Ha dejado el cigarrillo casi por completo, pero no la taza de café. Ha dejado las fórmulas kunturianas (mezcla perfecta de pisco con Sprite), pero de vez en cuando toma una copa de vino. Ha dejado de leer porque los ojos ya no le ayudan, pero no deja de escuchar Radio Programas del Perú, para estar informado y saber qué ocurre en el país. Ha dejado de escribir, pero planea comprar una grabadora para empezar a registrar en ella las ideas que dan vueltas en su mente y cuando llegue la inspiración. Luego, encargará copiarlas.

Jospani, el poeta puneño acaba de cumplir 94 años y, a pesar de las limitaciones propias de la edad, en realidad, él está de lo más bien, con el espíritu tranquilo, sin agobios, con el humor pícaro que lo caracteriza y la memoria infalible. Desde hace unos años vive en Lima, en la compañía de su hija Carmen y de una nana. Dejó su casa, sus libros y su rutina en su natal Puno, para no estar solo, pese a los amigos, tras la muerte de su compañera Eugenia. Lo han dado por muerto en un par de ocasiones en los medios de comunicación puneños, pero él sigue vivito y coleando, extrañando Puno. “Pero, así es la vida”, dice.



Apenas despierta hace una rutina de ejercicios, esto desde el día que se dio cuenta que cumplía 90 años, porque Jospani hace tiempo que dejó de pensar en la edad. “Es mejor”, afirma, “ya no tiene sentido”. Toma colágeno y a diario realiza caminatas, mientras recuerda y se cuestiona, porque no hay que dejar que la mente se quede vacía. “Eso sí es fregado”, añade. Tiene un buen número de reconocimientos, diplomas y medallas de lata que, al cabo de los años, le parecen efímeros. Sus tres libros de poesía: “Presencia de lejanía” (1962), “Fantasía del silencio, tránsito del amor” (1996) y “Puerto azul” (2013), entre otros de ensayo, y los cientos de artículos periodísticos que aguardan una recopilación, además de poemas sueltos, hoy son su legado y justifican su andar de poesía.

José Paniagua Núñez nació en 1929. Fue empleado del Banco de la Nación, pero en paralelo se dedicó a la poesía, al periodismo y a la actividad cultural. Con el tiempo se convirtió en un testigo de ocasión de la vida política y social de Puno y hasta alguna vez sufrió cárcel por sus posturas. Tiene pensado escribir una novela sobre la historia política puneña, pero, aunque las ideas le rondan, tal vez ya resulte imposible llevar a cabo tal empresa. Más bien, no ha olvidado una sola línea de sus poemas “Bohemiada” y “El caminante” que resumen una estética de Puno y su obra. Sobre su poesía ver: https://acortar.link/YiwqxA