TRUMP: GRAVES OBICES PARA DESMANTELAR ORGANISMOS INTERVENCIONISTAS DE FACHADA
por Thierry Meyssan
Red
Voltaire | París (Francia) | 20 de mayo de
2025
N |
umerosos
periodistas fingen no entender la partida que se está jugando en Washington.
Para ellos, Elon Musk y Donald Trump son advenedizos que sólo
se apropian de lo que pueden en el Estado federal sin modificar las
estructuras. Pero la realidad es diferente: el presidente Donald
Trump está tratando de desmantelar el imperialismo enraizado en su país. Trump destruye las agencias, secretas
o públicas, que bajo pretextos diversos financiaban legalmente a los
organizadores de revoluciones de colores y de otras formas de golpes de Estado.
El
presidente Donald Trump se había fijado el desmantelamiento del “Imperio estadounidense” como
objetivo inicial de su primer mandato presidencial. Ya en la
Casa Blanca, designó al general Michael
Flynn para ser su consejero de seguridad nacional [1] y
suprimió la presencia
permanente del director de la CIA y del jefe del Estado Mayor Conjunto en el
Consejo de Seguridad Nacional [2].
Los imperialistas estadounidenses se unieron entonces a los
demócratas para enfrentarse a Trump y en solamente 2 semanas, lo obligaron a destituir al
general Flynn e iniciaron contra él mismo todo tipo de operaciones
tendientes a desacreditarlo, incluyendo 2 procedimientos de destitución (impeachment),
llegando a acusarlo de ser un agente ruso.
Pero,
fuera del ojo de las cámaras, es ante los tribunales donde el presidente Donald
Trump lucha por disolver los órganos del imperialismo. Por ejemplo, el Departamento de Eficacia
Gubernamental (DOGE) rápidamente despidió a los funcionarios de la Agencia de
Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), de la National
Endowment for Democracy (NED) y sobre todo a los del Instituto de la Paz de
Estados Unidos (USIP). Pero no ha logrado limpiar el extremadamente opaco
Buró del Servicio Fiscal.
En
un primer momento, Elon Musk estuvo
encargado de mostrar a todos que la USAID no es el órgano de ayuda humanitaria que
se decía sino una verdadera «organización criminal». Musk
sacó a la luz gastos
turbios en el exterior por un total de 200 millones de dólares,
incluyendo 1,5 millones de dólares asignados a los medios de prensa
anticubanos, 2 millones de financiamiento para un film de animación transgénero
en Perú, 2,1 millones de dólares para financiar la BBC en Libia,
8 millones de dólares para la compra de suscripciones a Politico
Pro, 10 millones de dólares para comidas destinadas a grupos
terroristas vinculados a al-Qaeda, 15,4 millones de dólares para asociaciones LGTBQI+,
20 millones de dólares para producir una versión iraquí de la serie de
televisión Sesame Street, 75 millones de dólares para
financiar programas de diversidad, equidad e inclusión y 150 000 millones
asignados a la construcción de «un mundo equitativo con cero emisiones de gases de
efecto invernadero»
de aquí al año 2030.
La senadora republicana Joni Ernst (Iowa) reveló por su parte que la USAID, supuestamente dedicada al trabajo humanitario, entregó en Ucrania 1 millón de dólares a una empresa de tapices, 300 000 dólares a la Ukraine Pet Alliance –dedicada a la comercialización de collares para perros–, 148 000 dólares a una empresa de producción de encurtidos, 319 000 dólares a una fábrica de procesamiento de carne y 89 000 dólares a un viñedo.
Todos
estos ejemplos resultan sorprendentes cuando hablamos de gastos supuestamente
vinculados a “trabajo humanitario”. Pero tampoco se trata de casos de
simple corrupción sino más bien de la creación de “fachadas” para la realización de actividades
encubiertas.
Como
resultado de una denuncia presentada por Democracy Forward y Public Citizen
Litigation Group a nombre de los sindicatos American Foreign Service
Association y American Federation of Government Employees, un juez federal de Columbia
suspendió el despido administrativo inminente de 2 200 empleados de la
USAID. El mismo juez de Columbia, Carl Nichols, ordenó también la reintegración
temporal a sus puestos de otros 500 empleados de la USAID que ya habían sido
despedidos.
Las
reacciones, tanto en Estados Unidos como a nivel internacional, ante el intento
de la administración Trump de cortar los presupuestos de la USAID fueron
coordinadas por Nina Jankowicz,
quien, después de haber trabajado como responsable de la censura impuesta por
la administración Biden, hoy trabaja desde Londres. Según Elon Musk, Nina Jankowicz también
recibía financiamiento de la USAID. Ella dice que no.
Los
partidarios de Donald Trump han subrayado que el Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP),
suministrador de las «informaciones» falsas que permitieron iniciar
contra Trump un procedimiento de impeachment durante su primer
mandato presidencial, el UkraineGate, también era una creación de la USAID. Varios
medios de diferentes países –Mediapart en Francia, Drop
Site News y Reasonator en Estados Unidos, Il
Fatto Quotidiano en Italia y Reporters United en Grecia–
eran utilizados por la USAID, quizás sin que sus propios dirigentes
lo supieran, para
difundir las “noticias” o “informaciones” que la CIA estadounidenses
quería hacer públicas.
La administración Trump no ha podido
disolver el USIP y la NED, dos agencias creadas por el presidente Ronald Reagan
para garantizar una fachada legal a ciertas operaciones de la CIA. El problema
es que el USIP y la NED no dependen de la Casa Blanca sino que son
entidades jurídicas autónomas, aunque su presupuesto anual es aprobado por
el Congreso como
parte de los gastos del Departamento de Defensa y del Departamento de Estado.
El USIP y la NED son fondos de capital-riesgo dedicados a la “democracia”. Al igual que la OTAN,
creada oficialmente para luchar contra el comunismo –aunque su primer
secretario general, el general británico Hasting
Ismay, confesó que en realidad tenía un objetivo muy diferente [4]–,
el USIP y la NED fueron
creados oficialmente para aportar medios a quienes defienden la democracia ante
el comunismo. Sin embargo, también al igual que la OTAN,
el USIP y la NED no fueron disueltos cuando desapareció la URSS.
Actualmente, tanto la OTAN como el USIP y la NED no son otra cosa que
órganos del imperialismo
anglosajón. Es por eso que el tándem Estados Unidos-Reino Unido dirige
la OTAN, mientras que el USIP y la NED han sido incorporados a la alianza
de los servicios secretos anglosajones, los “Cinco Ojos”
(The Five Eyes) (Australia, Canadá, Estados Unidos, Reino Unido y
Nueva Zelanda).
Después
del despido de la mayoría de los empleados de la USAID, muchos lograron ser reintegrados gracias a
decisiones judiciales. Varios tribunales han considerado que la reforma
decidida por el DOGE era ilegal y la han anulado. El presidente Trump esperaba librar el mundo de la
influencia nefasta de la USAID, el USIP y la NED, pero ahora resulta que la
Casa Blanca, el Departamento de Defensa y el Departamento de Estado
no cuentan con la autoridad necesaria para disolver esas agencias,
ni siquiera teniendo en cuenta que sus actividades
no corresponden con sus objetivos supuestos.
En
todo caso, en este momento ya está definitivamente demostrado que el USIP y la NED utilizaron
fondos federales, asignados por el Congreso, para intervenir no sólo
en la vida política de otros países sino incluso en el escenario
político de Estados Unidos. Por ejemplo, el USIP y la NED participaron en
la creación del Digital Forensic Research Laboratory (DFRLab), que censuró las opiniones de los
estadounidenses que denunciaban la manipulación de la elección presidencial
de 2020 a favor de Joe Biden. También financiaron el Global
Disinformation Index, una asociación británica que desató una campaña mundial para cortar los ingresos
publicitarios a medios de difusión que luchan contra el “imperialismo
estadounidense”, principalmente medios estadounidenses favorables a Donald
Trump.
El DOGE también se esforzó por penetrar en el Buró del Servicio Fiscal. Estructuralmente hablando, ese Buró es una administración dependiente del Departamento del Tesoro, así que los empleados del DOGE tendrían que tener acceso a sus oficinas y deberían haber tenido acceso a los expedientes que contienen todos los pagos que realizan las diferentes instituciones y órganos estadounidenses… incluyendo los pagos a responsables políticos extranjeros. Es importante tener en cuenta que el “Imperio estadounidense” paga salarios a ciertos jefes de Estado y/o de gobierno extranjeros, así como a ministros, diputados y otros líderes políticos del mundo entero para que defiendan los intereses del imperio… en lugar de los intereses de sus propios países. Al menos una veintena de dirigentes franceses figuran en esas listas de asalariados –que cobran como mínimo 7 500 euros. Pero, ¡sorpresa!, al principio un juez prohibió al DOGE todo acceso a ese fichero argumentando que también contiene información confidencial sobre ciudadanos estadounidenses. En un segundo tiempo, el DOGE obtuvo permiso para que al menos uno de sus empleados pudiera consultar ese fichero… pero sin poder copiarlo, sólo fue autorizado a tomar notas con papel y lápiz. Resultado: todavía habrá que esperar para enterarnos de quiénes son los dirigentes que traicionan a sus conciudadanos.
El
“Imperio estadounidense” cuenta todavía con muchas más estructuras opacas, como
la U.S. African Development Foundation, cuya sede está a pocos metros de
la Casa Blanca. Esa organización es independiente de la administración… pero
vive sólo de los fondos federales. Cuando el DOGE trató de entrar en su sede,
un servicio armado de seguridad privada le cerró el paso.
La
oposición imperialista a la revolución trumpista no ha dicho aún su última
palabra. De hecho está obstaculizando la aplicación de las
decisiones presidenciales en espera de las próximas elecciones de
medio mandato (las
llamadas mid-term election), abrigando la esperanza de que los
partidarios del presidente Trump salgan derrotados. Pero, mientras tanto, va
creando nuevas estructuras que le permitan mantener su influencia, aunque
el Congreso actual no le apruebe nuevos financiamientos. <>
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