LECTURAS INTERESANTES Nº 939
LIMA PERU
14 ENERO 2020
LA CONSPIRACIÓN DEL
ASCO
Marco Sifuentes, LA REPUBLICA. 12
Ene 2020
Si
uno se deja llevar por los medios, estas elecciones parecen monopolizadas por
gente enajenada (como Mario Bryce), atormentada (López Aliaga) o simplemente
desesperada (Bartra). ¿Qué tienen en
común, aparte de sus demonios internos?
Que pertenecen a un partido que no figura –en las últimas encuestas
disponibles– ni siquiera en el rubro de “Otros”. El castañedismo no tiene ni 1%
de votación, pero ocupa el 20% de cuota de pantalla. ¿Por qué los medios
insisten en ocuparse de candidatos que no tienen la más mínima posibilidad de
éxito?
Hay
varias respuestas posibles. La primera, obvia, rating. La basura vende. Pero no
es suficiente. Otra opción es que los directivos de los medios simpaticen con
el discurso de derecha extremista de estos señores. El sueño del Vox peruano.
Puede ser. Aunque hay una tercera opción, con las mismas motivaciones, pero más
retorcida:
Dar
asco.
O
repulsión. O desinterés. O agotamiento. Al final, el efecto es el mismo.
Veamos: ¿Por qué darle espacio una y otra, y otra vez a gente que repite los
comportamientos exactos que consiguieron que el 90% de la población rechace
al Congreso anterior? Para que esa misma mayoría rechace estas
elecciones. Es decir, para que le dé igual. O le hastíe. O le aburra. En
resumen, para lograr la mayor cantidad de votos blancos o viciados.
¿Con
qué fin? Al reducir la cantidad de votos válidos suceden dos cosas.
La
primera: Así
es más fácil pasar la valla para partidos como el Apra (o, incluso, la misma
Solidaridad). A más votos nulos, esta gente necesita menos votos efectivos para
entrar al Congreso.
La
segunda: Se
inflan las bancadas. O sea, gana Fuerza Popular. Actualmente, los fujimoristas han
sido reducidos a su 8% duro histórico.
Pero si se mantiene el número de votos
nulos y blancos como hasta ahora, ese 8% les bastará para meter 32
congresistas. Es decir, convierten su 8% en 25%, o sea, la Cuarta Parte del
total de curules.
mentiROSITA |
Lo
insólito es que ningún candidato no-fujimorista parece haberse dado cuenta
de este escenario ni de capitalizarlo. La crisis 2018-2019 se resolvió porque
un 90% identificó al fujimorismo como el principal obstaculizador de
la lucha anticorrupción. Tres meses después, no hay nadie que represente el
espíritu del 30 de setiembre. No hay nadie que advierta que ese triunfo está a
punto de revertirse. Las promesas de los candidatos son
idénticas a las que se lanzan en una elección normal (contribuyendo a generar
la sensación de más-de-lo-mismo), en vez de centrarse en el único punto que ha
unido al 90% de peruanos: que no vuelva la impunidad. Y está a punto de volver.
En dos semanas. <>
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