viernes, 13 de septiembre de 2024

HILDEBRANDT OPINA SOBRE ARBERTO FUJIMORI

 EL VERDADERO FUJIMORI

César Hildebrandt

En HILDEBRANDT EN SUS TRECE N° 700, 13SEP24

A

ndré Bretón pidió ser conducido al cementerio en un coche de mudanzas.

Eso es lo que el fujimorismo, interpretando lite­ralmente la frase bretoniana, hará el sábado cuando un Alberto Fujimori mutado llegue a Huachipa.

Porque resulta que el hombre que se burló de la democra­cia es ahora su gran emblema. Y el presidente que instauró la corrupción como sistema es hoy el santo varón de las buenas intenciones. Y el mandatario que condecoró a los Colina y so­bornó con 15 millones de dólares a su secuaz es, transformado, el beato del neoliberalismo a la peruana.

RPP, la radio que recibió miles de dólares sacados de un ma­letín deportivo para sostener la propaganda de Keiko Fujimori, pone la voz fúnebre para contamos cómo es el velatorio, cuántas lágrimas se derraman, cómo es que Dina Boluarte y sus minis­tros acuden a consolar a la jefa de Fuerza Popular, su socia, y a Kenji, que tuvo que traicionar a su hermana para lograr el primer indulto de su adorado padre.

El gobierno decreta tres días de duelo nacional mientras algunos recuerdan que Dina Boluarte se refirió a Fujimori, en la campaña del 2021, como aquel “personaje oriental” que nos llenó de vergüenza con sus actos.

No es una tragedia griega. Es la tragicomedia que podría haber firmado Manuel Ascencio Segu­ra. Es un mamarracho escrito desde la necrofilia, esa convicción de que la muerte decreta el olvido y embellece la vida que se fue.

Fujimori pudo ser un gran presidente. Si hubiese respetado la convivencia con el Congreso, la eco­nomía se habría arreglado y el terrorismo habría sido igualmente derrotado.

El cierre del Congreso y la formación tumoral de una dictadura de afanes totalitarios fueron la creación del carácter de Fujimorí, de ningún modo “la urgencia nacional” que describieron sus escribidores.

El Congreso le había dado facultades extraordinarias en ma­teria económica y la renovada inteligencia policial, creada en marzo de 1990, ya estaba tras los pasos de Guzmán.

El autogolpe del 5 de abril fue el ejercicio de una voluntad autocrática que permitió la más grande concentración de po­der del siglo XX peruano y, como consecuencia inevitable, la corrupción generalizada.

Fujimori había tenido un dudoso comportamiento en la rec­toría de la Universidad Agraria y era un evasor de impuestos más o menos notorio. Francisco Loayza narró que la pista tributaria fue la que condujo a Vladimiro Montesinos, el traidor agente de la CIA que el Ejército había expulsado con pleno deshonor. Fujimori le pidió a Montesinos, en plena campa­ña de 1990, que le arreglara el asunto de la evasión de impuestos. Y Montesinos cumplió: borró los trazos de las 34 ventas de inmuebles que habían sido hechas sin pagar nada al fisco -contó Loayza- a quien Montesinos traicionó alejándolo del entorno de Fujimori.

Ese primer encuentro fundó la amistad socie­taria que luego, en el gobierno, se convertiría en sociedad cerrada y sin escrúpulos.

Montesinos no corrompió al régimen. Fue el régimen el que reclutó a Montesinos como gestor de una mafia dispuesta a todos los desmanes.

Y así se hizo.

Fujimori abatió la inflación y arrinconó al terrorismo, pero el costo fue la masacre de la democracia y la pudrición del país.

En su largo camino hacia el control pleno, Fujimori conven­ció a muchos de que el Perú no estaba apto para la búsqueda, siempre elusiva, de consensos y que la receta era ser Leguía y Odría, Benavides y Sánchez Cerro, todos al mismo tiempo.

La Fuerza Armada lo siguió. Y se sumergió en el mar de lodo de las compras sobrevaloradas y el presupuesto paralelo que manejó el Servicio de Inteligencia Nacional.

Fujimori no necesitó bombardear Palacio de Go­bierno para instaurar el régimen que la derecha reclamaba hace tiempo. Le bastó con demoler las instituciones que podían ser incómodas y comprar a la prensa que amenazaba con ser Ubre.

Su norma fue el pragmatismo de mala leche y su gesto recurrente fue el de la traición. Creado electoralmente por Alan García y un sector camaleónico del marxismo criollo, Fujimori representó al centro-izquierda en las elecciones de 1990. García fue su consejero electoral y diarios como “Página Libre”, del que García era el principal accionista, lo presentaron como el hombre que impediría que “la derecha vargasllosiana” sometiera al pueblo a las penurias de un ajuste brutal.

Todos sabemos qué pasó y cómo es que la izquierda boba que creyó en él hubo de retractarse y cómo fue que, a la hora del golpe, Alan García, su creador original, tuvo que huir por azoteas y cisternas.

Pero cuando ocurrió el intento de contragolpe -noviembre de 1992- el macho casi cacerista que había cerrado el Congreso y disfrazado a los jueces con un capirote, huyó hacia la embajada japonesa guiado a través de una radio por Montesinos. Fue siempre, personalmente, un hombre sin ningún sentido del honor.

La prensa, en general, le tuvo miedo. Lo prueba el hecho de que “El Comercio” sólo se atrevió a enfadarlo a fines de 1999, después de haberse tragado decenas de sapos con esteroides. Y la televisión, con pocas excepciones, expuso sus orificios y ganó mucho dinero. La radio, en general, danzó al ritmo de la chequera presupuestal.

Fujimori fue el tigre de papel que reunía todos los méritos de un estadista mientras el Perú era el cementerio de la decencia. Una cosa era el presidente que la prensa indigna creaba y otra el jefe de una pandilla que barrió con la Fuerza Armada, el Tribunal Constitucional, la Contraloría, el Poder Judicial, las entidades del sistema electoral, la Fiscalía de la Nación.

La derecha ama a Fujimori porque le sembró el país con que soñaba. El neoliberalismo se impuso en el Perú del mismo modo que triunfó en Chile: por la fuerza y con aspiración de eternidad. El resultado es este país desigual y explosivo que, corrigiendo a Raimondi, da la impresión de estar sentado en un barril de pólvora.

En estos días de mugre dilúvica el fujimorismo hereditario está asociado con un gobierno moralmente afín a su catadura. Para llegar a esta nueva alianza ha ampliado la frontera del fu­jimorismo ancestral y ha optado, abiertamente, por el crimen. Alberto Fujimori hizo uso del crimen para ampliar su poder. Keiko representa a un surtido de apetitos surgidos del hampa. La hija ha superado al padre.

Recuerdo que hace años, conversando con Susana Higuchi, tuve neta la imagen de Keiko Fujimori.

-Es una persona helada -me dijo Higuchi.

Pero eso era generosamente maternal. Keiko es gélida y anética. Incendiaría el país romanamente si eso le diera el poder que tuvo su padre, a quien usó hasta el parasitismo y a quien siempre, sin embargo, envidió.

En el canal de Angel González, el fantasma, entrevistan a fujimoristas de la calle, gente pobre que alguna vez recibió algo de lo que repartía el populismo autoritario mientras mantenía los salarios de hambre y vendía a precio de ganga las empresas del Estado.

Entiendo esas lágrimas. Si te regalan un saco de papas y das las gracias por ello treinta años después, es que eres grato y buen paisano. Si la democracia no te importa y los valores tampoco, si te da lo mismo tener garantías ciudadanas o carecer de ellas, es que el fujimorismo es tu cuna, tu hábitat, tu historia ineludible. Y Alberto Fujimori no es tu líder: es tu padre putativo.

Aita pe aitá. A Dina le salió el fujimorismo que tenía escondido

Por eso creo que junto a los funerales de Fujimori debíamos recordar que su masivo éxito significó la muerte del país que pudimos ser. La derecha lo sabe bien porque de modo consciente olvidó su linaje abandonando a Manuel Pardo para adoptar a un pícaro que terminó queriendo ser senador japonés. No han ido al velorio los Joy Way y la manga de ladrones y sinvergüenzas y defensores de asesinos que poblaron sus dos gobiernos y aquel tercero abortado gracias a un video. No ha ido, porque está en la cárcel, Vladimiro Montesinos, el megaladrón que compraba medios de prensa, congresistas y fustanes. Debía estar allí de cuerpo presente saludando al hombre que lo sacó de la ignominia para ponerlo en el basurero de la historia.

Fujimori ha muerto el mismo día en que dejó de respirar Abimael Guzmán. Es como si el destino nos hiciera un guiño, como si un Plutarco de abajo el puente nos recordara que am­bos, en el fondo, se parecían más de lo que hubieran deseado. Guzmán nos propuso el infierno. Fujimori nos instaló en ese limbo hipócrita donde las palabras se vaciaron de contenido y donde la mayoría del tercer mandato, por ejemplo, se obtuvo a punta de betos kouri y dólares en sobres de manila.

Si todos los epitafios mienten, como alguna vez dijo el artista Rodolphe Toepffer, el de Fujimori será pródigo en fábulas.

Hay gente que llora por el ex Presidente que quiso ser dic­tador. Hay familiares de víctimas de La Cantuta que aún no encuentran un cuerpo para llorar. Hay que ser un miserable para no recordar eso. <:>

 

jueves, 12 de septiembre de 2024

OPINION: ACERCA DEL SALARIO MINIMO VITAL EN EL PERU

EL DERECHO A UN 

SALARIO EQUITATIVO

Escribe: Milciades Ruiz

Pese a la inflación acumulada, la remuneración, salario o sueldo mínimo vital no ha sido reajustado desde mayo del 2022 y, el gobierno se dispone a actualizarlo hacia fin de año. Pero por encima está el mercado en el que, la capacidad laboral humana es una mercancía más. Las personas se alquilan por un sueldo o salario, a un precio fijado por el balancín de la oferta y demanda. ¿Cuál es el objetivo del SMV?

 La finalidad del salario mínimo vital es, proteger a los trabajadores contra las remuneraciones abusivamente bajas, estando obligados los empleadores a pagar, bajo penalidad. Sin embargo, esto no se cumple, ni es castigado. Actualmente el SMV es de S/. 1,025.00 y la entidad encargada de los cálculos deberá estudiar y proponer el monto de ley, considerando los efectos económicos y políticos.

Hay quienes como el decano del Colegio de Economistas de Lima, que propone un ajuste en función de la canasta básica familiar, que ha subido en S/. 124.00, con lo cual el SMV subiría a S/. 1,149.00, como hay también congresistas que proponen una suma de S/. 1,500.00 que, el ejecutivo considera excesivo. Pero, aun así, no se estaría protegiendo al trabajador peor remunerado.

Si para calcular el SMV, se parte de considerar la canasta básica para que el trabajador no se muera de hambre y siga trabajando para mantener la familia, la tendencia es a mantener los índices de pobreza. Entonces el SMV, será mísero. Pero si se toma como base el promedio nacional de los pagos en el mercado laboral, tendríamos un SMV progresivo, en concordancia con la acumulación inflacionaria. Un salario digno para nuestros compatriotas va mucho más allá y esto, es lo que debería regir como objetivo de la SMV.

Pero veamos cuál es la situación en el mercado laboral.

Según el INEI- Encuesta Nacional del Empleo 2023, la población ocupada del país alcanzó 17 millones 179 mil 800 personas. El área urbana concentra al 80,4% (13 millones 805 mil 200 personas) de la población ocupada del país, en tanto que, el área rural el 19,6% (3 millones 374 mil 600 personas).

A nivel sectorial, la mayor fuerza laboral está en la agricultura pues hay más de dos millones empadronados que trabajan con la familia. A un mínimo de 3 (esposa, suegros, hermanos, cuñados e hijos mayores) habrían más de 6 millones de trabajadores agrarios. No obstante, el INEI presenta el siguiente cuadro, incluyendo servicios que es multisectorial: 


 

Pero, ¿cuánto ganan los trabajadores en promedios y por ramas? Algunos suponen que el sector social más empobrecido, es el proletariado. Es decir, los obreros. Pero veamos cuáles son los ingresos de los trabajadores peruanos.

Según el INEI, en el 2023, el ingreso promedio nacional mensual proveniente del total de remuneraciones que perciben los trabajadores dependientes e independientes en su actividad principal y/o secundaria, incluyendo los ingresos extraordinarios (gratificación de navidad, fiestas patrias, bonificación por sus últimas vacaciones, bonificación escolar, compensación por tiempo de servicio, participación de utilidades, etc.), se ubicó en 1,674,4 soles. El SMV es de 1,025.00 soles.

En el área urbana el promedio fue de S/. 1,833,2, siendo superior en 953,2 soles a lo registrado en el área rural que fue S/. 880,00 soles, que inferior al promedio nacional y es el 48,0% del ingreso promedio del área urbana. Entonces, ¿Cuáles son los trabajadores que necesitan más protección?

Como se podrá observar, los obreros de construcción civil que son apenas el 6,6% de la masa laboral, perciben salarios superiores al promedio nacional y eso es encomiable. El proletariado obrero del sector industrial manufacturero, recibe también salarios que están por encima del promedio nacional. ¿Será por eso que ya no hay huelgas, ni sindicatos combativos?
Por el contrario, el campesinado que produce nuestros alimentos y, constituye más del 20% de la masa laboral solo percibe por debajo del SMV vigente.

Pero también hay otros segmentos sociales cuyas remuneraciones son abusivamente bajas y están en la informalidad y la tercerización de las empresas services de manera inestable. ¿Y las trabajadoras del hogar o servicio doméstico que reciben menos todavía? ¿Y los jubilados, no merecen una pensión mínima vital indexada? ¿Y por qué, la izquierda no tiene consciencia de esta situación y, enarbola las banderas reivindicativas que recojan estas justas aspiraciones?

La diferencia es mayor, si se compara las remuneraciones que perciben los trabajadores de la capital que concentra la mayor parte de trabajadores urbanos. El INEI reporta que, en el año 2023, en Lima Metropolitana y Callao, del total de población ocupada, 56,7% tiene empleo informal y, el 43,3% formal. La ocupación informal, no está sujeta a la legislación nacional, ni tienen cobertura de protección social.

En el año 2023, el ingreso promedio mensual proveniente del trabajo (ingreso principal y
secundario) de Lima Metropolitana y Callao, se ubicó en 2,141,1 soles (Por encima del promedio nacional 1,674.4soles). El ingreso promedio de los hombres alcanzó a 2,430.30 soles, siendo superior en 632,9 soles al ingreso de las mujeres (1797,4 soles).

 En fin, este enfoque, puede ser discutible y cada uno tiene el suyo. Pero sería bueno que las agrupaciones ideológicas, abran el debate en torno a esta temática y formulen planteamientos para sus respectivas plataformas políticas. Deberían pronunciarse públicamente para ir ganando espacio y no esperar que salga la ley como hecho consumado. No hay que dejarle el campo libre al neoliberalismo. Enfrentémosle en defensa propia. O no. Ustedes, qué dicen.

Setiembre 11/2024

 

martes, 10 de septiembre de 2024

OPINION. ANALIZANDO INICIATIVAS EN LA LEGISLACION LABORAL

 UNA PELIGROSA LEY PARA LOS TRABAJADORES,

FUTUROS PENSIONISTAS DE JUBILACIÓN

Por Jorge Rendón Vásquez

E

l Congreso de la República ha aprobado un proyecto de una Ley de Modernización del Sistema Previsional Peruano y lo ha remitido al Poder Ejecutivo para su promulgación.

Ante la lectura de este proyecto, la lógica legal y el sentido común desencadenan las alarmas. ¿Lo respaldan algunos estudios legales y sociológicos y cálculos matemático actuariales? ¿Se ha pedido la opinión de las organizaciones representativas de empleadores y trabajadores? ¿Se ha convocado a la cátedra universitaria especializada? Por lo que se ve, no, y se trata de un asunto concerniente al futuro de casi 20 millones de trabajadores.

En junio, este proyecto fue ya sometido a votación que tuvo que ser anulada porque se contó el voto afirmativo de varios representantes que no estuvieron presentes, lo que indica que sus promotores querían aprobarlo como sea.

¿Por que?

Porque hay algunos intereses detrás que quieren los capitales que se reunirían con las aportaciones obligatorias para pensiones que ahora administran las AFPs más los recursos que se juntarían con las aportaciones voluntarias que se crean. Por ello, parece probable que el proyecto de esta ley no salió del magin de los congresistas, ni del de sus asesores.

¿Y que dice, básicamente, esta ley?

1.—Crea el Sistema Integral Previsional Peruano, reuniendo el Sistema Nacional de Pensiones y el Sistema Privado de Pensiones (art. 1º) y se extiende a todas las personas que cumplan 18 años las que serán afiliadas obligatoriamente al Sistema Nacional de Pensiones, si no prefieren el Sistema Privado de Pensiones, ya trabajen o no (art. 29º). Se trata de un nuevo Sistema nominal, puesto que quedan subsistentes los Decretos Leyes 19990 sobre el Sistema Nacional de Pensiones y 25897 sobre el Sistema Privado de Pensiones hasta que sean sustituidos por el decreto reglamentario de esta Ley, como ella dispone, lo que sería inconstitucional, ya que toda ley solo se deroga por otra ley.

2.— Encarga al Poder Ejecutivo “incorporar” un aporte obligatorio de los empleadores por cada uno de sus trabajadores (art. 8º-5), norma inconstitucional, puesto que esos aportes solo pueden ser creados por ley o por decreto legislativo.

3.— Crea “el aporte por consumo” “proveniente de los gastos por consumo realizados por los afiliados al Sistema, debidamente sustentados en boletas de venta electrónica” hasta una suma igual al 1% de hasta 8 Unidades Impositivas Tributarias por año (art. 35º), (UIT 2024: 5,150 x 8 = 41,608 soles; 1% de esta suma = 416 soles como máximo por año en 2024).  Con ello, el afiliado, tendrá que pedirle a la SUNAT que le acredite esta suma como aporte para sus pensiones presentando las boletas de pago de sus consumos mes tras mes y año tras año. Con estas disposiciones, además de tratar de convertir a los trabajadores cotizantes, en auxiliares de la SUNAT para el control del pago del IGV, se les somete a este engorroso trámite que es, por lo demás inconstitucional, ya que los tributos se perciben para los gastos del Estado y no para ser entregados como tales a las personas privadas. Solo una parte del canon puede ir a las regiones (Constitución, arts. 77º, 193).

4.— Se establece que, además de las administradoras de fondos de pensiones (AFPs), también reciban los aportes para pensiones las empresas del sistema financiero (art.14º): bancos, cajas de crédito, etc. Esta disposición, además de infringir el principio de especialización de las entidades económicas como una garantía para el público, vulnera el art. 87º de la Constitución que reconoce a las empresas de administración de fondos de pensiones una función distinta de las de banca y seguros las que solo pueden intervenir en las operaciones de recepción de depósitos de extracción libre o a plazos, préstamos, pago de primas y otras conexas. Aunque se pueda disentir del Sistema Privado de Pensiones, al que pertenecen varios millones de asegurados, su experiencia en más de 30 años de gestión se ha ajustado a la ley y a lo que se esperaba de él.

5.— Crea un aporte previsional voluntario que, se entiende por esta Ley, irá a las AFPs o a las empresas del sistema financiero, ya que la ONP carece de facultades de gestión de los aportes por capitalización individual.

6.— Dispone que las personas afiliadas al Sistema Privado de Pensiones que tengan 40 años o más podrán retirar hasta el 95.5% del total de sus fondos (15ª DCF). Y, entonces, ¿dónde queda el fin previsional del Estado (Constitución, arts. 10º y 11º)?

Es evidente que el financiamiento de las pensiones, tanto del Sistema Nacional como del Privado, habrá de requerir una elevación de las cotizaciones y, además, un aporte complementario voluntario para llegar a un porcentaje racional de las remuneraciones promedio en los últimos cinco años de trabajo. A lo largo de los años ha cambiado la estructura por edades de la población, lo que incide en el financiamiento de las pensiones. Pero para dar este paso serán necesarios los correspondientes estudios demográficos, contables, históricos y matemático actuariales y las consultas con las organizaciones de los trabajadores y empleadores.

Frente a la autógrafa de esta Ley, la palabra legal la tiene ahora el Poder Ejecutivo y, concretamente el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo que se ocupa también de la Seguridad Social.

Pero ¿rechazará promulgarla?

Y ¿qué dicen las centrales sindicales? Al parecer, hasta ahora ni se han enterado de lo que está pasando con este asunto.

(Comentos, 9/9/2024)

domingo, 8 de septiembre de 2024

OPINION: ANTECEDENTES PARA LA DIPLOMACIA PERUANA

 EL CUSCO

Y LAS RELACIONES INTERNACIONALES DEL PERÚ

por Manuel Rodríguez Cuadros

En LA REPUBLICA, 8SEP24

E

n su glosario de voces indígenas a Los Comentarios Reales, Ángel Rosenblat, recoge el significado del vocablo Cozco (sic): “Ombligo en la lengua particular de los Incas. Pusieron los reyes incas por punto o centro del imperio la ciudad del Cozco (sic), que en la lengua particular de los incas debe decir ombligo de la tierra”. El Cusco, centro del mundo o de la tierra, no solo es parte de la mitología y la utopía andina, sino que posee connotaciones más terrenales desde el punto de vista de la etnohistoria y la política, incluida la política internacional.

El Perú antiguo no fue una sociedad política única y homogénea. Constituyó una sociedad internacional particular. Como lo fueron hasta el siglo XV, el mundo europeo, expandido al Oriente Medio y Asia Central; la India y la sociedad internacional particular asiática. Solo a partir del siglo XV, el mundo es universal. Antes existían varios mundos que no tenían conocimiento unos de otros. Cada mundo era un universo. Geografías naturales y humanas finitas.

Una sociedad internacional supone la historicidad de las relaciones humanas y sus instituciones. En las relaciones internacionales, el concepto de Estado ha pasado a utilizarse como sinónimo de unidad política diferenciada. Por ello, Luis Lumbreras habla de los “Estados regionales del intermedio tardío” o Ruth Shady que refiere que entre el 2600 a. C. y el 2300 a. C. se estableció “el gobierno estatal” en Caral-Supe.

La sociedad internacional particular andina empezó a formarse desde hace aproximadamente cinco mil años a partir de la civilización Caral. Su impronta ha sido la de la coexistencia de una pluralidad de centros de ejercicio del poder autónomos (behetrías, reinos, reinos regionales, estados regionales). Un sistema históricamente multipolar. Con dos intentos hegemónicos de pax unipolar. La pax Wari. Y el imperio universal del Tawantinsuyo. Como ha señalado el politólogo español Manuel Medina,

el imperio incaico era, de hecho, más universal que el imperio chino, pues, aunque extendido sobre un área superficial más limitada, abarcaba, realmente, todo el mundo conocido desde el centro del imperio”.

Y ese centro imperial fue la ciudad del Cusco. El punto físico y espiritual de encuentro entre la utopía andina y la historia.

No se trata, ciertamente, de buscar una relación inasible entre una ciudad, como concepto urbano y la política internacional. Más bien, buscar las interacciones y líneas de interpretación respecto del papel y los aportes que en una perspectiva histórica haya podido realizar el pueblo del Cusco, como fuerza social, como comunidad política y como territorio a la evolución de las relaciones internacionales del Perú.

Los soberanos del Cusco, a partir de la mítica victoria contra los chancas que entroniza a Pachacútec, utilizaron el conflicto y la negociación, la guerra y la diplomacia, como los instrumentos esenciales de su expansión panandina.

Murúa relata en sus crónicas elementos descriptivos de la guerra, como instrumento de solución de conflictos y expansión religiosa, política y territorial:

“Cuando había de ser pública la guerra, primero lo hacían saber a los capitanes, los cuales tenían a su cargo mucha gente: cada uno de estos tenía por insignia delante de sus campos en la guerra una banderilla con sus armas, por donde se conocía a cada capitán; y cuando salían a batalla llevaban banderas de diferentes colores para que las conociesen; y así cuando iban ordenadas las batallas… El ejército era integrado por toda suerte de gentes, como los collas, puquinas y urus; estos últimos eran reclutados y se les forzaba a servir como soldados…”.

Conforme se fue asentando la expansión imperial, y en el marco de la institución de la reciprocidad, los monarcas del Tawantinsuyo privilegiaron la negociación y la vía pacífica para obtener el sometimiento de otras comunidades políticas. Cieza de León tiene un pasaje que muestra la avanzada pacífica del impulso conquistador de los Incas. Y su manejo de las alianzas:

“Llegado el tiempo salió el Inca, bien acompañado de los suyos, y fue hazia Collasuyu, que es al mediodía de la ciudad del Cozco. Convocaron a los indios, persuadiéndoles con buenas palabras, con el exemplo, a que se sometieran al vasallaje y señorío del Inca y a la adoración del Sol. (…) Los ganaron, y no con pujanza de armas, sino con persuasiones y promesas y demostraciones de lo que prometían…Tuvieron grandes mañas para, sin guerra, hazer de los enemigos amigos”.

Esta descripción de Cieza respecto de las alianzas incaicas, recuerda el Artha Sastra de Cautilya, consejero político del Reino de Chandagrupta en la antigua India, aproximadamente en el 340 a. C., que recomendaba a su soberano que los enemigos de sus enemigos sean tratados como sus amigos.

Los incas, como ha señalado María Rostworowski:

“no intentaron anular la existencia de los grandes señoríos o macroetnias, porque los cusqueños se apoyaban en las estructuras locales y regionales para gobernar. Bastaba al inca recibir el reconocimiento de su poder absoluto que le daba acceso a la fuerza de trabajo que necesitaba, además de la designación, en todo el país, de tierras estatales y del culto. A partir de estas exigencias, cada macroetnia conservó sus características regionales”.

Era una práctica, en el lenguaje contemporáneo, de solución pacífica de controversias.

Además de las prácticas y técnicas de la guerra y de la negociación diplomática, como cursos de acción de las dinámicas de la cooperación y el conflicto en el Perú antiguo, el Cusco como centro emisor de las decisiones políticas y sede la corte imperial aportó al origen del ceremonial y el protocolo en el Perú. Eduardo Torres, en Corte de virreyes, sitúa el origen de las prácticas del ceremonial y la etiqueta de la República, en las cortes virreinales de los siglos XVI y XII. En realidad, vienen de atrás. De las prácticas cortesanas del reino del Tawantinsuyo. La crónica de Rodríguez de Figueroa testimonia el ceremonial inca. Y Guamán Poma hizo lo propio en torno al ordenamiento del poder que conllevan las precedencias.

Con el advenimiento de la sociedad colonial, producto de las guerras de conquista, el Cusco simbolizó y simboliza el componente originario de una nueva sociedad mestiza y escindida. La injusticia del trato discriminatorio contra la población indígena inspiró, entre otras realidades, a Bartolomé de las Casas a proclamar la doctrina de los derechos naturales. Antecedente de la doctrina de los derechos humanos.

El desarrollo del barroco cusqueño en la pintura, la arquitectura y la música ha devenido desde el siglo XVII en un componente esencial del patrimonio cultural de la nación y del turismo receptivo, como flujo internacional. Es la única ciudad del Perú que posee tres sitios declarados patrimonio cultural o natural de la humanidad (Machu Picchu, la ciudad del Cusco y el Manu). Y por ello y su propia historia es la ventaja competitiva más prominente de la política cultural exterior del Perú. Por la vía de sus componentes históricos, societales y culturales, representa y ha aportado un componente esencial de la identidad nacional peruana.

Y cuando hablamos de la democracia como un valor protegido internacionalmente, debemos recordar las luchas del pueblo cusqueño. De sus trabajadores, empleados y campesinos, para hacer del Perú un país con mayor justicia y cohesión social. Más democrático y libre. En la línea programática de las revoluciones de Pumacahua y los hermanos Angulo, que de haber triunfado hubiesen producido una independencia más mestiza, más igualitaria. Más del nosotros colectivo del Perú. <>