LOS ORÍGENES DE LA DIABLADA
(parte II)
Omar Aramayo
26 de noviembre 2016, en
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¿Antes que llegaran las bandas de cobre al
Altiplano y se hicieran al pueblo, para danzas como la Diablada o la Morenada,
con qué instrumentos y con qué música se bailaba? No me digan que la Diablada
no existía, por favor, que nadie me diga que la Diablada puneña se inventó en
el siglo XX y que nació con las bandas militares europeas (de toque alemán, en
Bolivia) que luego interpretaron música popular. No me digan que la Diablada
que los bolivianos reclaman como propias no tiene más de un siglo.
Cuando contemplo a los Diablicos de Túcume,
Huancabamba, o Mochumí, o a cualquiera de las del norte del Perú, en su danza
al compás del tambor, con su melodía de pitos, silbatos, arpa o guitarra, veo
la protodanza de la actual Diablada puneña, con pequeñas variaciones obviamente
pero con rasgos idénticos, las mismas características, la figura del Ángel, por
ejemplo, el bestiario, las sonajas.
Por cierto, que las máscaras son las mismas;
antes seguramente habían sido realizadas en metales preciosos devastadas por
los europeos en el siglo XVI en su sed de oro, pero quedaron los ceramios y
allí están, para ver. (Lo que digo es que la Diablada es una danza
prehispánica, a la que los cazadores de idolatrías le cambiaron de sentido,
para los europeos nuestros dioses eran diablos.) Y no solo al del Dios Ai
Apaec, otras más parecidas aun a las actuales, que luego mostraré ¿O alguien
esperaba a que llegaran los instrumentos europeos para empezar la danza?
Y entonces ¿Cómo era la danza antes de las
bandas de cobre, de los ritmos marciales que con ellas vinieron? Ahí está el
problema. Las bandas de cobre borraron los pasos de esa Diablada original como
las olas del mar borran los dibujos en la arena, como si en este momento les
quitásemos a los panameños sus guitarras e instrumento de percusión para
ponerles una banda militar a su danza de diablos. O nunca las hubo en Bolivia,
que es lo más seguro. Eso es, en Bolivia comenzó cuando llegaron los ritmos
marciales. En Puno, que es su raíz no ocurrió eso, el paso se conservó, se
elaboró, se hizo danza legítima. De eso hablaré en la próxima entrega.
La Diablada puneña vino de la costa norte del
Perú, tanto como el siku altiplánico que vino de los moche y de los nazca, en
esta última locación alcanzó excelsitudes mayores, una edad de oro para la
música universal de todos los tiempos, dada la sofisticación de sus
instrumentos, evidencia que nos permite el aserto, aproximarnos al hecho a
pesar de la oscuridad del pasado y el olvido. El siku nazca, que hablen los
musicólogos y físicos, es un fenómeno inédito en la música universal ¿O será de
origen boliviano y no nos dimos cuenta todavía? Por supuesto que no, el siku
trenzado, de dos partes, ya estaba en Moche.
Otro de los temas que se toca con insistencia
es al auto sacramental, como si solo se hubiesen realizado en Oruro, Charcas o
Potosí, como si los bolivianos hubiesen inventado el auto sacramental, tan
español, por cierto. Es necesario que lo sepan, en las danzas de diablicos del
norte de Perú se los realiza todavía, con mayor pureza, mayor espontaneidad, se
los puede ver en sus fiestas patronales como si la colonia hubiese sido ayer.
No olvidemos que Lima fue capital de virreinato y que la cultura estaba al día
con España y con Europa, hubo mucho teatro sacro y profano, hasta el Diablo
Cojuelo de Vélez de Guevara llegó al escenario. Sí, don Cleofás.
En Juli como en el Paraguay los jesuitas
fijaron sus centros de evangelización y utilizaron a los autos sacramentales
como instrumento pedagógico de evangelización. A fines del siglo XIX, cuando su
vida se extinguía, Gabino Pacheco Zegarra, el gran traductor del drama Ollantay
y autor teatral, dio su voz de alerta para salvar ese patrimonio acumulado en
las parroquias, que desgraciadamente ha desaparecido. Así que el auto
sacramental no es creación boliviana, ni siquiera su incorporación a la danza,
es colonial.
El auto sacramental aludido pone énfasis en
los siete pecados capitales, tengo la impresión que los puneños no le han
prestado la atención debida, como debió haber sido en otros años, en el norte
del Perú, los diablicos danzan alrededor de los Siete Vicios. A esa falta de
interés, en cambio, en Puno se ha cultivado la coreografía, que los bolivianos
no han desarrollado para nada, no les interesa o no lo toman como propio. La
coreografía permite lucir a plenitud el carácter multitudinario de la danza, el
sentido espacial. Churata hablaba de la percepción y el sentimiento
ultraórbico, esa visión se ajusta perfectamente al concepto del Amauta.
Dos circunstancias de carácter histórico
hicieron espectacular a la Diablada puneña y a la boliviana; primero, que se
hicieron multitudinarias con el crecimiento de las urbes, con la explosión
demográfica, con la migración que rebasó a los pequeños pueblos debido a las
carreteras y medios de locomoción, con la minería y la reforma agraria, con la
aparición de una sociedad pujante, por la acumularon capital; y las comparsas
de diez o doce diablicos se multiplicaron como las olas del mar, al son de las
bandas de cobre. Y lo segundo, como una necesidad de organización social,
heredera de sociedades ancestrales desestructuradas por la colonia y por las
sociedades de mercado, verdaderos ejércitos morales, conjunto de cientos de
bailarines que en su organización reclaman y expresan su cultura orgánica,
vital, multitudinaria, ancestral.
Así la Diablada se transformó en el siglo XX,
las bandas militares conquistaron el espacio, los trajes y máscaras se
embellecieron, como desarrollo espontáneo. Y nadie dijo nada, si eran peruanas
o bolivianas, la frontera se hizo invisible, sin reclamo de ninguna clase, las
danzas comenzaron a viajar por el mundo, hasta que los sietes pecados
capitales, los siete vicios saltaron de las máscaras a las caras, de los trajes
a la piel, y los bolivianos se llenaron de egoísmo, envidia, celos, ¿por qué?
¿Y por qué en los años noventa u ochenta y no hace sesenta años cuando la
Diablada puneña y otras danzas aymaras, puneñas, pioneras, se exhibieron y
fueron aclamadas en el Palacio de Bellas Artes, en México? Porque los
bolivianos se dieron cuenta de algo sustancial, el refinamiento de la danza
puneña cuando va sobre las tablas, y se dieron cuenta que ellos pueden imitar
la gracia puneña. Y claro, como lo dije ya, por su baja autoestima como pueblo,
como fracaso político de sus gobernantes. Ahí comienza la maldad.
En el Gran teatro Nacional. Lanzamiento de la festividad Candelaria |
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