miércoles, 1 de febrero de 2023

OPINION: ACERCA DE LA HISTORIA ACTUAL QUE VIVE EL PERU

NUEVO GOBIERNO o

NUEVA CONSTITUCIÓN

Rudecindo Vega

Diario UNO 29ENE23

E

l Perú desea y necesi­ta un nuevo gobierno, no hay duda alguna, existe consenso político nacio­nal para que ello suceda, gobierno y oposición, derechas e izquierdas, han acordado y votado por recortar el mandato presidencial y congresal y adelantar las elecciones. Lo que se debate es la du­ración de este gobierno de salida, diciembre del 2023 o julio del 2024 y; el mo­mento de las elecciones abril del 2024 (aprobado en primera legislatura) u octubre del 2023 (lo que debate hoy en el congre­so).

Tener nuevo gobier­no es logro de la protesta ciudadana que, peligrosa­mente, aún no se concreta y, mientras no suceda, las calles se seguirán tiñendo de sangre, la economía estancada y el empleo nacio­nal irá en picada. Nuestros gobernantes, ejecutivo y congreso, incluso la opo­sición, han puesto al país en último plano, detrás de sus intereses personales y grupales. La torpeza o angurria política, lamen­tablemente, puede poner en riesgo la concreción de este acuerdo político exis­tente en el país.

Postergaciones sucesivas, dilatan la atención a las demandas populares

Existen 2 maneras de concretar este acuerdo político: una renuncia presidencial que obligue otro gobierno congresal que convoque elecciones en cuatro meses y nuevo gobierno en ocho meses y; otra, el acuerdo congresal de ratificar el adelanto de las elecciones para octubre de este año con cam­bio de mando en diciem­bre o elecciones en abril del 2024 con cambio de mando en julio del 2024. La presidente y, sobre todo, su premier, han reiterado que no habrá renuncia y; el congreso, entre claridades repentinas y oscuridades prolongadas, al ritmo de un trompo gira y gira en­sombreciendo cualquier tipo de alternativa, la que ellos acuerden, pue­de estropear mucho más la salida.

La renuncia presiden­cial sería la salida más rá­pida y directa y el mayor bálsamo para la protesta social, además depende, en concreto, únicamente de la presidente Dina Boluarte; por deseo, temor, o presión no lo ha hecho pero tampoco es un signo sellado de que no lo haga. El deseo de mantenerse en el gobierno y el temor de ser encarcelada pue­den ser mecanismos de sobrevivencia guberna­mental, pero la presión social, política y econó­mica provenientes del baño de sangre nacional y el estancamiento econó­mico son una tenaza que tritura cualquier deseo o cálculo personal o gubernamental.

Los cuatro pilares del gobierno de Boluarte son convenidos, nada sólidos: Las bancadas oficialistas paulatinamente le quita­rán apoyo mientras vean que les quita opciones electorales futuras; la gran prensa cambiará de men­saje cuando vea su futuro empresarial comprometi­do; la gran empresa, sin visión de país, vira cuando padece el estancamiento económico y; el respaldo militar durará hasta que vean al propio gobierno como otro generador de desorden. La renuncia presidencial es un tema permanentemente abier­to, que mientras más se niega, es clarinada de cercanía y certeza. Mejor sería verlo y tratarlo como un gobierno de salida, en transferencia, más que de transición.

La aprobación del ade­lanto de elecciones en el congreso es un albur a ex­pensas de la discapacidad congresal, dependemos de individualismos y "grupetes", uno más mezquino que otro, lo que acuerden, puede ser más peligroso a lo que padecemos, solo un "chiripazo" podría produ­cir algo mejor.

El congre­so, por angurria, pesetea mayores días, semanas y meses para quedarse y; es cierto también, que la ne­gociación y cubileteo entre torpezas políticas puede enredar las salidas polí­ticas hasta hacerla invia­bles. El debate para ade­lantar elecciones a octubre del 2023, enmendando lo de abril del 2024 es claro ejemplo, la angurria por parte de las "bancadas de izquierda" viene envuelta de mezquindad nacional y oportunismo político; votaron para adelantar elecciones al 2024 sin exigir asamblea consti­tuyente y; ahora, que la ciudadanía exige adelanto al 2023 sujetan su voto a un referéndum sobre dicha asamblea constituyente.

Tiene los argumentos
Esa situación se refleja en la votación congresal de este viernes, las "ban­cadas de izquierda" Perú Libre, Bloque Magisterial, Perú Bicentenario y Perú Democrático votaron en bloque contra el adelanto de elecciones al 2023 junto con las bancadas de dere­cha Acción Popular, Avanza País, Renovación Popular y el apoyo dividido de Somos Perú y Podemos Perú. Los votos a favor juntaron, curiosamente también, Cam­bio Democrático-JPP con el fujimorismo, APPy votos de AP, SP, PP y no agrupa­dos. Por eso insistimos, en el congreso, en su fiesta en trompo, cualquier cosa puede resultar, siempre algo más perjudicial que beneficioso para el país.

La ciudadanía quiere nuevo gobierno más que nueva constitución, quiere salir de la crisis con urgen­cia y que se larguen todos rápido; exigir asamblea constituyente en este mo­mento, con este congreso y esta enorme división y fragmentación nacionales una gran "pendejada", una gigantesca mezquindad o brutal estrechez política.

Hemos escrito harto sobre la necesidad peruana de revisar el pacto político im­puesto en los 90 y propiciar una nueva constitución, seguimos firmes en esa apuesta, pero debe ser la labor del nuevo gobierno y no de estos impresenta­bles que tenemos de sali­da. Lo peor de todo, es que esta "salida congresal", depende del congreso y, de no haber acuerdo estos días, no aprobar el adelan­to de elecciones al 2023 ni ratificarse el 2024, el fatal mensaje es que se quedan hasta el 2026, es bañar de combustible a nuestro país que está en llamas. No tendremos nuevo gobierno ni nueva constitución. Por angurria, torpeza o mezquindad es incendiar el país.

La presidente Dina Boluarte tiene la "llave maestra", en un acto de dignidad, con su renun­cia, siempre puede forzar el adelanto de elecciones, obligaría al congreso, pre­via renovación de su direc­tiva, asumir la presidencia de la república, convocar a elecciones y darnos un periodo de sosiego y sere­nidad para elegir, ojalá con breves ajustes normativos y en una mejorada oferta electoral, al nuevo gobier­no y congreso. La gran protesta nacional, deberá exigir a los partidos mejo­rar sus filtros para evitar proponer delincuentes e incapaces de candidatos; a las autoridades electo­rales cumplir, de oficio y sin sacar el cuerpo, su rol de depurar las listas de delincuentes y; a los ciudadanos, nos toca, la gran responsabilidad de votar más y mejor.

A los peruanos debe quedarnos claro que esta salida, es sólo ello, una puerta de salida, no es el camino largo y profundo, de cambio en democracia, que necesitamos para re­solver esta larga y profun­da crisis que nos agobia. Hace 200 años nuestra lucha por la independen­cia fue partera de nuestra república independiente, nuestro "somos libres"; que esta crisis de nuestro bicentenario sea partera de un Perú más justo y democrático, nuestro "seámoslo siempre". <:>

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NOTA DEL DIFUSOR: En la tarde de hoy 1 de febrero de 2023, por 68 contra 54 votos se rechazó en el Congreso el texto sustitutorio presentado por el fujimorista Nano García, presidente de la Comisión de Constitución y Reglamento. En dicho dictamen se alargan plazos para la vigencia de los actuales congresistas y se excluye la consulta sobre Asamblea Constituyente. Fue una derrota no solo personal sino de la bancada a la que pertenece, una derrota del fujimorismo y adláteres más cercanos. Mañana se continuará con la sesión de Pleno y debatirá el dictamen en minoría que oportunamente presentó el congresista Quinto de Perú Libre, que precisa la fecha de elecciones en octubre proximo con cambio de autoridades en diciembre y se consigna el referéndum para que el pueblo opine si se convoca a Asamblea Constituyente. 

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