera vez, Keiko Fujimori,
representante de la ultraderecha, la derecha y el voto lumpen. Por supuesto, a
partir de esa derrota no sólo de Keiko sino de los dueños del país, las cosas
no iban a ser simples porque la costumbre normativa había sido siempre elegir a
los comisarios políticos del poder económico que hoy sin el Ejecutivo,
concentran sus fuerzas en el Congreso más mediocre y vulgar de la historia.
Basta ver a mujeres como la Alva, Moyano, Barbarán, Chirinos, Yarrow, Juarez,
Tudela; y sujetos de almanaque como Montoya, Cueto, Chiabra, Nano Guerra
García, Anderson, Aguinaga, Bustamante; para saber que estamos hablando. No
vamos a repetir lo que todo el mundo conoce, existe una guerra a muerte para
deshacerse de Pedro Castillo a como de lugar con las armas más sucias que se
puedan concebir. Aquello viene desde el 28 de julio pasado e inclusive un poco
antes mediante la narrativa del fraude electoral que nunca hubo.
En este último período la derecha cree haber llegado al
momento culminante. Los medios de comunicación y la oposición fascista del
Congreso arman el caos orgánico y el protagónico para echarle la culpa al
gobierno de Pedro Castillo de todos los males. El orgánico es la sincronizada
alza de precios de los monopolios, las acciones de vacancia presidencial, la
censura de lo ministros, las acusaciones de corrupción agrandadas, el
“terruqueo” y la acusación de comunistas, la de “traición a la patria, la tan
mentada incapacidad, etc. y las protagónicas son las protestas sobre esa tierra
abonada, el vandalismo y la ocupación de calles, arterias principales y
carreteras, por parte de agitadores profesionales pagados por el fujimorismo y
la mafia empresarial los que se hacen llamar “La Resistencia.” aupados a la
protesta social legítima. Este deporte nacional se hizo costumbre desde hace
ocho meses, siendo esta una agitación social descarada bastante fácil de
ejecutar al contar con una situación de poder, Tienen los medios para hacerlo
todos los días porque han asumido la consigna de vacar al presidente o sacarlo
en un contexto de movilización callejera y vandalismo. Los periodistas
mercenarios, cuya voracidad calumniadora no tiene límites, apoyan el descalabro
del país y se creen los gobernantes inapelables a pesar de sus “análisis”
ramplones y mentirosos que chocan con la realidad del día a día. Ellos ni
informan ni analizan, sólo ven un rincón del cuadrilátero a fin de ejercer una
agitación política atrevida e irreverente contra el gobierno donde, al parecer,
han enloquecido en su labor disociadora y golpista.
Está clarísimo que la derecha derrotada en las elecciones no
va a parar de ninguna manera, en tal situación resulta absurdo, infantil y
necio, hablar de consensos y sobre todo de trabajo conjunto entre Ejecutivo y
Legislativo o de planes armoniosos por el bien del país. sin tener en cuenta la
tarea obstruccionista planificada por la mayoría del Congreso. Con dos mociones
de vacancia presidencial, ministros censurados y/o renunciados, con leyes
inconstitucionales modificatorias de la Constitución y contra las prerrogativas
del presidente y el Ejecutivo, todavía ¿creen los ministros, los congresistas
oficialistas y el propio presidente de la república, en la conciliación.? Estos
representantes del gobierno, por desgracia, no conocen a los grupos de poder y
sus representantes, y peor aún no conocen el terreno que pisan. El gobierno
debe estar convencido de la IMPOSIBILIDAD de conciliar y del trabajo unitario,
por el contrario, debe aprender cómo desmantelar la maraña de la mafia y la
corrupción que desde el 5 de abril, 1992, con el golpe militar de Alberto
Fujimori y Vladimiro Montesinos han construido el Estado Mafioso que perdura
reforzado por los gobiernos subsiguientes. De eso trata el CAMBIO señor Pedro
Castillo, señores ministros y señores de la izquierda. Tan feroz es la campaña
de demolición y mentiras de la prensa y sus entrevistados, que estamos viendo a
algunos izquierdistas flaquear lamentablemente.
La lucha es confrontacional no queda alternativa, y esto
debe estar presente en quienes elegimos el CAMBIO. Se ha creado un ambiente
nebuloso de incompetencia de Pedro Castillo y sus ministros, para poder golpear
a diestra y siniestra; empero, en comparación a otros gobiernos en los últimos
treinta años aquello no es tan cierto, salvo quieran llamar a los contratos
dolosos, a la gigantesca corrupción, a la inmoralidad, al lavado de activos, al
saqueo inmisericorde del Perú, etc, EFICIENCIA. Se habla del profesionalismo,
los pergaminos, la meritocracia, la idoneidad, etc. como si no conociéramos a
los “idóneos” y “laureados” Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Alan García,
Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra, Francisco Sagasti
(USAID), Jorge del Castillo, Lourdes Flores, Keiko Fujimori, Susana Villarán,
Mauricio Mulder, Martha Chávez, Pilar Mazzetti, Rafael Rey, Jaime Yoshiyama,
Luis Galarreta, Fernando Rospigliosi, Violeta Bermúdez (USAID) y muchos otros
ministros de Economía como Castilla, Segura o Waldo Mendoza. Por favor, todos
los equipos “técnicos” de los gobiernos anteriores han creado o reforzado la
estructura del Estado Mafioso responsable del desastre nacional. Y lo decimos
con todas sus letras: un Estado de Derecho no puede ser un Estados Mafioso. No
nos engañemos, los mejores técnicos se contratan, lo más importante en un
gobierno son los políticos con decisión y direccionalidad de llegar al CAMBIO
añorado del Plan Bicentenario por el que votó la ciudadanía. No defraudemos a
quienes confiaron y arriesgaron.
Pedro Castillo es presidente en representación de toda la izquierda peruana así él diga que no es de izquierda; si no fuera así él no ocuparía el Palacio de Gobierno. Y si Castillo cae nos arrastra a todos en su debacle. Se viene hablando de varias salidas en la derecha y algunos tontos en la izquierda las admiten, Sin embargo, nosotros NO podemos seguir esa corriente sin presentar una lucha firme; el adelanto de elecciones es admitir el fracaso de la izquierda en el gobierno, pero no sólo eso; si no que con el mismo sistema electoral y constitucional se repetiría la representación actual yendo hacia el peor de los escenarios para la clase trabajadora y popular. Se insiste con la renuncia y la vacancia, un salida triunfal para los facho-fujimoristas, un cataclismo de regresión social. Además, en cualquiera de los casos no existe reemplazo visible. Aquí el asunto de fondo es todavía el CAMBIO político, económico, social y cultural, empezando por el reemplazo de la espuria Constitución fujimorista, única manera de desmantelar el Estado Mafioso. El Perú no puede avanzar hacia ningún lado sin la destrucción del Estado Mafioso, de nada serviría la renuncia o destitución de Pedro castillo o el adelanto de elecciones o que se vayan todos para repetir la historia de la inestabilidad política e institucional. Estamos a tiempo de la metamorfosis constitucional; hay dos caminos, 1.- la Asamblea Constituyente como imposición de la ciudadanía mayoritaria como se alcanzó en Chile o Bolivia, ya que el Congreso se opone a ella e inclusive a la consulta popular (referendum); 2.- la reposición y retorno a la Constitución de 1979 por acción de Pleno Derecho de conformidad al artículo 307 violado por la dictadura de Alberto Fujimori; al respecto no son ni el Ejecutivo ni el Congreso los llamados a dicha restitución, por tener conflicto de intereses, sino la Corte Suprema de Justicia ante una demanda por acción ciudadana.
Cierto, estamos ante una encrucijada conforme a la crisis
política institucional, no debido a Pedro Castillo y sus errores sino a la
perseverancia con que se defiende el Estado Mafioso y sus estamentos. No
tenemos Estado de Derecho sino una caricatura de nombre y nada más. Castillo
representa a la izquierda muy a su pesar; pero la izquierda dirigente ha
mostrado una inmadurez total de oportunismo y dogmatismo, un infantilismo
irresponsable pequeño burgués. Hemos hablado de un gobierno de coalición
izquierdista no de infiltración de la derecha en el gobierno. Es iluso pensar
en la revolución socialista a través del gobierno de Castillo, todo tiene su
momento; pero a su vez es ingenuo tener un gobierno social-demócrata o “caviar”
sin haber ganado las elecciones. Si la izquierda fuera sensata y juiciosa no
hubiese dejado al errático presidente a su libre albedrío, pues se hubiese
constituido una alianza responsable del gobierno con una sola dirección: el
Plan Bicentenario. Sumadas las votaciones de Perú Libre, Juntos por el Perú y Frente
Amplio, en primera vuelta se supera el 27% con lo cual hubiesen tenido la
mayoría calificada en el Congreso como la tuvo Keiko Fujimori en el 2016. Esa
fuerza real, no ficticia es la unidad, post-electoral, suficiente argumento
para conversar sobre un gobierno de coalición que enderece las alocadas movidas
de Pedro Castillo. En posicionamiento del Ejecutivo se puede dar inicio al
desmantelamiento del Estado Mafioso mientras se recupera el mandato
constitucional verdadero y la democracia plena. No por un sentimentalismo
absurdo o por un comportamiento imprudente e inconsciente, infantil, se va a
joder el país en nombre de la izquierda. Se debe buscar el equilibrio
unificador, pongo como ejemplo de pésimos cambios el de Pedro Francke,
neo-liberal de izquierda, por el tal Graham, burócrata neo.liberal de derecha;
o el de Hétor Béjar, comprobado intelectual de izquierda, por un Oscar Maúrtua,
un conservador de derecha pro OEA. <>
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