sábado, 29 de abril de 2023

AYARACHI POR PINTORES PUNEÑOS

 1. Anónimo  2 . Eufrain Flores  3. Lucas Pinazo 4. Allcca Merma 5. Benigno Aguilar












EN LA ESTRUCTURA ADMINISTRATIVA DEL ESTADO: IMPUNIDAD INADMISIBLE

 DAÑO IRREVERSIBLE

Juan Manuel Robles

En HILDEBRANDT EN SUS TRECE Nº 633 28ABR23

Q

ué tolerantes somos; no para respetarnos como individuos —por supuesto— sino para aguantar las atrocida­des, los balazos, los autoritarismos más ramplones. Qué alto está nues­tro umbral de resistencia al horror. Qué facilidad para mirar al otro lado; o ver la sangre en los videos y no sentir nada, pasar a lo siguiente. ¿Será que está pasando de nuevo, como cuando volaban personas en pedazos, como cuando incineraban gente? De qué callada manera nos encallecemos de nuevo. Que rápido nos adaptamos, otra vez, al vaho del infierno.

El informe de Human Rights Watch publicado esta semana confirma lo que la prensa independiente ya ha dicho con toda evidencia. En el Perú de Dina Boluarte se ha asesina­do a mansalva; los uniformados han disparado a matar y han cumplido su objetivo. Ha habido brutalidad militar y policial, fuerza innecesaria, gratuita. Ha habido dolo. Militares que usaron su apuntador láser para mejores resultados (que consiguie­ron). Ha habido complicidad de la administración de justicia. Exámenes y tests cruciales que debieron hacerse en las primeras horas no se han he­cho, porque al Ministerio Público le interesa un pepino acusar. Ha habido ejecuciones extrajudiciales.

Mataron a menores y a gente que no tenía nada que ver en las protes­tas. Es el periodo de horror más os­curo en el siglo XXI.

El Perú que se escandalizaba cuando bajábamos medio punto en el índice de confianza para inversio­nistas no dirá media palabra por el informe de HRW. Ese grupete que celebraba cada vez que las califica­doras ponían a Lima como una de las diez ciudades más seguras (ojo, para hacer negocios) no pondrá el grito en el cielo por esta radiografía del espanto. La derecha lo tiene cla­ro. Esas muertes no importan. Son daños colaterales, los nadies buscan­do bala en vez de ponerse a trabajar. Revoltosos. Terrucos.

Y pasa como si nada. ¿Será que so­mos tolerantes porque estamos en­fermos? Anestesiados por el estrés y la presión por la supervivencia, eligiendo entre mantener el cuerpo productivo o la sensibilidad solida­ria, esa que nos hace llorar, que nos quita energías y que, como bien lo sabe el médico que recibió un balazo por socorrer a un manifestante, nos puede matar.

Pero cometen un error los cínicos que se creen vencedores. Los faná­ticos como Alejandro Cavero, que aparecen en Twitter riéndose de los muertos; y también los moderados que condenan con puño cerrado en una mano y la otra bien aferrada a la curul, los que piden migajas como la renuncia de algún ministro cavernario. No han entendido la dimen­sión histórica de todo esto. No solo pasan por alto que Dina Boluarte y su cúpula terminarán enjuiciados y presos. También obvian las lec­ciones del pasado reciente: que los jóvenes que actualmente son niños condenarán en voz alta todo lo que no condenamos de estas matanzas hoy, y nos recriminarán no haber hecho lo suficiente. Nos enrostrarán toda esta violencia permitida, la ver­gonzosa normalidad.

Tremendo error creer que esto se puede pasar así como así, que la pági­na puede voltearse. Las matanzas de Dina Boluarte serán motivo de ver­güenza histórica, sus cronistas en el futuro verán infamias que aun los in­formados de este tiempo no pueden ver (tal vez para no volverse locos).

No podemos comprenderlo, por­que la historia necesita distancia y sobrevuelo (la altura de los años transcurridos). Pero el relato de es­tos meses será un ejemplo feo de cómo, una vez más, confluyó lo peor del Perú: el racismo, la segregación, los gamonales armados, los soldados herederos de los sinchis, los indios que corren. Y esos menores de edad muertos, al contrario de lo que mu­chos creen, se harán cada vez más vi­vidos. Conoceremos sus rostros, sus nombres. Esos relatos vividos serán parte de la educación sentimental de muchos.

Dina y Otárola, en investigación trucha, burlándose del país  

Pero este no es un texto de espe­ranza por la memoria por venir. La memoria vendrá y tendrá a los mejo­res artistas trabajando por la causa. Esa es la otra condena que le espe­ra a Dina (y será cadena perpetua). Pero también vendrán las secuelas. El daño está hecho y es irreversible. Tendremos que volver atrás y mi­rar cómo permitimos que todo esto pase, cómo podíamos ser tan tolerantes. Porque todo lo no dicho en estos días, el silencio, las palabras reprimidas, los familiares que no pueden alzar su voz, que ni siquiera pueden homenajear a sus muertos, incubará nuevas violencias y resen­timientos legítimos. Lo de siempre, que en el Perú siempre puede ser peor.

 

viernes, 28 de abril de 2023

DATOS PARA LA HISTORIA PUNEÑA

 CREACIÓN Y REAPERTURA DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DEL ALTIPLANO DE PUNO.

Por: Porfirio Enríquez Salas

1. Fundación de la Universidad de Puno.

La Universidad de Puno, fue creada por la Ley de la Convención Nacional, el 29 de agosto 1856, firmada por el Mariscal Ramón Castilla.

Consumada la creación de la Universidad, se procedió a su instalación y puesta en funcionamiento. La actividad, se hizo tardíamente el 1 de marzo de 1858, en el local del actual Glorioso Colegio Nacional San Carlos (Paz-Soldán,1862).

La plana directiva primigenia de la Universidad, fue conformada de la siguiente forma: Rector Dr. Juan Cazorla, Vice-Rector Dr. Manuel Pino, Secretario Dr. Guillermo Pino, Tesorero Dr. Antonio Bueno y Fiscal Dr. Gabriel Barrionuevo. El centro de estudios superiores, funcionó por tres bienios: primer bienio 1858 – 1859, segundo bienio 1860 – 1861 y tercer bienio 1862-1863.

La falta del financiamiento necesario por parte del gobierno central de la época, influyó negativamente en el normal funcionamiento de la Universidad, condicionando su cierre intempestivo.

2. La llegada del siglo XX, la emisión de leyes universitarias y la reapertura de la Universidad de Puno

Las primeras décadas del siglo XX, a nivel de la educación superior universitaria, se caracterizó por la emisión de leyes universitarias por los gobiernos que se sucedieron en la época. Sin embargo, ninguna de estas leyes, estuvo orientada a facilitar la reapertura de la Universidad de Puno.

Local, en sus primeros tiempos
Fue entonces, en el segundo gobierno de Manuel Prado (1956-1962), apoyado por el historiador Jorge Basadre, Ministro de Educación, que elaboró el Inventario de la Realidad Educativa Nacional, para planificar la educación primaria, secundaria y superior, la misma que permitió la emisión de la Ley Universitaria N° 13417, del 8 de abril de 1960.

El contexto sociocultural económico y político peruano en que se promulgó la citada Ley, se caracterizó por un proceso acelerado de migraciones internas que incrementaron la presencia de población joven en las ciudades costeñas y andinas, incentivadas por la necesidad de la educación universitaria, como un medio para lograr el ascenso social.

Para atender esta creciente necesidad, el gobierno de Manuel Prado creó las siguientes universidades nacionales: Amazonía Peruana, San Luís Gonzaga de Ica, Técnica de Piura, Centro de Huancayo, Técnica de Cajamarca, de Lambayeque y Federico Villareal.

En la misma Ley, se precisó la reapertura de las siguientes universidades: Técnica del Altiplano de Puno y San Cristóbal de Huamanga de Ayacucho. De igual forma se crearon cinco universidades privadas: Sagrado Corazón, Cayetano Heredia, San Martín de Porres, Santa María y del Pacífico).

3. Gestiones y proyectos elaborados por el pueblo puneño y sus autoridades para la reapertura de la Universidad de Puno y su funcionamiento

La decisión para reabrir la Universidad de Puno, fue asumida desde el año de 1954, por el valeroso pueblo puneño, que, mediante sus organizaciones sociales y autoridades, realizaron sucesivas gestiones ante el gobierno central.

A las gestiones, se sumaron intelectuales puneños y parlamentarios, que, entre 1954 a 1958, presentaron sendos proyectos al congreso para su aprobación. El primer proyecto fue elaborado por el ilustre maestro y senador puneño José Antonio Encinas y presentado al Senado en noviembre de 1954. El segundo proyecto, con la denominación de Universidad San Carlos de Puno, fue hecho por el senador Carlos A. Barreda y enviado al Congreso de la República en septiembre de 1955. Los Diputados puneños Teófilo Monrroy, Fernando Manrique y Roger Cáceres, enviaron, en noviembre de 1957, ante la Cámara de Diputados, el tercer proyecto.

Todos estos proyectos, conforme a la información histórica, fueron dictaminados y aprobados favorablemente por las diferentes comisiones. Sin embargo, ninguno de ellos fue promulgado.

Finalmente, el Senador puneño Enrique Torres Belón, en diciembre de 1958, presentó al Congreso de la República, el último proyecto. Este proyecto, que logró superar las observaciones de los anteriores proyectos, además, sustento el propósito de la reapertura, en sólidas bases científicas, orientadas a la investigación y el desarrollo regional.

A ello se sumó, la organización administrativa, la propuesta de creación de la facultad de ingeniería agropecuaria, el patrimonio, las rentas de la universidad, y la construcción de la Ciudad Universitaria.

El proyecto, se convirtió en la Ley N° 13516, firmada por el presidente de la República Manuel Prado, fechada el 10 de febrero de 1961. Por mandato de esta Ley, se reabrió la Universidad de Puno, con el nombre de “Universidad Técnica del Altiplano” (UTA).

Alberto Barreda Cuentas
organizador y primer Rector

Inmediatamente, en cumplimiento de la ley de reapertura, se instaló la Junta Organizadora y Ejecutiva de la UTA el 13 de abril de 1961, recayendo la presidencia, en el Ing. J. Alberto Barreda Cuentas. La Junta, entre otras actividades, se dedicó a la convocatoria y construcción de la Ciudad Universitaria en la Quinta Valderrama, culminando en el año de 1964.

De acuerdo con los reportes históricos de la época, la reapertura de la UTA, “[…] después de 100 años de espera, ese día se hizo realidad el 29 de abril de 1962, cuando en ceremonia pública y solemne se inició el dictado de clases, casi al aire libre, en el campus de la Ciudad Universitaria […]” (Universidad Técnica del Altiplano, 1968, p. 7), en pleno proceso de construcción de su infraestructura.

El inicio de las labores académicas, en cumplimiento de la Ley N° 13516, se hizo con la Facultad de Ingeniería Agropecuaria. Sin embargo, tuvo que adecuar su funcionamiento a la nueva Ley Universitaria N° 13417, emitida el 8 de abril de 1960, por el presidente Manuel Prado.

Posteriormente, en el año académico de 1965 (Pineda Arce, 1964), después de haber reestructurado su organización académica y culminado exitosamente la construcción de la Ciudad Universitaria, la UTA, denominada hoy Universidad Nacional del Altiplano, continuó con el servicio ininterrumpido de educación superior universitaria, dirigida a las juventudes del departamento de Puno y otras regiones del país.

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Referencias Bibliográficas:

Paz-Soldán, J. (1862). Anales Universitarios del Perú, tomo segundo Lima: Universidad de San Marcos de Lima. Recuperado de

http://revistas.sisbib.unmsm.edu.pe/.../article/view/298

Pineda Arce, E. (1964). La ciudad universitaria de Puno. En Universidad Técnica del Altiplano – Puno. Revista de la Universidad, Año 1, 2° Semestre, N° 2, 345-348.

Universidad Técnica del Altiplano (1968). Álbum conmemorativo del tercer aniversario de la fundación española de la ciudad de Puno 1668 - 1968. Puno: UTA.

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NOTA DEL DIFUSOR: En este mismo blog, más datos históricos.. Buscar 30 abril 2017



OPINION: PERIODISTAS Y PERIODICOS DE ANTES

 OTROS TIEMPOS

César Hildebrandt

Tomado de HILDEBRANDT EN SUS TRECE Nº 633 28ABR23

U

no abría los periódicos y podía leer a Sebastián  Salazar Bondy, a José Miguel Oviedo, a Arturo Corcuera. Uno se sentaba a leer, por ejemplo, las crónicas de viaje de Manuel Jesús Orbegoso y volaba con ese corresponsal acezante que llegó a entrevistar a Pol Pot. Los directores se llamaban Mario Castro Arenas, tan brillante como leído, o Guillermo Cortez Núñez, aristócrata de la prensa masiva. Y si te ponías callejero y cunda, entonces allí estaban las fabricaciones de Raúl Villarán, como aquel “Ojo” en papel verde y textos del tamaño de Monterroso.

No importaba lo que dijeran los papeles o cuánto sesgaran las noticias: era una prensa poblada de firmas y reputa­ciones, eran periódicos que aspiraban a medirse con los mejores de la región, eran primos de la cultura y muchas veces amigotes de confianza de la buena prosa.

Jamás olvidaré la impresión que me causó un texto ma­gistral de José Miguel Oviedo sobre su experiencia con el ayahuasca. Apareció en la mejor época del semanario dominical de “El Comercio” y era el cuaderno de bitácora de una excursión por el infierno, un diario que recontaba las imágenes devoradoras de aquel mal sueño. Ese escrito sólo podía darse en una prensa que alguna relación tuviera con la sensibilidad literaria y la belleza. Es que el periodis­mo era una de las bellas artes y contaba historias que eran ciertas y ejercía el oficio de la inteligencia para separar pajas de trigos.

Fui jefe involuntario en “Caretas’ cuando Blanca Varela, náda menos, dirigía el suplemento cultural y César Lévano, el hombre que se hizo de la nada y aprendió todo lo que debía saberse, estaba en la dirección de informaciones. Augusto Elmore, el poeta, hacía lo suyo, que era mucho, y Manuel D’Ornellas, muchos años antes de contraer fujimorismo vesical, llegaba a la sesión de ideas cargado de propuestas y pies de página. Zileri, tenor de sus propias iras, golpeaba el atril con una batuta sarmentosa hasta que encontraba el tono que quería.

Si querías curiosear por los barrios de la derecha, podías en­contrar un artículo importado con la firma de Raymond Aron -fíjense qué juntas tenían los conservadores nativos- o despacharte un puntazo de vista de Enrique Chirinos Soto, muchos años antes de que Fujimori lo convirtiera en amasijo de yerros retorcidos. Enrique se sabía la historia del Perú de cabo a rabo y era el Castelar del derechismo parlamentario. ¿Cómo terminó en manos de una mafia? Pregúntenle a Montesinos, el Fouché de las pacotillas y las grandes cuentas suizas.

La izquierda de las furias tenía sus panfletos, sus boletines y sus prédicas. Era su infantería la que escribía porque los generales -Juan Gonzalo Rose, Alejandro Romualdo, Manuel Scorza, para citar tres ejemplos- estaban dedicados a lo suyo. De modo que no había mucha estética en esa prosa incendiaria, pero lo que sí puedo jurar es que esa izquierda, dedicada a la guerra tribal, no habría permitido el ingreso de gente como Vladimir Cerrón o Pedro Castillo. Ni para comprar café hubiesen servido. Ni para claque.

Uno accedía a esos mimeógrafos para saber qué diablos pensaban los chinos de los moscos y qué insultos proferían los trotskistas respecto de ambas supuestas traiciones. El edificio levantado por José Carlos Mariátegui se había convertido en un solar polvoriento donde el vecindario se expresaba a gritos y peleaba por el uso del caño. Pero no era una izquierda tarada, ávida de adendas y orgullosamente analfabeta. Querían cambiar el mundo, no birlarse la caja chica de algún gobierno regional.

Era otro el país, es cierto. Luis Bedoya Reyes todavía se jactaba de haber estudiado en el Guadalupe y la educación pública conservaba aspiraciones. La gran derrota en esta batalla decisiva nos la infligió el fujimorismo. Fue la enésima venganza de un hombre que había conservado en la memoria el recuerdo de las humillaciones a las que habían sido sometidos sus padres, súbditos japoneses, por parte del primer gobierno de Manuel Prado.

¿Qué pasó con ese país problemático y esperanzado, disfun­cional, pero articulado, injustísimo pero enamorado de la cultura?

La respuesta es sencilla: ese país murió.

No apareció en los obituarios de “El Comercio”, pero la de­función del Perú-promesa ocurrió. Se dio como fracaso social, económico, político, institucional y moral. Ahora los ganapanes dicen que nos ha ido bien. Lo que no dicen es que dependemos del precio del cobre, que tenemos 75% de economía informal y que hay un 37% de población hundida en la pobreza.

Y los periódicos son estas resignaciones, estos homenajes a la indigencia intelectual, estas letras muertas, estos pasquines de las fiscalías y las comisarías. Las ideas se proscribieron, el debate cayó en algún callejón. Un país sin planes necesita una prensa sin mañana. Esa es la idea.

No es nostalgia lo que siento. Es cólera. Cólera inútil. Inútil como cualquier lágrima. Siento que soy Pedro Páramo y que no puedo salir de Comala. ░░

jueves, 27 de abril de 2023

LOS PUEBLOS DE MI TIERRA

 AZANGARO

Tomado de: AZANGARO TIERRA QUERIDA

FUNDACIÓN QUECHUA

A decir del historiador y periodista azangarino Bruno Medina Enríquez y del fallecido Prof. Odón Cardenas Mayta, quienes en sus publicaciones sobre la historia de Azángaro realizadas en la Revista Aswan Qhari en 1993, conceptúan que Azángaro tuvo dos fundaciones originarias, y luego de ello devino en un proceso histórico glorioso que pasa en la colonia con Vilcapaza, valiente durante la emancipación con Choquehuanca y rebelde, exitoso y emprendedor con Giraldo, Luna, Urbiola, Quispe Quispe, Nuñez Butron y otros durante la República.


La "fundación quechua" (o pukina) permite analizar el siguiente proceso histórico: que por principios de socialización, los grupos humanos tenían que formarse buscando el modo de satisfacer sus necesidades, lo que no lograba uno solo, sino que era necesario la interrelación con otros grupos, por lo que era imprescindible el viajar. Recordemos que antiguamente no existían los medios de comunicación de hoy, por lo que los viajes duraban mucho. Los autores manifiestan que "Macaya" fue el antiguo Azángaro, ubicado a 6 km al este de la actual ciudad. Macaya, era una "Pascana" o sea un lugar de descanso para los viajeros que se dirigían del Cusco, hacia el Alto Perú, Meseta del Collao. Este lugar paulatinamente fue creciendo por su intenso intercambio comercial, además de estar ubicado en una zona estratégica en el centro de la Meseta del Collao. Entre los viajeros, como es natural, se realizaba el "trueque" intercambio de productos que continuamente crecía, por eso fue denominado en algún momento como "ASWAN Q'ATU" es decir, lugar de mayor mercado.

En la época del Imperio Incaico, se produjeron grandes conquistas, sobresaliendo en ellos algunos incas: Pachacútec, Cápac Yupanqui, Wayna Qhapaq. El primero se dirigió al altiplano para someter a los Cochabambas, atravesó el Desaguadero y conquistó a los Chancas, probablemente a su regreso al Cusco, se topó con Macaya o con los lugareños sometiéndolos en sangrientos enfrentamientos por lo que se les denominó los "ASWAN QHARIS" o muy hombres. En las siguientes centurias los Incas llevarían a los "ASWAN QHARIS" para integrar sus ejércitos conquistadores de las zonas al Norte como al Sur de Sudamérica.

En noviembre de 1532, el Inca Atawallpa estando prisionero de los invasores españoles, ofrece por su libertad, llenar 2 cuartos de plata y 1 de oro, consecuentemente ordena que de todo el imperio se lleven objetos preciosos de oro y plata, a lo que se oponen muchos sacerdotes (Rumi Ñawi huyó con muchos tesoros), vencido el plazo de los 40 días para cumplir su ofrecimiento, el Inca es juzgado, acusado y condenado a muerte, ante el engaño de Pizarro los sacerdotes del Imperio ordenan esconder muchos tesoros, que no fueron entregados a los conquistadores: por lo que la orden fue "ASWAN KARUMAN APAICHIS" lo que quiere decir: que las riquezas fueran llevadas y escondidas muy lejos. Por eso es que el nombre de Azángaro derivaría de estos tres conceptos, fueron los españoles que al "traducir" estas expresiones al idioma castellano, denominaron a dicha zona como AZANGARO, y estos fueron los hechos que definen cómo se ha formado esa población.

Algunos otros autores consideran que existió una gran cultura llamada los SANGARUS el que sirvió de base para el nombre de Azángaro. Cuando llegaron los españoles, estas, denominaciones las adaptaron al castellano resumiéndola en AZANGARO por facilidad de pronunciación. Ver también la web de la Municipalidad de Azángaro, donde se reproduce esta definición histórica sobre la fundación de Azángaro, tomada de las publicaciones realizadas por Cárdena Mayta y Medina Enríquez.

Lizandro Luna el mas grande
escritor azangarino
FUNDACIÓN ESPAÑOLA

Azángaro fue "descubierto" por el Capitán toledano don Manuel Ortiz Aguilar (en noviembre de 1535) el padre (sacerdote) Crisóstomo de Rodrigo, veedor de la Doctrina de bautizo de los indios del Collao en 1535, es el primero que informa sobre la existencia de Azángaro, el que se ubicaba en el lugar llamado Macaya y donde se adoraba un ídolo posiblemente un gato y cuyos ojos eran de piedras preciosas; para el adoctrinamiento cristiano de este lugar, se fundó la Doctrina de "Nuestra Senora de Rosario", pequeña iglesia edificada con dirección del Padre Domínico, Tomás de San Martín y Acosta (el mismo que fundó la Univ. San Marcos) y la participación del Cacique Fabian Mango.

A pesar de lo expuesto, continuaba la idolatría en Macaya y además crecía, escaseaba el agua, por lo que se decide trasladar el lugar de adoctrinamiento al lugar llamado "Yanaqaqa" o piedra negra, (tras el actual cerro Choquechambi) pasado el río llamado "K'ari Mayu", que significa río de los hombres, es decir el actual río Azángaro, este lugar era propiedad de los ricos de entonces; los Mango, los Turpo, los Choquehuanca (más tarde traidores a la causa libertaria). Estando de Gobernador y Cacique principal de Azángaro, don Diego Chuquihuanca, por Real Cédula del 5 de julio de 1586, del Virrey don Fernando Torres y Portugal, Conde de Villar, consigue la autorización para el traslado del lugar de Azángaro, no sin antes confrontar una serie de oposiciones. Los españoles tenían una forma peculiar de fundar ciudades, Azángaro no podía ser la excepción, las autoridades y representantes en ceremonial procesión que la oportunidad exigía, ubicaban el lugar donde se establecerían las diferentes reparticiones y futuras instituciones, luego repartían los solares, lo primero era la Iglesia, "Nuestra Senora de la Asunción" de Azángaro y cuya primera piedra es colocada el 22 de agosto de 1586 por Diego Chuquihuanca, de esta forma se realiza la fundación española de Azángaro.

El desaparecido escritor azangarino Alberto Roselló, al sustentar su trabajo "La fundación de Azángaro", al municipio que sometió a concurso sobre la fecha para su conmemoración, basándose en un expediente de la familia "Chuquihuanca" y que es un certificado otorgado por el corregidor don Vasco de Contreras, anota: "Yo don Vasco de Contreras, asistente de su Majestad y Corregidor del Partido de Omasuyos, conferí y di posesión corporal a este don Diego Chuquihuanca del cargo de Gobernador y Cacique principal de Azángaro y a mi presencia y asistencia en este mismo día veinte y dos de agosto de mil quinientos ochenta y seis, Octava de la Asunción de la Virgen; mandó este mismo don Diego a colocar los primeros cimientos de la Iglesia de éste pueblo de Azángaro a su costa y cargo de lo que certifico". Con la existencia de este documento se establece, como fecha de fundación española para ser conmemorada el 22 de agosto de cada año.

ÉPOCA COLONIAL

La llegada de los españoles a Azángaro, se produce en 1535. En 1542 se crea el Virreinato del Perú abarcando tres Audiencias: la de Lima, la de La Plata y la de Chile, en esta ocasión Puno y Azángaro, pertenecen a este Virreinato y a la Audiencia de Lima. .. En 1561 se crea la Audiencia de Charcas y Azángaro con Puno pasan a pertenecer a esta Audiencia. En 1565 se crean los Corregimientos, los Corregidores como autoridades supremas se convierten en los principales explotadores, lo que crea la necesidad de acortar distancias de los territorios que pertenecen a las audiencias. Así en 1573 se divide el Cusco: Para Lima una parte y para el Obispado de la Paz la otra parte, incluido Azángaro. En 1776 se crea el Virreinato de Buenos Aires, el que abarca la jurisdicción de las Charcas (Alto Perú) y como era de suponerse, todos los pueblos de aquella Audiencia pasan a pertenecer a ese Virreinato, es decir Azángaro y Puno, consecuentemente Azángaro a partir de la fecha pertenece al Virreinato de Buenos Aires, frente a esta incorporación se producen algunos reclamos, pero en 1777 se emite una Real Cédula en la que se confirma lo anteriormente anotado. En 1780 se produce el gran movimiento libertario contra el Imperialismo Español, el único que remeció los cimientos estructurales del absolutismo, encabezado; por JOSE GABRIEL THUPA AMARU INGA movimiento en la que el héroe azangarino Pedro Vilca Apaza tiene trascendental participación y consecuentemente exige y obliga a la Corona Española, a realizar algunas reformas. Por eso en 1787 se crea la Audiencia del Cusco y en sus límites fueron comprendidos, Azángaro, Lampa y Carabaya. Entre las reformas España a lo largo de su gobierno posterior, adopta una serie de modelos, así aparecen las Intendencias como nueva forma de organización, fueron creadas en el Perú en 1782. En 1785 se crea la Intendencia de Puno y en ella se incluye como parte integrante a Azángaro. Visualizando, Azángaro, pertenecía al Virreinato de Buenos Aires políticamente; en lo eclesiástico a la Diócesis del Cusco dependiente del Obispado de la Paz y administrativamente a la nueva Intendencia de Puno. En 1796 se expide una Real Cédula con fecha, primero de Febrero en la que se devuelve la Intendencia de Puno al Virreinato del Perú, pero esto no fue definitivo y por una serie de reclamos quedó en suspenso; hasta que nos sorprendió los grandes acontecimientos de la Emancipación, y Azángaro continuaría perteneciendo al departamento de Puno como una de sus 5 provincias.

ÉPOCA REPUBLICANA

Pasada la Proclamación de la Independencia los pueblos tienen que decidirse por su nacionalidad, especialmente los que sufrieron los continuos cambios, como es el caso de Azángaro. El 26 de abril de 1822 un Decreto del Delegado Supremo del Perú (Gobernaba el Perú) don José B. Torre Tagle, reglamentando las elecciones a Diputados (había pasado la Independencia y aún faltaba las, gloriosas jornadas de Junín y Ayacucho incorpora a Puno como, departamento del Perú y a Azángaro como su provincia, es decir esta reincorporación nos DEVUELVE LA NACIONALIDAD PERUANA; fundamentado y suficiente motivo para que Puno y Azángaro consideren esta fecha como trascendental y conmemorativa, porque es el REGRESO A LA PATRIA. Lo anotado anteriormente se ratifica por el Congreso Nacional; oficialmente el 21 de junio de 1825 en el que por motivo de elecciones reaparece Puno como departamento y Azángaro es elevado a provincia y reconocido sus distritos (En 1856 Castilla también lo ratifica). El Libertador del Norte, Simón Bolívar recogiendo el clamor del Alto Perú, funda la República de Bolivia el6 de agosto de 1825 y felizmente encuentra los documentos anteriormente anotados y se ve obligado a respetarlos.

Ya en la Época Republicana En 1825, por Ley del 5 de febrero Azángaro es elevado a la categoría de ciudad. 1825, por Ley del 21 de junio Azángaro fue creado como capital de la provincia del mismo nombre con sus 18 distritos: Achaya, Arapa, Asillo, Caminaca, Chupa, Muñani, Potoni, Putina, Samán, San Antón San José, San Juan de Salinas, Santiago de Pupuja, Tirapata, José Domingo Choquehuancai Pedro Vilcapaza, Huatasani y Azángaro.

El 18 de abril de 1828 el Congreso Nacional de la República le confiere a Azángaro el honroso título de "BENEMERITO y HEROICO PUEBLO DE VILCAPAZA" por su participación en la gesta libertaría y que es compromiso de todo azangarino mantener esta línea.

El 20 de junio de 1989 se expide la Ley N° 25065, otorgándole el título "AZANGARO TIERRA PROCER, CUNA DE LA REVOLUCION EMANCIPADORA DE PEDRO VILCA APAZA" <>


Azangarinos en Lima






martes, 25 de abril de 2023

FALLECIÓ UNO DE LOS MÁS DESTACADOS HISTORIADORES AREQUIPEÑOS

 EUSEBIO QUIROZ PAZ-SOLDÁN

por Luis Fernando Apaza
La República, 24 de abril, 2023

Eusebio Quiroz Paz Soldán, uno de los referentes del estudio de la historia de Arequipa, falleció este lunes 24 de abril a los 82 años en su ciudad natal, luego de estar internado en una clínica por 15 días. Amó a la Ciudad Blanca y fue uno de los conservadores de su identidad. En un discurso, en 2021, por aniversario de esa localidad, dijo: “Lo único que he hecho es trabajar y amar a Arequipa”.

Nació el 26 de noviembre de 1940. Según contó, aprendió a leer antes que muchos de su edad debido a un accidente que sufrió de niño en el ojo derecho. Gustaba de escuchar la música clásica y los yaravíes. Fue admirador de Jorge Basadre, uno de los referentes historiadores e historiógrafos peruanos de la época republicana y contemporánea.

Sus padres fueron Pedro Quiroz Pantigoso y Dymphna Paz Soldán. Realizó sus estudios básicos en el colegio San Francisco de Asís y los superiores en la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa. Fue docente en la citada casa de estudios, en la Universidad Católica de Santa María y la Universidad San Pablo de Arequipa.


EUSEBIO QUIRÓZ PAZ SOLDÁN: EL HISTORIADOR MÁS PERSEVERANTE
por Pedro TORRES, 
Diario Correo, 11/07/2021

Desde un sillón de color beige, que da a una ventana por donde ingresa el brillo solar que ilumina parte de la sala de su nueva casa, un pequeño departamento en el Boulevard Lambrami del Cercado, Eusebio Quiróz Paz Soldán pasa la mayor parte del día infatigable en su quehacer, avanzando proyectos inconclusos, hablando de las tradiciones arequipeñas, disertando y evocando a sus grandes referentes, la familia y los amigos.
Hasta antes de la pandemia, verlo en una silla amplia, rodeado por los anaqueles de su biblioteca repleta de libros, apuntes, recortes periodísticos, cartas y otros textos apilados, incluso, sobre el escritorio, trabajando y estudiando, era la escena común cuando alguien lo visitaba, hoy solo permanece en el recuerdo y las fotografías.
El historiador se ha desprendido de su refugio y sus tesoros. Vendió su casa de la Cooperativa Universitaria porque le resultaba muy oneroso su mantenimiento para la pensión modesta que recibe. La vivienda la construyó con gran esfuerzo, viajó al extranjero para conseguir recursos que su esposa, Lucy Pacheco, usó para edificarla. “Me entregó la casa hecha, aunque no me rindió cuentas de lo gastado”, bromea.

Tiene un legado de libros
Los libros que lo rodeaban tampoco están con él, donó su biblioteca. Unos 5 mil textos que atesoraba en su antigua casa que ha pasado al cuidado de una universidad privada. La Católica San Pablo tiene la custodia de diversas obras de historia y algunos títulos dedicados por el premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, y el historiador Jorge Basadre Grohman, “La vida y la historia”, un especial tesoro de quien considera su maestro, aunque no le enseñó en las aulas.
“No era adecuado que la venda. Nadie me la hubiera comprado. La gente prefiere un carro moderno que una biblioteca. Ahora hay la creencia de que todo se aprende por Youtube y Netflix. En la universidad la van a cuidar para que los jóvenes puedan consultar en ella”, confiesa en voz baja, revelando un secreto que hubiera preferido guardar.

Problemas de salud que lo aquejan
Ha perdido la vista casi por completo por la diabetes que padece, y aunque ya no guarda la esperanza de seguir recurriendo a su archivo personal para sus proyectos, confiesa que mantiene vivo el gusto de seguir escribiendo con ayuda. “Antes leía mucho y dormía poco, ahora duerme poco, y escucha lecturas, “trato de seguir un camino y un propósito”, reflexiona.
“Yo soy un negado de Dios para tocar instrumentos o cantar, pero me siento feliz de los recuerdos que tengo, aunque a veces el exceso de ellos me cause dolor de cabeza, tengo recuerdos limpios en el corazón y la mente”, refiere el historiador.

No descuida su cuidado personal
Para esta entrevista, Don Eusebio viste un traje oscuro, chaleco, corbata y camisa como el que solía utilizar en su juventud para dar la impresión de ser mayor de edad y colarse en el café Le Paris de la calle Moral, donde charlaba con docentes del colegio militar, siempre ha sido amiguero dice mientras se toca las yemas de los dedos que han perdido sensibilidad por los piquetazos diarios para controlar su glucosa.
Asegura que tiene una “pandilla de amigos”, una de sus amistades la mantiene, incluso, desde los cuatro años de edad, pero el contacto con ellos ya no es el mismo desde hace más de un año.
La pandemia por el nuevo coronavirus le ha cortado las reuniones amicales y el gusto de caminar por las calles de su querida Arequipa.
El historiador ha tenido siempre una vida intensamente familiar. Es muy unido a sus hijos y a sus nietos, pero la pandemia le ha impedido abrazarlos. Por seguridad y precaución uno de sus nietos, de 12 años, tuvo que contemplarlo por la ventana, rememora que aquel día rompió en llanto. Mientras cumplía fielmente su aislamiento junto a su esposa para que el virus no llame a su puerta, la enfermedad le arrebató la vida de un hermano, un sobrino y uno de sus cuatro hijos. Lamenta no haber podido acompañarlos en sus entierros.
“Yo soy un negado de Dios para tocar instrumentos o cantar, pero me siento feliz de los recuerdos que tengo, aunque a veces el exceso de ellos me cause dolor de cabeza, tengo recuerdos limpios en el corazón y la mente”, refiere el historiador.

No descuida su cuidado personal
Para esta entrevista, Don Eusebio viste un traje oscuro, chaleco, corbata y camisa como el que solía utilizar en su juventud para dar la impresión de ser mayor de edad y colarse en el café Le Paris de la calle Moral, donde charlaba con docentes del colegio militar, siempre ha sido amiguero dice mientras se toca las yemas de los dedos que han perdido sensibilidad por los piquetazos diarios para controlar su glucosa.
Asegura que tiene una “pandilla de amigos”, una de sus amistades la mantiene, incluso, desde los cuatro años de edad, pero el contacto con ellos ya no es el mismo desde hace más de un año.
La pandemia por el nuevo coronavirus le ha cortado las reuniones amicales y el gusto de caminar por las calles de su querida Arequipa.
El historiador ha tenido siempre una vida intensamente familiar. Es muy unido a sus hijos y a sus nietos, pero la pandemia le ha impedido abrazarlos. Por seguridad y precaución uno de sus nietos, de 12 años, tuvo que contemplarlo por la ventana, rememora que aquel día rompió en llanto. Mientras cumplía fielmente su aislamiento junto a su esposa para que el virus no llame a su puerta, la enfermedad le arrebató la vida de un hermano, un sobrino y uno de sus cuatro hijos. Lamenta no haber podido acompañarlos en sus entierros.

Tuvo trayectoria en política
Eusebio Quiróz es social cristiano desde los 18 años y tuvo una breve incursión en la política en el año 2000, cuando el hoy encarcelado Alberto Fujimori Fujimori, tenía la intención de postular, por tercera vez, a la presidencia de la República. Su amigo y periodista, Pedro Planas, fue quien lo impulsó y convenció de postular al Congreso en las filas de la agrupación Somos Perú. El desaparecido sociólogo, José Luis Vargas, su amigo entrañable, escribió en el libro “Entre Arequipa y la Historia” de Carlos Rivera, que, para la campaña, Gonzalo ‘Chalo’ Guillén, dibujante arequipeño, fue quien se encargó de elaborar la caricatura de Eusebio Quiroz. “La balada del gordo” del dúo argentino Juan & Juan que en una de sus estrofas dice: la pinta es lo de menos, vos sos un gordo bueno, alegre y divertido, sos un gordito simpaticón, acompañó el spot televisivo y el jingle radial de la campaña.
Eusebio Quiróz no ganó la elección para formar parte del Congreso en el que Gerardo Cruz Saavedra juró ¡Por Dios y por la plata! Ahora no es ajeno al acontecer político del país y la polarización que se vive por las elecciones. Considera que es fundamental que la clase política y en general el país se libere de los enemigos que señaló el historiador, Jorge Basadre: los podridos, los congelados e incendiados.
“Los primeros se llevan al país en el bolsillo, los segundos quieren ver avance, pero no hacen nada, no mueven un dedo, y los terceros son los que quieren meter bombas por todas partes. Debemos amar al Perú como es, como una patria y ser capaces de poner todo el esfuerzo para sacarlo adelante, para servir y hacer mejor a la nación, no para llenarnos el bolsillo”, reflexiona.

Más de 50 años en las aulas
El investigador arequipeño tuvo formación católica y estudió en el colegio San Francisco, en la universidad se matriculó en la facultad de Letras y optó por Historia hasta obtener su Doctorado, también ingresó a la facultad de Educación y Derecho logrando el grado de Bachiller.
Eusebio Quiróz Paz Soldán ha dedicado a la enseñanza más de 50 años, desde los 17 años de edad, en un colegio secundario, luego en la Universidad San Agustín, la Católica Santa María, San Pablo y La Salle.

OBRAS DE EUSEBIO QUIROZ PAZ SOLDÁN

Escribió y publicó varias obras, algunas de ellas son:

Cien años después 1879-1979; reflexiones sobre la Guerra del Pacífico”. Fue publicado en 1984 y ganó el premio del concurso de historia organizado por la Fundación Manuel J. Bustamante de la Fuente
“La imagen histórica del Almirante Miguel Grau” (1991)
“Arequipa en la Guerra con Chile” (1991)
“En torno a mi ciudad: Arequipa” (1988)

“Historia General de Arequipa” (1990) coautor con Máximo Neira, Guillermo Galdos, Alejandro Málaga y Juan Guillermo Carpio Muñoz
“101 años de historia y tradición jurídica. Ilustre Colegio de Abogados de Arequipa” (2012)
“Historia de la Academia Lauretana de Ciencias y Artes” (1999) en coautoría con Héctor Ballón y Guillermo Galdos
“Obra Histórica de Arequipa” (2011)

Arequipa, pasado y presente (1990)

Jorge Basadre: maestro y amigo (2004)

Para enseñar historia del Perú (2008)

Identidad Cultural Mestiza de Arequipa (2020)

 Principales reconocimientos:

Premio Nacional de Historia (1979).

En el año 2019 fue declarado Hijo ilustre de la ciudad de Arequipa.

Reconocimiento como “Arequipeño del bicentenario”, a cargo de la Municipalidad Provincial de Arequipa en 2021.


EUSEBIO QUIROZ, EL HISTORIADOR QUE RESCATA EL MESTIZAJE EN AREQUIPA

Agencia Peruana de Noticias Andina, 4 octubre 2022:

Eusebio Quiroz Paz Soldán creció entre la música clásica y los yaravíes, se formó en un colegio católico con niños de diferente origen social y estudió en la Universidad Nacional San Agustín para ser abogado, pero decidió ser historiador. Sin proponérselo, se ha convertido en un referente vital de la identidad arequipeña y, por ende, de la cultura peruana.
Un accidente en el ojo derecho lo obligó a vivir su niñez de una manera diferente. Aprendió a leer antes que muchos de su edad, y por lo cuidados que necesitaba para recuperar su visión sus padres tuvieron especial cuidado con él. Su progenitor lo llevaba a la tienda donde vendía discos de música clásica y popular, y su madre fue su maestra de lecturas.
“Fui muy observador por eso. Recuerdo que veía cómo a las tres de la tarde la gente iba a las picanterías a comprar jayari, plato tradicional arequipeño, con su botellón de metal para llevar la chicha, o al señor que llegaba a nuestra casa montado en su caballo, silbando, para dejarnos leche todas las mañanas. Yo notaba que no realizaba labores urbanas”, cuenta.
Ese pequeño espectador de la vida cotidiana en la Ciudad Blanca de los años cuarenta conserva en su memoria de historiador y catedrático imágenes intactas de esa época. Como de aquel 1946 cuando su papá, don Pedro Eusebio Quiroz Pantigoso, abrió su negocio de música, a donde llegaban aficionados a las melodías de Beethoven, pero también a la música andina, yaravíes y pampeñas arequipeñas.

La historia, su pasión
Pero el inquieto Eusebio también bebió de las enseñanzas de doña Dymphna Paz Soldán, su madre, miembro de una familia asociada a la vida académica y el mundo del derecho. Por eso, estudiar en la Universidad Nacional San Agustín con el objetivo de ser un hombre de leyes no fue extraño para él. Era parte del mandato de esa rama familiar.
Pero el mundo universitario lo acercó a disciplinas como la historia, la filosofía y la economía, contadas por maestros que “agitaron su espíritu”, como también a la lectura de Jorge, el hijo del pueblo, de María Nieves y Bustamante, que le reveló el heroísmo de muchos arequipeños. Terminó la carrera de derecho para no defraudar a la familia, y a partir de ese momento se entregó a la historia para comenzar a contar la de su propia región.

Arequipa mestiza
Hace poco don Eusebio Quiroz Paz Soldán participó en el Primer Congreso de Peruanidad ¿Qué nos une como peruanos? [agosto 2022], organizado por la Universidad Católica San Pablo de Arequipa. Allí compartió el resultado de años de consulta a importantes autores que se refieren a la identidad cultural mestiza de Arequipa y a la peruanidad como Jorge Basadre, su principal fuente de inspiración.
“Empecé a preguntarme por qué los arequipeños incluyen en su hablar palabras mitad español y mitad quechua, por qué hasta ahora tienen un menú semanal, o, como me decía un amigo, por qué los arequipeños son tan así”.
En 1990 fue invitado por el entonces alcalde provincial Luis Cáceres Velásquez para dar un discurso por el 450° aniversario de fundación de la ciudad, al que tituló Arequipa: pasado y presente. A partir de esa fecha afirmó su interés por su Arequipa de todas las sangres.
Para este historiador que “adquirió desde muy temprano la cultura impune de leer”, cita que él recuerda del historiador tacneño, el mestizaje es un elemento de unión, y los peruanos lo están buscando en el fútbol o en experiencias que no los ayudan. Hoy es propicio ahondar en lo nuestro, en nuestras raíces, sostiene.
“La cultura de Arequipa es mestiza, y admitirlo tal vez sea el camino que nos ayude a reconocernos mestizos, porque la cultura peruana está impregnada de elementos mestizos. Es importante profundizar en lo propio. Quienes nos dedicamos a la historia abrimos caminos, no los cerramos”, afirmó.