“HUMAREDA
ERA UN GENIO ENVUELTO EN PAPEL PERIÓDICO”
Julio Cesar Zavala Vega,
LA REPUBLICA 11 Mar 2017
OMAR ARAMAYO. El
poeta y periodista acaba de publicar Humareda, un hermoso libro en
el que investiga la vida y la obra de uno de los más grandes pintores peruanos.
Indagó tres años al pintor Víctor Humareda. Le siguió la
pista a sus colores, a los diferentes senderos de su vida, a las palabras que
dejó en el camino. El poeta y periodista Omar Aramayo, con todo ello, ha
publicado Humareda (Universidad Nacional del Altiplano), el
mayor acercamiento a la obra y vida del artista.
¿Cómo decide
reconstruir la psicología de Humareda?
Es a partir de la entrevista que le hice dos meses antes de
su muerte, cuando lo encontré áspero, muy híspido. Un hombre contra la
corriente, lleno de caprichos. Me pregunté de dónde venía ese carácter. Sabía
que era un hombre que había sufrido tanto, un hombre desdichado, desairado que
padecía el racismo y de toda forma de exclusión. Es durante ese
cuestionamiento, realizando la investigación, que tengo la suerte de
entrevistar a su maestra de primaria, doña Ofelia Frisancho de Belón. Ella me
relata esta parte íntima de la relación con la madre. Más tarde me encuentro
con un viejo amigo, Luis Catacora Gonzales, violinista, hijo de un maestro de
Humareda, quien también me habla sobre su infancia. Él fue un niño aplastado.
En los primeros años le destrozaron el alma. Y contra eso lucha. Humareda
emerge de la destrucción.
También decide hurgar
la vida sentimental del artista.
Cuando yo veo los cuadros de Humareda, me digo, este hombre
no solamente sufrió, sino que gozó infinitamente. Porque nadie tiene la
capacidad de contemplar esa belleza. Él gozó y disfrutó, probablemente, de las
mujeres más hermosas de su época. Desarrolló además la sensorialidad del tacto:
“Te conozco por el tacto, te amo por el tacto. Y ese tacto me da información y
esa información es lo que yo pinto. Yo conozco a ese ser que voy a pintar”,
decía. Humareda era un privilegiado.
¿Humareda nació con
el Síndrome de Stendhal?
Nosotros nacemos o no nacemos con el síndrome de Stendhal,
eso viene en tu genética. He visto a gente llorar ante una sinfonía, una
melodía folklórica. Humareda tenía en su constitución psicológica el síndrome
de Stendhal, él nació así. Es por ello que la pintura lo hacía llorar y cuando
vio ese extraordinario cuadro de Rembrandt, se puso de rodillas. Había un
neurólogo, el doctor Trelles, que años después descubre que no estaba
tuberculoso, que no estaba ebrio, que no era el producto del gran sufrimiento
que había padecido esos días, sino que era la belleza lo que lo sacudía. No
todos tienen el síndrome de Stendhal, es el asombro frente a la belleza. El
artista que no tiene asombro no es un artista.
¿Humareda es el gran
pintor de Lima?
Yo creo que Pancho Fierro, Teófilo Castillo, Teodoro Núñez
Ureta y Humareda descubrieron la ciudad. Humareda descubre la ciudad de la
misma manera que Mario Vargas Llosa. Entonces comprendemos que él es un
precursor, pero no solamente un precursor, sino que él es el iniciador de
conocimiento pictórico de Lima. Y claro, él es un provinciano que llega y
recorre sus calles, sus restaurantes, sus conventos, y retrata una Lima que se
ha ido, que es la Lima de los curas, de las beatas y de las brujas, pero por
otra parte son las barriadas, son los prostíbulos, entonces él logra tocar las
entrañas de Lima. El inauguró la Parada y el mismo decía: “La Parada no existe
sin mí, yo soy la Parada”.
¿Cómo Humareda se
desprende de este “nudo colonial” que persigue a los peruanos?
En el día a día, recordarás que en un momento, con su
discípula Yvette Taboada deciden irse a vivir a Barranco, pero al día siguiente
van a uno de esos tugurios donde comen un menú y ven aparecer una mujer
enajenada, un niño tristísimo,
entonces él dice: “Esto no lo encontraría en
ningún otro lugar”. Es la humanidad, el descubrimiento, el reconocimiento del
ser humano. Pintar el ser humano como un ser vulnerable, expuesto al riesgo
permanente, a la ciudad, ese es uno de los mayores aportes de la pintura de
Humareda.
En su libro también
retrata a un Humareda filósofo.
El filósofo y el poeta, es un ser humano al que le rebasa la
poesía y la filosofía. Yo creo que eso se debe a la gran formación que tuvo.
Mucha gente cree que Humareda fue un ignorante. De muy niño leyó el Tesoro
de la juventud, acudía a bibliotecas públicas, era lector de Kierkegaard,
Sartre y lector de periódicos extranjeros. También su sensibilidad, pero lo más
importante era su lenguaje. Construyó un lenguaje sintético, minimalista,
captaba una circunstancia y traducía en una o dos frases. Eso es lo importante
en Humareda. Era un filósofo, cosa que se ve en muy pocos artistas. Humareda
era creyente de que la angustia era el gran motor de su obra. Humareda
trabajaba su angustia. Esa forma de ser descreído, escéptico, nihilista,
contestatario, estaba pensando más en su angustia y en la belleza.
Bajo ese criterio
usted opina que así se justifica la visión política de Humareda
No obstante haber vivido en sus últimos años el conflicto de
la guerra interna, vislumbró el gran desplazamiento de masas en el centro de
Lima o la aparición de SUTEP, y ya desde antes, la toma de los cerros por los
invasores. Todo eso lo conmovió, salvando distancias, como Goya ante la
invasión francesa se volvió guerrillero. Entonces Humareda tenía ese
sentimiento, lo que no tenía era una visión clara, definida de lo político,
pero estaba inmerso en todo ello.
¿A pesar de su
evidente importancia, considera que se está olvidando a Humareda?
Es verdad que se cumplieron 30 años de la muerte y dentro de
tres años celebraremos el centenario de su nacimiento. Humareda ha creado
tendencia y la gente lo quiere por resiliente, por fajador, por discriminado,
por luchador, por pintor, porque jamás dejó de escuchar a su vocación, pero sobre
todo por ser un esforzado profesional y aquí hay que puntualizar lo siguiente:
mucha gente cree que Humareda es el hijo, el producto de una gran inspiración,
es verdad, pero no solamente es producto de la gran inspiración, es producto de
la técnica, es un estudioso, es un pintor que tiene una concepción matemática
del cuadro y los colores.
¿Quién era Humareda, como dice en el libro, un peleador
callejero, un monje loco o un artista incomprendido?
Era un genio envuelto en papel periódico.<>
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