miércoles, 16 de febrero de 2022

MÀS, SOBRE JOSE PORTUGAL CATACORA

Escribe: Omar Aramayo

J

osé Portugal Catacora es uno de los maestros más notables que ha producido esta cuna entrañable del Titikaka. Don José, en su escuelita experimental de la calle libertad, cuando Puno, una pequeña y hermosa ciudad andina, alentaba con la prosapia intelectual propia de los indigenistas de los años veinte, en medio del mar de la feudalidad. De alguna manera es un epígono de ese movimiento de vanguardistas y rebeldes, constructor de un sistema pedagógico que valoraba al niño como eje del sistema educativo y tenía como premisa sobre cualquier consideración, la personalidad y la singularidad del niño, por eso que cada uno de ellos encontraba el grado, el año escolar, no de acuerdo al cumplimiento de los currículos sino de su capacidad, habilidades, desarrollo mental, de su proyección en la sociedad, como lo pensara muchos años antes su mentor, el maestro de maestros del Perú, José Antonio Encinas, con quien mantuvo relaciones profesionales y de mutua admiración y afecto.

Pero don José, además era un fino etnógrafo empírico, con los ojos y oídos despiertos al medio ambiente, con la memoria viva, la infancia y el recuerdo asertivo de los padres que supieron transmitirle lo más hondo de la tradición altiplánica.

En 1981, año del Señor, y que debe consignarse dentro de la cronología del desarrollo del folklore puneño dada su importancia, publica Danzas y Bailes del Altiplano. Muchos intentos se han suscitado desde entonces por alcanzar su nivel, algunos con cierta documentación, otros frutos del espontaneísmo, de la inspiración, del reto de rapto, son los más, pero ninguna con la competencia, con la mirada total, la penetración de José Portugal Catacora. Libro pionero y fundador, de alguna manera modelo para los que se vinieron luego.

Sin embargo en aquellos tiempos el interés por capturar describir, interpretar, averiguar en las bibliotecas era mínimo y su presupuestos inexistentes, por lo que el libro tiene ciertos vacíos comprensibles, omisiones involuntarias, distorsiones propias de la época, que pasan desapercibidas gracias a la competencia cultural del autor, el mensaje, la sabiduría que viene con la leche materna.

Portugal recupera 21 danzas a las que clasifica entre antiguas y actuales, refiere a las primeras como de origen prehispánico y a las segundas de origen colonial y republicano, las caracteriza con el sentido de un maestro, in situ, y su caracterización, aunque podría ser ampliada, hoy permanece válida. Es sobre estos temas que los estudiantes de antropología debiesen de profundizar investigar y proyectarse, aplicar las nuevas teorías de la ciencia, tienen el pastel en sus manos.

De las dazas que nos presenta, aunque todas son tan importantes, hay algunas donde la prolijidad del texto es arrobadora. La más importante de ellas es la danza de los Choquelas, a mi parecer la más antigua del altiplano, donde se evidencia el rito y el mito del hombre que se hace a su medio y que se apropia de él. El cazador y el domesticador de camélidos, pero además el hombre que entra en contacto con las fuerzas superiores, deidades o solo fuerzas de la naturaleza. Danza, que por su coreografía, sus personajes, los roles que desempeñan, roles de poder, el escenario natural que ocupa, su vasta simbología, tendrían que estar ubicadas dentro de las más bellas y singulares del mundo. Lástima que este delirio por las lentejuelas sintéticas brasileñas, oculte la magnificencia de esos antiguos parientes nuestros que inventaron la danza, que inventaron la cultura y fueron la base de la pirámide de la cultura peruana. Harry Tschopik, hizo observaciones muy interesantes de esta danza en 1942 que debería tenerse en cuenta.

Otro texto, ligado a la gran mitología prehispánica es la danza de la Cullawa, en ella se puede leer el origen del sol y la luna, los avatares de la madre tierra, la presencia del Wakón, y cuantos símbolos más.

Este es un tratado de identidad, como dije, sus limitaciones son menores y deben actualizarse. La disquisición entre los términos danza y baile, requieren un espacio propio. Es un libro fundador y su publicación debe tenerse en cuenta dentro de un marco de revisión de la exigua documentación puneña como un elan vivificador

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