lunes, 12 de noviembre de 2018

UNA TRISTE HISTORIA DE CLAUDICACIÓN IDEOLÓGICO-POLÍTICA

LLAMADA DE LA TRIBU
DE VARGAS LLOSA
José Luis Ayala.     

Les hago llegar un texto referente al último libro de Vargas Llosa, del que nadie le ha preguntado. "La llamada de la tribu". En Arequipa, las transnacionales de la publicidad del consumo letal y desinformación, le han armado un panel ideal. Periodistas inocuos, escritores desideologizados, rentados por agencias que combaten a los pueblos y movimientos insurgentes, cumplen un trabajo ideal para el sistema necrofítico, que tanto daño hace a la humanidad, particularmente al Perú. Las preguntas amañadas hacen de Vargas Llosa sea una voz irrefutable. Solo nos queda esta clase de comunicaciones. Un abrazo sideral. (JLA)

¿Qué necesidad tenía Mario Vargas Llosa para escribir un libro provocativo como La llamada de la tribu? ¿A qué se debe su permanente obsesión negativa en referencia a su militancia en el Grupo Comunista Cahuide de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos? ¿Cuántas veces repetirá que al mismo tiempo de rememorar, desprecia a los maestros que formaron su juvenil conciencia crítica? ¿Por qué se opone a toda clase de reivindicación social y defensa de los derechos humanos que surgen en varias partes del mundo? ¿Por qué hasta ahora no hay un trabajo sicoanalítico en referencia a su controvertida personalidad política? Lo que sucede es que todo cuanto ama, odia, critica, niega, afirma y escribe lo hace desde su firme convicción de converso.       
La palabra converso generalmente se refiere a quien repentinamente realiza una conversión religiosa, política e ideológica. Se llama también así al apóstata o renegado que desde su convicción religiosa, renuncia o abandona su antiguo credo. Se denominaba cristiano converso a quien habiendo pertenecido a otra iglesia se incorporaba al cristianismo. El término se aplicaba de modo especial a los judeoconversos y también a los moriscos. Cuando los Reyes Católicos consolidaron el poder político en España en 1492, promulgaron el Decreto de Expulsión de quienes no eran católicos. Esta determinación produjo una enorme cantidad de conversiones de judíos y musulmanes al cristianismo. Todo para defender a sus familias, pero sobre todo sus grandes negocios y propiedades. Después de cinco siglos de radicación, los “moros” no podían renunciar a todo cuanto acumularon y poseían para regresar sin nada a sus países de origen.
Pero los conversos de los últimos años, no fueron bien aceptados por los viejos cristianos ni conversos con poder político y económico. Los nuevos judeoconversos fueron víctimas de permanente desconfianza, muchos fueron sancionados y expropiados injustamente. La cuestión era “bautizarse o emigrar” o sea, bautizarse y judaizarse. Se fueron de España los judíos de convicción, generalmente los pobres que no poseían bienes ni familia. Los judeoconversos con antepasados hebreos de hecho tenían un pecado mortal. Se ponía en duda sus conductas y comportamiento cristiano. Muchos de ellos al mismo tiempo de ser cristianos, mantenían la religión de sus antepasados. Se ha calculado que a principios del siglo XVI, vivían en España 300.000 conversos, es decir 5 ó 6% de la población. Cien mil fueron interrogados, castigados, torturados y encarcelados por la Inquisición.
El converso moderno entonces, es quien traspasar la delgada línea que divide a una doctrina y convicción política. Las razones pueden ser válidas o no. Todo es discutible en la medida que se respeten los argumentos dialécticos. Pero todo converso político e ideológico se caracteriza por su agresión verbal, desmedida pasión y permanente enfrentamiento con quienes tienen otro concepto de la realidad y visión del mundo.  Sobre todo, desarrollan un ataque frontal a quienes considera “enemigos” y no personas que piensen de distinta manera.        

Por eso, es importante tener en cuenta lo que Vargas Llosa afirma en referencia a los inicios de su formación ideológica: “Descubrí –dice el novelista– la política a mis doce años, en octubre de 1948, cuando el golpe militar en el Perú del general Manuel Apolinario Odria derrocó a presidente José Luis Bustamante y Rivero, pariente de mi familia materna. Creo que durante el ochenio odriísta nació en mí el odio a los dictadores de cualquier género, una de las pocas constantes inolvidables de mi conducta política. Pero sólo fui consciente del problema social, es decir, de que el Perú era un país cargado de injusticias donde una minoría de privilegiados explotaba abusivamente a la inmensa mayoría, en 1952, cuando leí La noche quedó atrás  de Jean Valtin, en mi último año de colegio. Este libro me llevó a contradecir a mi familia, que quería que entrara a la Universidad Católica –entonces, la de los bien peruanos– , postulando a la Universidad de San Marcos, pública, popular e insumisa a la dictadita militar, donde estaba seguro, podría afiliarme al Partido Comunista”. 1 
No es verdad. Vargas Llosa miente o fabula. No sabía que en San Marcos conocería especialmente a Lea Barba y Félix Arias Schereiber, quienes lo indujeron a leer libros esenciales para que tuviera una distinta visión, de lo que le habían enseñado acerca del Perú en el Colegio Militar Leoncio Prado. Lea Barba y Félix Arias Schereiber pertenecían al Grupo Cahuide, una clandestina célula del Partido Comunista Peruano. Solo después de algunos meses Vargas Llosa empezó a militar convertido en un fervoroso activista. Sin embargo, después de alejarse e inscribirse en la Democracia Cristiana, cuando radicó en París se convirtió en militante de Vanguardia Revolucionaria.
El proceso de mutación política para convertirse Vargas Llosa en un notable converso, ha tardado muchos años. Fue notoria su incondicional adhesión a la Revolución Cubana, la defensa de la vida de Hugo Blanco en el local de Maubert Mutualité en París en 1967. Firmó un manifestó de adhesión a las guerrillas lideradas por Luis de Puente Uceda en 1965. Fue miembro de la revista Casa de las Américas y amigo de Haydeé Santamaría. Viajó a Cuba invitado tanto como periodista y escritor. Hasta que recibió el Premio Internacional de Novela “Rómulo Gallegos” en Caracas en 1967 por La casa verde. Luego se negó entregar el premio pecuniario para apoyar a las guerrillas del Che Guevara en Bolivia, desde entonces decidió alejarse de la izquierda latinoamericana.
La llamada de la tribu es el final de un largo proceso ideológico que ha marcado no solo la conducta política de Vargas Llosa, sino esencialmente su producción literaria. Conversación en la catedral es sin duda una notable novela, pero no alcanzan la misma categoría La guerra del fin del mundo. La fiesta del chivo. El paraíso en la otra esquina ni El sueño del celta. Así, el ensayo El pez en el agua termina con La llamada de la tribu. En síntesis, es el trayecto de un intelectual desde la juventud hasta la vejez, desde la izquierda leyendo a José Carlos Mariátegui, George Potitzer y Jean Paul Sartre. Y después a Adam Smith, José Ortega y Gasset, Friedrich Agust von Hayek, Sir Karl Popper, Raynond Aron, Sir Isaiah Berlin y Jean-Francois Revel. Para terminar admirando a ufanarse ser amigo Margaret Thatcher y Roland Reagan, representantes de la ultra derecha mundial y el nuevo fascismo. Así se completa la pasión de un converso, cuya convicción empezó en una aldea lejana.              ________________   
1.- Mario Vargas llosa. La llamada de la tribu. Penguin Random House Grupo Editorial S.A.U. Pág. 11. Barcelona. 2018.
(Noviembre 2018)

No hay comentarios:

Publicar un comentario