𝐏𝐄𝐃𝐑𝐎 𝐏𝐀𝐁𝐋𝐎 𝐀𝐓𝐔𝐒𝐏𝐀𝐑𝐈𝐀
A LOS 139 AÑOS DE LA SUBLEVACIÒN CAMPESINA QUE ÈL LIDERÒ
En: SUCESOS Revista de Cultura. Región Áncash
P |
edro Pablo
Atusparia, nació el 29 de junio de 1840 en Huaraz, capital del departamento de
Ancash, que en ese entonces era una villa pequeña y aislada del callejón de
Huaylas. Al día de su natalicio debió su nombre, compuesto de los dos mártires
del cristianismo. Según fuentes orales la casa de su nacimiento se ubica en Jr.
Sucre 201, entonces casa comercial de Juan José Sender Taboada, piurano. De
acuerdo a los datos proporcionados por Santiago Maguiña, Atusparia era hijo
bastardo y presumiblemente mestizo de una joven empleada de dicha casa, llamada
María Mallqui.
La esposa
del propietario, doña Emperatriz Sender, decidió encargar la crianza del
pequeño a María Martina Ángeles, ama de leche de la casa y natural de la aldea
de Tuquipayoc. María Martina era esposa de Cayetano Atusparia, del pueblo de Marián.
El matrimonio Atusparia Ángeles lo adoptaría finalmente como hijo legítimo.
Cuidaron de llevarlo a la pila bautismal, acompañados de Manuel Alzamora y su
hija Petronila. Alzamora era propietario de los pastos de Yanacancha en Marián
y residía en la ciudad de Huaraz, Jr. Santa Rosa 402.
En aquella
época era costumbre en la sierra que, llegado el hijo de un matrimonio indígena
a cierta edad, fuera entregado a un señor con poder (un "misti") para
que le sirviese, a cambio de la protección e instrucción que éste le brindaría.
Fue entregado Pedro Pablo Atusparia a su padrino, el Sr. Alzamora, para que lo
adiestrase como tintorero; aprendió a teñir jergas, bayetas, cordellates y
otras telas de lana que se comercializaban entre los indios de la región.
Parece que no llegó, empero, a saber leer y escribir, puesto que en un
documento de 1880, otra persona firma "a ruego de" Atusparia.
En 9 de
octubre de 1869 Pedro Pablo Atusparia se casó con María Fernanda Yauri. De esta
unión nacieron cuatro hijos, aunque el primero murió muy pequeño. Atusparia
vivió entre Huaraz y el campo. Pronto descolló en su profesión y como
dirigente. En 1880 era subinspector de la estancia de Marián, y tuvo con el
agente Manuel Mosquera (que recolectaba leña y criaba caballos para el
ejército) un conflicto que llegó a enfrentamientos físicos y al poder judicial.
En una
asamblea celebrada en la navidad de 1884 en el atrio de la iglesia matriz de
Huaraz, Atusparia fue elegido por los vecinos como Alcalde Ordinario del primer
distrito de la ciudad, La Independencia. El primero de enero siguiente él y sus
dos "campos" (ayudantes), en una ceremonia acostumbrada, recibieron
de manos del párroco de la ciudad una capa negra de terciopelo y una vara de
chonta que simbolizaba su mando.
Eran
tiempos convulsos. El callejón de Huaylas había sido asolado por varios de los
ejércitos de la guerra con Chile, y los campesinos había sido reclutados para
las tropas. La última batalla contra los chilenos, la de Huamachuco, se libró
cerca de la región, y a ella fueron a refugiarse varios heridos y derrotados.
Tras la firma de la Paz de Ancón, en octubre de 1883, se inició el
enfrentamiento entre Miguel Iglesias Pino y Andrés Avelino Cáceres. Algunos ven
la rebelión de Atusparia como parte de esta lucha, de la misma forma que la de
Juan Bustamante, en 1867, se vio envuelta en la lucha civil entre Prado y Diez
Canseco.
Al calor de
esas guerras "de mistis" (de mestizos y criollos) se abrieron paso
las reivindicaciones campesinas. Así pasó en 1885. Huaraz había quedado
controlada por las fuerzas de Miguel Iglesias. Éste nombró a Francisco Noriega
como Prefecto del departamento. Los vecinos se hallaban, sin embargo, muy
divididos entre caceristas e iglesistas. Francisco Noriega trató de activar la
cobranza de impuestos a fin de poder realizar una labor de gobierno. A los
caceristas, entre quienes militaría Atusparia, les supo a chicharrón de sebo.
Entre los
impuestos, el más impopular (en la medida en que afectaba al grueso de la
población) era el de la contribución personal. Había sido instaurada por el régimen
de Nicolás de Piérola en diciembre de 1879, pero la guerra había vuelto difícil
su cobranza. Los chilenos no habían tratado de levantar el impuesto, optando
por cobrar contribuciones sólo a las ciudades y a la población acomodada.
Francisco Noriega trató asimismo de restaurar los trabajos de
"república": una suerte de faenas comunales por las que los indios
debían trabajar en la construcción de puentes, caminos y otras obras civiles,
lo que recordaba la "mita de la plaza" de los tiempos coloniales.
Los
indígenas de la provincia rechazaron el pago de la contribución, fijada en
cuatro soles plata, que equivalían a veinte soles billete, única moneda que
llegaba a sus manos. La imposición resultaba desmesurada. El 22 de febrero de
1885, Noriega sacó un bando concediendo un plazo de tres días para el pago de
los dos soles de la primera semestralidad. Bajo la asesoría del abogado Manuel
Mosquera, antiguo prefecto cacerista, se redactó un memorial pidiendo una
rebaja en el impuesto y la suspensión de los trabajos de república. Atusparia
fue el encargado de dar la cara y presentar el documento. Cuando los indígenas
fueron requeridos para ir a recoger paja para arreglar los techos de las
viviendas de Huaraz, Atusparia se negó a dar la orden. El Prefecto lo hizo
apresar y lo sometió a tortura para que confesase quién era el verdadero autor
del memorial.
Los demás alcaldes indios acudieron a pedir la libertad de su varayoc. Francisco Noriega había salido de la ciudad y la prefectura quedó a cargo del subprefecto José Collazos. El subprefecto hizo apresar también a los demás alcaldes y, como signo de escarmiento, les hizo cortar las trenzas como en el tiempo de los corregidores; luego los despachó sin contemplación alguna a su pedido.
Los
indígenas no perdonaron esta afrenta y se organizaron en rebelión para tomar la
ciudad de Huaraz, castigar a los vecinos que secundaban al prefecto iglesista,
saquear las tiendas de los chinos que vendían las escasas mercancías a precios
exorbitantes y liberar a Atusparia. El 2 de marzo de 1885 comenzó el asedio;
iban armados rústicamente, pero disponían de algunos fusiles que habían quedado
de la guerra con los chilenos, en la que habían servido de
"montoneros". La gendarmería de Collazos intentó rechazarlos, pero al
día siguiente cayó la capital del departamento y Atusparia fue sacado de
prisión. Los gendarmes fueron masacrados.
Aunque los
sublevados pidieron a su alcalde tomar el control de la ciudad, éste declinó y
ofreció el cargo al abogado Mosquera, quien sacó un pronunciamiento contra
Miguel Iglesias. La rebelión se extendió por la cordillera negra, al occidente
del callejón de Huaylas. Fue importante la labor de Pedro Cochachín, antiguo
trabajador minero que había sido montonero de Cáceres. Ucchu Pedro (como se
conocía a Cochachín) fue el lugarteniente de Atusparia y representó en la
rebelión la corriente radical, que hizo creer a los blancos que estaban frente
a una guerra de castas.
Para el mes
de abril la rebelión controlaba todo el callejón. El gobierno de Miguel
Iglesias nombró un nuevo Prefecto, el coronel José Iraola, quien desembarcó en
Casma al mando de dos batallones de infantería, dos brigadas de artillería, un
regimiento de caballería y sendos decretos suprimiendo la contribución personal
y el trabajo de república. Los rebeldes comenzaron a desbandarse. Un periodista
limeño, Luis Felipe Montestruque, sacó en Huaraz un periódico llamado "El
Sol de los Incas", donde deslizaba la especie que la rebelión se proponía
reinstaurar el mítico Tahuantinsuyu, lanzando también elogios a Andrés Avelino
Cáceres, de quien se esperaba ayuda para los sublevados.
El 4 de
mayo el ejército de Iraola recuperó Huaraz tras un sangriento combate iniciado
el día anterior. Atusparia fue herido en una pierna y se asiló en casa de un
español, Julio Aristibel. Iraola le ofreció garantías para su vida y se
entregó. Ucchu Pedro no acató la rendición y, al mando de decenas de miles de
indios, intentó recuperar Huaraz el 11 y 12 de mayo; su fracaso se saldó con la
pérdida de muchos de sus hombres. Tomás Romero y Flores, jefe cacerista, siguió
en rebeldía, pero no coordinó sus movimientos con los de Ucchu Pedro. Entre los
días 12 y 23 de mayo, varios alcaldes indios aceptaron la paz de Iraola. Ucchu
Pedro continuó la resistencia, asediando otras villas del callejón, como
Yungay, Caraz y Carhuás, de donde era originario. En agosto fue capturado y
ejecutado al mes siguiente, junto con centenares de rebeldes.
Una de las
primeras cosas que hizo Andrés Avelino Cáceres cuando tomó la Presidencia en
junio de 1886 fue sacar de la cárcel a Pedro Pablo Atusparia. Lo invitó a
Palacio de Gobierno, donde dialogaron en quechua. El líder de Huaraz, ablandado
por el cautiverio, se mostró arrepentido, mientras el presidente reconoció los
abusos que sufrían los indígenas. Atusparia hizo entonces un ritual conocido y
que escenificaba su sometimiento al nuevo jefe de la nación: le entregó a su
hijo Manuel Ceferino para que lo educase y lo tuviese bajo su protección. El 15
de junio de 1886 se embarcó para Casma, de donde tomaría el camino a Huaraz.
Los
alcaldes indios consideraron que Atusparia los había traicionado. Para ello
habría resultado decisiva la campaña de periodistas locales como César del Río
y la restauración de la contribución personal realizada por el gobierno de
Cáceres. Lo invitaron a un banquete en cuyo transcurso, al parecer, fue obligado
a beber una copa envenenada. Manuel Reina Loli, sin embargo, cree que Atusparia
murió víctima del tifus el 25 de agosto de 1887.
Los
investigadores que han estudiado la rebelión de Huaraz la interpretan de
distintos modos. Para algunos fue un movimiento antifiscal, como otros
movimientos indígenas en la historia peruana; otros estudiosos la vinculan con
una reivindicación indígena antihispana; para ciertos historiadores, por
último, fue simplemente un capítulo de la lucha entre Iglesias y Cáceres.
Franklin
Pease observa: "De hecho, concurren una serie de factores en la
sublevación. Es importante el reconocimiento de la vinculación con la propia
guerra civil entre iglesistas y caceristas, pero más resaltante es la capacidad
de organización de la población ante el alza de las contribuciones, fueran
éstas en dinero o en trabajo. Se aprecia, asimismo, una importante alianza entre
grupos mestizos e indígenas; no es la primera vez que ello ocurre, y se ha
visto en otras sublevaciones andinas, coloniales, por ejemplo."
Mark
Thurner, por su parte, distanciándose de quienes consideran las rebeliones
indígenas como meras comparsas de las guerras civiles de los mestizos,
argumenta: "Dos conjuntos de causas fueron fundamentales para la
transformación de una protesta esquiva a una petición legal y a una rebelión
abierta en Huaraz. La primera tiene que ver con la contradicción de una medida
tributaria (aunque liberal) como la contribución personal, que no conllevaba
garantías del Estado para el acceso indígena a sus parcelas o pastos comunes,
convirtiéndose en una doble imposición con el cobro ilegal que los
terratenientes hacían por el acceso a esos recursos. Esta contradicción,
combinada con el incremento de los trabajos de "república" y con las
constantes levas militares (en una coyuntura en que las economías campesinas
atravesaban serias dificultades) ubicaron a los indios y sus líderes en una
situación explosiva. La segunda, y más decisiva, que determinó el estallido de
la rebelión, fue la combinación de un rechazo terminante a la petición de los
alcaldes, con la humillación a estas personas que eran sus autoridades.
Entonces, los objetivos políticos (tanto campesinos como caceristas) como la
defensa de la ganancia inicial, determinó la expansión de la insurgencia."
En cualquier caso, Atusparia se convirtió en una figura legendaria local,
alrededor de la cual se han compuesto numerosos huaynos, novelas y obras
teatrales.
________________
Fuentes:
- https://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/atusparia.htm
-
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «Biografia de Pedro Pablo Atusparia». En
Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona,
España, 2004.
- https://revistas.pucp.edu.pe/.../article/download/7788/8042/
- https://portalhuaraz.com/la-rebelion-pedro-pablo-atusparia/
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