domingo, 4 de mayo de 2025

ACERCA DE LAS INSTITUCIONES POLITICAS PERUANAS

 LOS BURROS HABLANDO DE OREJAS

Por : Diego Pomareda

En LA REPUBLICA 4MAY25

L

a actual composición parlamentaria, a través de juicios políticos, insiste en acusar a los adversarios de haber cometido “golpes de Estado”. Sin embargo, cabe preguntarse: ¿qué autoridad democrática tiene la actual representación nacional para juzgar actos como la cuestión de confianza de Salvador del Solar?

Es paradójico que el actual Parlamento autoritario se ponga en un pedestal para discernir sobre qué tan democrática fue la disolución del Congreso en el 2019. Es decir, ven la paja en ojo ajeno pero no en el propio, lo cual les hace perder legitimidad para cuestionar esta decisión que, además, en su momento, fue validada por el Tribunal Constitucional (TC).

Esta composición parlamentaria protegió políticamente la represión de Merino y Boluarte en las protestas, aprobó reformas constitucionales que habían sido rechazadas vía referéndum por la población, dejó sin contenido los mecanismos de contrapeso político, politizó los órganos autónomos, trastocó la forma de gobierno y hasta restituyó la firma de un autócrata en la actual Constitución.

¿Qué dirán cuando la siguiente composición parlamentaria los quiera hacer responsables políticos por estos actos? Se refugiarán en que no responden por sus votos y que muchas de estas decisiones fueron avaladas por el TC. Usarán los mismos argumentos que ahora rechazan.

La lectura oportunista de la Constitución es un arma de doble filo. En el caso de la disolución del Parlamento utilizan el argumento procedimental de los votos, pero en el caso del proceso sumarísimo contra la Junta Nacional de Justicia esto no les importó y para la vacancia de Castillo plantearon una interpretación abierta en contra del positivismo que ahora buscan defender.

Entonces el problema no solo es de legitimidad, sino también de coherencia interpretativa. Uno puede ser textualista o más principista, lo cual es válido, pero no cambiar el criterio según convenga. Por eso no se entiende que la suma de los votos en un caso sea el principal argumento y en otro lo menos importante.

En lo que a mí respecta, la disolución estuvo dentro de lo constitucionalmente posible en ese momento, aunque considero que fue una decisión equivocada. Esto último no te hace golpista; en cambio, tener una voluntad de trastocar el sistema democrático sí consolida un autoritarismo parlamentario. Por eso, que este Congreso señale qué es o no democrático resulta como si el burro hablara de orejas. <>

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