LA CANDELARIA
Y LA
POLÍTICA
Christian
Reynoso
L |
a
Fiesta de la Candelaria que se viene celebrando estas semanas en Puno, no solo
es espacio particular de danza, música y devoción a la virgen Candelaria, entre
guiños de jolgorio rabelaisiano y fe de tinte pagano más que celestial, sino
también es espacio que se viste de tribuna política. Será acaso por la
multitudinaria cantidad de cámaras de televisión y personas que la festividad
convoca entre locales, foráneos y extranjeros. Por ejemplo, para este fin de
semana, en el clímax de la fiesta, se anuncia la presencia de Martín Vizcarra y
Alfonso López-Chau. Sus visitas, de ser ciertas, responden evidentemente a un
afán proselitista. En 1990, el entonces candidato presidencial Mario Vargas
Llosa fue echado a pedradas del estadio donde se realizaba el concurso de
danzas (Ver mi columna: “Vargas Llosa y el altiplano”).
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Ernesto Aliaga: Kusillo milico |
Por
otro lado, la competencia que se establece entre los numerosos conjuntos de
danzas por ganar la presea del título de campeón implica ya un componente
político que pone en juego diversos elementos y críticas, mientras que, en el
seno de los conjuntos se observan pugnas de poder, ego y preponderancia del
statuo quo y no siempre relaciones de tipo horizontal, tal como ha ocurrido
hace unas semanas con las divergencias al interior de la Federación del
Folklore que los agrupa. El monopolio de la venta de cerveza y demás bebidas,
así como la venta de espacios para espectar las danzas, y lo que cada danzarín
debe solventar para bailar en un conjunto, implican movimientos económicos en
gran escala. Donde hay dinero hay política.
La
Iglesia Católica junto con la hermandad de celadores de la virgen también son
parte de esta ecuación política, en tanto se asumen como dueños absolutos de la
virgen de la Candelaria (sus críticos dirán que la virgen es del pueblo) y
entran en conflicto con el desborde danzaril. No obstante, resulta curioso que,
en medio del fervor religioso, se conozca que Jorge Carrión, el obispo de Puno,
será trasladado por la fuerza a la Fiscalía por un caso de malversación de
bienes de la iglesia, tal como lo da a conocer la revista “Caretas” en un
reportaje reciente. Mientras que el obispo de Juli, Ciro Quispe, envuelto en
amores y gestiones nada santas, como se lee en reportajes de la prensa local,
no se queda atrás, pero, desde luego, se dirá que son hechos de tipo político.
Y la fiesta seguirá. <+>
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