sábado, 30 de marzo de 2024

PUEBLOS DEL PUNO PROFUNDO

USICAYOS

EN LA HISTORIA

Juan Pérez

La provincia de Carabaya (ubicada en la parte norte de la Región Puno, Perú) tiene diez distritos ubicados en distintas zonas ecológicas: Macusani, Crucero, Ayapata, Ituata, Coasa, Usicayos, Corani, Ajoyani, Ollachea y San Gabán.
El Distrito de Usicayos limita: Por el Norte, con el Distrito de Coasa; por el Sur, con el Distrito de Crucero; por el Este, con la Provincia de Sandia, y por el Oeste, con los distritos de Coasa y Ajoyani.

Actualmente, el distrito de Usicayos está conformado por un Centro Poblado: Sallaconi y cuatro comunidades campesinas: Usicayos, Coyorana, Quetapalo y Phusca. 

 Datos históricos

El origen más remoto, lítico o arcaico de Usicayos es aún un arcano. Para definirlo con exactitud se requiere efectuar un proceso de investigación sistemática y así conocer con propiedad el nombre y las funciones sociales y económicas que en los primeros tiempos cumplían, tanto Usicayos como pueblos de su entorno.

Época anterior a la invasión hispana.

La antigüedad anacrónica de Usicayos se evidencia por la presencia de fósiles y de cavernas ornadas con pinturas rupestres que fueron expresión de su primera cultura. Con toda evidencia es lícito afirmar que las cavernas y chullpas existentes corresponden al período arcaico. Durante el desarrollo de la civilización andina al parecer grupos sedentarios dedicados a la agricultora tuvieron como primera morada las cavernas de Ticanasa, Munaypata, Khuyucuna y otros. La administración de la vida de los grupos sedentarios se caracterizó por su autarquía económica y su autonomía política.

La mitología tradicional admite que los grupos salvajes perecieron en sus casas y cuevas. Cuando salió por primera vez el Sol “Aauqaysuncca” lo hizo por el Este o levante. En ese escenario primordial los centros de Markamarka I, Markamarka II y Markamarka III surgieron antes de la era cristiana y es realmente complejo y difícil afirmar que la arquitectura de estas construcciones corresponda a la cultura Tiahuanaco, porque en los yacimientos funerarios de Pichu, Amaypuncu, Gallucunca y otros se hallaron cráneos trepanados propios de la cultura Paracas, en consecuencia se valora y fortalece la teoría autoctonista del arqueólogo Julio C. Tello, padre de la arqueología peruana.

La principal actividad económica de los hombres de Markamarka I, II y III fue la agricultura y la ganadería. Como ejemplo de trabajo dejaron andenerías en las faldas de los cerros tutelares de Usicayos.

Época Inca.

La opinión tradicional atribuye a los Incas una presencia esporádica y marginal en este lugar, pero existen evidencias, todavía pendientes de mayor investigación de que ejercieron influencia muy significativa. En esta época surgió la leyenda del Inca rey Oqhosirikusiqallo y su corte real.

Hay testimonios populares, que en el periodo regional de la época inca se produjeron invasiones y luchas sangrientas en defensa de su cultura aborigen y en defensa de su legado territorial; pero los Incas triunfaron y sometieron con su idioma, sus creencias, usos costumbres y formas de trabajo a los habitantes de Usicayos. Posiblemente en la época Inca se construyó el cuartel Phisqápuncu que coincide con la arquitectura propia del Incario

La agricultura fue la actividad más importante. La llama y el guanaco fueron utilizados como movilidad para transporte de carga y se construyó andenes o terrazas en las faldas de los cerros. Igualmente se construyó caminos que parten de Usicayos en direcciones hacia los cuatro puntos cardinales.

Las principales herramientas fueron el Chaquitaclla y la Raukana. El trabajo era colectivo. El Ayni, Minka y la Mita.

Época colonial.

En la época de coloniaje, tenemos que loa presencia hispana era solamente para buscar oro y en pos del preciado metal transitaron por todos los parajes más intrincados rincones de Usicayos. Entre 1600 1650, construyeron el templo San Bartolomé de Usicayos con las piedras arrancadas de Markamarka y de Choquechambi. El lugar de castigo cruel en la evangelización fue el actual Pilastrón.

El primer español que llegó a Sandia fue Hernando de Girón que se trajo como guía una tribu salvaje de las orillas del rio grande del actual México. Hernando de Girón descubrió los ricos yacimientos auríferos de Sandia. Este hombre le puso el nombre de Sandia a toda la región descubierta por él, en memoria del salvaje guía que murió en los forzados trabajos mineros. Hernando de Girón anduvo por estas tierras cometiendo tropelía y media y saqueó y desmoronó los galpones y chullpas de las Markamarkas en busca de tesoros. Además, con sus huestes destrozó toda institución cultural encontrada en Usicayos cometiendo crímenes de lesa cultura, cuyos efectos hoy en día se traducen en una urdimbre de falsos prejuicios sociales. Entre 1578 1593, se crean varios corregimientos en el Altiplano puneño, entre ellos los corregimientos de Carabaya y Sandia. Desde entonces, el pueblo de Usicayos dependió de la parroquia de Phara y Sandia. Usicayos fue vice parroquia.

Época republicana

En la época republicana durante el primer Gobierno del Mariscal Ramón Castilla y Marquesado, Usicayos fue elevado a la categoría de distrito por D.S. Na 1409 del 2 Mayo de 1854. En 1900, los extranjeros pensaron construir camino carrozable hacia la mina aurífera de Santo Domingo, por las quebradas de Usicayos, pero hubo oposición de los vecinos de origen español que frustraron la intención.

En 1910 por primera vez funcionó la Escuela Fiscal Mixta N° 8207 en la capital del distrito. En 1984, el parlamentario don José S. Macedo Mendoza inauguró la carretera de Usicayos. En 1979, por primera vez funcionó la educación de nivel secundario en la capital del distrito. <> 

viernes, 29 de marzo de 2024

CIERRE DE FIESTAS CANDELARIA Y CARNAVALES EN LIMA


 

HILDEBRANDT OPINA SOBRE HECHOS DE COYUNTURA POLTICA

 SALIR DE LA TRAMPA

César Hildebrandt

Tomado de HILDEBRANDDT EN SUS TRECE N° 679, 29MAR24

L

a señora Boluarte huye de la fiscalía y cierra las puertas que debió abrir. Dice que está muy ocupada, pero su agenda está en blanco. Miente como respira y en su cabeza hay un tic tac que suena a bomba de relojería.

No quiere que se sepa la verdad la expresidenta del Club Apurímac.

Está embarrada. No tiene cómo explicar el origen de su colección de relojes ni las sumas de dinero que no declaró cuando pudo hacerlo.

La señora Boluarte está aterrada, que es su condición habitual. Por eso es que el congreso del hampa la usa, cuando quiere, como trapeador.

Por eso es que tenemos el gobierno fantasma que nada decide.

Dina Boluarte tiene las manos ensangrentadas por los muertos y heridos de los que ella es autora mediata.

Pero ahora añade mugre en las uñas, lodo en las palmas, tizne entre los dedos. No importa el reloj que lleve en la muñeca.

El congreso de los forajidos la tiene en sus garras, ahora más que nunca: la república que Capone habría construido es la que terminará de hacerse en estos meses de oprobio.

El código penal acabará de reformarse para favorecer toda felonía imaginable, la reforma política terminará de destruirse, la impunidad surtida vendrá en nuevos proyectos surgidos del basurero de las siglas reinantes: FP, RP, PL.

Este es el Perú que hemos permitido. Esta es la ver­güenza que ya ni siquiera nos ruboriza.

Hemos normalizado los peores rasgos de nuestro carácter nacional, ese que viene de tantas derrotas de la decencia.

Releo lo que acabo de escribir y el hartazgo me dice que me repito y la moderación me susurra que debo calmarme.

Además, es semana santa y los obispos de la iglesia oficial demandan la paz entre los peruanos.

La santa madre iglesia apostólica y romana recuerda la muerte del hombre que dijo que era dios e hijo de dios al mismo tiempo y aprovecha para sumarse al pedido de quietud de los ministros que han salido a pedir una tregua.

Además, ¿no es el cumpleaños 88 de Mario Vargas Llosa?

Dudo, me aquieto, reflexiono.

Y entonces estallo otra vez.

¿La iglesia de las hogueras y Juan Pablo II, que coordi­naba con la CIA, me pide colaborar con el sosiego?

¿No fue Vargas Llosa, el genial novelista, quien pidió votar por Fujimori en el 2021?

Tregua es nuestra palabra favorita. La rompieron los chilenos el 15 de enero de 1881 en Miraflores y la invocó Miguel Iglesias para firmar el Tratado de Ancón.

No necesitamos una tregua. Que la pidan los que han robado y tienen a los fiscales en la puerta (cerrada).

Lo que nos urge es librarnos de este gobierno que nació deforme y fue el fruto procaz de un golpista enredado en los bajos fondos y de la traición de una vicepresidenta de izquierda que se vendió a la derecha por un puñado de dólares.

Tenemos 30% de pobres, una economía que no despega, una banda de ministros parásitos dedicados a la extenuante tarea de mostrarse para la foto, un congreso dedicado al crimen, un poder ejecutivo en malas manos.

El problema -piensan muchos- es que podríamos estar peor. El problema -piensa el resto- es que vamos a estar peor si las elecciones del 2026 se dan con el elenco político que hoy padecemos.

Es cierto. Pero una cosa es presentir un futuro sombrío y otra muy distinta es vivir este presente infame.

¿No vale la pena intentarlo?

El otro día, entrevistando a Pedro Francke, pensé que quizá tengan razón los que están convencidos de que el país hallará una salida, inventará un personaje, fabricará un consenso cuyo objetivo sea, sencillamente, la limpieza. Esa sería la gran revolución: un aseo general del estado y la política. Pero para aspirar a esa esperanza tenemos que salir de la trampa en la que hemos caído.

miércoles, 27 de marzo de 2024

MAS SOBRE LAS PANDILLA PUNEÑA

 LA PANDILLA PUNEÑA

EN EL TIEMPO

Por: Luzgardo Medina Egoavil[1]

E

n el presente artículo se pretende, de una manera especial, rescatar el valor intrínseco de esta danza que como ninguna otra es la creación mestiza a partir de los elementos culturales del viejo continente. Que esto no nos extrañe, pues en varias partes del Perú y América se han dado, basta decir que la música del centro del país se crea con instrumentos ajenos a una realidad (saxo, trombón, clarinete, corno, acordeón, arpa), y aquellas danzas (pasacalle, chonguinada) que pretendiendo ser oriundas son valorativamente mestizas. Dejo en claro que ser mestizo no es nada malo ni peligroso ni prohibido, el mestizaje viene de la fusión de características de identificación. En primer lugar, la Pandilla puneña deviene del huayno (o huayño) puneño, y como es sabido el huayno es una heredad cultural de las etnias que vivieron en esta parte del mundo como seres profundamente sabios. Con la misma voluntad y certeza debo afirmar que esta pandilla nació en el alma del pueblo, en su estrato popular, que algunos antropólogos y estudiosos han pretendido llamarla cholada; aunque ya, en alguna oportunidad, José María Arguedas y hasta el mismo Efraín Morote Best (maestros del folclor) dijeron que esta manifestación dancística no es sino la esencia del huayno con ciertos aderezos ibéricos, y coincidieron, de algún modo, en esta apreciación, ya que la vestimenta es una adaptación al medio geográfico e incluso a la idiosincrasia del pueblo. De ello y con mayor autoridad el folclorólogo José Patrón Manrique oportunamente señaló que “la coreografía de esta danza corresponde a la del minué francés y de la cuadrilla española”. Como fuere, esta danza tiene los argumentos de ser lo que siempre fue, desde su nacimiento: un carné de identidad de Puno (cumbre de las melodías autóctonas y tierra de la hospitalidad más franca).

Curiosamente el traje de la pandilla es aquel que suele usarse por un sector de la población, (no quiero indicar porcentajes porque detesto los números). Esta vestimenta parece mantenerse impertérrita, parece. Afirmo esto porque la última vez que asistí a un Festival pude ver más “minipolleras”, y al conversar con las danzarinas dijeron que “había que estar al ritmo de la modernidad”. Esta danza no ha nacido para adaptarse a la modernidad ni la modernidad debe meter sus narices en lo que le pertenece a Puno. Entendámoslo así. El traje corresponde, como lo había escrito a un sector de la población, el mismo que sirve como bien podría decirse de disfraz para interpretar la pandilla puneña. Para ejecutar las demás danzas la población tiene que usar de rigor, otros elementos identifícatenos, (danzas pastoriles, satíricas, guerreras, agrícolas, mistificadas e incluso de luces). En resumen, he aquí la danza más sencilla en cuanto a vestuario, porque sencillos son sus integrantes y sencillo es el espíritu del pueblo.

¿Cómo es el traje de la cholita? Para ello, in situ, y con el mayor de los respetos he tenido que indagar con mis propios argumentos. Antes les contaré que mi señor padre Don Leónidas Medina Morán, entre los años de 1963-67 trabajó en Puno como Escribano de Estado, y cuando me visitaba (aquí aprendí a vivir con mis abuelos paternos) solía traerme en su maleta una suerte de diablos y cholitas pandilleras, muñequitos que los tengo guardados en el mejor lugar de mis recuerdos. ¿Por qué me trae diablos? ¿Para qué me trae cholitas pollerudas? Por aquel entonces no supe el valor antropológico. Consciente o inconsciente, mi padre sembró en mí la semilla del folclor, quizás irás antes que muchos niños, ya que yo tenía diablos y cholitas pollerudas como juguetes, siendo el niño más envidiado de la comarca. Más adelante y en base a estudios de la folclorología me confronté con la realidad, vale aquí hacer una exploración desde los pies hasta la cabeza.

El traje de las mujeres comienza en su sombrerito de paño fino (o fieltro), globular en la parte superior, de ala corta y redonda pero arqueada graciosamente hacia arriba y con un ribete de color casi opuesto al color del paño. No quiero incidir en los colores, porque son variados, pero el común suele ser el negro y el marrón. En lo que corresponde a la copa va una cinta de seda, y por lo general es del mismo color de la generalidad, con un lazo al lado derecho. La parte inferior de la copa un cordón de hilo de seda que concluye en dos borlas. Nuestra pandillera tiene, con exigente disciplina, que llevar dos preciosas trenzas, las mismas que concluyen en otros dos lazos, pueden, ser quizás coincidentes con la cinta del sombrero. Está demás referirnos a los aretes, ya que éstos deben y tienen que ser soberbios y de oro (por si acaso, ahora, por los efectos de la recesión usan hasta de plástico), se les conocía con el nombre de “carabanas”. Paso al mantón se seda, bordados con un toque muy delicado que varían en cuanto al color, en algunos casos, sólo en algunos, hay coincidencia de temática en dicho bordado. Lo que aún recuerdo son flores y hojas bordadas con una indescriptible ternura (les confieso que aún vivo buscando esas manos incógnitas para besarlas y después irme no sé a qué infierno). El mantón lleva flecos de gran dimensión por los cuatro lados, se logra deshilachándolo. Se sujeta con un prendedor de oro (o algo que se asemeje, insisto, los tiempos han cambiado y es posible que la depreciación ha llegado a todo). Pasemos a la blusa de colores suaves, la generalidad usa el blanco, con puños alegremente recogidos; con cierta imaginación suelen colocarle encajes que, para el caso es permisible. Y llegamos a la parte inferior, lleva enaguas blancas. Las polleras van aumentando en vuelo de adentro hacia afuera, las que pueden llegar hasta cuatro, cinco o según la danzarina, pero tampoco puede ser menor de tres. Los colores de las polleras son vivos, en total contraste con el mantón, y éstas cubren las rodillas (creo que cubrían, pues ahora la “minipollera” se impone). Las pandilleras mayores aún tienen la voluntad de preservar y suelen usar debajo de la rodilla. Esto es cuestión, a veces de gusto, según la edad. El calzado, es típico del minué francés: botitas a media caña, con taco aperillado, tiene que ser blanco o una tonalidad parecida. Por su lado el varón usa también un mantón, el sombrero de paño fino de ala mediana, por lo general negro, saco negro de un corte común, camisa blanca, corbata de un color encendido y que contraste con el blanco, zapatos negros y medias blancas. Obvio, como es una danza de carnaval, y únicamente de carnaval, el varón tiene que llevar bastante serpentina alrededor del cuello. El manto en la mujer lo lleva cubriendo la espalda, y el varón lo lleva a modo de chal (chalina es otra cosa).

Espero que con el pasar del tiempo las características del traje no hayan variado tanto, porque el folclor popular también va cambiando, no tan aceleradamente, pero sufre mutaciones, muchas veces dañinas para la esencia de nuestra identidad. No quiero adentrarme en la columna vertebral de la pandilla que es, precisamente, la música. Sin embargo, dejo en claro mi discrepancia con varios estudiosos: el huayno puneño no es del zapateo, ni del jolgorio, es el huayno sentimental, cadencioso, elegante y filosófico. Basta interpretar una letra del poeta y bohemio Andrés “Pupa” Dávila o del padre del huayno puneño Castor Vera Solano o del nuevo valor del huayno existencialista y humano como es Raúl Castillo Gamarra. La pandilla puneña corporativa, eje comunal de alegría, centro del universo carnavalesco, alegría general, se puede bailar en la mañana, en la tarde y en la noche, en cualquier lugar y con todo sentimiento que, es lo más importante. Suelen usarse en sus desplazamientos corografías de calle (columnas o en fila), realizando círculos y/o semicírculos; se aprecia en continuo movimiento de pañuelos a partir de la muñeca, infaltables son los juegos de mantos. Es una danza de pareja, después de todo uno tiene que tener la suya para vivir y mejor soñar, pero en este caso uno baila para su pareja, saca de adentro lo que tiene guardado y lo dice a través de la danza. Todos están pendientes del bastonero, él dice “parejas”, “al centro cholitas”, “desecha”, “una entradita con su salidita”, “ahora”, “divorcio”, “acariciando a sus parejas”, “ese arquito” y etcétera y etcétera que otro mejor investigador podrá difundirlo con gran aplomo. Por ahora yo tomo a mi pareja y me pierdo en la inmensidad de la nostalgia, la ternura. Mi alma toda se introduce en la inmensidad del lago, donde moran los antiguos dioses de mis abuelos. <>

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[1] Natural de Arequipa, periodista y poeta. Ex coordinador Regional de Consejo Nacional de Folclor y Arte Popular. Autor de varios libros. Obtuvo premios del diario EL COMERCIO y la Municipalidad de Paucarpata, Arequipa.




martes, 26 de marzo de 2024

LA MUSA QUE INSPIRÓ EL LLAMADO HIMNO DEL CUSCO

 VALICHA”,

Vilma Quispe

Profesora, Centro Universitario de Folklore UNMSM

V

aleriana Huillca (“Valicha”), con 87 años, no era muy conocida para muchos cusqueños, de Acopia, su tierra natal. Pero un día fue presentada ante el público, que emocionada vio a más de 20,000 asistentes ovacionar a su “Valicha” de pie, algunos incluso con lágrimas en los ojos, y sentirse orgullosos de ella.

Valeriana Huillca tenía 18 años cuando inspiró el llamado himno del Cusco, compuesto en 1945, cuyo autor fue el profesor y músico cusqueño Miguel Ángel Hurtado Delgado.

«Valicha» es una canción con ritmo de huayno escrita en 1945 por Miguel Ángel Hurtado Delgado.

La melodía surge primero en 1942 en la composición Tusuy (en quechua: 'Baile'), que incluía la melodía de lo que sería luego Valicha y unos versos en español. Posteriormente, su hermano Evencio Hurtado adaptaría la letra al quechua, que es de la forma en que se hace conocida, en especial a partir del Concurso Folclórico Regional de 1945, donde participa Evencio y gana el primer lugar.

La inspiración para la composición de Tusuy surge de la experiencia amorosa de Miguel Ángel Hurtado con Valeriana Huillca Condori (cuyo diminutivo era Valicha). Ambos se conocieron en el pueblo de Acopia (Provincia de Acomayo, departamento del Cusco), donde residían los padres de Hurtado. Miguel Ángel llegaba de Lima durante las vacaciones escolares y mantuvo una relación furtiva con Valeriana, campesina quechuahablante. La relación se rompió poco antes de que Valicha fuera enviada al Cusco por órdenes de sus padres.

El domingo 18 de mayo de 2014 se informó de la muerte de Huillca Condori, deceso acontecido en la ciudad de Acopía, provincia cusqueña de Acomayo. "Valicha" falleció a los 101 años de edad.

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Letras de la canción adecuadas al quechua Ayacucho Chanka

Valicha lisa pasñari, niñachay de veras

maypiñaq tupanki

Qosqo uraypiñacha, maqtataq suwachkan

Qosqoman chayaruspari niñachay de veras

imatan ruwanqa

Aqa wasikunapi niñachay de veras sarata kutanqa

Saracha parway parwaycha parwaycha

trigucha eray eraycha, eraycha.