EL GUION
Escribe: Guillermo Vásquez
Cuentas
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En las festividades religiosas, celebraciones cívicas,
fiestas sociales, y actos similares de importancia notoria, las calles y plazas
de la ciudad sobrellevan el desfile variopinto de agrupaciones de danzantes y
músicos, las cuales exhiben y exponen sus avances y logros en la práctica del
arte popular. También pasan las comitivas de autoridades, alferados, dirigentes
y los acompañantes de ellos, que marchan por las calles para cumplir cometidos
protocolares ligados al carácter tradicional de la fiesta o celebración.
En ambos casos el complemento insustituible es el “público
espectador”. Ese público –tratándose de danzas y música- no es enteramente neutro.
La gran mayoría no solo gusta regalar a los sentidos la colorida parada
danzaria que pasa a su vista o el ritmo y melodía que llegan a sus oídos con
distinta suerte, sino que al mismo tiempo comenta, ejercita una apreciación
crítica espontanea sobre la expresión estética que emana de los protagonistas
de desfiles y marchas.
En esta actitud natural la gente manifiesta valoraciones
sobre, cuando menos, los principales aspectos que integran la estampa coreográfica,
tales como la riqueza de “figuras” o mudanzas, la sincronía en los movimientos,
la belleza de la expresión corporal, las tonalidades y detalles de los trajes
y/o máscaras, las actitudes de los danzantes, lo agradable de la música que les
sirve de marco, y un largo etcétera.
Para que pueda cumplirse el natural sentido crítico del
ocasional veedor, es imprescindible que éste reconozca, en primer término, al
conjunto, agrupación, institución, organismo o colectivo danzante que se acerca
ante sus ojos y oídos. Es en este momento en que se recurre a buscar y ubicar
aquel objeto componente de la parafernalia festiva, que presenta en letras e
imágenes el nombre o razón social de la organización y que por lo general
aparece visible y en lugar preferente. Ese objeto. Del que se escribe poco pese
a que preside las agrupaciones de danzantes y músicos, tiene muy diversos
nombres; pero en nuestra realidad inmediata parece haber consenso en nombrarlo
como EL GUION.
La necesidad de todo grupo humano más o menos estructurado de
identificarse ante su entorno social, ha sido atendida en forma diversa desde
la antigüedad, probablemente desde los encuentros violentos entre fuerzas
armadas cuyos actores debían precisar los cuerpos combatientes. Banderas,
estandartes, gallardetes y otras insignias que tremolaban en las vanguardias
permitían conocer los emplazamientos de los jefes. “Poco a poco la insignia de
batalla fue convirtiéndose en emblema de reyes y de estados”, refiere fray
Domingo de Lexicon, tratadista de este aspecto.
Si bien los referidos objetos fueron elementos de la
cultural militar europea de la Edad Media que los españoles trajeron a los Andes,
ello no quiere decir que estuvieron ausentes en el Perú antiguo. Antes bien,
ese mismo autor refiere que “Unancha fue el término más común
para designar a las banderas; figura ya en el más antiguo diccionario quechua,
donde se lo traduce como estandarte”.
Algunas de las referencias que aparecen en el excelente
ensayo de Juan José Vega sobre “La Bandera de los Incas” nos revelan que “Diego
González Holguín, en su monumental vocabulario de 1608 -recogido en los finales
del siglo XVI- apuntó “aucay unancha” (bandera de guerra) y
“unanchay”
(estandarte, insignia, escudo de armas).
Pedro Gutiérrez de Santa Clara describió que los
combatientes incas “Iban repartidos por
capitanías y debaxo de banderas y con mucha orden y concierto y con gran
silencio” y que “todas las veces que
los Incas salían de la ciudad o de sus casas para ir a los templos para hacer
sus sacrificios, llevaban delante de sí un
guion puesto en una vara alta...”
Bernabé Cobo relata que “el
guion o estandarte real era una banderilla
cuadrada y pequeña, de diez o doce palmos de ruedo, hecha de lienzo de algodón
o de lana…y en ella pintaba cada rey sus armas y divisas, porque cada uno las
escogía diferentes”. Materialmente, el guion era, según Cobo, “un cuadro ligero colgado en la punta de la
pica”.
Es abundante la riqueza lexicológica para señalar este
distintivo. Los diccionarios contienen definiciones afines, complementarias o
parecidas a la de Guion: Estandarte, lábaro, pendón, gonfalón, oriflama,
flámula, crismón, bandera, etc.
El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española
señala a Guion, como término derivado de “guía” y lo define como “Cruz que va
delante del prelado o de la comunidad como insignia propia; estandarte del rey
o de cualquier otro jefe de hueste y como “pendón pequeño o bandera arrollada que se
lleva delante de algunas procesiones”, acepción ésta que se acerca más
a lo que en nuestro medio se conoce como Guion. Word Reference lo consigna simplemente
como “Estandarte o cruz que precede a una procesión”.
En todo el país y particularmente en nuestra región el uso
de esta expresión iconográfica se ha generalizado con profusión, está indisolublemente
ligado a las fiestas regionales en cuanto tiene como finalidad esencial
representar e identificar a los colectivos que practican danzas del arte
coreográfico popular, así como a los grupos de alferados, “carguyojjs”,
prebostes, etc. que participan en las festividades; y, en casos, hasta a
comités de corte político o entidades de signo deportivo. Se encuentra muy
metido durante décadas y en forma creciente en el acervo simbólico del arte popular
y en la institucionalidad del altiplano.
La forma, dimensiones y adornos del guion, presentan gran diversidad
de estilos y modelos, lo cual sugiere algún tipo de normalización. No
consideramos aventurado sugerir al Gobierno Regional, a la Municipalidad
Provincial o al Ministerio de Cultura, o a las propias organizaciones de
danzarines, examinar la posibilidad de emitir normas que regulen el uso de este
tipo de distintivos, banderas, estandartes, guiones y demás insignias de uso
principalmente en el ámbito de las festividades religiosas. <:>
Notas:
- ESPAÑA: El
estandarte y el guion aparecen regulados en el Real Decreto 979/2015, que
modifica el Título II del Real Decreto 1511/1977, Reglamento de Banderas y
Estandartes, Guiones, Insignias y Distintivos
- Los conjuntos
pandilleros no son ajenos a la necesidad de identificarse
- Santo Tomás, Fray
Domingo de Lexicón (1560). Lima, 1951, pp.133
- Francisco Lopez de
Jerez,, VERDADERA RELACIÓN DE LA CONQUISTA DEL PERÚ... Lima, 1917 (Colección
Urteaga-Romero, 1ra Serie, T.V), pp. 78
- Silvia y Guzmán
Diego (anónimo pizarrista) Relación ... Lima 1934 (Colección Urteaga-Romero,
2da Serie, T.X), pp.55.
- Santa Clara, Pedro
Gutiérrez de. Historia... pp. 234.).