ROBERT PREVOST, DE CHICAGO A CHICLAYO
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INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR 1418 • ESPAÑA, 19 DE MAYO DE 2025. www.politicaexterior.com
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esde
que en 1985 llegó a Perú por primera vez como misionero hasta que dejó de ser
obispo de Chiclayo en 2023, Robert Prevost pasó 38 años yendo y viniendo del
país andino y participando en su vida pública. Con esta experiencia, no es
extraño que haya recibido el apoyo casi unánime de los cardenales del ‘Nuevo
Mundo’.
En
2015, Prevost adquirió la nacionalidad peruana, prescriptiva para ser obispo
según el Concordato entre la Santa Sede y el Estado peruano de 1980, y desde
2018 ejerció como vicepresidente de la Conferencia Episcopal (CEP). Los años de
su segunda estadía (1988-1999) fueron los más críticos de la historia peruana
del siglo pasado. En 1990, la inflación llegó al 12.377% y la recaudación
tributaria se desplomó hasta el 4% del PIB (18% en 2024).
El
nuevo Papa vivió también la guerra interna antisubversiva (1980-1992) y el
régimen autoritario de Alberto Fujimori (1992-2000). En su última estadía, ya
como obispo, vivió la pandemia. El país tuvo la peor tasa de mortalidad de la
región. Entre enero y febrero de 2023, tras el frustrado autogolpe de Pedro
Castillo, la represión del gobierno de Dina Boluarte se cobró 49 vidas de
civiles que protestaban demandando un adelanto electoral.
Según revelaron las autopsias, policías
y militares dispararon al cráneo y el pecho, muchas veces a quemarropa. Prevost
tenía previsto retirarse antes, pero debido a la gravedad de lo ocurrido
decidió quedarse un tiempo más con permiso del Vaticano para procurar que la
CEP denunciara sin paliativos las matanzas de Puno y Ayacucho, de mayoría
quechua y aymara. Boluarte también ha insinuado varias veces su intención de
restablecer la pena de muerte.
Aunque el hoy León XIV solía decir que los
nombres de Chicago y Chiclayo, sus ciudades natal y adoptiva, solo se
diferenciaban por unas pocas letras, Lambayeque tiene zonas con picos de
pobreza del 20%. En Apurímac, una región de la Sierra andina y la amazónica
Loreto donde pasó largas temporadas, las cifras son similares.
La
hiperinflación y la violencia, sin embargo, se han desvanecido de la memoria
colectiva. Ente 2001 y 2024 la inflación anual media fue del 3,0%, frente al
6,8% regional. Desde 2000, el sol, la moneda nacional, se ha depreciado solo un
3% frente al dólar. El peso chileno, en cambio, un 62%; el colombiano, un 87% y
el el real brasileño un 191%.
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Cardenal en Chiclayo |
Prevost
no salía en los medios, ni escribía libros ni daba conferencias. Es su etapa en
Perú la que ofrece, por ello, muchas pistas sobre su pontificado. En Lima y
después en Roma, tuvo un papel decisivo en la disolución por Francisco, el 14
de abril, una semana antes de morir, del Sodalicio de Vida Cristiana (SVC), un
grupo ultraconservador peruano involucrado en numerosos escándalos de abusos
sexuales, psicológicos, financieros.
El
SVC, fundado por el laico Fernando Figari, hoy autoexiliado en Roma, creó un
imperio empresarial con participaciones en escuelas, industria, minería… y con
un patrimonio valorado en 1.000 millones de dólares, que hacía pasar, entre
otras cosas, cementerios privados como “misiones católicas” y, por ello,
exentas de pagar impuestos.
Comunidades
campesinas de Catacaos (Piura) denunciaron el despojo de 10.000 hectáreas de
terreno por constructoras “sodálites”. Varios obispos aceptaron los cementerios
en sus diócesis a cambio de una parte de los beneficios. Prevost se opuso con
firmeza a las presiones del SVC, que contaban con amplios apoyos en las élites
judicial, económica y mediática.
Cuando
su nombre empezó a sonar como papable, el SVC lo acusó en pleno precónclave de
encubrimiento de abusos sexuales por clérigos de su diócesis. Éstas ya se
habían demostrado falsas antes de su nombramiento en la curia romana. El
cardenal Juan Luis Cipriani, el
primero del Opus Dei en cualquier país, fue arzobispo de Lima hasta que
Francisco lo sancionó tras ser denunciado por abusos sexuales. Durante el
precónclave, Cipriani participó en reuniones y ceremonias con ropas
cardenalicias, que el papa le había prohibido usar.
Ahora,
con un pontífice que conoce bien la historia de Perú, las expectativas para que
aumenten los estándares de los episcopados del Sur global ante sus comunidades
religiosas se multiplican. De momento, se han pedido reparaciones a las
víctimas y al Estado peruano, derivadas del mal uso del Concordato. Sin
embargo, ni como jefe de Estado ni como “autoridad moral”, al papa León XIV le
va a ser fácil influir sobre la coalición que gobierna en Perú. ●
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