viernes, 19 de mayo de 2023

HILDEBRANDT ESCRIBE

PESADILLA

César Hildebrandt

Tomado de HILDEBRANDT EN SUS TRECE Nº 636, 19MAY23

T

uve una pesadilla. Soñé que entraba a la redacción de un diario bien de derechas y me sentaba en mi escri­torio. No tenía edad, pero el hecho de que me sentara en un escritorio y no en una oficina me situaba en el orden de una vaga juventud. Estaba pensando qué hacer primero -tenía una lista de llamadas telefónicas pendientes- cuando me dijeron que me llamaba el director.

El director era un hombre amable y de hablar pausado. Estaba allí porque merecía la absoluta confianza de los accionistas y vigilaba que nada se le escapara de las manos. Fumaba mucho, su despacho solía ser una humareda y parecía estar siempre vestido con las mismas ropas. El nudo de la corbata lo tenía a la altura del pecho.

-Quisiera que haga algo. Es un ensayo -dijo el director. -Lo que usted diga -dije yo de modo miserable.

-Quisiera que escribiera un editorial en el lenguaje más sencillo, algo que todos pudieran entender, no como esos textos de los abogados -dijo el director.

-¿Y de qué trataría? -pregunté con tono de ujier.

-De lo que está pasando, mi querido César. De todo lo que hemos avanzado en los últimos meses. Porque eso nadie puede negarlo, a no ser que uno milite en el comunismo -dijo el director.

-Pero usted dijo que era un ensayo. ¿Llegará a publi­carse? -pregunté tímidamente.

LA IDEA ES ARRASAR    (Chillico)
-Si sale bien, y eso es lo que espero, se publicará como editorial del periódico. Pero eso lo pondrá en las puertas de un ascenso -dijo el director.

-Me sentaré a escribirlo, señor director. Gracias por la oportunidad -dije de la manera más rastrera.

Escribí, entonces, el siguiente texto:

“Está bien nombrado el nuevo Defensor del Pueblo, un abogado de polendas. La votación no sólo fue suficiente sino cualitativamente plural.

Está mejor el Congreso, donde el cerronismo y el fujimorismo, dos fuerzas legítimas, colaboran con el gobierno constitucional de Dina Boluarte.

Está mal el caviaraje, devorador de instituciones, que apuesta por el enjuiciamiento de los policías y militares que tuvieron el coraje de enfrentar a las turbas de Castillo.

Peor que el caviaraje -lo que es decir mucho- es el club de los fariseos. Estos creen que no recordamos lo que hicieron para que Pedro Castillo llevara a la presidencia.

Está muy bien el juez César San Martín, que ha creado jurisprudencia respecto de las futuras salvajadas que pudieran ocurrir que ha sostenido, como doctrina, que protestar no es un derecho constitucional.

Es alentador que la SUNEDU no sea más sicaria al servicio de quienes desprecian los emprendimientos educativos de los últimos años.

Es bueno que el nuevo Tribunal Cons­titucional restaure valores que la izquier­da había despreciado en los últimos años.

Con la depuración del sistema elec­toral -lo que incluye el JNE, la ONPE y el RENIEC- tendremos la garantía de elecciones sin manchas ni sospechas.

Es magnífico que se haya puesto en el currículo escolar la historia del terro­rismo y de quienes colaboraron con su causa.

Ha sido un acto de coraje que la pre­sidenta Dina Boluarte haya decidido, junto al Congreso, anular la opción de las elecciones adelantadas.

Y ha sido la gran derrota histórica de la izquierda que haya desaparecido de la agenda social y política la ocurrencia de una nueva Constitución.

Como lo será, para la antiminería, el hecho de que proyectos como Tía María se hagan realidad. O como lo será que se descarte la demagógica propuesta de indexar el sueldo mínimo al crecimiento de la inflación, una alternativa que destruiría empleo y acrecentaría la informalidad.

La izquierda marxista creyó que Dina Boluarte sería su rehén, la versión faldera de Castillo, la marioneta del Gallo Zamora. Jamás imaginó esa izquierda pro terrorista que la señora tendría el valor de aceptar la sensatez y sacrificarse por el futuro del Perú.

Un país renovado ya está en marcha, un país en el que los conservadores no sienten vergüenza de llamar pan al pan y vino al vino y donde los valores de la familia, la patria y el liberalismo han vuelto para quedarse. Es como si Bartolomé Herrera viniese en nuestro auxilio...”

El sueño se interrumpió en ese párrafo. Un grito de mi propio horror me abrió los ojos.  

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